Ponderando las noticias
El bailar sobre el fuego ¿es solo un “ardid”?
Después de ver a un grupo de personas bailar sobre un lecho de carbones ardientes en Grecia, un norteamericano que estaba de visita quiso tratar de hacer lo mismo. Saltó sobre los carbones... pero los resultados fueron desastrosos. Se quemó por completo la piel de la planta de los pies. No solo sufrió de dolor intenso, sino que también los religiosos que ejecutaron el baile de fuego por poco lo linchan pues, según ellos, él había profanado la ceremonia que estaban celebrando. La policía tuvo que rescatar de la multitud al hombre que gritaba a causa del dolor.
“Yo creía que ellos simplemente saltaban por encima de los carbones lo más rápidamente posible, que el espectáculo era mayormente un ardid,” dijo el norteamericano de 29 años de edad desde su cama en el hospital. Agregó: “El ciego éxtasis de los que bailan sobre el fuego es bastante increíble. Yo no aconsejaría a ninguna otra persona que haga la prueba. Lo único que yo logré probar es que lo que esta gente hace es real.”
El caminar y bailar sobre el fuego, práctica que existe en muchas culturas, no tiene que considerarse necesariamente como un “ardid” o truco. Puede ser “real” en el sentido de que pueden estar envueltas en ello fuerzas sobrehumanas. Debido a que las fuerzas de espíritus inicuos dirigen la magia y las prácticas ocultas que se mencionan en Deuteronomio 18:10-12, el Dios verdadero las considera “detestables” a su vista. Estos ángeles demoníacos conocen los medios de aislar la piel contra superficies calientes.
Se pasa por alto la posición de Cristo
“El reino de Dios es un reino político.” Eso es lo que dijo el obispo anglicano Steven Mumba, al instar a los cristianos a no retraerse de participar en la política. En realidad, el obispo africano meramente está reflejando el parecer del líder anglicano Robert Runcie, arzobispo de Canterbury, quien dijo recientemente en la Iglesia Episcopal de San Felipe en la ciudad de Nueva York: “La iglesia no existe para sí misma, sino para edificar el reino de Dios en las comunidades a las que se le envía.”
Cuando el clero de la cristiandad asocia el reino de Dios con la política, no está dando a conocer a sus feligreses la posición de Cristo sobre el asunto. Por ejemplo, Jesús rehusó tener cualquier trato político, aunque se le ofreció el reinado sobre la Tierra más de una vez. (Mat. 4:8-11; Juan 6:15) Jesús dijo que sus seguidores “no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” Y cuando se le interrogó acerca de su autoridad como rey, Jesús dijo al gobernador romano Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo.”—Juan 17:16; 18:36.
“El corazón sobrepasa todo”
Los especialistas del corazón opinan ahora que más o menos la tercera parte de los pacientes que padecen del corazón sufren de problemas emocionales después de someterse a intervención quirúrgica. Esto frecuentemente empieza a suceder alrededor del segundo día después de la operación y puede durar más o menos una semana. A algunos pacientes les da delirio; otros sufren de sueños extraños y alucinaciones; otros tienen ataques terribles de ansiedad y depresión. Cirujanos del corazón y siquiatras de alrededor del mundo recientemente formaron un consorcio internacional a fin de tratar con los problemas emocionales que tienen algunos pacientes después de someterse a cirugía. El consorcio quisiera que después que un paciente se somete a cirugía del corazón, los doctores y las enfermeras prestaran la misma atención cuidadosa al estado emocional del paciente que a los latidos del corazón.
Los especialistas hablan de la importancia fisiológica del corazón. Por ejemplo, el siquiatra Richard S. Blacher del Centro Médico de Tufts–Nueva Inglaterra, en Boston, dice lo siguiente en cuanto al corazón: “Es un órgano muy especial. Las personas comúnmente lo consideran la fuente de las emociones. En nuestra opinión, el corazón sobrepasa todo.”—Newsweek, 25 de mayo de 1981, pág. 63.
¡Cuán cierto es que el corazón tiende a dominar al cerebro, fuente del intelecto! En vista de esto, hay que disciplinar y entrenar al corazón más que cualquier otra cosa, para que responda a la guía que proviene de la Biblia. Se le tiene que enseñar a apreciar las cualidades espirituales. Estas cualidades provienen de Dios. “Más que todo lo demás que ha de guardarse,” dice la Palabra de Dios, “salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida.”—Proverbios 4:23; compare con Mateo 15:19.