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Carta de la SucursalMinisterio del Reino 1977 | julio
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Carta de la Sucursal
Estimados publicadores:
Nosotros aquí en Brooklyn, al igual que ustedes, estamos profundamente interesados en nuestros hermanos de todas partes del mundo. Tenemos el privilegio de suministrarles literatura, y nos animan mucho los informes que recibimos de ellos.
Al escribirse esta carta, varios miembros del cuerpo gobernante y sus asociados están sirviendo en asambleas y visitando oficinas sucursales en varias partes de la Tierra: Leo Greenlees en el África Oriental, Albert Schroeder por la costa occidental de la América del Sur, Karl Klein por la costa del mar Caribe de la América Latina, Milton Henschel por el sur del Pacífico. Lloyd Barry acaba de marcharse para el Lejano Oriente, y John Booth servirá en el Medio Oriente y en el sudeste de Asia. Otros estarán de viaje pronto.
Recientemente Raymond Franz regresó de un viaje de zona a Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Informó que los 123 miembros de la familia de Betel en São Paulo, Brasil, hallan que su fábrica y oficinas que en un tiempo fueron espaciosas ahora están llenas hasta el límite. Es muy grande el interés que se manifiesta en el mensaje del Reino en esa parte del campo, pues más de 210.000 personas asistieron a su reciente serie de asambleas de distrito. Los treinta y cinco misioneros con los cuales se reunió el hermano Franz han servido en sus asignaciones por un total de 476 años... un reflejo del celo que muchos de los hermanos en esos sitios sienten por el servicio de Jehová. Tanto en Paraguay como en Uruguay el hermano Franz se reunió con muchos de los amigos de la Argentina que habían cruzado la frontera con el fin de reunirse con sus hermanos en los países donde hay mayor libertad para hacer eso. A pesar del cambio de las circunstancias en Argentina, continúan avanzando en la obra del Señor.
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Haga que sus vecinos se interesen en las buenas nuevasMinisterio del Reino 1977 | julio
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Haga que sus vecinos se interesen en las buenas nuevas
1 Ciertamente nos regocijaría el que nuestros vecinos —la gente que vive en nuestra misma calle, o que alquila apartamentos cerca de nosotros— aceptaran las buenas nuevas. Sin duda usted ha tocado a las puertas de ellos al participar en el servicio del campo; tal vez usted también ha tratado de testificarles en otras ocasiones. ¿Se puede hacer algo más?
2 Abra su Biblia a Hebreos 13:15, 16 y léalo cuidadosamente. Note que, además de instarnos a ‘hacer declaración pública del nombre de Jehová,’ dice: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios Dios se agrada mucho.” Recuerde, en su parábola acerca del “buen samaritano” Jesús ilustró lo que significa amar al prójimo. Mostró que esto incluye el ir en su ayuda de maneras físicas cuando hay una necesidad genuina. (Luc. 10:25-37) Y en su Sermón del Monte Jesús puso de manifiesto que estas bondades no deberían reservarse solamente para los que “nos caen bien.” (Mat. 5:43-48) ¿Mantenemos nuestros ojos abiertos a las oportunidades de aplicar este consejo de la Palabra de Dios con los que viven en nuestra vecindad?
CÓMO HACERLO
3 Ellos saben que nosotros hablamos de amor al prójimo, pero esto cobra mayor significado para ellos al vernos mostrarlo de maneras que ellos puedan apreciar. Cuando la gente se muda a su vecindario, ¿las visita usted para darles la bienvenida? Si usted sabe de alguien que está enfermo, ¿le ofrece ayuda? Aunque no somos parte del mundo, y evitamos envolvernos en sus asuntos sociales, estamos muy interesados en la gente y hay muchas oportunidades de mostrar este interés con obras de bondad genuina.
4 Quizás no sea oportuno considerar la Biblia en cada ocasión en que mostremos alguna bondad a nuestro vecino. Pero, como aconsejó el apóstol Pedro a las esposas cristianas que tienen esposos incrédulos, hay veces en que es mejor tratar de ganar a otros a la verdad por medio de la conducta de uno, sin predicarles directamente. (1 Ped. 3:1) Si la conversación prepara el camino para llamar la atención a la esperanza del Reino, hágalo de una manera natural. No crea que, una vez que haya empezado, tiene que pronunciar un discurso entero. Haga una o dos declaraciones, entonces pause para ver qué respuesta obtiene. (Note cómo Jesús hizo esto, según se ilustra en Juan 4:7-15.) Si no se muestra interés, tal vez sería mejor esperar otra ocasión antes de continuar considerando ese tema. Pero mantenga presente su meta; después de cierto período de tiempo quizás le sea posible lograr más que si hubiera tratado de hacerlo todo a la vez.
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Planean el uso de su tiempoMinisterio del Reino 1977 | julio
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Planean el uso de su tiempo
1 El apóstol Pablo nos insta a todos a ‘hacernos imitadores de Dios’ mostrándonos amor unos a otros. (Efe. 5:1) También podemos imitar a nuestro Dios mostrando que reconocemos la importancia de hacer las cosas según un horario. ¿Está usted haciendo eso? Repetidamente la Biblia nos dice que Jehová hace que las cosas ocurran a un “tiempo señalado.” (Éxo. 9:5; Hab. 2:3; Mar. 1:15) Él fijó un período definido durante el cual se llevó las buenas nuevas exclusivamente a los judíos. Al tiempo señalado, la predicación se extendió a los gentiles. Hoy día, según el horario divino, la predicación del mensaje del Reino se está efectuando en todas partes del globo terráqueo.—Mar. 13:4, 10.
2 Como testigos de Jehová conocemos la importancia de esta actividad de evangelizar, y todos participamos en ella. Pero los que lo hacen según un horario hallan que pueden lograr mucho más que si no lo hicieran así. ¿Qué hay de usted? ¿Tiene usted horas y días definidos en los que participa cada semana en el servicio del campo? O, ¿es su participación algo irregular, y a menudo se ve desplazada por otras actividades? ¿Disfrutaría usted de más bendiciones si programara días y horas definidos para el servicio del campo? Quizás le interese saber cómo otras personas han planeado su horario.
ALGUNOS EJEMPLOS PRÁCTICOS
3 Esto es lo que dice una madre de cuatro hijos que tiene que trabajar parte del tiempo: ‘Cuando mi hijo se marcha para la escuela a eso de las 7:20 de la mañana hago el trabajo de la casa y a veces comienzo la cena; entonces en la mayor parte de los días estoy lista para el trabajo seglar o para el servicio del campo. También trato de salir los fines de semanas para poder testificar junto con mis hijos. Es mejor para mí el tener un horario definido y estar determinada a salir, salvo en emergencias, más bien que tener una actitud de voy a ver.’
4 Un publicador de dieciséis años de edad que asiste a la escuela informa que él también tiene horas y días regulares para el servicio del campo. ¿Cuán a menudo sale en el servicio? Por lo menos dos veces a la semana él sale por unas dos horas a llevar las buenas nuevas a otros.
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