“El amor que tenías al principio”
“Tengo esto contra ti: que has dejado el amor que tenías al principio. Por lo tanto recuerda de qué es que has caído, y arrepiéntete.” (REVELACIÓN 2:4, 5.)
1, 2. a) ¿Qué consejo dirigió Jesús a la congregación de Éfeso? b) ¿Qué efecto quizás hayan tenido dichas palabras?
¿ES USTED un testigo de Jehová con muchos años de servicio fiel? Si lo es, ¿cómo se sentiría usted si alguien a quien usted respetara muchísimo le hablara de dicha manera? ¿Se resentiría usted, o pensaría que él ha cometido un error y que se ha equivocado al dirigirse a usted?
2 Pues bien, hace unos 1.900 años dichas palabras fueron dirigidas a la congregación o eclesia de Éfeso, Asia Menor, en un mensaje que le dirigió nada menos que el resucitado Jesucristo. Sus palabras tienen que haber causado conmoción en aquella congregación. Los cristianos de Éfeso habían aguantado en el nombre de Jesús y habían resistido la influencia de los apóstatas por más de 40 años (Hechos 18:18, 19; Efesios 1:1, 2). Jesús les dijo: “Conozco tus hechos, y tu labor y perseverancia, y que no puedes soportar a hombres malos, y que pusiste a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos” (Revelación 2:2). Todavía estaban “en la verdad”, como solemos decir. Entonces, ¿cuál era el problema?
3. ¿Cuál era el problema de los cristianos de Éfeso?
3 Habían perdido ‘el amor que una vez habían tenido’. Ya no servían como al principio, con el mismo fervor de amor cristiano a Jehová. En consecuencia, habían aflojado el paso. Por eso, Jesús les advirtió: “Recuerda de qué es que has caído, y arrepiéntete y haz los hechos de antes”. (Revelación 2:5.)
4. ¿Qué podemos aprender de la experiencia de los efesios?
4 Esto encierra una advertencia para todos los siervos de Jehová hoy día. Es patente que hasta los que tienen mucha experiencia como cristianos activos pueden llegar a enfriarse. En lo exterior quizás todavía parezcan firmes, pero en su interior quizás hayan perdido el amor profundo que en un tiempo le tenían a Jehová. En una carta a los corintios, Pablo advirtió: “El que piensa que está en pie, cuídese que no caiga” (1 Corintios 10:12). Para ayudarnos a este respecto, veamos cómo los efesios adquirieron su amor y cómo se les ayudó a mantenerlo.
El cristianismo en Éfeso
5, 6. ¿Cuándo y cómo se predicaron las buenas nuevas en Éfeso?
5 En el primer siglo de nuestra era común la ciudad de Éfeso era una metrópolis rica y bulliciosa, además de ser el centro de una floreciente adoración a la diosa pagana Artemis (o Diana). La enseñanza de que Jesús era el Mesías de Jehová se oyó por primera vez en aquella ciudad a más tardar en el año 52 E.C., cuando Pablo llegó allí desde Corinto junto con Aquila y Priscila. Pablo mismo no pudo quedarse en la ciudad, pero Aquila y Priscila sí pudieron. Cuando un sobresaliente orador llamado Apolos comenzó a enseñar “con exactitud” acerca de Jesús, esta pareja cristiana le ayudó a aclarar los conceptos erróneos que él tenía sobre el bautismo. Apolos continuó progresando y se convirtió en un ferviente trabajador en la congregación del primer siglo. (Hechos 18:24-28.)
6 Algunos meses más tarde, Pablo regresó a Éfeso y halló un grupo de unos 12 discípulos que habían sido bautizados en el bautismo de Juan. En respuesta a las palabras de Pablo se volvieron a bautizar. Entonces, por tres meses Pablo predicó en la sinagoga. Pero debido a la indiferencia de la mayoría de los judíos, Pablo y los nuevos discípulos se mudaron a la sala de conferencias de la escuela de Tirano, y allí Pablo comenzó a pronunciar discursos diariamente. (Hechos 19:8-10.)
7, 8. ¿Qué acontecimientos señalaron el principio del crecimiento de la congregación de Éfeso?
7 Entonces comenzó un período de vigorosa actividad en Éfeso. Jehová ejecutó obras poderosas de curación mediante Pablo. Las personas se curaban con solamente tocar las prendas de vestir de él; además, el mensaje que predicaba se esparció por toda aquella región (Hechos 19:11-17). En una carta que escribió en aquel entonces, Pablo dijo lo siguiente a la congregación de Corinto, que se hallaba al otro lado del mar Egeo: “Mas permanezco en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés; porque una puerta grande que conduce a la actividad se me ha abierto, pero hay muchos opositores”. (1 Corintios 16:8, 9.)
8 Pablo permaneció en Éfeso por más de dos años. Muchas personas aprendieron acerca del amor extraordinario que Jehová había mostrado al enviar a su hijo unigénito para que todos los que ejercieran fe alcanzaran la vida eterna. Aceptaron la verdad y expresaron amor intenso por Jehová y por su Hijo. Personas que habían practicado artes mágicas “juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Y calcularon en conjunto los precios de ellos y hallaron que valían cincuenta mil piezas de plata. Así de una manera poderosa la palabra de Jehová siguió creciendo y prevaleciendo” (Hechos 19:19, 20). ¡Imagínese el gran testimonio que se dio!
9. ¿Cómo se puso a prueba la intensidad del amor de la nueva congregación?
9 La intensidad del amor de los efesios fue sometida a prueba pronto. En Éfeso, muchos plateros ganaban una gran cantidad de dinero haciendo templetes de Artemis. Uno de ellos, llamado Demetrio, consideró que la joven congregación cristiana era una amenaza a la subsistencia de los plateros, y por eso pronunció un discurso que enardeció a sus compañeros de profesión y provocó un motín. La vida de los cristianos se halló en peligro hasta que el registrador de la ciudad calmó a la muchedumbre (Hechos 19:23-41). Puede que los cristianos hallan tenido otras pruebas semejantes a éstas que no estén registradas en la Biblia, puesto que el apóstol Pablo hace alusión a haber ‘peleado con bestias salvajes en Éfeso’ (1 Corintios 15:32). Sin embargo, el amor fervoroso que los efesios sentían por Jehová los ayudó a perseverar.
10. ¿Cómo trató Pablo de animar a los ancianos de Éfeso después?
10 Con el tiempo, Pablo partió de Éfeso. Pero en el año 56 E.C., mientras se dirigía a Jerusalén, llegó a Mileto, a solo 48 kilómetros (30 millas) de distancia. De modo que convocó una reunión de los ancianos de Éfeso y los exhortó a seguir el ejemplo de él y pastorear el rebaño de Dios bajo su custodia. En especial les advirtió tocante a los “lobos opresivos” que surgirían de entre ellos y extraviarían a los discípulos. También les dijo que era muy probable que no hubieran de verlo más cara a cara. Por eso, “prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente”. (Hechos 20:17-38.)
11. ¿Qué oyó Pablo respecto a los efesios cuando se hallaba en Roma?
11 Cuando Pablo llegó a Jerusalén fue arrestado, y, con el tiempo, fue enviado como prisionero a Roma. Allí, recordó otra vez a los hermanos de Éfeso y les escribió la carta que aparece en la Biblia bajo el título “A los efesios”. El amor que los cristianos de Éfeso tenían a Jehová y a su Hijo todavía estaba firme en aquel entonces, pues Pablo les dijo: “Yo también, habiendo oído de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y para con todos los santos, no ceso de dar gracias por ustedes”. (Efesios 1:15-17.)
12. ¿Qué consejo escribió Pablo desde Roma que pudiera haber ayudado a los efesios a mantener ‘el amor que tenían al principio’?
12 En su carta, Pablo les dio excelente consejo que tenía el propósito de ayudarles a mantener vivo su amor. Les recordó que vivían en tiempos inicuos y que, por consiguiente, debían ‘comprar el tiempo oportuno’ y no permitir que otros asuntos desplazaran el hacer la voluntad de Dios (Efesios 5:15-17). Pablo también recordó a los efesios que sus enemigos verdaderos no eran los hombres que se oponían a ellos. Más bien, les dijo: “Tenemos una lucha [...] contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”. Por lo tanto, los animó vigorosamente a que se pusieran la armadura espiritual y se apegaran estrechamente a Dios mediante la oración. (Efesios 6:11-18.)
13. ¿Cómo ayudó Timoteo a los efesios?
13 Pablo escribió su carta a los efesios entre los años 60 y 61 de nuestra era común (Efesios 1:1). Poco después, Timoteo visitó a Éfeso y, mientras se hallaba allí, recibió una carta de Pablo, la cual conocemos como la Primera a Timoteo. En ésta Pablo animó al joven a permanecer en Éfeso para que ‘mandara a ciertos individuos no enseñar diferente doctrina, ni prestar atención a cuentos falsos y a genealogías, que terminan en nada’ (1 Timoteo 1:3, 4). Sin duda, la presencia de Timoteo en la ciudad ayudó a la mayoría de los cristianos de Éfeso a mantener el amor celoso que manifestaban para con Jehová a pesar de la mala influencia en torno a ellos.
14. a) ¿Cómo había animado Jehová a los efesios? b) A pesar de esto, ¿qué les había sucedido?
14 Alrededor del año 65 E.C. Pablo escribió su segunda carta a Timoteo. En ella mencionó que había enviado a otro emisario, cuyo nombre era Tíquico, a Éfeso (2 Timoteo 4:12). Después de esto, no se vuelve a mencionar a Éfeso sino hasta que Jesús le envía el mensaje registrado en el libro de Revelación. Los cristianos de Éfeso eran el fruto de la predicación de Pablo. Se habían beneficiado de visitas posteriores de cristianos sobresalientes como Timoteo, habían recibido consejo mediante una carta inspirada por espíritu santo y eran parte del “un cuerpo” (Efesios 4:4). Aún así, habían perdido el ‘amor que tenían al principio’.
Se necesitaba consejo firme
15, 16. a) ¿Por qué podría pensar alguien que era de esperarse que los efesios perdieran hasta cierto grado el amor fervoroso que habían tenido al principio? b) ¿Le parecía así a Jesús?
15 Quizás algunos piensen que es comprensible que el amor de los efesios se hubiera enfriado un poco. Después de todo, había habido una congregación en Éfeso por más de 40 años cuando Jesús envió su mensaje mediante Juan. Sin duda, muchos de ellos no recordaban personalmente el excelente ejemplo que habían dado Aquila y Priscila o la emocionante predicación de Apolos. El apóstol Pablo había muerto hacía 30 años. Jerusalén había sido destruida hacía unas dos décadas y media. Por eso, se podría esperar que los cristianos efesios se normalizaran, perdieran el sentido de urgencia y el celo.
16 Sin embargo, Jesucristo no excusó dicha tendencia. Otros que habían sido cristianos por tanto tiempo como los efesios, o por más, no habían perdido ‘su primer amor’. El apóstol Juan, quien registró el mensaje de Jesús a los efesios, ya había sido seguidor de Cristo por más de 20 años cuando Pablo llevó las buenas nuevas a Éfeso. Además, los que componían la congregación de Filadelfia daban prueba sólida de que no habían perdido ‘el amor que tenían al principio’. (Revelación 3:7-11.)
17. ¿Qué consejo dio Jesús a los cristianos de Éfeso?
17 Por consiguiente, Jesús no fue irrazonable cuando dijo firmemente a los efesios que, si no se arrepentían ni reavivaban su amor, probablemente saldrían perdiendo. Dijo a la congregación: “Removeré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas” (Revelación 2:5). Más que una amenaza, era una advertencia amorosa para aquellos cristianos, la cual los exhortaba a obrar sabiamente para que no perdieran su privilegio.
Por qué se pierde ‘el primer amor’
18, 19. a) ¿Qué celo desplegaron los israelitas cuando fueron librados de Egipto? b) ¿Por qué perdieron aquel celo?
18 ¿Por qué pierden las personas el amor inicial que le tienen a Jehová y el celo respecto a hacer la voluntad de él? La Biblia no dice qué sucedió en el caso de los efesios. Pero hay otros ejemplos, en la Biblia, de situaciones similares. Recuerde a los israelitas a quienes Moisés dirigió cuando salieron de Egipto. Después de haber sido testigos de las obras poderosas que culminaron con la destrucción de Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo, el pueblo librado de Jehová rebosaba de alborozo. En éxtasis cantaron: “¿Quién entre los dioses es como tú, oh Jehová?” (Éxodo 15:11; Salmo 136:1, 15). Después, cuando Jehová estableció un pacto con ellos, unánimemente declararon: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes”. (Éxodo 24:7.)
19 Pero la disposición de los israelitas cambió rápidamente. El no tener agua por corto tiempo, la falta de variedad en su dieta, el temor a los cananeos, y otros problemas, hicieron que olvidaran las obras poderosas que Jehová había ejecutado y el pacto que habían hecho con él. Pues, ¡hasta Egipto, la tierra en la que habían estado esclavizados, comenzaba a parecer atractivo desde una distancia prudente! Olvidaron la crueldad severa de los egipcios y solo podían pensar en ‘el pescado, los pepinos, las sandías, los puerros, las cebollas y el ajo’ que en un tiempo comían allí. (Números 11:5.)
20, 21. a) ¿Qué noticias emocionantes oyeron los judíos en los días de Ciro, y qué efecto tuvieron en ellos? b) ¿Qué hizo que su entusiasmo menguara?
20 Recuerde también a los judíos que regresaron del cautiverio en Babilonia en 537 a. de la E.C. Imagínese lo emocionados que se sintieron cuando oyeron lo que decía el decreto de Ciro: “Jehová [...] me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel” (Esdras 1:2, 3). Decenas de miles de israelitas respondieron a aquella llamada, y hubo gran regocijo cuando finalmente se puso el fundamento del nuevo templo. (Esdras 2:64; 3:10-13.)
21 Sin embargo, aquel entusiasmo menguó rápidamente. Los enemigos que los rodeaban se opusieron a la reconstrucción del templo y maniobraron los asuntos para que se decretara una orden oficial a fin de detener dicha construcción (Esdras, capítulo 4). Los judíos comenzaron a edificar casas lujosas para sí mismos (Ageo 1:4). Por supuesto, todavía se consideraban practicantes de la religión judía. No habían abandonado su fe. Pero habían perdido el amor ferviente que tenían para con Jehová al principio, además del interés en la adoración verdadera. Sin duda, pensaban que eran equilibrados o razonables en lo que estaban haciendo. Pero Jehová no lo veía así. Envió a los profetas Ageo y Zacarías para avivar el celo de ellos y animarlos a terminar de construir la casa de Jehová. (Esdras 5:1, 2.)
22, 23. a) ¿Qué puede hacer que los cristianos de hoy pierdan el amor que tenían al principio? b) ¿Qué preguntas tenemos que considerar todavía?
22 Lo mismo puede suceder en el caso de los cristianos de nuestro tiempo. Los problemas de la vida diaria en un mundo no cristiano pueden apagar su gozo. Con el tiempo, tal vez la verdad deje de ser refrescante y animadora. Hasta podría ocurrir que, a medida que el tiempo borrara el recuerdo de cómo era el estar en el mundo, el cristiano empezara a considerar con anhelo la llamada libertad, el estar libre de responsabilidades, de que disfruta la gente del mundo (Efesios 2:11, 12). O puede suceder que los cristianos lleguen a cansarse debido a la actitud de las personas que los rodean. Quizás hasta desarrollen la idea de que es más razonable tomar los asuntos con calma en el servicio de Dios, disminuir un poco el paso. (Jeremías 17:9.)
23 Algo como esto tiene que haber sucedido en el caso de los cristianos de Éfeso, pero es patente que a Jesús le parecía que ellos podían recuperarse. De hecho, mediante el apóstol Pablo ya habían recibido mucho consejo que, si lo ponían en práctica, podía ayudarlos a recobrar ‘el amor que habían tenido al principio’. ¿En qué consiste este consejo valioso? Además, ¿puede ayudarnos a nosotros hoy día a mantener nuestro ‘primer amor’? Se considerará otro rasgo de este asunto en el siguiente número, bajo el título “¿Cómo podemos mantener nuestro ‘primer amor’?”.
¿Recuerda usted?
◻ ¿Qué problema existía en la congregación de Éfeso?
◻ ¿Qué ayuda había provisto Jehová?
◻ ¿Por qué perdieron su celo los israelitas del día de Moisés?
◻ ¿Qué hizo que los israelitas del día de Esdras perdieran su entusiasmo?
◻ ¿Qué podría hacer que perdiéramos ‘el amor que hubiéramos tenido al principio’?
[Ilustración en la página 27]
Quizás por motivos materialistas ciertos miembros de la congregación de Éfeso dejaron el amor que tenían al principio
[Ilustración en la página 30]
Ageo preguntó a los judíos: ‘¿Es tiempo para que moren en sus casas enmaderadas, mientras la casa de Dios está desechada?’