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Vea Londres... en un ómnibus de dos pisos¡Despertad! 1978 | 22 de diciembre
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así en honor a Benjamin Hall, el comisionado de obras de construcción en ese entonces.
Desde Big Ben hasta Hyde Park
Damos la vuelta a la Plaza del Parlamento y al entrar en la calle del Parlamento nos enfrentamos al Cenotaph, el monumento solemne que conmemora la tragedia de las dos guerras mundiales. Como su nombre en griego implica, nadie está enterrado aquí, pues kenos significa “vacío” y taphos significa “tumba.” Una ojeada rápida a la izquierda y vemos el número 10 de la calle Downing, el hogar londinense del primer ministro desde los días de Roberto Walpole en 1735.
Ahora vemos los guardas montados. Varios regimientos montados están asignados como guardas vitalicios a la soberana y se les puede ver aquí de servicio, sentados en sus magníficos caballos negros. Cada mañana a las 11 en punto, se efectúa una ceremonia colorida de movimiento preciso... el cambio de la guardia.
Al continuar por Whitehall, pasamos del ejército a la marina al aparecer ante nosotros el monumento de 56 metros de alto al vencedor naval de la batalla de Trafalgar, Lord Nelson. Detrás de éste se puede ver otra de las espléndidas galerías de arte de Londres, la imponente Galería Nacional.
Desde la plaza de Trafalgar, seguimos por un desvío hasta Piccadilly Circus, el centro del extremo occidental de Londres. Aquí vemos la muy fotografiada estatua de Eros. Esta estatua de aluminio de tres metros de alto no representa al dios del amor erótico, sino, más bien, ‘a la caridad que en vuelo raudo se dirige a prestar ayuda’... un símbolo que conmemora la obra de Lord Shaftesbury para ayudar a los pobres. Retrocediendo por Haymarket, volvemos a Pall Mall. ¡Qué nombre tan extraño! Hace unos 300 años se podía observar aquí un juego de pelota francés —pallemaille— que se jugaba aquí, y de ahí el origen del nombre. La torre de ladrillos rojos con su reloj que a continuación llama nuestra atención es lo único que queda de la estructura original del Palacio de St. James, construido por orden del rey Enrique VIII.
Viajando a lo largo de Green Park, nos encontramos ahora en Piccadilly misma. Pero mire, ¡allá adelante! Sí, es Hyde Park una vez más. Ha terminado nuestra gira por Londres sobre un ómnibus. Desde aquí arriba hemos tenido una vista espléndida a medida que 19 siglos de historia han pasado en repaso. Gladstone tenía razón. ¡La mejor manera de ver a Londres es en un ómnibus de dos pisos!
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Un andar que es muy provechoso¡Despertad! 1978 | 22 de diciembre
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Un andar que es muy provechoso
● El andar por parques y bosques hermosos puede ser un verdadero deleite y también proveer ejercicio provechoso. Para muchos es un gran placer andar con amigos íntimos o con miembros de su familia. Sin embargo, el mejor compañero con quien se puede andar es el Altísimo. Pero, ¿cómo puede uno andar con el Dios invisible?
La Biblia dice: “¿Andarán dos juntos a menos que se hayan encontrado por cita?” (Amós 3:3) ¿Cómo aplica esto a nuestro andar con Dios? El Altísimo ha extendido a los seres humanos la invitación de andar con él como sus siervos y amigos aprobados. Uno acepta esa invitación o hace una “cita” para andar con Dios esforzándose por entrar en una relación con él. Desde entonces, uno debe conducirse en sus tratos diarios como si estuviera en la presencia literal de Dios. Debe seguir la admonición bíblica que dice: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” (1 Cor. 10:31) Al andar así tenemos que ser modestos. (Miq. 6:8) Esto significa reconocer que los caminos de Dios son superiores a los nuestros y humildemente someternos a éstos.
Por medio de andar con Dios podemos confiar en que él continuará guiándonos y ayudándonos. También podemos esperar con anhelo la expectativa de andar con él en modestia por toda la eternidad. (Juan 17:3) Ciertamente, tanto ahora como en el futuro, no hay nada más provechoso que el andar con Dios.
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