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  • La lealtad de los cristianos primitivos a Dios probada

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  • La lealtad de los cristianos primitivos a Dios probada
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1974
w74 15/6 págs. 367-368

La lealtad de los cristianos primitivos a Dios probada

NOSOTROS los miembros de la humanidad tenemos un deseo inherente de ser amados. Por lo tanto, no es fácil que aguantemos bajo constante tergiversación de lo que tiene que ver con nosotros, maltrato y odio. Sin embargo, eso fue exactamente lo que hicieron los cristianos primitivos.

Para detener su actividad, los opositores despertaban violencia por chusmas y acción de funcionarios contra ellos. Estos opositores también pintaban un cuadro falso de la obra de ellos y daban a entender que solo personas sin experiencia e ignorantes serían lo bastante estúpidas como para aceptar el cristianismo. Dijo uno de aquellos opositores, Celso:

“Siempre que se apoderan de niños en privado y algunas mujeres estúpidas con ellos, sueltan algunas expresiones pasmosas como, por ejemplo, que no deben prestar ninguna atención a su padre y sus maestros, sino que tienen que obedecerlos a ellos; dicen que éstos hablan disparates y que no tienen ningún entendimiento, y que en realidad ni saben ni pueden hacer nada bueno, sino que se ocupan en simple parloteo frívolo. Pero solamente ellos, dicen, saben la manera correcta de vivir, y si los niños les creyeran, llegarían a ser felices y también harían feliz su hogar. Y si al estar hablando ven venir a uno de los maestros, o a alguna persona inteligente, o aun al padre mismo, los más cautelosos de ellos huyen en toda dirección; pero los más temerarios instan a los niños a rebelarse.”

¿Por qué, a pesar de tan absurda tergiversación de los hechos en cuanto a ellos, continuaban los cristianos primitivos sus esfuerzos por predicar y hacer discípulos? ¿Por qué no esperaban simplemente a que otros los abordaran a ellos en vez de tomar la iniciativa como lo hacían para esparcir sus creencias? Los cristianos primitivos reconocían que tenían del Señor Jesucristo una comisión de declarar la verdad a otros y hacer discípulos. (Mat. 28:19, 20) Querían ser fieles a esa comisión, aunque esto resultara en que fueran perseguidos.

Otro aspecto que hacía que los cristianos fueran odiados era que se mantenían separados del mundo. (Juan 15:19) No participaban en actividades políticas ni servían en los ejércitos de Roma. Por consiguiente, a los cristianos se les tachaba de antipatrióticos y se decía que la posición que adoptaban era tonta, de hecho, peligrosa para la seguridad del Estado.

¿Por qué no sucumbían los cristianos ante los argumentos que les presentaban para que rindieran servicio militar en defensa de Roma? Reconocían el principio que se enuncia en Isaías 2:4: “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” Aludiendo claramente a esta profecía, un escritor cristiano primitivo, Justino Mártir, hizo notar lo siguiente:

“Nosotros que nos hallábamos llenos de guerra, y de matanza mutua, y de toda iniquidad, sí, cada uno de nosotros, hemos cambiado por toda la Tierra nuestras armas bélicas —nuestras espadas en rejas de arado, y nuestras lanzas en herramientas de labranza.”

Por otra parte, también, los cristianos se reconocían como miembros de una hermandad internacional. Aunque los opositores no comprendían el amor que tenían los cristianos, se veían obligados a reconocer que existía. De los cristianos se declaró esto: “Se aman unos a otros casi antes de conocerse unos a otros . . . y se llaman unos a otros sin distinción hermanos y hermanas.” Debido a su intenso amor de unos a otros, los cristianos primitivos no permitían que el odio y las divisiones del mundo desbarataran su unidad.—Juan 13:35; 1 Ped. 5:9.

También rehusaban participar en toda actividad que estuviera enlazada con idolatría. El libro A History of Christianity señala lo siguiente:

“Porque rehusaban participar en ceremonias paganas, a los cristianos se les apodaba ateos. Porque se abstenían de participar en gran parte de la vida de la comunidad —las fiestas paganas, las diversiones públicas que para los cristianos estaban saturadas de creencias, prácticas e inmoralidades paganas— se les escarnecía llamándoseles aborrecedores de la raza humana. Popularmente se les acusaba de perpetrar las más crasas inmoralidades.”

¿Por qué evitaban tan firmemente la idolatría los cristianos primitivos? La reconocían como deslealtad a Dios, como algo que era tanto insensato como detestable. Justino Mártir declaró:

‘Vemos que estos ídolos están muertos y no tienen la forma de Dios. Los artífices hacen lo que llaman un dios; que nosotros consideramos no solo insensato, sino hasta insultante a Dios, cuyo nombre así se conecta con cosas que son corruptibles, y que requieren servicio constante. Los artífices de éstos son tanto inmoderados como expertos en todo vicio. Aun a sus propias muchachas que trabajan junto con ellos las corrompen.’

Puesto que habían incurrido en el odio del mundo debido a su predicación celosa y a que se mantenían separados de los conflictos, la política y la idolatría del mundo, a menudo se llevaba a los cristianos ante funcionarios públicos para que se les castigara. Estos funcionarios les daban la oportunidad de renunciar al cristianismo y así escapar del castigo, sí, hasta de la muerte. Plinio el Joven, escribiendo al emperador Trajano, habla de su proceder al tratar con los cristianos:

“Les preguntaba si eran cristianos o no; si lo admitían, repetía la pregunta dos veces, y los amenazaba con castigo . . . Fue puesta delante de mí una información anónima que contenía una acusación contra varias personas, que al ser examinadas negaron que fueran cristianas, o que jamás lo hubiesen sido. Repitieron conmigo una invocación a los dioses, y ofrecieron ritos religiosos con vino e incienso delante de tu estatua (que con ese propósito yo había ordenado que fuese traída, junto con las de los dioses), y hasta denigraron el nombre de Cristo: mientras que se dice que no se puede obligar a los que verdaderamente son cristianos a cumplir con ninguna de estas cosas: Por lo tanto, pensé apropiado absolverlos.”

Todo lo que se necesitaba para evitar castigo era efectuar ritos religiosos una sola vez. Pero los que eran verdaderamente cristianos dedicados permanecían leales a Dios. No transigían; no razonaban que solo era una cosa pequeña por la cual podrían pedir a Dios que los perdonara.—Compare con Lucas 4:6-8.

El registro que muchos cristianos primitivos se hicieron es un registro de lealtad sobresaliente, aun cuando se enfrentaban a morir en medio de tormento extremo. De la terrible persecución que les sobrevino durante el reinado de César Nerón, que los culpó del incendio que destruyó gran parte de Roma, el historiador Tácito dice esto:

“Primero se arrestó a todos los que se declararon culpables; después, a base de su información, se halló culpable a una multitud inmensa, no tanto del crimen de incendiar la ciudad, como del de abrigarle odio al género humano. Se agregó mofa de toda clase a la muerte que se les dio. Cubiertos con pieles de bestias, fueron despedazados por perros y perecieron, o fueron clavados a cruces, o fueron condenados a las llamas y quemados, para servir de iluminación nocturna, cuando la luz del día se había apagado.”

En nuestro día hay cristianos que han mostrado lealtad similar a Dios frente a la muerte. Ellos también se llaman unos a otros “hermanos” y “hermanas” y realmente se aman unos a otros intensamente; evitan todo envolvimiento en los conflictos y la política de este mundo. Celosamente proclaman la verdad a pesar de que se tergiversa lo que son. ¿Es usted uno de ellos? ¿Tiene usted la clase de fe que se necesita para mostrar tal lealtad a Dios? Si usted realmente quiere esa clase de fe, los testigos de Jehová tendrán mucho gusto en ayudarle a adquirirla.

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