¡Combata la indiferencia con aguante!
“De toda manera nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, por el aguante de mucho.”—2 Cor. 6:4.
1. ¿Qué advertencia predicó Jeremías, y cómo respondió a ella el pueblo?
EN EL año decimotercero de Josías rey de Judá temeroso de Dios (647 a. de la E.C.), Jeremías fue comisionado por Jehová para advertir a sus súbditos que el reino de Judá iba a caer y que desolación aterradora vendría sobre su ciudad capital de Jerusalén y sobre todo el país. Era razonable esperar que la gente prestara atención a esa advertencia tomando en cuenta el registro de exactitud que los profetas de Jehová habían establecido durante los más de ochocientos años que habían pasado desde que el pueblo había entrado en relación de pacto con él. Pero esta generación que vivió durante los cuarenta años de la predicación de Jeremías se mostró indiferente a sus advertencias. Rehusó escucharle.
2, 3. (a) ¿Cuál es el significado de indiferencia, y a qué puede deberse? (b) ¿Cómo mostró indiferencia el pueblo de Judá?
2 Indiferencia quiere decir que a una persona no le interesa algo o no se preocupa acerca de ello, que para ella no encierra ningún significado o importancia. El desapego o falta de interés de parte de los del pueblo de Judá pudo haberse debido al egoísmo que les impedía sentirse conmovidos por las advertencias de Jeremías, o pudo haberse debido a la insensibilidad a lo que es malo. De todos modos, se mostraron indiferentes al hecho de que no le daban devoción exclusiva a Dios y violaban Sus leyes justas. Egoístamente querían hacer solo lo que era agradable a sus propios ojos y no les importaba nada lo que era agradable a los ojos de Jehová.
3 A ellos Jeremías dijo: “Seguí hablándoles, madrugando y hablando, pero ustedes no escucharon. Y Jehová les envió todos sus siervos los profetas, madrugando y enviándolos, pero ustedes no escucharon, ni inclinaron su oído para escuchar, diciendo ellos: ‘Vuélvanse, por favor, cada uno de su camino malo y de la maldad de sus tratos, y continúen morando sobre el suelo que Jehová les dio a ustedes y a sus antepasados desde mucho tiempo atrás y hasta mucho tiempo por venir. Y no anden tras otros dioses para servirles y para inclinarse ante ellos, para que no me ofendan con la obra de sus manos, y para que yo no les cause calamidad a ustedes. Pero ustedes no me escucharon,’ es la expresión de Jehová.” (Jer. 25:3-7) Entonces predijo que la tierra sería desolada por esta razón.
4. ¿Cómo afectó a Jeremías la indiferencia del pueblo?
4 No es difícil imaginarnos cuán desalentador fue para Jeremías predicar a este pueblo durante cuarenta años sin ningún resultado bueno. Él tenía los mismos sentimientos humanos que nosotros tenemos y debe haberse sentido desanimado a veces por lo infructíferos que eran sus esfuerzos. En una ocasión expresó su desaliento diciendo: “Vine a ser objeto de risa todo el día; todos me hacen escarnio. Porque cuantas veces hablo, clamo. Violencia y expoliación son lo que clamo. Porque la palabra de Jehová vino a ser para mí causa de oprobio y de mofa todo el día. Y dije: ‘No voy a hacer mención de él, y no hablaré más en su nombre.’ Y en mi corazón resultó ser como un fuego ardiente encerrado en mis huesos; y me cansé de contenerme, y no pude aguantarlo.”—Jer. 20:7-9.
5. ¿Por qué es Jeremías un ejemplo para los siervos de Dios hoy?
5 Estos son los mismísimos sentimientos que los siervos de Dios pueden tener hoy cuando tratan de advertirle a la gente de esta era presente en cuanto a la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” (Rev. 16:14) La falta de interés de la gente y su despreocupación pueden hacer que estos siervos de Dios del día moderno sientan, a veces, que es inútil cuanto digan o hagan y no deberían hablar más acerca de Sus propósitos. Posiblemente usted se haya sentido así si es un cristiano que está consciente de su responsabilidad de proclamar las buenas nuevas del reino de Dios y de advertir acerca de la guerra venidera de Dios llamada Armagedón. Igual que a Jeremías le es preciso a usted aguantar la indiferencia de la gente y persistir en cumplir la comisión de predicar que Jesús dio a sus seguidores.—Mat. 28:19, 20.
6, 7. Haga una comparación entre el ministerio de los siervos de Dios hoy y la predicación que llevó a cabo Jeremías.
6 Remontándonos hasta el tiempo de Jeremías, fácilmente podemos ver la tontería de los habitantes de Judea al rehusar escucharle. Desde la posición ventajosa que nos proporciona el tiempo, sabemos que su advertencia fue válida. Jerusalén finalmente fue destruida en 607 a. de la E.C., y todo el territorio del reino de Judá quedó desolado durante setenta años exactamente como había profetizado Jeremías. (Jer. 25:11) Aunque él probablemente parecía ridículo a los ojos de aquella gente durante los cuarenta años que les predicó, quedó vindicado cuando llegó el desastre acerca del cual había advertido. La tontería de la gente al mostrar indiferencia se pudo ver claramente entonces.
7 Desde 1877 E.C., los testigos de Jehová han estado advirtiéndole a la gente del mundo que el tiempo en que Dios ejecutará su juicio adverso sobre este presente sistema de cosas y lo reemplazará con un nuevo y mejor arreglo se ha acercado. Por lo general, han afrontado la misma falta de interés que Jeremías afrontó. Aunque han pasado muchos años desde que ellos comenzaron a proclamar esta advertencia, eso no significa que el propósito declarado de Dios no se llevará a cabo, así como los cuarenta años de predicación de Jeremías no lo significaron para el reino de Judá. Tan ciertamente como se cumplió la destrucción predicha de aquel reino, se realizará la destrucción predicha del presente sistema de cosas. (Isa. 55:11) Cuando haya terminado, a los sobrevivientes les será posible recordar nuestro día y ver claramente que los testigos de Jehová estuvieron haciendo lo correcto al proclamar el reino de Dios y la batalla del Armagedón, tal como eso se puede ver ahora acerca de la predicación de Jeremías. Entonces para todos se pondrá en claro que el haber aguantado ellos la indiferencia de la gente fue el proceder sabio.
8. ¿Cuál es la mejor manera de combatir la indiferencia dentro de una casa cristiana, y cómo pueden considerarse las pruebas que la indiferencia ocasiona?
8 Lo que hace las cosas muy penosas para algunos de los testigos de Jehová es el hecho de que viven en casas divididas donde miembros incrédulos de la familia a menudo son una fuente constante de desaliento para ellos debido a la indiferencia o debido a oposición crasa. Esto no debe parecerles raro. Jesús predijo que sucedería así. (Mat. 10:35, 36) El aguantar este desaliento sin transigir en su integridad a Dios es la mejor manera de combatirlo. Con el tiempo puede que la situación cambie. Hay muchos ejemplos de mujeres cristianas que han visto mejorar la actitud de sus esposos opuestos después de aguantar la indiferencia u oposición de ellos por muchos años. Ellas consideraron sus pruebas en casa como parte de las muchas pruebas que se predijo que les sobrevendrían a los cristianos. Tales pruebas pueden asemejarse a un madero de tormento que puede probar la fe e integridad del cristiano y su amor a Dios. Jesús dijo: “Cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí.” (Mat. 10:38) Por medio de aguantar tales pruebas dentro de una casa podemos demostrar que somos dignos de él.
9. ¿Cómo puede probar la indiferencia a una persona dentro de la congregación cristiana?
9 Aun dentro de una congregación cristiana la indiferencia de otros nos puede ser una prueba. A veces hay personas allí que han permitido que su amor original a la verdad se enfría a tal grado que su actividad cristiana ya no es estimuladoramente caliente ni refrescantemente fría, sino que es tibia. Se han hecho como la congregación de Laodicea, que no se preocupaba acerca de la comisión que había recibido de Dios ni de las verdades dadoras de vida que él le estaba suministrando. Respecto de aquella congregación el resucitado Jesucristo dijo: “Conozco tus hechos, que no eres ni frío ni caliente. Quisiera que fueras frío o si no caliente. Así, por cuanto eres tibio y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca.” (Rev. 3:15, 16) Muy probablemente esto es lo que les sucederá a las personas indiferentes que dicen ser cristianas hoy a menos que cambien su actitud antes de que llegue el día de la venganza de Jehová. Hasta que lo hagan, su presencia tibia en una congregación puede serles una prueba a los testigos de Jehová debido a que estas personas no son impelidas por la urgencia del ministerio y no se preocupan acerca de su propia necesidad espiritual. Los testigos de Jehová no deben permitir que la actitud desalentadora de ellas les haga aflojar el paso ni influya en su propio punto de vista. Esto requiere aguante.
POR QUÉ TIENE QUE COMBATIRSE LA INDIFERENCIA
10. ¿Cómo puede afectarnos la indiferencia de otros, y cómo podemos satisfacer los deseos de Satanás involuntariamente?
10 La actitud poco deseable de otros para con el ministerio cristiano puede tener mal efecto en los testigos de Jehová si éstos lo permiten. La falta de interés que muestran en la Palabra y propósitos de Dios puede apagar el celo de los cristianos por su servicio y hacer que se retraigan del ministerio. Posiblemente crean los cristianos que es inútil predicar en un territorio donde la gente es indiferente a su mensaje de la verdad. Eso es exactamente lo que Satanás quiere que concluyamos. ¡Él quiere que desistamos! Él quiere que nos quedemos callados en cuanto a lo que Jehová va a hacer. No quiere que llevemos verdades libertadoras a la gente que está en cadenas de oscuridad y supersticiones religiosas o que está aprisionada por el espíritu divisivo del nacionalismo. Satisfaríamos sus deseos si pusiéramos alto a nuestras actividades ministeriales debido a que la gente de un territorio no escucha. Pero, ¡no deseamos servir en el interés de él! Con el tiempo las circunstancias pueden cambiar, de modo que algunos sean receptivos a las buenas nuevas del reino de Dios, de manera que la predicación continua valga la pena. Tienen derecho a toda oportunidad de oír mientras dure este sistema de cosas. En tiempos pasados los siervos de Dios se sintieron desalentados en muchas ocasiones, pero no permitieron que esto los venciera, como hemos visto en el caso de Jeremías. ¡Tampoco debemos permitirlo nosotros!
11. ¿Cómo son Moisés y Elías ejemplos para nosotros de personas que tuvieron buen éxito al combatir la indiferencia?
11 Moisés sintió desaliento; a él le pareció que no valía la pena hablarle a Faraón debido a la indiferencia que los israelitas, su propio pueblo, le mostraron a él. Dijo: “¡Mira! Los hijos de Israel no me han escuchado; y ¿cómo es posible que Faraón me escuche, puesto que soy incircunciso de labios?” (Éxo. 6:12) Pero no era la voluntad de Jehová que él se quedara callado. A pesar de la actitud de la gente, Jehová Dios le mandó que proclamara el mensaje que le había dado. “Tú... tú hablarás todo lo que te mande.” (Éxo. 7:2) De modo que lo hizo, dando un poderoso testimonio de la verdad a favor del Dios verdadero. El profeta Elías también se sintió desalentado porque parecía infructuosa su predicación. El pueblo del reino de diez tribus de Israel era indiferente a los esfuerzos que él hacía por hacerlo volver a la adoración verdadera. Le dieron ganas de desistir e irse a morir a alguna otra parte. (1 Rey. 19:4) Pero eso no hubiera efectuado los propósitos de Jehová, de modo que Jehová volvió a enviar a Elías a terminar su trabajo. (1 Rey. 19:15-18) Estos hombres de Dios no permitieron que la indiferencia de otros los hiciera inactivos.
12. ¿Qué es preciso que el cristiano reconozca acerca de la indiferencia?
12 Es preciso que reconozcamos el efecto desmoralizador de la indiferencia, y que ella puede hacer que alguien se aparte de Jehová, de su organización y del camino a la vida eterna. Esto puede suceder cuando un cristiano dedicado permite que la indiferencia lo desaliente demasiado o se arraigue en él mismo y crezca. Con el tiempo puede paralizar su actividad espiritual y causarle muerte espiritual. Por eso es vitalmente necesario que luchemos vigorosamente contra ella.
COMBATIENDO LA INDIFERENCIA
13, 14. (a) ¿Cómo puede combatirse con éxito la indiferencia, y cómo puede verse esto en el hecho de que los primeros cristianos vencieron la persecución? (b) ¿Por qué puede una persona mantener su fe bajo persecución pero perderla ante la indiferencia?
13 Se puede combatir con éxito la influencia deterioradora de la indiferencia con el aguante, no permitiendo que nos haga aflojar la mano en el servicio de Dios. Como sucede con la persecución, es algo que se tiene que aguantar con firme determinación. Fue por medio de aguante que los primeros cristianos vencieron la persecución durante un período de unos 280 años cuando el Imperio Romano los persiguió a intervalos. Por medio de aguantar hoy la persecución así como la indiferencia a nuestra predicación, nos recomendamos como ministros de Dios, tal como está escrito: “De toda manera nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, por el aguante de mucho.”—2 Cor. 6:4.
14 Es posible que una persona haya aguantado bajo persecución severa pero después haya sucumbido a la influencia deterioradora de la indiferencia, porque ésta actúa de una manera tan sutil. Tras un período de tiempo puede lograr lo que la persecución física no ha podido hacer. Es como los termes que se comen el interior de un edificio. Con el tiempo el edificio se viene abajo debido a que sus apoyos han sido debilitados. Esto le puede suceder a los apoyos de nuestra fe si permitimos que la influencia de la indiferencia se apodere de nosotros.
15. ¿Qué tenemos que esperar acerca de la cualidad de nuestra fe?
15 La cualidad de nuestra fe tiene que aguantar bajo toda clase de pruebas, como Pedro indicó cuando escribió: “En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.” (1 Ped. 1:6, 7) Será en la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” la batalla del Armagedón, que se efectuará la revelación de Jesucristo, ya que ése es el tiempo en que viene a traer “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas.” (Rev. 16:14; 2 Tes. 1:8) ¿Cómo será posible que la cualidad probada de nuestra fe subsista si no logra sobrevivir a la prueba de indiferencia ahora?
16. ¿Qué puede lograr para nosotros el que mantengamos aprecio, y por qué es importante estar conscientes de nuestra necesidad espiritual?
16 Una manera excelente de edificar una fe de buena cualidad que pueda aguantar la indiferencia es mantener fuerte el aprecio que le tenemos a Jehová Dios y a sus verdades dadoras de vida. Esto no solo requiere que nos sustentemos con regularidad del alimento espiritual que él suministra, sino también que meditemos en sus promesas maravillosas que se cumplirán en el futuro y en lo que ya ha hecho. El estar conscientes constantemente de nuestra necesidad espiritual es un factor que contribuye a mantener aprecio. Si llegamos al punto en que no nos preocupe esta necesidad, estaremos en la posición peligrosa de pisar en falso en el camino angosto que lleva a la vida eterna. La Palabra y la organización de Jehová existen con el propósito de satisfacer esa necesidad espiritual. Los que son atraídos a su organización reconocen esto, y debido a que están conscientes de su necesidad espiritual respondieron a su invitación: “Cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.” (Rev. 22:17) Pero si una persona que ha respondido así más tarde permite que la indiferencia embote su cualidad de estar consciente de su necesidad espiritual el resultado inevitable para ella es pérdida de aprecio y fe, con un retorno tarde o temprano a su situación previa de separación de la organización de Dios. (2 Ped. 2:22) Es patente, pues, que tenemos que mantener firme el aprecio que les tenemos a la Palabra y la organización de Dios.
17, 18. Explique una manera en que se puede aumentar el aprecio que se les tiene a la Palabra y la organización de Dios, tanto de parte de nosotros como de otros.
17 Cuando encontramos problemas o dificultades personales y tenemos éxito en resolverlos o vencerlos por medio de aplicar el consejo de la Palabra u organización de Dios, podemos preguntarnos qué habríamos hecho sin ese consejo. Esto ayuda a edificar aprecio. También lo hace un repaso de lo que hacíamos antes de dedicarnos a servir a Dios. ¿Cuál sería nuestra situación hoy si no hubiésemos permitido que el poder transformador de la verdad cambiara nuestro modo de vivir? (1 Ped. 4:3) Podemos pensar en la bondad inmerecida que él nos ha mostrado al suministrar a su Hijo como sacrificio de rescate, que ha hecho posible para nosotros la vida eterna. También podemos meditar en lo que significará para nosotros la realización de las promesas de Dios de un nuevo sistema de cosas. Esto puede edificar nuestro aprecio, lo cual puede ayudarnos a contrarrestar el desaliento que proviene de la indiferencia de otros.
18 El estimular aprecio en una persona que está estudiando la verdad de la Palabra de Dios en un estudio bíblico de casa es una manera eficaz de vencer la tendencia hacia la indiferencia de parte de ella. Una testigo de Jehová de Malaysia hizo esto. Una joven con quien estudiaba era indiferente a la verdad, aunque estaba dispuesta a estudiar porque tenía tiempo disponible. La Testigo trató de vencer esta indiferencia por medio de edificar aprecio a la Palabra de Dios y su organización. Hizo esto haciéndole a la muchacha una pregunta cuando se consideraba un principio bíblico junto con un problema que dicho principio podía resolver. “Al afrontar este problema,” preguntaba, “¿no nos hallaríamos sin saber qué hacer si la Biblia no nos suministrara la salida?” En otras ocasiones preguntaba, cuando en el estudio se presentaba la solución a un problema común: “Si la organización de Jehová no nos explicara la solución, no sabríamos resolver el problema, ¿no es verdad?” Preguntas como éstas ayudaron a la muchacha. Gradualmente, al aumentar su aprecio, desapareció su indiferencia, y con el tiempo optó por asociarse activamente con la organización de Jehová. De esta manera se puede edificar aprecio en nosotros mismos y en otros, lo cual nos ayuda a aguantar la prueba a que se somete la cualidad de nuestra fe.
JESÚS NOS PUSO UN EXCELENTE EJEMPLO
19, 20. (a) ¿Cómo nos puso Jesús un ejemplo al combatir la indiferencia? (b) ¿Cómo fue esto de beneficio personal a él?
19 Durante el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, él continuamente afrontó la indiferencia de personas de su propia nación, a pesar del hecho de que los profetas hebreos les habían predicho la venida de él con muchos siglos de anticipación. Aun alrededor de su centro de operaciones de Galilea donde encontró a muchas personas que lo recibieron gozosamente hubo poblaciones casi enteras que no respondieron a su predicación. Así sucedió con Capernaum, Corazín, Betsaida y hasta la población de Nazaret, donde se crió. (Luc. 10:13-15; Mar. 6:1-6) Tampoco lo recibió Jerusalén, excepto las personas que aclamaron su entrada en la ciudad. En conjunto, Jerusalén le mostró indiferencia a él como se lo había hecho a Jeremías más de seiscientos años antes. Dirigiéndose a la ciudad, Jesús dijo: “Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella,... ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos de la manera que la gallina junta su pollada debajo de las alas, pero ustedes no quisieron!” (Luc. 13:34) Él puso un excelente ejemplo al continuar cumpliendo su comisión divina a pesar de la insensibilidad de ella. Combatió su indiferencia aguantándola, y así se recomendó como ministro de Dios.
20 Debido a que Jesucristo fue obediente a Dios y probó la cualidad de su fe por medio de su aguante, recibió la aprobación de Jehová Dios y muchísimas otras bendiciones. (Fili. 2:9-11) Señalándolo como ejemplo para nosotros, las Escrituras declaran: “Sí, consideren con sumo cuidado y atención al que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de sus propios intereses, para que no vayan a cansarse y a desfallecer en sus almas.” (Heb. 12:3) Si seguimos su ejemplo de aguante nosotros también podemos esperar confiadamente recibir la aprobación de Dios y hallarnos entre los sobrevivientes de la gran guerra de Dios que se ha acercado.
21. ¿Cuáles son algunos de los beneficios que provienen de combatir la indiferencia?
21 Al aguantar fielmente hasta el fin, tendremos razón para estar felices, no solo por nuestra preservación a través del fin de este sistema de cosas, sino también porque habremos mostrado nuestro amor a Jehová Dios y porque habremos retenido integridad a él. Pero el sobrevivir a través de la batalla del Armagedón solo es uno de los muchos beneficios que se pueden esperar por combatir la indiferencia y la persecución con aguante. Lo que se dice de los seguidores ungidos de Cristo en Santiago 1:12 también se puede decir, en cierta forma, a los que esperan ser súbditos terrestres del reino de Dios. “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo.” Así que la vida eterna es uno de los muchos beneficios que reciben los que aguantan. Jesús indicó esto cuando dijo: “Mediante la perseverancia de parte suya adquirirán sus almas.”—Luc. 21:19.
22. ¿Qué puede esperar sentir el cristiano cuando llegue el fin predicho de este sistema de cosas? ¿Por qué?
22 Cuando llegue inevitablemente el tiempo para el fin completo de este sistema de cosas, el cristiano que haya aguantado podrá sentir la satisfacción y la felicidad de haber terminado el trabajo que Dios le dio y de haber probado la cualidad de su fe. Pablo se sintió así al fin de su carrera. Dijo: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la fe.” (2 Tim. 4:7) Sin duda Jeremías debe haberse sentido de manera semejante cuando terminó su trabajo asignado divinamente, habiendo hecho lo que Dios le había mandado. Pero el fin de este sistema de cosas todavía está adelante de nosotros, y tenemos que continuar combatiendo la indiferencia, no permitiendo que nos desaliente a tal grado que desistamos.—Gál. 6:9.
23. ¿Cuál es una manera en que podemos recomendarnos como ministros de Dios?
23 Puesto que los siervos de Jehová Dios en tiempos antiguos combatieron con buen éxito la indiferencia, nosotros también podemos hacerlo. Pero tenemos que estar dispuestos a hacer un esfuerzo resuelto por combatirla. Es preciso que estemos conscientes del efecto malo que la indiferencia puede tener en nosotros y cómo puede ir corroyendo a una persona hasta que se derrumba su fe. Es preciso que mantengamos firme el aprecio que les tenemos a las promesas de Jehová, a la confiabilidad de su Palabra, al hecho de que necesitamos su organización y a la manera en que éstas han mejorado nuestra vida. También es preciso que recordemos que la Palabra y la organización de Dios nos han ayudado a resolver problemas y a tomar decisiones importantes. Es preciso que pensemos en los excelentes ejemplos de aguante que se pueden hallar en la Biblia para que sean una fuente de estímulo para nosotros. Por medio de combatir con éxito la indiferencia con aguante, como lo hizo el profeta Jeremías, y continuar fieles en el ministerio cristiano, nos recomendamos como ministros de Dios.