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La bondad amorosa divina y el ReinoLa Atalaya 1959 | 1 de junio
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La bondad amorosa divina y el Reino
“En bondad amorosa ciertamente será establecido firmemente un trono, y uno debe sentarse en él con fidelidad en la tienda de David, juzgando y buscando justicia y siendo pronto en la rectitud.”—Isa. 16:5.
1, 2. (a) ¿Qué invitación grita Jehová para los sedientos y hambrientos, junto con qué promesa para los que responden? (b) ¿De qué se podía tener sed y hambre, y por qué habrá un cumplimiento del pacto que está implicado?
“¡OIGAN, todos los sedientos! Vengan al agua. ¡Y los que no tienen dinero! Vengan, compren y coman. Sí, vengan, compren vino y leche aun sin dinero y sin precio. ¿Por qué siguen ustedes pagando dinero por lo que no es pan, y por qué es su afán por lo que no resulta en satisfacción? Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, y halle su alma su deleite exquisito en la pinguosidad misma. Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen y su alma se mantendrá viva, y prestamente concluiré con ustedes un pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles. ¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales.”—Isa. 55:1-4.
2 Ese fué Jehová Dios llamando, invitando a los sedientos y hambrientos. ¿De qué podían tener sed y hambre? De un rey justo, de un gobierno bueno, en cumplimiento del pacto que Jehová Dios concluyó con el rey David. Jamás hubo un pacto más importante que este pacto que Dios mismo hizo con el hombre David. Todo el que tenga sed y hambre de un gobierno de justicia, paz e integridad perfecta tiene que aguardar a que Dios cumpla ese pacto por completo. El pacto no es un simple pedazo de papel que pueda ser despedazado y pisoteado con desprecio por violadores voluntariosos. El pacto es inquebrantablemente obligatorio. Tiene que cumplirse y se cumplirá.
3. ¿Qué parte interesada de este pacto lo propuso, y qué es lo que dignifica a este pacto?
3 Quizás parezca casi increíble que el Altísimo Dios del cielo hiciera un pacto o contrato solemne y obligatorio con un simple hombre en la tierra. No obstante Dios mismo nos ha provisto el registro escrito de los pactos que ha hecho con hombres. Él es Quien propuso el pacto con el rey David. Un hombre imperfecto caído jamás podría atreverse a proponer tal cosa. Puesto que el pacto fué propuesto por Jehová Dios, personaje tan encumbrado y poderoso, debería ser algo demasiado grandioso para que el pensamiento del hombre lo originara. No podría ser una cosa trivial. Es preciso que sea algo sumamente importante para Dios y provechoso para el hombre. Esto es lo que dignifica al pacto.
4. ¿Qué oyó Abrahán decir a Jehová con un juramento por medio de su ángel?
4 Imagínese a un hombre oír a Jehová Dios decir: “Por mí mismo ciertamente juro, es la declaración de Jehová, que debido a que tú has hecho esta cosa y no has retenido a tu hijo, tu único, yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu simiente como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que están en la orilla del mar, y tu simiente tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu simiente todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán debido a que has escuchado mi voz.” (Gén. 22:15-18) Sin embargo eso fué lo que el patriarca hebreo Abrahán oyó a Dios decir por medio de su ángel. Él oyó a Dios jurar por sí mismo al pacto anunciado allí.
5. ¿Por qué debemos nosotros los de hoy día apreciar la importancia y valor de ese pacto, y qué pregunta de importancia personal tenemos que contestar?
5 De todas las personas nosotros hoy debemos apreciar la importancia y valor de ese pacto. Hoy nosotros deberíamos discernir que es sumamente necesario que las naciones se bendigan por un medio provisto por Dios. Hoy todas las naciones mundanas, incluyendo a la república de Israel, en realidad se están maldiciendo mediante el materialismo y el militarismo. Esto no se debe a que la simiente o prole prometida de Abrahán no esté a la mano para que las naciones procuren la bendición. No; más bien es que las naciones no tienen fe en el propio pacto de Dios con Abrahán y están egoísta y orgullosamente pasando por alto su simiente o prole. Lo completamente insensato que les es a las naciones hacer esto es algo que todo el mundo puede ver claramente. Por lo tanto la pregunta llega a ser una pregunta de importancia personal: ¿Quiénes de entre “todas las naciones de la tierra” procurarán la bendición por el medio de Dios?
6, 7. (a) ¿Por qué otro pacto es apoyado el pacto con Abrahán? (b) ¿Qué pregunta concerniente al rey David contesta este pacto, y a qué cualidad de Jehová llamó la atención este pacto?
6 Ciertamente si seguimos a las naciones mundanas o a sus caudillos políticos y a sus consejeros económicos y religiosos, vendremos a estar bajo una maldición en vez de entrar en una bendición de parte de Dios por medio de la simiente de Abrahán. Ese pacto con Abrahán es apoyado por el pacto de Dios con el rey David. Contado desde Abrahán, David fué el décimocuarto hombre en la línea de descendencia. Por consiguiente fué llamado el hijo de Abrahán. (Mat. 1:1) Por medio del pacto con David el hijo de Abrahán, Dios aseguró que el pacto abrahámico para la bendición de todas las naciones y familias de la tierra se cumpliría por medio de un gobierno, un reino teocrático. En su día David fué rey de una nación teocrática, el antiguo Israel, con su capital en Jerusalén. El rey anterior a él, Saúl de la tribu de Benjamín, había muerto en batalla sin un sucesor para el trono de todo Israel. Surgió la pregunta: ¿Tendría el rey David un sucesor sobre el trono de Jerusalén en su familia? Jehová Dios se aseguró de eso. A causa de que el rey David desplegó gran celo santo para la casa de adoración, o templo, de Dios, Jehová Dios introdujo otro pacto de importancia para todo el género humano. Por medio de su profeta Natán él dijo a David:
7 “Jehová te ha dicho que una casa es lo que Jehová hará para ti. Cuando tus días se cumplan cabalmente y tengas que acostarte con tus padres, entonces yo ciertamente levantaré tu simiente después de ti, la cual saldrá de tus entrañas, y realmente estableceré firmemente su reino. Él es el que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su reino firmemente para siempre. Yo mismo llegaré a ser su padre y él mismo llegará a ser mi hijo. Cuando obre mal, entonces ciertamente lo reprenderé con la vara de los hombres y con los golpes de los hijos de Adán. En cuanto a mi bondad amorosa, no se apartará de él de la manera que la quité de Saúl, a quien quité de delante de ti. Y tu casa y tu reino ciertamente serán firmes para siempre delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono establecido firmemente para siempre.”—2 Sam. 7:11-16.
AMOR LEAL
8. ¿Por qué se dice de ese pacto que es un “pacto indefinidamente duradero con respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles”?
8 ¡Qué grandioso pacto fué ése, un pacto para un gobierno, un reino, que sería estable para todo tiempo, el trono del cual jamás sería echado abajo! ¡Qué privilegio inefable fué para un hombre fiel y su casa el estar vinculados a ese pacto del reino! Ese pacto había de cumplirse con la bondad amorosa de Dios como algo que le era muy necesario para llegar a una grandiosa culminación en un reino eternamente inmutable. En realidad, fué bondad amorosa de parte de Dios lo que lo impulsó a hacer el pacto. Desde este punto de vista podemos entender por qué Jehová, por medio de su profeta Isaías, habla de él como un “pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles.”
9. ¿Cómo se expresa esta bondad amorosa, y por lo tanto qué lectura alternativa da en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en su margen por hhésed?
9 Por lo tanto, mucho depende de la bondad amorosa de Jehová. Este es un rasgo notable de él y ha entrado en acción de manera sobresaliente para con nosotros las criaturas humanas. Un estudio de esta frase “bondad amorosa” revelará que significa más que el ser bondadoso a causa de un motivo amoroso. Establece una relación entre aquel que expresa la bondad amorosa y el que la recibe. Es una bondad que amorosamente se adhiere al objetivo de la bondad amorosa y que se apega tenazmente a él con una lealtad que no suelta sino hasta que se ha realizado el digno propósito de la bondad amorosa. De hecho, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en su lectura marginal del texto hebreo da la lectura alternativa “amor leal” para la palabra hebrea hhésed; para esta palabra hebrea en el número plural da “hechos (o, casos) de amor leal,” “plena bondad amorosa,” o, “pleno amor leal.”
10. En conformidad con un léxico recientemente publicado, ¿cómo leería la expresión de Isaías 55:3, y por eso qué es lo que coloca al propósito de la bondad amorosa en un plano de no poder fracasar?
10 Un léxico hebreo-inglés recientemente publicado sugiere que estas evidencias continuas de bondad amorosa deberían leerse “la siempre probada lealtad.” Así la expresión “un pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles” leería “un pacto que durará indefinidamente respecto a la siempre probada lealtad para con David que es fiel.” Esto de probarse la lealtad de Dios repetidas veces es lo que la hace fiel. Así que resulta infalible la lealtad de Dios para con aquel a quien introduce en el pacto consigo mismo. Muestra la solidaridad de Dios para con aquel que es introducido en el pacto. Esto ayuda al pacto a permanecer firme, prescindiendo de lo que haga la otra parte del pacto. Esto asegura que el propósito de la bondad amorosa no fracasará, que no producirá desilusión.
11, 12. (a) Por consiguiente, ¿cómo se puede describir que es Jehová para con sus adoradores fieles? (b) ¿Cuáles fueron los desenvolvimientos que llevaron al primer uso de la frase “bondad amorosa” en las Escrituras?
11 Subsista este hecho para Su honor y crédito: Jehová Dios es leal. Desde la primera mención de esta frase significante en el texto hebreo la bondad amorosa del gran Dios que preserva a sus adoradores fieles brilla con calor consolador. Cuando se mencionó por primera vez, el sobrino del patriarca Abrahán vivía en la ciudad de Sodoma. Jehová Dios le dijo a Abrahán que se hallaba en camino para destruir a la ciudad inicua, inmoral. Abrahán sabía que su sobrino Lot, junto con su esposa y dos hijas, se hallaba en la ciudad y que la vida de éstos estaba en peligro—la de cuatro personas. Evidentemente queriendo que la vida de ellos fuera salvada al salvarse Sodoma misma, Abrahán suplicó a Jehová hasta que Jehová finalmente prometió que si se hallara aunque fuera sólo diez personas justas en Sodoma él no la destruiría.
12 Dos ángeles de Jehová prosiguieron hasta Sodoma bajo la apariencia de hombres, y Lot les extendió la hospitalidad de su hogar. Por medio de aceptarlos como invitados suyos, Lot estaba obligado a ser leal para con ellos. Probó que era leal durante un asalto que hicieron los sodomitas a su casa. Con fe advirtió a sus yernos en perspectiva lo concerniente a la destrucción inminente de la ciudad condenada a exterminio. A la mañana siguiente, antes de salir el sol, los ángeles apresuraron a Lot y a su familia hasta las afueras de la ciudad. “¡Escapa a la región montañosa por temor de que seas barrido!” dijo uno de los ángeles de Jehová. Luego Lot pidió un favor adicional, diciendo: “¡Eso no, por favor, Jehová! Por favor, tu siervo ha hallado favor a tus ojos de modo que estás magnificando tu bondad amorosa, que has ejercido conmigo para preservar viva mi alma, pero yo—yo no puedo escapar a la región montañosa.” Consideradamente el ángel de Jehová le concedió el favor que pidió, y Lot y sus dos hijas hicieron su escape con buen éxito y sobrevivieron al incendio de Sodoma con fuego y azufre.—Gén. 18:16 a 19:26.
13. (a) ¿Qué cualidad de Dios magnificó ese rescate de Lot y sus hijas? (b) ¿Por qué no necesitan temer las “otras ovejas” de hoy día que la bondad amorosa de Jehová fracase?
13 Este rescate de Lot y sus hijas magnificó el amor leal de Jehová, en primer lugar para el tío de Lot, Abrahán, porque con él Jehová había hecho el pacto para la bendición de todas las familias de la tierra. (Gén. 12:1-3) Esa fué una ilustración para nuestro propio día, para las personas semejantes a ovejas que ahora están siendo recogidas dentro del favor divino. Tienen que depender en gran manera de esa misma bondad amorosa, de ese mismo amor leal de Jehová, para ser preservadas a través de la destrucción ardiente de la organización mundial que espiritualmente se llama Sodoma. (Apo. 11:8) Estas “otras ovejas” del Gran Pastor no necesitan temer que fracase Su bondad amorosa. Por no menos de veintiséis veces el Salmo 136 solo repite la razón por alabar a Jehová, diciendo: “Porque su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido.” Cuando Dios declaró su propio nombre delante del profeta Moisés en el monte Sinaí al tiempo de escribir los Diez Mandamientos, se describió a sí mismo, diciendo: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benigno, lento para airarse y abundante en bondad amorosa y verdad, que preserva bondad amorosa para miles, perdonando iniquidad y transgresión y pecado, . . . Aquí estoy concluyendo un pacto: . . . Porque tú no debes inclinarte ante otro dios, porque Jehová está dedicado exclusivamente a su nombre. Él es un Dios que exige devoción exclusiva.” (Éxo. 34:4-14) Este Dios, que se siente agraviado por ser presentado en falsos colores y que exige devoción indivisa, es correcto en todo detalle al describirse. Por consiguiente podemos contar seguramente con su lealtad.
LEALTAD AL REINO
14. Desde su comienzo, ¿qué exigió ese pacto del reino, y por lo tanto de qué principio jamás podemos desviarnos?
14 Desde el mismísimo tiempo en que Jehová estableció el pacto con David para el reino eterno, ese pacto del reino llegó a ser algo que exigía el apoyo y adhesión leales tanto de Dios como del hombre. El pacto estuvo inseparablemente vinculado al rey David y su línea de sucesores reales. En realidad, el pacto fué personificado en la casa o dinastía real de David, de modo que lealtad al pacto quiso decir lealtad a la casa de David bajo Jehová Dios. La lealtad del hombre tenía que ser dirigida a ese pacto. Hasta este año de 1959, ése es un principio del cual jamás podemos apartarnos si estamos determinados a agradar al gran Proponente del pacto, Jehová Dios. Tenemos a Jehová mismo como nuestro perfecto Ejemplo de lealtad.
15. Después de ser favorecido con este pacto, ¿en qué serie de crímenes fué atrapado el rey David?
15 Algún tiempo considerable después que el rey David había sido tan altamente favorecido con este pacto, fué atrapado en una serie de pecados horribles, delitos atroces en violación de los Diez Mandamientos. Codició a la esposa de otro hombre y cometió adulterio con ella, la esposa de su propio oficial militar fiel Urías el heteo. Cuando la mujer llegó a estar encinta, David que se había desequilibrado espiritualmente trató de protegerse. Hizo arreglos para que el esposo de ella fuese colocado en una posición peligrosa en la batalla, para ser abandonado allí a muerte segura. Después de que el valiente y leal Urías hubo sido enviado de esta manera a su muerte, David mandó traer la esposa de Urías a su propia casa para que fuera una de sus muchas esposas. A causa de estos crímenes, ¿no debería ser condenado a muerte el David inmundo, manchado de sangre y no debería ser cancelado el pacto con él?
16. ¿Cómo había de ser castigado David a causa de esto, y quién sufrió la muerte?
16 Por medio del mismísimo profeta Natán por medio de quien Jehová había anunciado el pacto del reino a David, Jehová envió su mensaje de condenación fuerte, mostrando cuán vilmente se había portado David. En castigo la espada jamás había de partir de la propia casa personal de David; el mal había de surgir de su casa, y algunas de sus esposas serían abiertamente violadas. David vió cómo había despreciado a Jehová y había tratado al Dios del pacto con falta de respeto. Con pena confesó su pecado contra Jehová. Temió por su vida. “Usted no morirá,” le dijo Natán; pero el niño ilegítimo de su adulterio codicioso había de morir. Nada desvió a Jehová de esta sentencia. El niño bastardo sólo vivió siete días y murió.
17. (a) ¿Qué hubo, pues, acerca del pacto del reino con David? (b) ¿Cómo se mostró la profundidad de la bondad amorosa de Jehová en lo que toca al sucesor inmediato de David?
17 Sin embargo, ¿qué hubo del pacto del reino con David? Jehová no lo canceló. Fué leal a él. Ejerció la bondad amorosa que había de acompañar a este pacto con el fin de llevarlo a éxito glorioso. David fué reinstalado en el favor divino y se le dejó continuar en el “trono de Jehová” en Jerusalén; pero los diversos castigos manifestados en la sentencia de condenación que Jehová dió se le impusieron a David con el transcurso del tiempo. La profundidad de la bondad amorosa o amor leal de Jehová se mostró aun más en el hecho de que el siguiente hijo que David tuvo mediante la ex esposa de Urías, un hijo legítimo, fué escogido por Dios para llegar a ser el sucesor de David en el trono y para llevar hacia adelante el pacto del reino. Por eso, después de la muerte de David en el favor divino, “Salomón empezó a sentarse sobre el trono de Jehová como rey en lugar de David su padre y a hacerlo con buen éxito, y todos los israelitas le fueron obedientes.” (1 Cró. 29:23; 2 Sam. 11:1 a 12:25) La bondad amorosa de Jehová de acuerdo con el pacto del reino resultó ser un medio de salvación. ¡Cuán maravilloso!
18. Por eso, ¿cómo se expresó apropiadamente David en su salmo, y qué dijo atinadamente su hijo Salomón en oración en la dedicación del templo?
18 Por eso el rey David pudo decir en su salmo: “Te daré gracias, oh Jehová, entre las naciones, y a tu nombre haré melodía. El que hace grandes actos de salvación para su rey y ejerce bondad amorosa para con su ungido, para con David y para con su simiente para siempre.” (2 Sam. 22:50, 51) Cuando su hijo y sucesor, Salomón, estaba dedicando el magnífico templo para el cual David había hecho tantos preparativos, el rey Salomón pudo decir en oración pública a Dios con apreciación sincera: “Oh Jehová el Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos arriba o en la tierra debajo, pues guardas el pacto y la bondad amorosa para con tus siervos que están andando delante de ti con todo su corazón, tú que has cumplido para con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, de modo que hiciste la promesa con tu propia boca, y con tu propia mano has efectuado el cumplimiento, como en este día. Y ahora, oh Jehová el Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre aquello que le prometiste, diciendo: ‘No será quitado hombre tuyo alguno de delante de mí de sentarse en el trono de Israel, si sólo tus hijos cuidan de su camino andando delante de mí así como tú has andado delante de mí.’ Y ahora, oh Dios de Israel, resulte fidedigna tu promesa que has prometido a tu siervo David mi padre, por favor.”—1 Rey. 8:22-26.
19. En la vejez de Salomón, ¿cómo surgió la necesidad de que Jehová ejerciera bondad amorosa, y por qué motivo le fué permitido a Abías suceder a Roboam en el trono?
19 En lastimoso contraste con su padre David, el rey Salomón en su vejez apostató de Jehová. Allí de nuevo surgió la necesidad de que Jehová ejerciera su bondad amorosa, por causa del pacto eterno del reino. El pacto no fué cancelado. Por consiguiente el hijo de Salomón, Roboam, se sentó sobre el trono de Jehová en Jerusalén, pero no como rey sobre las doce tribus de Israel. Por el decreto de castigo que Jehová impuso diez tribus fueron cortadas del dominio de los reyes de la casa de David. De modo que Roboam siguió dominando sólo sobre dos tribus fieles, Judá y Benjamín. (1 Rey. 11:1-13; 12:19-24) Roboam murió como rey malo. No obstante, su hijo Abías vino al trono del reino de Judá. ¿Por qué? La respuesta inspirada dice: “A causa de David, Jehová su Dios le dió una lámpara en Jerusalén levantando a su hijo después de él y manteniendo en existencia a Jerusalén, porque David hizo lo que era recto a los ojos de Jehová y no se apartó de nada que él le hubo mandado todos los días de su vida, sólo en el asunto de Urías el Heteo.”—1 Rey. 15:4, 5.
20. ¿Qué llamado hizo el rey Abías al ejército israelita enemigo, y para quién ganó la batalla Jehová?
20 Cuando el rey Abías salió para guerrear contra las sublevadas diez tribus de Israel, primero les hizo una llamada desde una vertiente de montaña con las palabras siguientes: “¿No les toca a ustedes saber que Jehová el Dios de Israel mismo dió un reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, mediante un pacto de sal?... Y ahora ustedes están pensando en resistir contra el reino de Jehová en la mano de los hijos de David, cuando ustedes son una gran multitud y con ustedes están los becerros de oro que Jeroboam [su rey] hizo para ustedes como dioses... Y, ¡miren! con nosotros está a la cabeza El Dios verdadero con sus sacerdotes y las trompetas de señales para dar la alarma de batalla contra ustedes. Oh hijos de Israel, no peleen contra Jehová el Dios de sus antepasados, porque no tendrán buen éxito.” (2 Cró. 13:3-12) Sin embargo, el pacto del reino y la adhesión leal a Jehová como Dios el Pactante en nada atrajo a aquellos israelitas sublevados. Siguieron adelante con la batalla. Pero Jehová ganó la batalla para los que estaban adhiriéndose lealmente a su pacto para el reino con David.
21, 22. ¿Quiénes fueron un ejemplo para nosotros hoy día en poner la adoración y el pacto del reino de Dios por encima del nacionalismo, y qué registro se hicieron ellos para sí mismos?
21 La división de las doce tribus de Israel en dos reinos les impuso gran prueba a los israelitas en lo que tocaba a la lealtad para con el pacto del reino. Pero hubo israelitas que pusieron la adoración de Dios y su pacto del reino por encima del nacionalismo. Nos sirven de ejemplo a nosotros hoy día. Por ejemplo, considere a los sacerdotes y levitas que servían en el templo de Jehová en Jerusalén pero cuyos hogares se hallaban situados en cuarenta y ocho ciudades esparcidas en las doce tribus de Israel. (Núm. 35:6-8; Jos. 21:1-41) El registro que hicieron para sí mismos dice:
22 “Los sacerdotes y los levitas mismos que estaban en todo Israel se pusieron de parte de [el hijo del rey Salomón] procedentes de todos sus territorios. Pues los levitas dejaron sus dehesas y su propiedad y luego vinieron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam [el rey de las diez tribus sublevadas] y sus hijos los habían despedido para que no sirvieran a Jehová como sacerdotes.... Y siguiéndolos [a los levitas] los que de entre todas las tribus de Israel estaban entregando su corazón a buscar a Jehová el Dios de Israel vinieron ellos mismos a Jerusalén a hacer sacrificios a Jehová el Dios de sus antepasados. Y siguieron fortaleciendo la soberanía real de Judá y confirmando a Roboam el hijo de Salomón.”—2 Cró. 11:13-17.
23. Según el registro, ¿qué hicieron los israelitas que ya vivían temporáneamente en Judá respecto al punto en cuestión?
23 Los israelitas que vivían temporáneamente en Judá no se sublevaron ni promovieron guerra civil, sino que se sometieron lealmente al rey que representaba al pacto del reino de Jehová con David. El registro dice: “En cuanto a los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá, Roboam continuó reinando sobre ellos.”—2 Cró. 10:17.
24. Durante los reinados de reyes de Judá, ¿quiénes desertaron al reino de Judá, y a quiénes recogió a Jerusalén Asa, resultando en qué pacto?
24 A través de los reinados de varios reyes de Judá, hubo israelitas fieles que desertaron al reino de Judá, porque el rey de Judá disfrutaba de las bondades amorosas o hechos de amor leal de Jehová. En los días del nieto de Roboam, el rey Asa, “empezó a recoger a todo Judá y Benjamín y a los residentes temporarios que estaban con ellos de [las tribus sublevadas de] Efraín y Manasés y Simeón, porque habían desertado a él desde Israel en grandes cantidades cuando vieron que Jehová su Dios estaba con él. De modo que fueron recogidos en Jerusalén... Además, entraron en un pacto para buscar a Jehová el Dios de sus antepasados con todo su corazón y con toda su alma.” Lo buscaron mientras podía ser hallado, y “él se dejó hallar de ellos.”—2 Cró. 15:9-15.
25, 26. (a) ¿Qué notable demostración de lealtad al pacto del reino vino al tiempo de morir el rey Ocozías de Jerusalén? (b) ¿Cómo fué el único heredero del pacto del reino ungido rey finalmente?
25 El rey Ocozías fué el octavo gobernante de Jerusalén en la línea del rey David. Al tiempo de morir él ocurrió una demostración notable de lealtad al pacto del reino según se simbolizaba en la casa real de David. Su madre Atalia, la nieta del inicuo rey Omri de las diez tribus sublevadas, usurpó el trono de Jerusalén. Ese trono pertenecía únicamente a hombres dentro del pacto del reino de Jehová. Para mantenerse en él Atalia “destruyó a toda la prole real de la casa de Judá,” toda salvo un bebé, Joás. La tía de éste, Josabet, se había casado con el sumo sacerdote levita Joiada. Determinada a mantener viva la línea real del rey David en conformidad con el pacto de que a David no le debería faltar un hombre que se sentara en su trono, la tía Josabet hurtó al bebé Joás. Los mantuvo a él y a su nodriza ocultos en una recámara interior del templo de Jehová.
26 ¡Cuán apropiado que el templo de Jehová ocultara en seguridad al único heredero de Su pacto del reino! En el séptimo año de esta existencia oculta de Joás, que crecía, el leal sumo sacerdote Joiada lo sacó y lo ungió rey en una columna del templo. La usurpadora asesina Atalia oyó el ruido de júbilo. “¡Conspiración! ¡Conspiración!” gritó ella cuando entró y vió lo que había sucedido. En lealtad al rey legítimo de Jehová, el sumo sacerdote Joiada hizo que ella fuera conducida afuera y muerta en una puerta del palacio. (2 Cró. 22:10 a 23:15; 2 Rey. 11:1-16) En su bondad amorosa Jehová, por medio de sus adoradores leales, probó ser fiel a su pacto hecho con su siervo el rey David.
27. En el caso de Joás, ¿cómo resultó en deslealtad el que dejara de tener aprecio, pero qué mantuvo funcionando al pacto del reino?
27 El dejar de tener aprecio resulta en deslealtad. Aun Joás dió un ejemplo de esto. Mientras vivió el sumo sacerdote Joiada y fué su consejero espiritual, el rey Joás anduvo rectamente. Después de morir Joiada, Joás escuchó a los príncipes de Judá que se inclinaban a la idolatría. El hijo de Joiada, el sumo sacerdote Zacarías, se opuso a ello. “Porque ustedes han dejado a Jehová, él, a su vez, los dejará a ustedes,” dijo él. Finalmente, por mandato del propio rey Joás, la gente conspiró contra el sumo sacerdote Zacarías y lo mató a pedradas en el mismísimo atrio del templo de Jehová. ¡Qué ruin ingratitud! Dice 2 Crónicas 24:22: “Joás el rey no se acordó de la bondad amorosa que Joiada su padre [de Zacarías] había ejercido para con él, de modo que mató a su hijo, quien, cuando estuvo al borde de la muerte, dijo: ‘Encárguese de ello Jehová y lo reclame.’” Jehová lo reclamó. El registro nos dice cómo murió Joás: “Sus propios siervos conspiraron contra él a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lograron matarlo sobre su propio canapé, de modo que murió.” (2 Cró. 24:25) Su hijo Amasías le sucedió sobre el “trono de Jehová.” De esta manera, por la bondad amorosa de Jehová, el pacto del reino siguió funcionando.
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Hombres de bondad amorosa y el ReinoLa Atalaya 1959 | 1 de junio
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Hombres de bondad amorosa y el Reino
1. ¿Qué preguntas llegan a ser apropiadas hoy respecto al pacto del reino, y cómo está envuelta nuestra propia vida?
¿CÓMO podemos nosotros hoy día ser leales al pacto eterno que Jehová Dios hizo con David para el reino? ¿Con quiénes hoy día ha concluído Jehová un “pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles”? (Isa. 55:3) ¡Mire! la antigua ciudad de Jerusalén está ocupada por árabes mahometanos. La cima de montaña que el templo de Jehová ocupaba en otro tiempo ahora la corona la mezquita conocida como la Cúpula de la Roca. La República de Israel no tiene rey de la casa real de David en el pacto para el reino. ¿Qué le ha pasado a ese pacto eterno? El que obtengamos vida eterna en el justo nuevo mundo de Dios que se aproxima depende de que obtengamos la respuesta correcta y de que obremos en armonía leal con ella.
2. ¿Cómo cesó la soberanía real activa de los sucesores de David en Jerusalén, y cómo fué que Zorobabel no revivió la soberanía real?
2 En 618 a. de J.C. el rey Joaquín, el décimonono gobernante en la línea directa del rey David, llegó a ser rey pero sólo reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Se rindió a Nabucodonosor rey de Babilonia y fué deportado a Babilonia, donde crecieron sus hijos. Su tío, Sedequías, fué colocado en el trono de Jerusalén y reinó once años. En 607 a. de J.C. fué capturado y llevado a Babilonia para morir allí, sin hijos; y Jerusalén y su templo suntuoso edificado por Salomón fueron destruídos. Setenta años más tarde Zorobabel, el nieto de Joaquín, condujo a un resto de judíos leales de regreso de Babilonia a Jerusalén para reconstruir el templo de Jehová. Como súbdito de la nueva potencia mundial, el Imperio Persa, Zorobabel sirvió de gobernador civil de la tierra de Judá, pero no se sentó en ningún trono en Jerusalén como rey en conformidad con el pacto del reino de Jehová con David. Desde el derrocamiento del rey infiel Sedequías, ningún heredero real de la casa de David se ha sentado en el “trono de Jehová” en Jerusalén.
3. ¿Qué permitió Jehová por lo tanto que le sobreviniera a la casa de David, y cómo terminó la línea real de David hace diecinueve siglos sin que fracasara la promesa del pacto?
3 ¿Había fracasado el pacto de Jehová para el reino? ¿Había sido abandonado? ¡No! La bondad amorosa de Jehová, su amor leal, no permitió tal cosa. Es verdad que él trastornó su trono en Jerusalén y echó al último rey terrestre que lo ocupaba, Sedequías; pero Él no anuló su pacto eterno del reino. En cumplimiento de las estipulaciones del pacto él simplemente permitió que la casa de David recibiera su castigo por la maldad de los muchos reyes que representaron a Jehová en falsos colores en el “trono de Jehová” en Jerusalén. Durante todo este tiempo de castigo no faltó un hombre en la línea real de descendencia del rey David. Esa línea real terminó hace mil novecientos años. ¿Qué? ¿Fracasó la promesa del pacto de Dios y le ha faltado un hombre al rey David para servir como el heredero del pacto real? ¡De ninguna manera! ¿Por qué no? Porque la línea de descendencia de David terminó en aquel entonces con un descendiente que murió sin hijos, pero que vive para siempre. Él vive hoy en este siglo veinte y no necesita ningún sucesor en el pacto del reino. En conformidad con eso, los únicos registros disponibles de la línea real de descendencia del rey David terminan con Jesucristo. Ningún judío que vive hoy puede demostrar que su línea de descendencia proviene del rey David.
4. ¿Por qué se llama Jesús el Hijo de David en un sentido regio o real, y por qué consintió en darlo a luz su madre humana?
4 Jesús nació en Belén-Judá, lugar donde nació David. Por medio de dos líneas de familia demuestra que su línea de descendencia proviene de David, de modo que él se llama el Hijo de David en sentido regio o real. (Mat. 1:1 a 2:11; Luc. 3:23-31) Su nacimiento humano fué milagroso, porque él fué en realidad el Hijo de Dios que descendió desde el cielo. Su fuerza de vida fué trasladada desde allí hasta el vientre de una virgen judía de la casa de David, llamada María. Para obtener el consentimiento de ella en cuanto a llegar a ser la madre del Hijo de Dios, Jehová envió su ángel Gabriel a decirle que ella había sido escogida para ser la madre humana de la simiente prometida del patriarca Abrahán y el heredero prometido del pacto del reino eterno. Después de saludarla, el ángel Gabriel dijo: “No tengas temor, María, porque has hallado favor con Dios; y, ¡mira! concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y habrás de llamarlo Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y él será rey sobre la casa de Jacob [Israel] para siempre, y no habrá fin de su reino.” (Luc. 1:26-33) Leal al pacto del reino de Jehová, María consintió amorosamente a este acto milagroso.
5. ¿En cumplimiento de qué profecía fué efectuado este nacimiento por una virgen, y cómo fué anunciado el nacimiento?
5 En cumplimiento de la profecía de Isaías 7:14 el nacimiento de Jesús de esta joven aconteció como una gran señal, la importancia de la cual en nada ha disminuído hasta este día. El ángel de Jehová desde el cielo dijo a los pastores de Belén que este Hijo milagroso de David había de ser el Ungido de Jehová, el Cristo: “Les estoy declarando a ustedes las buenas nuevas de un gran gozo que toda la gente tendrá, porque les nació a ustedes hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.”—Luc. 2:1-12; Mat. 1:18-25.
6. ¿Qué puede decirse en cuanto a si el llegar a ser Jesús el Heredero permanente del pacto del reino lo restringió a esta tierra o no, y por eso por quién fué ungido Jesús?
6 Nació humano con el fin de ser verdaderamente la Simiente de Abrahán para la bendición de todas las naciones y para ser en realidad el Heredero eterno de David para el reino, pero Jesús no había de ser restringido a esta tierra por medio de tener que sentarse en un trono material en el monte Sión de Jerusalén. Cuando Jehová Dios hizo el pacto del reino con David hace tres mil años, su propósito era tener finalmente un reino celestial eterno para el Heredero permanente de David. Ningún sumo sacerdote levita podía ungir a Jesús a tal gobierno celestial. Jehová lo ungió después de su bautismo en agua, derramando espíritu santo sobre Jesús y santificándolo como el Cristo.
7. Por lo tanto, ¿qué fué muy apropiado que Jesús predicara, y en lealtad al pacto del reino a quiénes extendió una bienvenida?
7 Allí Jesús fué engendrado por el espíritu de Dios para llegar a ser un Hijo espiritual de Dios, destinado a vida futura en el cielo. Fué muy apropiado, entonces, que Jesús predicara el reino de Dios, “el reino de los cielos.” Él llamó discípulos para que lo siguieran y buscaran primero el Reino. Cuando los llamó, realmente les estaba extendiendo la invitación de Dios por medio del profeta Isaías: “Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva, y prestamente concluiré con ustedes un pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles.” (Isa. 55:3) Esto significó que Jehová Dios se había propuesto dar a Jesucristo algunos coherederos en el reino celestial. Con lealtad al pacto del reino Jesús dió la bienvenida a tales coherederos del reino de Dios. Después de su última pascua con sus apóstoles leales, él les dijo: “Ustedes son los que han permanecido conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30) ¡Qué bondad amorosa fué esto de parte de Jehová Dios!
8. ¿Cómo pareció la situación cuando Jesús yació muerto en Sheol, y qué tuvo que hacer Jehová ahora en conformidad con su promesa?
8 ¡Oh tanto dependía de aquel único Heredero del reino, Jesucristo! Cuando él murió y fué enterrado, parecía que al fin iba a faltar un hombre de la casa de David que se sentara sobre su trono, que era el “trono de Jehová.” La profecía que el ángel entregó a Daniel mucho tiempo atrás decía que el “príncipe del pacto” sería quebrantado por una “persona despreciable,” el emperador Tiberio César de Roma. (Dan. 11:21, 22, AN) Jesús yació quebrantado en la muerte, en Sheol o Hades, que es el sepulcro común del género humano pecaminoso. Aparentemente entonces era una imposibilidad hacer revivir el pacto del reino con David. Sin embargo la verdadera imposibilidad era que el Dios Todopoderoso permitiera que fracasara su pacto. Su bondad amorosa, su amor leal, que se prometió en el pacto y que justamente le correspondía a este Hijo leal de Dios, Jesucristo, jamás podría permitir que fracasara el pacto. Jehová Dios tenía que sacarlo de Sheol o Hades o “infierno,” el sepulcro común del género humano. En el Salmo 16:10 Jehová había prometido con anticipación hacer esta cosa milagrosa. Él inspiró a David a decir: “Tú no dejarás mi alma en Sheol. No dejarás que tu hombre de bondad amorosa vea el hoyo.” Esa profecía aseguró la resurrección de Jesús, el David Mayor, del sepulcro.
9. ¿De qué fué una expresión la resurrección de Jesús por Jehová, y cómo nos aclaró este hecho Pablo?
9 El resucitar Dios a Jesús fué una expresión de bondad amorosa divina en apoyo del pacto del reino con David. El apóstol Pablo nos aclara esto, diciendo: “El hecho de que le resucitó de entre los muertos destinado para no volver jamás a la corrupción, lo ha declarado él de esta manera: ‘Les daré a ustedes, oh gente, las bondades amorosas de David las cuales son seguras.’ Por eso también dice en otro salmo: ‘No permitirás que tu hombre de bondad amorosa vea la corrupción.’ Porque David, por una parte, sirvió la voluntad expresa de Dios en su propia generación y se durmió en la muerte y fué acostado con sus antepasados y sí vió corrupción. Por otra parte, aquel a quien Dios levantó no vió corrupción.”—Hech. 13:34-37.
OTROS INTRODUCIDOS EN EL PACTO
10. ¿Quién, por lo tanto, fué el “hombre de bondad amorosa” de Jehová, y por medio de resucitarlo al cielo Jehová abrió el camino para hacer qué?
10 Jesucristo es el “hombre de bondad amorosa” o el hombre de amor leal de Jehová, a quien Él no dejó en Sheol. Por medio de levantarlo de la muerte a la vida inmortal en el cielo Jehová abrió el camino para extender la bondad amorosa segura de su pacto con David a otros “hombres de bondad amorosa” u hombres leales: los apóstoles fieles y todos los otros cristianos dedicados a quienes Dios engendra y hace coherederos con su Hijo Jesucristo en el reino celestial.
11. En el Salmo 145, ¿qué cantó David acerca de los hombres de bondad amorosa de Jehová?
11 De manera profética David cantó: “Todas tus obras te ensalzarán, oh Jehová, y tus hombres de bondad amorosa te bendecirán. Hablarán de la gloria de tu soberanía real, y dirán de tu potencia, para dar a conocer a los hijos de los hombres los hechos poderosos de él y la gloria del esplendor de su soberanía real. Tu soberanía real es soberanía real de todos los tiempos indefinidos, y tu dominio dura por todas las generaciones sucesivas.”—Sal. 145:10-13.
12. ¿Cuántos hombres espirituales de esa clase quedan en este tiempo del fin, y por qué no fueron desechados por sus faltas durante la I Guerra Mundial?
12 En este tiempo del fin del mundo sólo queda un resto en la tierra de estos “hombres de bondad amorosa” u hombres de amor leal espirituales, es decir, hombres que son piadosos o concienzudos en desempeñar sus obligaciones a Jehová Dios. Durante la I Guerra Mundial faltaron en lo que tocaba a sus responsabilidades para con Dios. De modo que él se irritó con ellos. En su ira permitió que entraran en un cautiverio semejante al de los judíos en Babilonia. (Isa. 12:1, 2; 54:7-10) ¿Por qué no desechó Jehová a los de este resto durante la I Guerra Mundial a causa de sus faltas bajo las pruebas y persecuciones concomitantes de la guerra? Fué a causa de su lealtad a su pacto.
13, 14. (a) Por medio de su pacto, ¿qué se había obligado Jehová a expresar hacia esta clase del resto? (b) De modo que, ¿qué tuvieron que sufrir los del resto durante la I Guerra Mundial, y qué les costó financieramente mantener viva su alma hasta este día?
13 Por medio de Jesucristo había introducido a los miembros de este resto en el pacto del reino. Por consiguiente se obligó a sí mismo a expresar las bondades amorosas a David que fueron prometidas en el pacto. Cuando hizo el pacto con David, Jehová dijo: “Cuando [el sucesor del reino] obre mal, entonces ciertamente lo reprenderé con la vara de los hombres y con los golpes de los hijos de Adán. En cuanto a mi bondad amorosa [mi amor leal], no se apartará de él de la manera que la quité de Saúl, a quien quité de delante de ti [David]. Y tu casa [tus coherederos en el reino] y tu reino ciertamente serán firmes para siempre delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono establecido firmemente para siempre.”—2 Sam. 7:14-16.
14 Por eso el resto de “hombres de bondad amorosa” tuvo que recibir su castigo a manos de las naciones en guerra. Esto fué una reprensión con la vara de hombres y con los golpes de los hijos de Adán. Exactamente así, también, la casa real de David hace mucho tiempo tuvo que recibir su castigo desde 607 a. de J.C., cuando fué destruída Jerusalén, hasta 29 d. de J.C., cuando apareció el prometido Mesías el Príncipe, el Heredero permanente del rey David. En 1919 Jehová libertó a los del resto que de corazón querían ser leales a él. Luego los puso a trabajar como testigos de Él a un grado nunca antes conocido. En conformidad con las palabras de Lamentaciones 3:22, 23 pudieron decir: “Son los hechos de bondad amorosa de Jehová que no hayamos llegado a nuestro final, porque sus misericordias ciertamente no llegarán a un fin. Son nuevas cada mañana. Tu fidelidad es abundante.” Toda esta liberación y restauración se les dió a ellos “aun sin dinero y sin precio,” y por eso su alma se ha mantenido viva hasta este día.—Isa. 55:1-3.
15. ¿Cómo podemos probar nuestra lealtad al pacto del reino hoy día, y cómo mostró Jehová que no había olvidado este pacto, sino que todavía se sentía obligado por él?
15 La pregunta apropiada ahora es: ¿Cómo podemos nosotros, testigos de Jehová, igual que los israelitas de la antigüedad e igual que Jesús y los apóstoles, probar nuestra lealtad al pacto del reino hoy día? Podemos probarla por medio de ser leales al reino reinante del Heredero eterno del pacto del reino. Jehová Dios nunca ha olvidado ni una sola vez su pacto desde que el último rey de la casa de David se sentó en el trono de Jerusalén. Es verdad que el reino activo de David estuvo fuera de acción durante más de seis siglos. Pero la milagrosa llegada de Jesucristo el “príncipe del pacto” desplegó la lealtad de Jehová al pacto al cual él había juramentado. Jehová jamás se perjura. Cuando una persona presta juramento y luego no efectúa aquello que juramentó, significa no sólo que uno se perjura sino también significa que uno se acarrea una maldición a sí mismo. Jehová jamás se acarrea una maldición a sí mismo. Él por siempre es el Bendito. Cuando él jura por su propio nombre o por sí mismo, jamás jura a una mentira; pero su juramento solemne agrega todavía más certeza de que la cosa que juró se logrará. Por lo tanto en aquel entonces la llegada de Jesús el Mesías y su resurrección de entre los muertos probó que el pacto juramentado de Jehová no había entrado en decadencia. Todavía le era obligatorio a Jehová Dios aunque el reino no había estado funcionando en Jerusalén durante 635 años, o desde 607 a. de J.C. hasta 29 d. de J.C.
16. (a) ¿Por qué la larga espera de Jesús y el no usar el poder del Reino no causó la muerte legal del pacto del reino? (b) ¿Por qué no incluye esto a la cristiandad, y, a pesar de eso, cómo ha sido Jehová leal al pacto?
16 Pero ¿cómo se conecta todo esto con nuestro propio tiempo? Bueno, el reino del Heredero permanente del pacto real no entró en acción cuando el Jesús resucitado ascendió al cielo en el año 33. Desde la primavera de ese año hasta el otoño de 1914, o durante 1881 años, Jesús ha estado sentado a la diestra de Dios, no reinando, sino aguardando a que llegara el tiempo de Dios para hacer de los enemigos del reino el escabel de Jesús, el Heredero del reino. ¿Causó ese largo período de espera la muerte legal del pacto? No; no le impuso a Jesús en el cielo una pérdida de su derecho al poder del Reino a causa de no usarlo. No; porque durante todos esos siglos de aguardar pacientemente, el pacto del reino ha estado activo. ¿Cómo es eso? Pues Jehová ha estado escogiendo a 144,000 coherederos, aquellos cristianos que responden a su invitación y con quienes él concluye el “pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles.” Esto no incluye a la cristiandad. La cristiandad, con sus millones de habitantes, ha sido infiel al pacto desde el siglo cuarto. Ella no ha aguardado a que el reino del Heredero de Jehová fuera establecido en Su tiempo señalado. Ella ha despreciado el pacto. ¿Cómo? Por medio de entrar en una unión de su iglesia con el estado político o reinos de este mundo bajo Satanás el Diablo. Pero a pesar de eso, Jehová fué leal a su pacto juramentado por medio de continuar sacando de este mundo, de todas las naciones, a los cristianos verdaderos e introduciéndolos en el pacto.
17. Antes de terminar de usar al resto, ¿qué hizo Jehová tocante al Reino, en cumplimiento de Isaías 16:5?
17 Aun antes de que Jehová terminara su trabajo con los del resto de los 144,000 coherederos o terminara de usarlos como sus testigos en la tierra, Jehová estableció el Reino, por el cual los hombres y las mujeres leales han tenido sed y hambre. En apoyo de su pacto eterno con David él había prometido: “En bondad amorosa ciertamente será establecido firmemente un trono, y uno debe sentarse en él con fidelidad en la tienda de David, juzgando y buscando justicia y siendo pronto en la rectitud.” (Isa.16:5) En el año trascendental de 1914 llegó el tiempo para que Jehová sentara al Heredero del Reino en el trono como rey reinante, “en la tienda de David,” como Hijo de David y no obstante como Señor celestial de David.—Sal. 110:1, 2; Mat. 22:41-45.
18. (a) ¿Semejante a qué cuerpos celestiales había de durar el Heredero permanente del pacto del reino? (b) ¿Qué por lo tanto es el deber explícito de los del resto, y de qué participan como galardón por la lealtad?
18 ¿Ha cesado alguna vez el sol de levantarse e introducir el día? ¿O ha cesado alguna vez la luna de brillar durante la noche? Ni una sola vez hasta este día. Igualmente Jehová, quien guarda el pacto y la bondad amorosa, no ha olvidado ni ha descuidado este pacto importantísimo para el Reino que lo vindicará a Él como el Soberano legítimo del universo. Él juró en su santidad, y no fué mentira cuando le dijo al rey David que su casa real duraría y que su trono sería permanente. Jesucristo, el Heredero permanente del pacto de bondad amorosa para con David, dura, exactamente igual que el sol y la luna, y hoy Jesucristo reina desde el “trono de Jehová” en los cielos. (Sal. 89:28-37) Por lo tanto nuestro deber está claro. Los “hombres de bondad amorosa” de Jehová deben a Dios el ser leales a su Rey reinante entronizado, el Hijo y Señor de David. Como galardón por su amor leal comen la leche de la pinguosidad de la mesa espiritual de Dios, y beben el vino de los gozos del ministerio del Reino como embajadores del Reino.
SÚBDITOS TERRESTRES LEALES
19. ¿Quiénes además de los israelitas naturales fueron leales a David, y quiénes aun de la propia casa del rey Saúl?
19 Allá en el día del rey David aun residentes extranjeros en Israel fueron leales a él a causa de que él era el gobernante ungido de Jehová, aquel con quien se había hecho el pacto para una dinastía eterna y un trono firmemente establecido. Entre tales extranjeros leales se hallaban los geteos (hombres de Gat de Filistea) y los peleteos y los kereteos. (2 Sam. 15:18-22) Aun Jonatán el hijo de Saúl el rey rechazado desplegó bondad amorosa inquebrantable a David porque él fué el escogido de Jehová. Sí, los mismísimos hermanos del rey Saúl, los miembros de su tribu de Benjamín, pusieron la selección de Jehová por encima de las personalidades y se pusieron de parte de Su ungido escogido, David.—1 Sam. 18:1-4; 20:8, 14, 15; 1 Cró. 12:1, 2, 19, 29.
20, 21. (a) ¿A quiénes encontramos hoy día que son imitadores de tales antiguos partidarios y sostenedores de David? (b) ¿Cómo dan expresión práctica de su amor leal, y cómo participan ahora con el resto?
20 Hoy hallamos fieles imitadores de aquellos antiguos partidarios y sostenedores de David, el ungido de Jehová. Una grande muchedumbre de hombres y mujeres que llegan a tener un conocimiento del pacto del reino de Jehová con Jesucristo y sus coherederos ahora lealmente da su apoyo al Heredero permanente del pacto eterno. ¿Qué hay si los de esta grande muchedumbre son de tantas naciones, tribus, pueblos y lenguas diversificados? Esto no influye en ellos de modo que no den su lealtad al gobierno de Dios en los cielos. Se dirigen a Él en su trono y a Jesucristo su Hijo semejante a Cordero y los aclaman. Con voz fuerte unidamente claman en confesión pública: “La salvación se la debemos a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” Día y noche rinden servicio sagrado a Jehová, y dejan que su Hijo semejante a Cordero los guíe como su Pastor-Rey.—Apo. 7:9-17.
21 Con el fin de dar una expresión práctica de este amor leal a su Pastor-Rey, se mantienen leales al resto de sus coherederos del Reino, sus hermanos, aquellos “hombres de bondad amorosa,” a quienes Dios ha introducido en el pacto del Reino y a quienes Él ha congregado a sí mismo como aprobados. (Sal. 50:5) Esta es la razón por la cual el Pastor-Rey aprueba a aquellas “otras ovejas” y las congrega a su diestra y dice: “Vengan, ustedes que tienen la bendición de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.... Verdaderamente yo les digo a ustedes: Al grado que lo hicieron [todo ese bien] a uno de los menores de éstos mis hermanos, me lo hicieron a mí.” (Mat. 25:31-40) Esto explica por qué estas “otras ovejas” ahora también participan del “vino y leche” deliciosos que hoy se desbordan desde el resto de los hermanos reales de Cristo, sin dinero y sin precio.
¡LLEVASE A CABO LA PRUEBA!
22. ¿En vista del cumplimiento de qué profecía de Daniel concerniente al pacto está llevándose a cabo a hora la prueba de amor leal hacia dicho pacto?
22 ¡La prueba del amor leal al pacto del Reino y al Heredero reinante de ese pacto ahora está llevándose a cabo! La potencia dictatorial que ahora está empeñada en la dominación mundial se opone no sólo a la cristiandad democrática, sino principalmente al Heredero del Reino que llegó al poder en 1914. La profecía del ángel de Jehová aclara esto por medio de decir acerca de esta ambiciosa potencia dictatorial: “[Él] regresará, y estará rabioso contra el santo pacto; y hará su voluntad; y volverá, y tendrá inteligencia con los que abandonan el santo pacto. Y a aquellos impíos violadores del pacto los inducirá en la apostasía por medio de halagos; pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará [“mantendrá firme,” BC].”—Dan. 11:30, 32, Mod.
23. ¿Qué cristianos profesos han violado el pacto, y cómo es cierto ahora lo que Oseas 4:1 dice de ellos?
23 Grandes secciones de la cristiandad han sido capturadas por la impía potencia dictatorial, y los clérigos de la cristiandad han llegado a entenderse con la potencia dictatorial. Han cedido a los halagos de parte de ella y han optado por servir a hombres más bien que a Dios. Aun los clérigos de la parte nominalmente “libre” de la cristiandad han violado el pacto o han obrado inicuamente contra él. Han demostrado que son desleales a “Cristo el Rey,” a quien profesan seguir y en cuya honra celebran fiestas cada año. No han seguido el fiel proceder de las “otras ovejas” del Rey, sino que han perseguido a los hermanos del Rey, al resto de los “hombres de bondad amorosa” de Jehová. En realidad ellos dicen: “No tenemos más rey que César.” (Juan 19:15) Ahora es tan cierto de la cristiandad como lo fué del antiguo Israel en los días del profeta Oseas: “Yahveh tiene una controversia con los habitantes de la tierra, porque no hay fidelidad ni bondad amorosa ni conocimiento de Dios en la tierra.” (Ose. 4:1, Ro) Sin embargo hoy Jehová sí tiene ovejas que son fieles a él.
24. ¿Cómo somos nosotros diferentes de la cristiandad, y por qué debe nuestra lealtad más elevada para siempre ser para el gobierno del Primogénito de Jehová?
24 Nosotros no formamos parte de la cristiandad ignorante. Nosotros conocemos a nuestro Dios. Mostramos nuestra lealtad a su pacto con su David Mayor por medio de predicar las buenas nuevas del reino de Dios establecido en 1914. Predicamos por todas partes: en Asia, África, Australia, Europa, las Américas y en el sinnúmero de islas del mar, para dar un testimonio bajo nuestro Caudillo celestial, a quien Jehová ha dado como su principal “testigo a los grupos nacionales.” (Isa. 55:3, 4) Mediante él Jehová ha decretado que hasta el fin de este mundo estas buenas nuevas de ese reino, por el cual se hizo un pacto hace mucho tiempo, tienen que ser predicadas. ¿Cómo, pues, hasta el fin de este mundo podría Dios en momento alguno olvidar el pacto para su reino eterno? Sin una sola excepción, ese reino supera a todos los gobiernos políticos de este mundo. Jehová dice acerca de su Rey: “Yo mismo lo pondré como primogénito, el altísimo de los reyes de la tierra.” (Sal. 89:27) ¡A ese gobierno teocrático del Primogénito de Jehová sean para siempre nuestras más elevadas, más plenas y más imperecederas fidelidad, devoción y lealtad!
25. Prescindiendo de cuánto luchen contra él las potencias enemigas, ¿qué cosas siguen siendo verdaderas en cuanto al reino de Dios mediante su Heredero, y por qué?
25 Prescindiendo de cuánto luchen contra él las potencias del comunismo y de la cristiandad y de la paganía; prescindiendo de cuán fanáticamente traten de asirse de sus soberanías nacionales y de sus dominios terrestres, el reino de Dios por medio de su Heredero del pacto es la realidad inamovible de hoy día. Es la única cosa segura del futuro eterno. En respuesta a la oración modelo de Jesús (Mat. 6:9, 10), el reino del Padre celestial llegará al campo de batalla del Armagedón y pondrá fin al ardiente punto en cuestión de gobierno, y todas las soberanías gobernantes políticas de este viejo mundo tendrán que descender al Gehena.
26. ¿Por qué no dejamos las buenas nuevas del reino de Dios como si fuesen algo ya anticuado, y hasta cuándo aumentará nuestra predicación del Reino?
26 Las buenas nuevas que predicamos acerca del reino de Dios son verdaderamente sensacionales. Pero no se han exagerado. No son broma. Durante cuarenta años hasta esta fecha las hemos predicado, pero no son nuevas que se hacen anticuadas y que pierden su atracción y su sabor y que deban ser dejadas. Siempre son frescas, algo nuevo, siempre se hacen más grandiosas. Dios no las ha dejado. Nosotros no las dejaremos. Nuestra predicación del Reino ordenada por Dios tiene que seguir. Aumentará hasta que terminen los reinos y soberanías gobernantes gentiles y hasta que el reinado milenario de Jesucristo gane la gloriosa paz que sigue al Armagedón, cuando hayan sido calladas todas las propagandas humanas inspiradas por los demonios y haya acabado la guerra de propaganda entre el comunismo y sus opositores y contra el reino de Dios.
27. ¿Qué cualidades tenemos que ejercer para con los que favorecen el pacto y el Reino, y qué, a su vez, ejercerá Jehová para con nosotros?
27 De modo que seamos siempre fieles y leales al pacto del Reino hecho con el David Mayor de Jehová. A todos los hombres que respetan ese pacto y que sostienen el Reino prometido por él mostremos bondad amorosa y fidelidad. Dice Proverbios 3:3, 4: “No se aparten de ti la bondad amorosa y la fidelidad mismas. Átalas a tu cuello. Escríbelas en la tabla de tu corazón, y así halla favor y buen discernimiento a vista de Dios y del hombre terrestre.” Por hacer eso, hallaremos que Jehová Dios mismo ejercerá estas mismas cualidades preciosas para con nosotros por medio de su Rey Jesucristo, y nuestra alma se mantendrá viva para siempre. “Todas las sendas de Jehová son bondad amorosa y fidelidad para los que observan su pacto y sus recordatorios.”—Sal. 25:10.
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Parte 11—“Hágase tu voluntad en la tierra”La Atalaya 1959 | 1 de junio
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Parte 11—“Hágase tu voluntad en la tierra”
En armonía con su título el capítulo 4 ha presentado “vistas anticipadas del reino de Dios,” llamando la atención a la manera en que el rey y sacerdote Melquisedec de Salem y los reyes David y Salomón de Jerusalén fueron prefiguraciones proféticas de Jesucristo, el Gobernante ungido de Jehová del Reino venidero de Dios. Desde el principio Jehová Dios era el Rey invisible de la nación de Israel, pero él le concedió a esa nación el derecho de tener reyes visibles humanos como representantes terrestres de él sobre el “trono de Jehová” en Jerusalén. Debido a la devoción piadosa que el rey David le mostró a Él, Jehová Dios hizo un pacto para el reino y de acuerdo con este pacto el puesto de rey habría de continuar en la línea real de David hasta que viniera la Simiente prometida de la mujer de Dios a quien pertenecería para siempre el puesto de rey. En 607 a. de J.C., a causa del mal comportamiento de los sucesivos reyes de Israel, el reino terrestre fué trastornado, y nunca jamás habría de ser restablecido. Aun cuando Jesús entró en Jerusalén cabalgando triunfalmente, no se volvió a establecer el reino en esa ciudad. Después de la resurrección de Jesús de entre los muertos y justamente antes que ascendiera de nuevo al cielo, sus discípulos le preguntaron pero él rehusó decirles cuándo sería restaurado el reino.
24. ¿Por qué no esperaron los discípulos de Cristo en Jerusalén para que fuera establecido el reino, y cómo manifiesta Apocalipsis 12:17 que Satanás no fué aplastado bajo sus pies al tiempo que Jerusalén fué destruída?
24 Los fieles discípulos de Cristo no se quedaron en Jerusalén esperando que el reino de Dios fuera restaurado allí a Israel. Ellos sabían que el Heredero legítimo del reino de Dios entonces estaba sentado a la diestra de Jehová en el cielo. De manera que salieron testificando acerca de Cristo, saliendo fuera de Jerusalén. En el año 70 (d. de J. C.) los ejércitos romanos bajo el general Tito destruyeron a Jerusalén y su templo de Herodes; pero con bastante tiempo antes de esa horrible destrucción los cristianos que todavía estaban en Jerusalén huyeron de la ciudad condenada y así no perecieron juntamente con ella. Ellos obraron en armonía con las instrucciones de Jesús, en Lucas 21:20-24. El apóstol Pablo había escrito antes de eso a la congregación cristiana en Roma: “El Dios que da paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes en breve.” (Rom. 16:20) Pero el aplastamiento del gran adversario de Dios bajo los pies de ellos no aconteció al tiempo que fué destruída la infiel Jerusalén en 70 d. de J. C. Más de veinticinco años después de eso la Revelación que se le dió a Juan concerniente a “cosas que tienen que efectuarse dentro de poco” advirtió a los cristianos que la Serpiente original perseguiría a la “mujer” de Dios ferozmente y que haría guerra contra los hijos espirituales que ella tenía
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