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  • El libro de los Salmos... curativo para el corazón
    La Atalaya 1979 | 1 de diciembre
    • El Dios verdadero de nuestra salvación. Sela.

      El Dios verdadero es para nosotros un Dios de hechos salvadores;

      Y a Jehová el Señor Soberano pertenecen las maneras de salir de la muerte.”—Sal. 68:19, 20.

      “¿A quién tengo yo en los cielos?

      Y además de ti no tengo en efecto otro deleite en la tierra.

      Mi organismo y mi corazón han fallado.

      Dios es la roca de mi corazón y la parte que me corresponde hasta tiempo indefinido.

      Porque, ¡mira! los mismísimos que se mantienen alejados de ti perecerán.

      Ciertamente harás callar a todo el que te deja inmoralmente.

      Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí.

      En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio,

      Para declarar todas tus obras.”—Sal. 73:25-28.

      “En Dios he cifrado mi confianza. No tendré miedo.

      ¿Qué puede hacerme el hombre terrestre?”—Sal. 56:11.

      “Porque este Dios es nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre.

      Él mismo nos guiará hasta que muramos.”—Sal. 48:14.

      EL REINO MESIÁNICO

      Los Salmos nos dicen mucho acerca de Cristo Jesús y el reino mesiánico, aunque no mencionan a Jesús por nombre, sino que lo describen, particularmente como un rey glorioso que gobierna a toda la tierra en paz y justicia. Algunos salmos parecen profetizar directamente acerca del Mesías, como, por ejemplo, los Salmos 2 y 110. En muchos casos, otros salmos que hablan del Mesías no hablan de él directamente, sino en sentido típico y figurativo. Es decir, al momento de escribir el salmista tenía muy presente sus propios problemas o los asuntos de la nación, y lo que dijo aplicaba directamente a sus días. Pero en principio, o en un segundo cumplimiento, un cumplimiento completo o final, lo que dijo fue aplicado a Cristo por los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas. Muy probablemente el salmista no tuvo siempre presente al Mesías, ni entendía plenamente la aplicación típica o figurativa, así como, en cuanto a los profetas, el apóstol Pedro dice que de ninguna manera entendieron completamente el significado de todas las cosas que profetizaron.—1 Ped. 1:10-12.

      Un ejemplo de esto se encuentra en Salmo 102:25-27, citado anteriormente. El Sl 102 versículo uno de este salmo muestra que el salmista hablaba a Jehová. Pero en Hebreos 1:10-12 el apóstol Pablo atribuye estas cualidades a Jesucristo, porque fue a Jesús a quien Dios usó en la obra relacionada con la creación y a quien Él ahora ha dado toda autoridad “en el cielo y sobre la tierra.” (Mat. 28:18; Col. 1:15-17) Jesús nos suministra una representación completa de Dios en todas sus cualidades y acciones.

      El Salmo 22, que se atribuye a David, relata, en parte usando lenguaje figurativo, algunos de los sufrimientos de Cristo. (Compare Salmo 22:1 con Marcos 15:34; también compare todo ese salmo con los registros de los cuatro evangelios acerca del juicio de Jesús, y de que se le fijó en un madero.) La descripción de los acontecimientos se redactó en términos que permitían que se realizara un cumplimiento más pleno en la vida de Cristo.

      Sin embargo, los salmistas tenían algún entendimiento de la aplicación de sus escritos al Mesías. Cuando David escribió el Salmo 16, recibió inspiración para profetizar acerca del Mesías cuya alma no sería abandonada para siempre en el Seol o Hades (la sepultura), y cuyo cuerpo enterrado no vería corrupción completa. (Hech. 2:31, Versión Popular [1979]; Biblia de Jerusalén) Por consiguiente, el apóstol Pedro, al hablar a miles de judíos en el día del Pentecostés, señaló que aquel salmo se refería al Mesías, cuando dijo: “Por lo tanto, porque [David] era profeta y sabía que Dios le había jurado con juramento que sentaría a uno del fruto de sus lomos sobre su trono, vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades [hebreo: Seol] ni su carne vio corrupción.”—Hech. 2:30, 31.

      Ante los judíos congregados, quienes aceptaban de lleno la inspiración de los Salmos, Pedro usó con gran vigor este argumento junto con el Salmo mesiánico Sl 110, para probar que se hacía referencia a Cristo y que éste sería resucitado del Hades (Seol). Pedro dijo que David mismo había muerto y había sido sepultado, y que en aquel momento su tumba se encontraba entre los judíos como evidencia de aquel hecho. Ellos sabían que David había ido al Seol, o Hades, y que su carne sí había visto corrupción, o descomposición. Entonces entendieron que David no estaba hablando de sí mismo. Así, en vista de que esto era cierto, David, siendo profeta, estaba hablando de uno de su propia descendencia a quien esto le ocurriría. La evidencia, que consistía en los sucesos relacionados con la muerte y resurrección de Jesús, también estaba ante los judíos en aquel mismo momento, y probaba claramente que David estaba hablando proféticamente del Cristo, un descendiente de David. (1 Ped. 1:10-12) Este argumento tuvo gran efecto en los judíos que escucharon el discurso de Pedro.—Hech. 2:29-36.

      En todo respecto los Salmos ensalzan a Dios y a su Hijo y nos ayudan a conocer mejor a aquellos de quienes se dice: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3) Los Salmos describen las pruebas que son comunes a toda la humanidad y nos muestran cómo orar en momentos alegres o dificultosos. Para cualquier problema que tengamos, hay un salmo que nos puede ayudar y ofrecer un bálsamo calmante para el corazón.

      El apóstol Pablo habló de la ayuda que necesitamos al orar, cuando dijo: “Lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos.” (Rom. 8:26) Eso suele ser cierto en el caso de todo cristiano. Muchas veces el libro de los Salmos nos suministra la ayuda necesaria para expresar a Dios de modo más completo nuestros pensamientos y deseos más recónditos.—Compare con Efesios 5:19; Colosenses 3:16.

      Por tratar con las varias emociones humanas, los Salmos presentan una atracción personal al corazón. El lector puede verse a sí mismo y sentir que los Salmos le hablan a él, o hablan por él. Se llega a sus pensamientos y móviles más recónditos, y hay un escudriñamiento de su corazón. El lector se siente movido a hacer ajustes en su vida. Cuando hace esto, ha enriquecido su persona y su vida, y ha llegado a estar más cerca de lo que es conocer a Dios. Todos debemos leer el libro entero de los Salmos, desde el primer salmo hasta el último. Nadie puede leerlos sin obtener algún beneficio.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1979 | 1 de diciembre
    • Preguntas de los lectores

      ● En la familia de mi esposo se acostumbra que todos los hijos y nietos se reúnan en casa de los padres de él para una gran comida el 25 de diciembre. Mi esposo comprende que, como testigo de Jehová, yo no celebro la Navidad. Pero, ¿qué hay de ir a la comida?

      Usted tendrá que decidir personalmente lo que sería mejor en su caso. A continuación hay algunos aspectos del asunto que usted querrá tomar en cuenta.

      En muchos lugares, el hecho de que la mayor parte de la gente no tiene que trabajar durante ciertos días de fiesta suministra ocasiones convenientes para que las familias se reúnan. Hasta parientes cristianos y amigos se han aprovechado de un día de fiesta para disfrutar de una merienda campestre o una comida, aunque no celebran el día de fiesta religioso, Una de las razones por las cuales la familia de su esposo se reúne el 25 de diciembre quizás sea que no tienen trabajo seglar entonces. Pero si la mayoría de los parientes celebran la Navidad, también pudiera ser que se estuvieran reuniendo para un intercambio de saludos y regalos navideños.

      Los testigos de Jehová han explicado que a los seguidores de Jesús no se les dio la instrucción de conmemorar el nacimiento de Jesús, que él no nació el 25 de diciembre y que esa fecha fue adoptada de una celebración pagana entre los romanos. (1 Cor. 11:23-26) Por eso, los testigos de Jehová no celebran la Navidad, y tienen presentes las palabras de Jesús: “Dios es un espíritu y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.”—Juan 4:24.

      Puede que los parientes de su esposo que no estén de acuerdo con las creencias de usted, creencias que se basan en la Biblia, piensen que tienen una libertad que les permite celebrar la Navidad. Sin embargo, sería lo justo que reconocieran que usted tiene libertad para abstenerse de la celebración. Si usted estuviera en la comida familiar y se abstuviera de participar en dar saludos navideños, intercambiar regalos o participar en otras actividades festivas, ¿se sentirían ellos perturbados, o molestos? Eso sería algo que usted y su esposo querrían considerar de antemano. Como esposa cristiana,

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