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  • Jehová ha hecho cosas grandes por nosotros
    La Atalaya 1985 | 15 de octubre
    • anuncio de nuestra inscripción legal nos hizo sentir como ‘los que estaban soñando, y nuestra lengua se entregó a un clamor gozoso’! En verdad, ‘Jehová había hecho una cosa grande por nosotros’. (Compárese con Salmo 126:1, 2.)

      Nos regocija el aumento del Reino

      Junto con el reconocimiento legal se ha producido un gran aumento del Reino. Debido a esto, se hicieron planes para la construcción de nuestro primer Salón de Asambleas. Se construiría cerca de Moreno, a unos 40 kilómetros (25 millas) de Buenos Aires. Este salón tendrá capacidad para unas 2.200 personas. En la misma propiedad hay también una granja que provee una gran parte de los alimentos que consumen los 78 miembros de la familia Betel.

      El año de servicio de 1985 comenzó con un nuevo máximo de publicadores del Reino, cuando se alcanzó la cifra de 51.962 en el pasado mes de diciembre. La cantidad de congregaciones aumentó a 730. ¡Qué alegres nos sentimos cuando 135.379 personas se reunieron en 1985 para la Conmemoración de la muerte de Cristo! Y en enero de 1985 terminamos nuestra serie de nueve Asambleas de Distrito “Aumento del Reino”, a las que asistieron un total de 97.167 personas... 17.000 personas más que el año anterior.

      Debido a este aumento las instalaciones de la sucursal resultaban inadecuadas para atender bien las necesidades espirituales del país. Pudimos comprar un complejo de edificios para establecer la fábrica y varias oficinas. En un terreno cercano planeamos construir un edificio de diez pisos para alojar a la familia Betel.

      Esperamos que los nuevos edificios nos permitan atender debidamente en Argentina a los intereses del Reino. Y miramos al futuro con optimismo, verdaderamente agradecidos por las grandes cosas que Jehová está haciendo por aquellos que lo aman.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1985 | 15 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ◼ ¿Son parte de la organización celestial semejante a esposa, “la Jerusalén de arriba”, los del resto de los ungidos del Señor que están en la Tierra?

      Se puede decir que los ungidos que están en la Tierra son la parte visible de la organización de Dios, su familia universal de criaturas inteligentes.

      Como personas que han ‘nacido otra vez’, llegan a ser hijos espirituales de Jehová. (Juan 3:3, 5; Romanos 8:15-17.) Jehová es el Padre de ellos. Pero tienen también una “madre”, pues el apóstol Pablo escribió que “la Jerusalén de arriba [...] es nuestra madre”. Esta tiene que ser una referencia a la organización celestial de espíritus leales a quienes Jehová considera como su “esposa” figurativa. (Gálatas 4:26.) Cuando los cristianos ungidos reciben su recompensa celestial, en realidad toman su lugar en esa organización celestial. (Revelación 4:4; 14:1-5.)

      Los del resto ungido que están en la Tierra no forman aún, literalmente, parte de la “Jerusalén de arriba”. Pero debido a su posición única como hijos espirituales con la perspectiva de vida celestial, y debido a que representan a la “esposa” celestial de Dios, Jehová a veces los incluye de manera reflexiva en las instrucciones, profecías, promesas y palabras de consuelo que dirige a su organización semejante a esposa en el cielo.

      Podemos ilustrar esto con ciertas palabras que tienen que ver con el Israel de la antigüedad. Por medio de Isaías, Jehová describió a una mujer que estaba en cadenas, en el polvo, que tenía que despertar y despedir luz. (Isaías 51:9, 14; 52:1, 2; 60:1.) Esas condiciones no han existido entre los leales hijos espirituales de Jehová que componen su “mujer” celestial. No obstante, sí existieron en la nación de Israel. Cuando a los israelitas se les liberó del cautiverio en Babilonia en 537 a. de la E.C., despertaron, se levantaron del polvo y empezaron a reflejar la luz de Jehová. La Jerusalén reconstruida (que representaba a la nación) era como una esposa que había sido abandonada pero que ahora había sido reclamada y estaba produciendo hijos, los judíos en la nación revivificada. (Isaías 54:1-8; 60:1-22; 66:7-14.) Así que las palabras de Isaías con relación a la situación de la “mujer” (cuyo “dueño marital” era Jehová) incluían a la nación terrestre que la representaba.

      Ahora dirijamos nuestra atención a la nación espiritual que Dios aceptaría una vez que Él (y su “mujer” celestial) dejaran de usar al Israel carnal. (Gálatas 6:16.) Después de haber sido “estéril” por muchos siglos, la “Jerusalén de arriba” empezó a producir hijos espirituales. Jesús fue el primero que ella produjo, en 29 E.C., a quien le siguieron otros 144.000 hijos, comenzando con los apóstoles y continuando hasta nuestro tiempo. (Gálatas 4:21-31.) Por un breve período en la primera parte de este siglo, el resto de israelitas espirituales cedió a las presiones y llegó a estar, por decirlo así, en cautiverio. Entonces, en 1919 se les liberó del cautiverio babilónico como una nación recién nacida en una tierra espiritual. Por consiguiente, podemos ver que las palabras proféticas de Isaías con relación a la antigua Jerusalén tienen un paralelo en el Israel espiritual en la Tierra.

      Considere también Revelación 12:1-17. Al final de los tiempos de los gentiles, en 1914 E.C., la “mujer” celestial de Dios produjo el gobierno del Reino como un ‘hijo varón’. Satanás, que estaba en una condición degradada, “se airó contra la mujer”. Pero no dirigió su ataque directamente contra la organización de Dios semejante a esposa en el cielo, al cual él ya no tenía acceso. Más bien, Satanás hizo guerra “contra los que quedan de su descendencia”, quienes la representan aquí en la Tierra.

      Por lo tanto, como sucedió en el pasado con el Israel terrestre, así también sucede con el Israel espiritual. La situación de la “Jerusalén de arriba” se refleja entre sus hijos en la Tierra. En sentido práctico, los mandamientos, la corrección, el consuelo y las promesas que se dirigen a la mujer celestial de Jehová afectan principalmente a aquellos en la Tierra que la representan y que tienen la perspectiva de ser parte de la organización celestial de Dios.

      ◼ ¿Llegan a ser parte de la organización universal de Jehová los de la “grande muchedumbre”?

      Ahora, antes de la “grande tribulación”, todos los testigos de Jehová sirven felizmente a Dios en unidad. (Mateo 24:21.) No hay división por el hecho de que una cantidad pequeña de ellos son ungidos con espíritu y esperan ir al cielo, mientras que la mayoría tiene la esperanza de vivir eternamente en un paraíso terrestre. Como Jesús indicó, tanto las “ovejas” como las “otras ovejas” llegan a estar unidas en “un solo rebaño”. (Juan 10:11, 16.) Por consiguiente, la actual organización de siervos de Jehová se compone de los miembros de ambos grupos, de ambas esperanzas.

      Jehová previó que su mujer disfrutaría de tal prosperidad. Indicó que personas de todas las naciones, que no eran israelitas espirituales, se reunirían en grandes cantidades. (Isaías 60:1-22; 61:5-9.) El libro de Revelación describe a “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero”. Estas personas son las que tienen la esperanza de vivir en la Tierra, no los de la nación espiritual de ungidos, que representan en particular a la organización universal de Jehová hoy día. No obstante, los de la “grande muchedumbre” están de pie delante del trono de Dios y del Cordero, vestidos de largas ropas que han emblanquecido al lavarlas en la sangre del Cordero. ¡Qué excelente posición tienen aun ahora! (Revelación 7:9-17.)

      También se somete a prueba la integridad de los que componen la “grande muchedumbre”. El que se mantengan fieles ahora y durante el Reinado Milenario y pasen la prueba final resultará en que Jehová los declare justos como humanos perfectos, junto con los resucitados que lleguen a ser parte de las “otras ovejas” de Jesús. Al haber sido, pues, ‘libertados de la esclavitud a la corrupción’, disfrutarán de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:21.) Entonces serán, como lo fueron originalmente Adán y Eva, la parte visible de la organización universal de Jehová. Serán la prole perfecta e inteligente de Jehová y su organización celestial semejante a esposa.

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