BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w82 1/5 págs. 3-6
  • Moralidad sexual... ¿es realmente posible?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Moralidad sexual... ¿es realmente posible?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • “Las monstruosas normas de moralidad de Roma”
  • ‘Si un dios lo hace, ¿por qué no lo voy a hacer yo?’
  • “Un mercado para la fornicación”
  • Un milagro de moralidad
  • La “imagen” mejor
  • Una lucha diaria
  • Jóvenes, ¿es la moralidad bíblica el mejor camino?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
  • ¿Es deseable y sensata la moralidad sexual?
    Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera
  • Sexo prematrimonial
    ¡Despertad! 2013
  • Su punto de vista acerca del sexo... ¿importa?
    Verdadera paz y seguridad... ¿de qué fuente?
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 1/5 págs. 3-6

Moralidad sexual... ¿es realmente posible?

VIVIMOS en un mundo que está saturado de lo sexual, y tanto los jóvenes como los mayores han sentido los efectos. Tal vez usted comparta el parecer de cierto joven que dijo: “Todo lo que nos rodea gira en torno a lo sexual. Es tan común como el respirar y el dormir. Cada vez que uno se pone a mirar una revista o la televisión, se enfrenta con ello. Si uno está en la tienda, en su automóvil, en el trabajo, en la escuela... ¡se enfrenta con ello! Por su manera de comportarse, de hablar y de vestir las personas constantemente están llamando la atención al cuerpo humano y a lo sexual. Este es el tema de conversación más popular.” Estadísticas recientes muestran que, mundialmente, una cantidad sin precedente de adolescentes —y hasta de preadolescentes— están participando en relaciones sexuales premaritales.

GRAN BRETAÑA: Según revela una encuesta efectuada en 1980, “solamente una de cada seis muchachas todavía es virgen al llegar al final de la adolescencia y una de cada cuatro tiene el primer contacto sexual antes de cumplir los 16 años de edad.”

CANADÁ: “Una ‘epidemia’ de madres adolescentes no casadas,” dice un informe de 1979 emitido por el gobierno.

ESTADOS UNIDOS: Según indica un estudio efectuado en 1981, ‘cuatro de cada cinco muchachos y dos de cada tres muchachas ya han tenido relaciones sexuales para los 19 años de edad.’

JAPÓN: En algunas ciudades, ‘entre 1970 y 1979 se registró un aumento de sesenta veces el número de casos de madres no casadas cuyas edades están entre el final de la adolescencia y principios de los veinte años de edad.’

FRANCIA: Según revela una encuesta realizada en 1980, “más de la mitad de las muchachas de edad escolar de Francia afirman tener relaciones sexuales con regularidad.”

“Preñeces entre las adolescentes, un problema mundial creciente,” dice el titular de un artículo que apareció recientemente en el periódico Brazil Herald. El artículo dio prueba documental sobre dichos aumentos en Inglaterra, Gales, Alemania Oriental y Rusia. Hasta un 85 por ciento de todos los casos de enfermedad venérea que se informan ocurren entre jóvenes. Tales enfermedades han alcanzado proporciones epidémicas mundialmente.

Pero no todos los jóvenes han adoptado el lema de que el mantenerse virgen es una pérdida de tiempo. Muchos han decidido esperar hasta el matrimonio para disfrutar de las relaciones sexuales. Pero no se les hace fácil preservar su virginidad y ‘abstenerse de la fornicación,’ como lo ordena la Biblia. (1 Tesalonicenses 4:3) Tal vez pregunten con buena razón: ‘¿Tenemos disponible alguna fuerza que pueda ayudarnos a hacer frente a la aterradora marejada de promiscuidad sexual?’

Sí, la hay. Se vieron pruebas asombrosas de esta fuerza hace 2.000 años, durante uno de los períodos de mayor decadencia moral de historia registrada.

“Las monstruosas normas de moralidad de Roma”

El estadista romano Séneca fue testigo ocular de las condiciones que existían en el mundo romano cuando el cristianismo tuvo su principio. Admitió: ‘Cada día va creciendo el deseo de hacer lo malo. La iniquidad se ha apoderado del corazón de todos a tal grado que la inocencia no es cosa rara... sino que ya no existe.’ Juvenal, quien también vivió durante ese período, escribe acerca de “las monstruosas normas de moralidad de Roma.”

Al describir a las personas de su día, un escritor bíblico dijo que estaban “más allá de todo sentido moral.” (Efesios 4:19) Las relaciones sexuales promiscuas se consideraban la norma. Referente a aquella era, el antiguo historiador Lampridio dijo que un soltero tenía que tener una chica con quien pudiera tener relaciones sexuales con regularidad, “porque era imposible que subsistiera sin tenerla.” Pero, ¿a qué se podía atribuir un ambiente tan sórdido?

‘Si un dios lo hace, ¿por qué no lo voy a hacer yo?’

Los dioses de los romanos, que en su mayor parte tuvieron sus orígenes en la cultura griega, se consideraban ejemplos de comportamiento. Pero, ¡qué personajes más inmorales! Venus y Flora eran unas prostitutas desvergonzadas. Baco era un borracho, Mercurio era un asaltador y Apolo era seductor de muchas mujeres. ¡Aun Júpiter, el principal de los dioses y el más sabio de ellos, cometió ya sea actos de adulterio o incesto, según se dice, con 59 mujeres!

¿Qué efecto en la gente tuvieron estos ejemplos? En una obra de teatro de aquella época se representa a un joven que está considerando si debe cometer fornicación con una bella joven o no. En ese momento él se fija en un cuadro que muestra a Júpiter seduciendo a una mujer. “Si un dios lo hace, ¿por qué no debería hacerlo yo que soy hombre?” razona él, y dice: “por lo tanto decidí hacerlo.” Esta obra de teatro reflejaba la vida real, pues, según escribió Séneca, la inmoralidad sexual ya no causaba vergüenza alguna a un hombre “puesto que él veía que los dioses no eran nada mejores que él.” No cabe duda de que los cerebros invisibles que originaron estos conceptos de divinidades fueron los ‘hijos de Dios’ que, en los días de Noé, se rebelaron por medio de bajar a la Tierra y tener relaciones inmorales con las hijas de los hombres. Aunque aquellos pervertidos sexuales regresaron a la esfera espiritual, han seguido inundando la sociedad humana con el espíritu de inmoralidad.—Génesis 6:1-4; Judas 6, 7.

“Un mercado para la fornicación”

Atenágoras, escritor del segundo siglo, afirma que algunas personas de aquel tiempo habían establecido “un mercado para la fornicación, e instalaron estaciones infames para proporcionar a los jóvenes toda clase de placer vil.” Este “mercado” que públicamente “vendía” relaciones sexuales ilícitas incluía el teatro. Los temas de los espectáculos centraban en los amores inmorales de los dioses. Los actores frecuentemente usaban “ropa ceñida” que daba la impresión de que estuvieran desnudos. Además, en las paredes de los hogares y templos, frecuentemente a plena vista del público, había pinturas “indescriptiblemente obscenas” que a veces hasta representaban el coito. Las estatuas de los dioses inmorales, que a menudo se representaban desnudos, estaban a vista del público de modo que aun los ojos de los más tiernos podían verlas. Además, circulaba libremente entre la juventud literatura que contenía lenguaje y descripciones de lo más sucio que jamás se hayan registrado. Las mentes se contaminaban desde una edad temprana debido a que las personas leían acerca de las aventuras de los dioses y las diosas o escuchaban mientras otros les leían relatos al respecto.

Adicionalmente deben mencionarse los muy populares baños públicos, que las masas utilizaban, los cuales se consideraban poco mejores que “casas de prostitución bajo un nombre respetable”; los gimnasios, donde muchos hombres jóvenes y viejos se entrenaban estando desnudos, llegaron a ser antros de homosexualidad; y los festivales, que a menudo simplemente eran orgías públicas para satisfacer los deseos sexuales. La situación llegó a ser exactamente como la que se describe en la carta del apóstol Pablo a los cristianos romanos. Refiriéndose a los que ‘rendían servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó’ y que seguían las normas de moralidad que estaban de moda, él escribió lo siguiente: “Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno.” (Romanos 1:24-27) El cuadro que Pablo pinta es de una exactitud asombrosa, pues la depravación moral del mundo grecorromano resultó en una de las prácticas más repugnantes de la historia... el ultraje sexual de los jóvenes por los mayores. Esta práctica inmunda se glorificó en la poesía y las obras de teatro, e infectó a la sociedad entera.

Si usted hubiera vivido en aquel tiempo y por dondequiera que miraba veía cosas inmundas desde el punto de vista moral, ¡qué difícil pudiera haber sido mantenerse limpio en sentido moral! Sí, para mantener su virtud un joven o una joven ciertamente habría tenido que ejercer fuerza moral y adherirse a principios morales. No obstante, en medio de todo esto, y como por milagro, algunos sí desplegaron tal virtud.

Un milagro de moralidad

Después de enumerar las clases de personas inmorales que abundaban en la antigua ciudad de Corinto —fornicadores, adúlteros, homosexuales y así por el estilo— el apóstol Pablo, en su carta a la congregación de Corinto, escribió: “Eso es lo que algunos de ustedes eran. Mas ustedes han sido lavados.” (1 Corintios 6:9-11) Las enseñanzas del cristianismo genuino habían impartido fuerza moral a los que se adherían a ellas de modo que dichas personas pudieron cambiar y mantenerse libres de la inmoralidad sexual.

“Tal vez lo más novedoso de la doctrina cristiana fue que hizo hincapié en la castidad,” concluye William Sanger en su libro The History of Prostitution, en el que se consideran detalladamente las normas de moralidad de la antigüedad. Agrega él: “Desde un principio, las comunidades cristianas se jactaban con razón de la pureza de sus normas de moralidad.” ¿A qué se debía dicha reputación? Con la ayuda de Dios pudieron imitar a una “imagen” mejor que la de los dioses enloquecidos con lo sexual.

La “imagen” mejor

“Vístanse de la nueva personalidad,” aconsejó el apóstol Pablo, “que va haciéndose nueva en conocimiento exacto según la imagen de Aquel que la creó.” (Colosenses 3:10) Mediante la información proveniente de las Escrituras inspiradas y de las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo, el Hijo de Dios, los cristianos pudieron llegar a un “conocimiento exacto” de las cualidades del Dios verdadero, Jehová. Su “imagen” se destacaba en vivo contraste con la de las deidades romanas.

Los cristianos verdaderos consideraban al Creador como su Padre celestial que les amaba y se interesaba por ellos. (1 Pedro 5:6, 7) Aprendieron que él siempre obra de manera justa, recta y misericordiosa. Es puro y santo. (Deuteronomio 32:4; 1 Pedro 1:15, 16) Se sintieron conmovidos por las cualidades de El, y se esforzaron por seguir el consejo inspirado: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efesios 5:1) Consideraban a Dios, según lo reveló Cristo, como un amigo que siempre estaba presente. Podían amarlo. El espíritu de amor genuino les llenó el corazón y les impulsó a efectuar obras cristianas.

Dios ayudó a estos cristianos primitivos mediante su espíritu santo, el cual les dio “poder que es más allá de lo normal.” Además, en sus reuniones religiosas se les recalcaba la necesidad de mantenerse castos. Por medio de asociarse estrechamente con sus hermanos cristianos lograron mantenerse fieles. (2 Corintios 4:7; Hebreos 10:24-26) “Nosotros que anteriormente nos deleitábamos en la fornicación, ahora nos esforzamos por mantenernos puros,” declaró el cristiano profeso del segundo siglo Justino el mártir. Pero, no era fácil hacer dicho esfuerzo por mantener la pureza moral.

Una lucha diaria

No debemos olvidar que los cristianos primitivos vivían en un mundo depravado. Algunos de los que se hicieron cristianos eran de “la casa de César.” (Filipenses 4:22) En aquel entonces, Nerón era el César, y son bien conocidos sus escandalosos ultrajes de la moralidad. Él organizaba entretenimiento que era de lo más lascivo. Hasta “se casó” con un joven y “pasó por todas las formalidades de un matrimonio normal.”a No obstante, los de su “casa” que eran cristianos (tal vez oficiales del gobierno o sirvientes) permanecieron moralmente limpios a pesar del ambiente.

Los cristianos de Roma fueron objeto de mucha presión y burla de parte de sus semejantes. Por ejemplo, Séneca refleja la actitud de la gente en general al escribir: “Se desprecia a cualquiera que no tenga aventuras amorosas.” “La castidad simplemente es prueba de fealdad.” Según se informa, otros se lamentaban: ‘¡Qué mujer extraordinaria ella era! ¡Qué sensual, qué alegre! ¡Qué muchacho estupendo él era! ¡Tan relajado, tan lascivo! Ahora se han hecho cristianos... ¡qué lástima!’

Pero, no había por qué tenerles pena a aquellos discípulos primitivos. Ellos podían mantener la cabeza erguida con dignidad. Tenían la conciencia limpia. Como “hijos de luz” esparcían su mensaje puro por todas partes sin sentirse avergonzados. (Efesios 5:8) ¿No lo habría considerado usted un privilegio ser identificado como una de esas “rocas” de moralidad en medio de aquel fango? Podía establecerse un contraste absoluto entre el modo de vivir de ellos, que era verdaderamente satisfaciente, y el de las personas de las naciones que ‘no conocen a Dios y se entregan a codicioso apetito sexual’ para su propio perjuicio.—1 Tesalonicenses 4:5.

Por ejemplo, para muchos de los que vivían en el primer siglo, la vida había llegado a carecer de sentido. Habían bebido de la copa embriagadora del placer hasta las heces... de modo que agotaron todos los medios de placer. No les quedaba ningún encanto, ninguna delicadeza... y ninguna satisfacción tampoco. Según los escritos de Juvenal, cierto homosexual, que se vio rechazado por su amante al llegar a una edad avanzada, imploró: “¿Qué es lo mejor que puedo hacer ahora después de todos esos años perdidos y esperanzas quebrantadas? La flor de la vida se marchita demasiado pronto, nuestra mísera vida sobre la Tierra se va agotando: Mientras bebemos, mientras reclamamos guirnaldas y perfumes y muchachas, la vejez nos sorprende sin que nos demos cuenta de ello.” Pero, ningún sentimiento de desilusión ni tristeza sobrevino a aquellos cristianos fieles.

Aunque los seguidores verdaderos de Jesús tuvieron que luchar a diario para mantenerse moralmente limpios, la tranquilidad mental de la que disfrutaban valía la pena. La moralidad sexual sí era posible.

¿Vemos ejemplos de semejante fuerza moral hoy día? Sí. Un sinnúmero de jóvenes por todo el mundo dicen que la moralidad sexual sí es posible. Estos son jóvenes que se asocian con las congregaciones de los testigos de Jehová. A pesar de las influencias moralmente corruptoras del entretenimiento y la vida social de la sociedad de hoy —que están a la par con lo que existía en la Roma antigua— estos jóvenes, en conjunto, se destacan como ejemplos brillantes de pureza.

No obstante, algunos jóvenes que se asocian con dichas congregaciones cristianas tienen dificultades al respecto. De vez en cuando, aun los que han sido criados en hogares cristianos pierden el aprecio por las normas morales de la Biblia. ¿Cómo pueden los jóvenes cristianos mantener la misma pureza moral que se manifestó tan claramente entre los cristianos genuinos del primer siglo... a pesar de tremendos obstáculos? ¿Cómo pueden ayudarles sus padres? Dos artículos que siguen a éste tienen el propósito de proporcionar ayuda práctica.—Vea la página 8.

[Nota a pie de página]

a Los anales (IX, 37) del historiador romano Tácito.

[Comentario en la página 4]

Estadísticas recientes muestran que un número sin precedente de jóvenes participan en relaciones sexuales inmorales

[Comentario en la página 5]

A pesar de las “monstruosas normas de moralidad” de la Roma antigua, los cristianos primitivos eran milagros de pureza moral

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir