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  • Rehaciendo la mente para vivir en conformidad con el nuevo mundo
    La Atalaya 1952 | 15 de abril
    • llega a ser y que se destaca de este mundo, resulta de su conocimiento, conocimiento correcto del gran Creador. Su Palabra lo revela tal como es y le manifiesta cómo se porta, cuáles son sus pensamientos, y cuáles son sus principios, o normas de acción. Es gloriosa la visión que uno recibe por medio de su Palabra iluminada. Al contemplarlo por medio del conocimiento correcto que usted tiene, puede usted renovarse y llegar a ser a su imagen reflejando lo que él es, imitándolo en cuanto a su conducta y pensamiento, y expresándose igual que él, y cumpliendo lo que él requiere de usted.

      25. ¿En qué sentido ya no somos como el mundo, sino como Dios?

      25 Así puede usted ser cambiado de un estado de gloria en semejanza a él a otro estado, y su espíritu santo obrará en usted con este fin. Ya no se asemejará interiormente a un gentil o judío que habla el griego. Ya no se sentirá orgulloso debido a su circuncisión o inmundo debido a su falta de circuncisión. Ya no será un extranjero dislocado en cuanto a la santa nación del Israel espiritual. No, para ellos y entre ellos usted ya no será un escita bárbaro, nómada e incivilizado ni un esclavo sin derechos ni un hombre libre con privilegios especiales. Es posible que usted sea estas cosas exteriormente en la carne, pero en su mente y en su personalidad usted será un cristiano. Se debe a este hecho que los testigos de Jehová se llevan tan bien en sus asambleas internacionales y en su organización internacional, morando en paz, armonía y cariño fraternal. Ya no permitimos que las tradiciones nacionales, el orgullo, la rivalidad, las diferencias políticas y los puestos sociales nos desvíen la mente ni que nos dividan. En este sentido ya no somos como el mundo, sino como Dios, porque Dios no muestra parcialidad.

  • Manteniendo la mente renovada
    La Atalaya 1952 | 15 de abril
    • Manteniendo la mente renovada

      1. ¿Por qué no es fácil mantener la mente renovada y vivir en armonía con ella?

      PODEMOS conseguir conocimiento nuevo en nuestra mente y adquirir nuevas ideas, pero no es tan fácil mantener la mente en este estado nuevo y ordenar nuestra vida en armonía con él. No en este mundo en que anda suelto el “dios de este sistema de cosas” junto con todos sus demonios. Y no ahora que todavía estamos en la carne imperfecta cuyas inclinaciones son hacia abajo al pecado, egoísmo, olvido y desprecio de Dios. El apóstol Pablo, aunque fué favorecido con visiones y revelaciones levantadoras, encontró que no era fácil mantenerse en la manera nueva de vivir en conformidad con el conocimiento que él tenía de la Palabra revelada de Dios. Él peleó una batalla continua, y no era todo asunto de la mente para que digamos, “El campo de batalla está en la mente.” Él tenía que hacer frente a las imperfecciones corporales, las pasiones y las tendencias serviles de su carne, así como nosotros tenemos que hacerlo hoy en día. Cuando él nos describe la batalla que tuvo con sí mismo, sin decir nada de la batalla que también sostuvo abiertamente con la organización del Diablo, vemos una descripción de la batalla que nosotros tenemos con estos cuerpos moribundos debido al pecado heredado.

      2. ¿Cómo describió Pablo la batalla que tenemos con nuestro cuerpo?

      2 “Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que practico. Ahora, pues, si lo que no deseo es lo que hago, el que lo está obrando ya no soy yo, sino el pecado que mora en mí. Encuentro, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es bueno, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios de acuerdo con el hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley peleando contra la ley de mi mente y conduciéndome cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Hombre miserable soy yo! ¿Quién me rescatará del cuerpo que está padeciendo esta muerte? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que, pues, con la mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado.”—Rom. 7:19-25, NM.

      3. ¿De dónde vino la “ley del pecado que está en mis miembros”? y ¿cómo la combate la “ley de mi mente”?

      3 Note usted las frases apostólicas, “ley de mi mente” y “ley del pecado que está en mis miembros”. Una ley es una norma de acción o conducta conforme a la cual se moverá u operará una persona o cosa. Jehová Dios el Creador no puso la ley del pecado en la humanidad. Fué nuestro primer padre Adán bajo la influencia del Diablo quien la puso en la carne humana y él la pasó a todos nosotros por herencia. A menos que sea gobernada o resistida, esa ley del pecado sin duda lo dominará a usted y lo impulsará. ¿De qué manera se podrá dominar o resistir? Es por medio de la ‘ley de la mente’. No de la mente vieja, porque ésa es pecaminosa así como el mundo, sino de la mente nueva que trata de convertir a uno a la imagen de Dios el Creador de su nueva personalidad. Esta mente nueva dicta una nueva norma de acción y conducta para su vida. Pero siendo que usted tiene una mente nueva en un cuerpo viejo que tiene un cerebro viejo, allí es donde surge el conflicto. Debido a su nueva manera de pensar usted tiene presente la capacidad para desear cosas mejores, pero no mora en usted la capacidad para hacer perfectamente las cosas que desea hacer. Esto se debe a que usted es imperfecto y que la ley del pecado quiere lograr sus deseos por medio de su cuerpo y mente. Por esto usted encuentra que a menudo está sirviendo la ley del pecado con su carne. Pero su consuelo está en el hecho de que no le da gusto haber pecado de esa manera, sino que su mente se adhiere a la ley de Dios y la aprueba y se determina cumplirla.

      4. ¿Qué se requiere además de conocimiento, y por qué?

      4 De acuerdo con la ley innata, nuestra mente desea o encuentra que es fácil gravitar hacia el pecado y el egoísmo. Para reemplazar eso con una ley mejor, es menester que nuestra mente sea rehecha con un nuevo conocimiento y con lo que dicta y aconseja este nuevo conocimiento. No basta con solamente tener conocimiento en nuestra mente. Muchos clérigos en la cristiandad y los miembros de sus rebaños religiosos tienen conocimiento de la Biblia, pero no obran de acuerdo con este conocimiento. No constituye una ley guiadora en su vida. Pero después que nosotros hayamos recogido conocimiento de la Palabra de Dios, tenemos que ejercer nuestra mente que está llena de este conocimiento divino. En contra de las inclinaciones pecaminosas que tenemos por dentro y en contra de la tendencia mental hacia la pereza y el olvido, es menester cultivar costumbres mentales apropiadas. De esta manera

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