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  • Por qué personas de toda clase están haciéndose testigos de Jehová
    La Atalaya 1974 | 1 de abril
    • sábado por la noche. Mi esposa y mi hijo dormían. Oré: ‘Dios querido, si hay Dios, ayúdame a hallar la religión correcta.’

      “A la mañana siguiente me levanté y caminé hasta la puerta del frente. Mirando a través del cristal de la puerta, vi que el viento empujaba un papel pequeño a través del pórtico. Se me hacía difícil entender de dónde pudiera venir, porque habíamos cortado el pasto y limpiado el patio el día anterior. De todos modos, salí y lo recogí. Era una invitación de alguna iglesia, pensé.

      “Me emocioné, creyendo que Dios había contestado mi oración. Le dije a mi esposa que iba a ir a esa iglesia a las cuatro en punto. Ella no quiso ir. Pero yo sabía que ella cambiaría de parecer si yo decía que iría aunque ella no fuera. Así fue.

      “A las 3:30 de la tarde entramos en el estacionamiento. El letrero decía: ‘Salón del Reino de los Testigos de Jehová.’ Nunca había oído de los testigos de Jehová. Caminando hacia el salón, reflexioné en cuanto a si debería entrar o no. Pensé: ‘Quizás son los que reciben el “espíritu santo,” como ellos lo llaman, y ruedan en el piso.’ No quería tener nada que ver con eso. De modo que dimos la vuelta para regresar al auto. Entonces dijimos: ‘¿Qué hay si ésta es la religión correcta? Si nos vamos ahora, quizás nunca regresemos.’ De modo que entramos.”

      ¿Qué vieron en el Salón del Reino? ¿Qué les impresionó acerca de los testigos de Jehová?

      Continúa él: “Hallamos un salón sencillo y decorado con modestia. Después de hallar un lugar donde sentarnos, empezamos a mirar alrededor. Todos estaban conversando y realmente parecían interesarse unos en otros. En poco tiempo vinieron a vernos y se presentaron. Después que por unos quince minutos me contestaron preguntas, quedé convencido de que estas personas tenían la verdad acerca de la Biblia. Cosas como predicadores que no recibían salario, el que no se pasaran platillos de colecta, el que realmente se fuera de casa en casa hablándole a la gente acerca de Dios y el verdadero interés que nos mostraron me impresionó.

      “Un hombre nos abordó y nos preguntó si nos gustaría tener un estudio bíblico de casa. Naturalmente aceptamos.”

      SEPARACIÓN DEL MUNDO

      De su propia experiencia usted sabe que miembros de las iglesias de la cristiandad están envueltos con regularidad en la política. Pero, ¿qué hay de la admonición de la Biblia de ‘mantenerse uno mismo sin mancha del mundo’? (Sant. 1:27) Los testigos de Jehová aprecian que su lealtad primera tiene que mostrarse al reino de Dios por Cristo, y no se mezclan en la política del mundo. El darse cuenta de esto ha hecho una profunda impresión en los que buscan la verdad.

      Mientras visitaba a la gente en sus hogares, en el estado de Nueva York un testigo de Jehová encontró a un hombre amigable que dijo: “Tengo dos preguntas que hacer, y sus respuestas determinarán si nuestra conversación proseguirá o si usted tendrá que irse. La primera pregunta es: ¿Cree usted en alguna otra cosa aparte de la Biblia como la verdad?” El Testigo le aseguró que los testigos de Jehová solo creen en la Biblia como la verdad inspirada y no en tradiciones o credos de hechura humana. “Usted me dio la respuesta correcta a la primera pregunta,” dijo el hombre, “pero es probable que no conteste bien la siguiente. Busco una religión que no tenga que ver en absoluto con la política. ¿Tienen ustedes algo que ver con la política?” Al informársele que los testigos de Jehová se mantienen separados de toda la política, y ni siquiera votan, el hombre de veras se sorprendió. Con el tiempo se inició un estudio bíblico con él y su esposa. Ahora ambos son testigos bautizados de Jehová.

      DESORIENTADOS POR PRÁCTICAS Y ENSEÑANZAS ECLESIÁSTICAS

      Otros más que ahora son testigos de Jehová estaban perplejos en cuanto a las enseñanzas y prácticas de las iglesias a las que anteriormente pertenecían. Aunque sinceros, simplemente no podían hallar respuestas satisfactorias a sus preguntas. Una señora de Chile relata lo siguiente:

      “Desde los nueve años de edad quería servir a Dios y, siendo católica romana, admiraba a los sacerdotes y a las monjas. A los veintidós años de edad entré en el convento para comenzar mi entrenamiento de monja. La enseñanza de la Trinidad me tenía perpleja y la explicación de que era un misterio no me satisfacía. Sin embargo, tomé mis primeros votos de silencio, pobreza, sufrimiento y castidad. Entonces realmente empezó la desilusión. Pensaba que el servir a Dios como monja sería una constante fuente de gozo y felicidad. ¡Qué equivocada estaba! A la Biblia se le consideraba un libro de magia y que no había de ser tocado; los votos de silencio querían decir que no podíamos hablar, solo orar; se nos daba alimento que no era adecuado para seres humanos; a cada una de nosotras se nos exigía que fuéramos a nuestra celda y nos quitáramos la ropa y, usando un látigo, nos golpeáramos, Algunas se desmayaban mientras se castigaban. Yo no pude evitar preguntarme si Dios realmente requería todo esto. Después de eso resolví salir de allí. Mientras la madre superiora estaba ausente me fui a casa.

      “Un día aprendí el Segundo Mandamiento, que era contra la adoración de imágenes. Esto me sorprendió, ya que la adoración de imágenes formaba parte de nuestra vida cotidiana en el convento. Esto despertó en mí un fuerte deseo de aprender de la Biblia. Le oré sinceramente a Dios que me dejara de alguna manera obtener una Biblia y que alguien me enseñara. (Era en este tiempo que había decidido, por temor, regresar al convento.)

      “Poco después vino un hombre a nuestra puerta y dijo: ‘Buenos días, estamos ofreciendo estudios bíblicos gratis a la gente.’ Me quedé muda. ¡Mi oración había sido contestada!

      “Comencé a estudiar la Biblia. ¡Qué cosas maravillosas aprendí! Por algún tiempo no le dije al Testigo que yo había estado estudiando para llegar a ser monja, por temor de que no continuara el estudio. Sin embargo, cuando le revelé este hecho tuvo tan grande gozo como el mío al ayudarme a librarme de tan gran prisión.

      “Ahora he aprendido que el servir a Jehová es lo que siempre pensé que sería, un verdadero gozo y placer.”

      A veces, debido a entrenamiento religioso anterior, algunos han tenido un punto de vista que reflejaba prejuicio en cuanto a los testigos de Jehová. Pero la desilusión con su propia iglesia contribuyó a que hicieran a un lado este prejuicio y escucharan. De una señora de Finlandia proviene esta experiencia:

      “Recibí una crianza religiosa estricta. Cuando yo era joven, mi padre oró que ninguno de sus hijos jamás llegara a ser comunista ni testigo de Jehová. Cuando llegó el tiempo en que yo podía escoger una carrera, decidí hacerme sierva de la iglesia. De modo que me matriculé en la Secundaria de Cristianos. Allí repetidas veces se nos advertía a nosotros los estudiantes contra los testigos de Jehová. Se decía que eran herejes que hasta negaban el rescate.

      “Cuando se buscaron diaconisas de entre nosotras, yo estuve dispuesta a aceptar. Esto requería más educación. Por supuesto, yo estaba deseosa de aprender tanto como fuera posible y por eso seguía planteando preguntas acerca de muchas cosas. A mis maestros no les gustaba eso. Sin embargo, ciertamente trataban de manejarme con tiento, y decían: ‘Es bueno que usted pregunte acerca de estas cosas, pero el hombre imperfecto jamás puede entender plenamente la Biblia. Sin duda usted ha notado que sus escritores, tales como el apóstol Pablo, por ejemplo, eran tan imperfectos como nosotros. La Biblia no es toda la Palabra de Dios; también hay pensamientos de hombres en ella.’

      “Dios llegó a estar más alejado y a ser más desconocido para mí, pero, a pesar de todo, después de seis años de estudio, recibí la bendición del obispo para iniciar mi carrera como diaconisa. Sin embargo, no me sentía feliz. En este trabajo mi personalidad quedó desorientada y me encontré en un callejón sin salida espiritualmente. Puedo decir que la Biblia prácticamente fue despedazada ante mis ojos y a oídos míos. Algún tiempo después me casé y esto en parte fue mi salvación. Mi esposo no tenía prejuicios y por eso, en una ocasión, invitó a entrar en casa a dos testigos de Jehová. Por deseo de mi esposo se inició un estudio bíblico en nuestro hogar. Debido a mi entrenamiento anterior, yo consideraba a los testigos de Jehová como samaritanos inmundos, pero para sorpresa mía pronto descubrí que consideraban toda la Biblia como la Palabra de Dios. En poca tiempo me incorporé ansiosamente al estudio bíblico. Pronto toda la familia aceptó la verdad y ahora nos regocijamos con la adoración pura de Jehová.”

      VIO EVIDENCIA DE AMOR GENUINO

      Además de observar que los testigos de Jehová enseñan lo que dice la Biblia, muchos han quedado impresionados por la manera en que se tratan unos a otros. Una señora del estado norteamericano de Florida relata su impresión:

      “Oí acerca de los testigos de Jehová... de lo amorosos y bondadosos que son. De modo que decidí ir al Salón del Reino. No tenía idea alguna de lo que hacían los testigos de Jehová, lo que predicaban o cómo oraban.

      “Cuando entré por primera vez al salón estaba muy nerviosa. Pensé en ir a hablar a uno de los caballeros allí. Entonces di la vuelta y vi a una señora a quien había atendido en la farmacia donde trabajo. Inmediatamente sentí alivio, porque por lo menos había alguien con quien podría hablar más acerca de esta religión.

      “Después de la reunión pensé que probablemente todos se levantarían y saldrían. Pero todos vinieron a donde yo estaba y me preguntaron cómo me llamaba y si me había gustado la reunión. Pude ver que finalmente alguien realmente se interesaba en lo que yo pensaba acerca de algo. Me hizo sentir bien el ver lo bondadosos que eran. No sabían nada acerca de mí... qué clase de persona era yo. Sin embargo fueron muy amables conmigo.”

      ¿Es usted uno de los muchos individuos que hoy día buscan a personas que se esfuerzan por vivir en armonía con la Biblia? ¿Por qué no visita un Salón del Reino de los Testigos de Jehová en la primera oportunidad que tenga? Lo que observe y aprenda allí puede darle nueva esperanza en Dios y en sus provisiones para la felicidad humana.

  • Las asambleas ayudan a los que quieren participar en victoria divina
    La Atalaya 1974 | 1 de abril
    • Las asambleas ayudan a los que quieren participar en victoria divina

      EL MUNDO ha avanzado mucho hacia una crisis severa. Los líderes mundiales tienen tantos grandes problemas en todas partes que ni siquiera tienen el tiempo y mucho menos las facilidades y el conocimiento que son necesarios para resolverlos. Y cualquiera de estos problemas principales podría convertirse en un desastre mundial. El que los líderes humanos obtengan la victoria sobre estos problemas es una quimera.

      ¿Por qué, entonces, dieron los testigos de Jehová a sus asambleas internacionales que se celebraron en el hemisferio septentrional este verano el nombre de asambleas “Victoria Divina”?

      Bueno, entre otras cosas esperan la victoria divina en el futuro muy cercano, y a esto seguirá la nueva y justa administración de la Tierra por Dios. Pero también han conseguido victorias en su vida personal y en sus familias, al vencer los problemas importantes que plagan a la gente en todas partes hoy día.

      Por eso las asambleas no fueron simplemente otra serie de cónclaves religiosos, con debates sobre qué posición adoptar en cuanto a las cuestiones sociales. Los que asistieron vinieron porque sabían que obtendrían más de la Palabra de Dios que los ayudaría a estar en la debida condición para disfrutar de la victoria divina y la vida bajo el gobierno justo de Dios. Como comentó el periódico alemán Süddeutsche Zeitung:

      “El mensaje de los testigos de Jehová es sencillo y claro. ‘La Biblia es la Palabra de Dios y es profética para este mundo... por esta razón tenemos que aprender de ella y vivir en armonía con ella.’”

      Y el Düsseldorfer Nachrichten informó, bajo los titulares “Se proclama la Victoria Divina”:

      “En contraste con las asambleas luteranas o católicas, no hay debates en esta asamblea, sino simplemente la proclamación y explicación de lo que los testigos de Jehová en todo el mundo consideran que es la verdadera Palabra de Dios.”

      Ese fue el tono confiado, positivo, que reinó en todas las asambleas de cinco días. El programa, por medio de treinta y un discursos y cuatro dramas bíblicos, puso de relieve la necesidad de que todos los cristianos tengan ‘muy presente la presencia del día de Jehová,’ ajustando sus propias vidas más plenamente a los excelentes y elevados principios morales de la Biblia y perfeccionando el amor de unos a otros.

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