¿Por qué orar por el Reino de Dios?
“PADRE NUESTRO que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mateo 6:9, 10.)
Por casi 2.000 años, cristianos fieles se han servido de estas palabras como modelo para sus propias oraciones a Dios. Estas palabras, que por primera vez fueron pronunciadas por Jesucristo, forman parte de la oración que se conoce como el Padrenuestro.
Sin embargo, muchos hoy ya no oran el Padrenuestro. En vez de poner su confianza en el Reino de Dios, recurren a gobiernos humanos, sistemas económicos, métodos científicos o a las Naciones Unidas para una esperanza. ¿Hace usted esto? Si así es, ¿está usted obrando de manera realista?
Los problemas
Algunas personas consideran la civilización de hoy como la más próspera de la historia. Pero está en una situación precaria. Son muchas las fuerzas que amenazan el futuro de la civilización, hasta el futuro de la vida misma en la Tierra. Considere tan solo algunas de estas fuerzas amenazadoras.
Armas nucleares
La fuerza total de este tipo de armas actualmente en existencia equivale a más de tres toneladas de TNT por cada hombre, mujer y niño en la Tierra. En un artículo intitulado “The Bomb—Beyond Control?” el periodista canadiense David Lancashire comentó que “la creciente sofisticación de las armas ha aumentado la posibilidad de una guerra accidental causada por un error de computadora”. Además, citó un estudio de las Naciones Unidas como sigue: “La historia indica que una vez que cierto tipo de arma se ha desarrollado más allá de la etapa experimental, generalmente se usará. Este no ha sido el caso con las armas nucleares, a excepción de dos casos [Hiroshima y Nagasaki], pero no hay certeza alguna de que continuará siempre así”.
La pobreza mundial
Mientras que algunas naciones hoy tienen un nivel de vida extremadamente alto, otras son muy, muy pobres. Cierto escritor de la revista New Scientist opina que si continúan las actuales desigualdades, “inevitablemente resultarán en alguna clase de conflicto”. Pero aun si no resultan en conflicto, estas desigualdades podrían resultar en desastre. ¿Cómo?
Los países pobres tienen enormes deudas. En 1981 el corresponsal John Madeley explicó lo siguiente: “Ha colocado al sistema bancario y financiero del mundo más cerca del borde de un precipicio de lo que el mundo bancario previamente hubiera querido admitir. A no ser que se hagan reformas inmediatas y básicas en el sistema económico mundial para dar a las naciones en vías de desarrollo la oportunidad de ganar más, [podría haber] aun más faltas de pago y postergaciones de pagos, lo cual crearía una reacción en cadena que culminaría en un desplome”. (World Press Review.) En varios países, el sistema financiero sigue en estado precario.
Atmósfera contaminada
Por largo tiempo, la humanidad ha estado arrojando elementos contaminadores en la atmósfera sin hacer caso de las consecuencias. Ahora, de acuerdo con el Chicago Tribune, “una cantidad creciente de científicos temen que, al igual que un globo que se ha estirado hasta el punto de reventar, la cubierta de aire de la Tierra haya sido forzada hasta el punto en que puedan ocurrir cambios catastróficos. [...] Algunos de los desastres ya nos están sobreviniendo y otros están llegando más pronto de lo que se esperaba”.
Agua contaminada
La humanidad ha contaminado el agua de la Tierra en varios lugares. Por ejemplo, se informa lo siguiente en los Estados Unidos: “En la bahía de Biscayne los peces se están convirtiendo en monstruos enfermos. En Nueva Orleáns, donde se han encontrado 112 diferentes sustancias químicas en el agua potable, el índice de mortalidad debido al cáncer está aumentando vertiginosamente. De una costa a otra, tanto la gente como los animales están pagando un precio espantoso por la contaminación incesante de nuestra agua dulce, nuestra agua de mar y nuestra agua potable”. (New Times.)
Estos son tan solo algunos de los problemas que ponen en peligro nuestro futuro. Entre otros figuran también el agotamiento de las fuentes de energía, la explosión demográfica, la destrucción de los bosques, la expansión de los desiertos y la escasez cada vez mayor de agua dulce. Quizás se hayan exagerado algunas de las amenazas. Pero ¿cree usted sinceramente que se hayan exagerado todas ellas? Además, cuando usted considera todos los problemas, ¿cree usted que haya alguna posibilidad de que el hombre los resuelva? Sin embargo, si no se resuelven, ¿qué futuro hay para la raza humana? ¿Y por qué nos atormentan tantos problemas aparentemente insolubles?
El porqué de los problemas
Bueno, estos problemas demuestran una verdad fundamental: El hombre realmente no puede gobernarse a sí mismo con éxito. Ningún gobernante humano jamás ha tenido la sabiduría, el altruismo ni el poder de gobernar para el mayor bien de todos. La Biblia nos dice: “No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.) El hombre no fue hecho para gobernarse a sí mismo.
Hay también otro factor, uno que muchos hallan difícil de aceptar en esta edad materialista. La gobernación de la humanidad no tiene que ver solo con los humanos. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, una criatura sobrehumana, Satanás, le ofreció a él la gobernación de todos los reinos del mundo. Y después Pablo, seguidor de Jesús, calificó a Satanás de “el dios de este sistema de cosas”. (2 Corintios 4:4; Mateo 4:8, 9.) ¿Cómo puede Satanás ser el gobernante de este mundo, cuando tantas personas ya no creen en él? Se debe a que la mayor parte de las personas —aun sin saberlo— no aceptan la gobernación de Dios y así promueven los proyectos de Satanás. (Mateo 12:30.)
La situación de Satanás ha empeorado desde los días de Jesús. La Biblia revela que hoy Satanás tiene “gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo”. (Revelación 12:12.) Al igual que Hitler a fines de la última guerra mundial, Satanás está ahora desesperado en su determinación de “gobernar o arruinar”. Puesto que su larga gobernación no ha tenido éxito, Satanás el Diablo está claramente empeñado ahora en arruinar la raza humana. ¿No es cierto que da motivo de reflexión el saber que existe tal fuerza malévola y poderosa? ¡Esto es especialmente cierto cuando recordamos que todos esos armamentos nucleares que están almacenados parecen estar “más allá del control [humano]”! Pero ¿qué tiene que ver todo esto con el Reino de Dios?
Necesitamos el Reino
Puesto que los problemas se deben a la incapacidad del hombre para gobernarse a sí mismo, y también a la influencia perniciosa de un poder sobrehumano, está claro que la solución yace más allá de la raza humana. Por eso necesitamos desesperadamente el Reino de Dios. Este Reino es un gobierno verdadero. Pero es sobrehumano, celestial, y tiene el poder de vencer a Satanás. Por ser de Dios, el Reino también tiene la sabiduría, el altruismo y la autoridad para tomar decisiones correctas y gobernar con éxito.
Por eso, podemos sentirnos felices de que la Biblia diga: “En los días de aquellos reyes [gobernantes del día moderno] el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.) El Rey de ese Reino es Jesucristo, de quien se dijo proféticamente: “En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea. Y tendrá súbditos de mar a mar y desde el Río hasta los cabos de la tierra”. (Salmo 72:7, 8.)
No hay duda de que el Reino de Dios sí resolverá los problemas de la humanidad. Entonces, ¿por qué no escudriña la Biblia y aprende lo que es este Reino y cómo, aun ahora, usted puede ser súbdito de este? Usted, y todos los demás de la humanidad, verdaderamente necesitan dicho Reino. Los testigos de Jehová están listos para ayudarle a aprender en cuanto a él.
[Reconocimiento de las fotos de la portada]
Reconocimiento por fotos de la portada, véase la página 4.
[Reconocimientos en la página 4]
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