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    La Atalaya 1969 | 15 de mayo
    • provecho para toda la humanidad, viviente y muerta.

      EL NACIMIENTO DEL ISRAEL ESPIRITUAL

      8, 9. (a) ¿Cuándo aconteció el nacimiento del Israel espiritual? (b) Relate lo que aconteció en Jerusalén cuando el Rey de Sion, Cristo Jesús, entró cabalgando en la ciudad en cumplimiento de Zacarías 9:9 y después.

      8 El nacimiento de esta nación aconteció en Jerusalén el día 6 de Siván del año 33 E.C., el día que los judíos naturales y circuncisos llaman “Shabuoth” (que significa “Semanas”), pero que los judíos que hablaban griego llamaban “Pentecostés” (que significa “Quincuagésimo”).

      9 En consonancia con el significado del nombre Pentecostés, el nacimiento de aquella nación ocurrió el día quincuagésimo desde la resurrección de Jesús el Mesías o Cristo de entre los muertos, de una tumba muy cerca de Jerusalén. Él era el Rey de Sion que había entrado en Jerusalén cabalgando, en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9, pero a quien algunos días más tarde los incrédulos guías religiosos de Jerusalén habían matado por mano de los soldados romanos. No obstante, al tercer día desde la muerte de éste, el Dios Todopoderoso Jehová lo resucitó y lo ensalzó a la vida celestial como el Mesías o Cristo, el Heredero eterno del reino de David con quien Dios hizo el pacto del Reino. Antes de ascender al cielo, Jesús el Mesías o Cristo dijo a sus fieles discípulos que permanecieran en Jerusalén hasta que descendiera sobre ellos el espíritu santo de Dios.—Hech. 1:1-15.

      10. (a) ¿Cómo se cumplió la profecía de Joel 2:28, 29 durante el día de fiesta del Pentecostés, y de qué fue prueba el cumplimiento? (b) ¿Qué primicias le ofreció Jesucristo entonces a Jehová?

      10 Los discípulos tuvieron que esperar solo diez días desde entonces, hasta el día de fiesta del Pentecostés. Aquel día unos ciento veinte de ellos estaban reunidos en un cuarto superior en Jerusalén. De repente el espíritu santo de Dios fue derramado sobre ellos, en cumplimiento de la profecía de Joel 2:28, 29. Además del ruido como el de un viento impetuoso y de las lenguas de fuego que se vieron asentarse sobre las cabezas de ellos, todos ellos empezaron a hablar en idiomas extranjeros que no habían aprendido anteriormente. Esto era prueba de que Jesucristo había llegado a la presencia celestial de Dios y ahora estaba sentado a la diestra de Dios como ‘Señor y Cristo.’ (Hech. 2:1-36) Puesto que éste era el día del Pentecostés profético, día en que el sumo sacerdote de Israel en el templo de Jerusalén ofrecía a Dios los primeros frutos de la siega del trigo, Jesucristo como el Sumo Sacerdote de Dios ofreció a Dios primicias espirituales. ¿Qué eran? La congregación cristiana representada por aquellos 120 discípulos reunidos aquel día en Jerusalén. (Éxo. 34:22-24; Lev. 23:15-21) Fueron engendrados por el espíritu de Dios para ser “ciertas primicias de sus criaturas.”—Sant. 1:18.

      11. ¿Cómo sabemos que estos acontecimientos marcaron el nacimiento de una nueva nación, y el lugar de quién tomó ésta?

      11 Así, el día del Pentecostés del 33 E.C., nació la nueva nación, con el celestial Señor Jesucristo como su Rey. (Col. 1:13) El apóstol Pedro, quien estuvo allí aquel día y pronunció el discurso de apertura por el poder del espíritu que había sido derramado, la llama una nación. Al escribir su primera carta a los miembros de esta congregación engendrada por el espíritu, Pedro dijo: “Estos [judíos circuncisos en la carne] tropiezan porque son desobedientes a la palabra. Para este mismo fin también fueron señalados. Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una NACION santa, un PUEBLO para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.” (1 Ped. 2:8, 9) Puesto que Jehová Dios rechazó a la nación natural y circuncisa de Israel porque ésta rechazó a Jesús como Cristo y Señor, esta nueva nación cristiana tomó el lugar de aquélla con Dios.

      12. Después de los primeros tres años y cuatro meses de la existencia de esta nación, ¿quiénes empezaron a formar parte de ella como ciudadanos de la misma?

      12 Por los primeros tres años y cuatro meses de su existencia esta “nación santa” estaba compuesta exclusivamente de personas que eran judíos naturales o personas que habían judaizado y se habían circuncidado y habían sido adoptados como parte de la nación de Israel, los llamados “prosélitos.” (Hech. 2:5-11, 33-42) Pero al principio del otoño del año 36 E.C. Jehová Dios dejó de mostrar parcialidad para con los judíos y prosélitos circuncisos, y envió al apóstol Pedro a Cesarea para convertir al centurión italiano Cornelio y a sus amigos, que temían a Dios, a poner fe en Jesús como el Mesías o Cristo de Jehová. Estos gentiles creyentes entonces recibieron espíritu santo desde el cielo y empezaron a profetizar bajo la operación de éste. (Hech. 10:1 a 11:18) Desde aquel tiempo en adelante los que eran gentiles incircuncisos y que llegaban a ser creyentes en el Mesías de Jehová eran admitidos como parte de la “nación santa,” y así se engrandecía el número de miembros de esta nueva nación, “el Israel de Dios.”—Gál. 6:16.

      13. Muestre el punto de vista de Pablo en cuanto a los creyentes gentiles que llegaban a ser ciudadanos de esta “nación santa.”

      13 Al explicar que estos gentiles creyentes llegaban a ser conciudadanos en esta “nación santa,” el apóstol Pablo escribió: “Ustedes eran gentes de las naciones en cuanto a la carne; ‘incircuncisión’ eran llamados por lo que se llama ‘circuncisión’ hecha en la carne con mano... que ustedes estaban en aquel mismo tiempo sin Cristo, alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza y estaban sin Dios en el mundo. Pero ahora en unión con Cristo Jesús ustedes que en un tiempo estaban lejos han venido a estar cerca por la sangre del Cristo. Porque él es nuestra paz, el que hizo de los dos grupos uno solo y destruyó el muro de en medio que como una cerca los separaba. . . . Y vino y declaró las buenas nuevas de paz a ustedes, los que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca, porque por medio de él nosotros, ambos pueblos, tenemos el acceso al Padre por un solo espíritu. Ciertamente, por lo tanto, ustedes ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios, y han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular de fundamento.”—Efe. 2:11-20.

      14. ¿Cuáles eran los vínculos que unían a los miembros de esta nueva nación, y dónde estaba su ciudadanía?

      14 Puesto que la raza y nacionalidad de uno según la carne ya no determinaba a quién Dios iba a admitir en esta nueva nación, los vínculos que unían a estos miembros como conciudadanos de una misma nación eran espirituales. Era una nación espiritual. No solo estaba ungida con el espíritu de Dios para proclamar por dondequiera las buenas nuevas del reino de Dios, sino que también estaba engendrada del espíritu de Dios para que los que la componían fueran hijos espirituales de Dios, con la esperanza y promesa de ser miembros del reino celestial de Dios con Jesucristo. Por esa razón el apóstol Pablo pudo escribirles y decir: “En cuanto a nosotros, nuestra ciudadanía existe en los cielos, lugar de donde también esperamos con ansia a un salvador, el Señor Jesucristo.” (Fili. 3:20) Esta “nación santa,” por lo tanto, es el Israel espiritual de Dios.

      15. ¿Por qué no fue necesario que Jehová hiciera que naciera de nuevo el Israel natural después de 70 E.C.?

      15 Para el año 70 E.C., treinta y siete años después de la muerte y resurrección de Jesucristo, los miembros de esta nación espiritual de Israel habían ascendido a miles dentro y fuera del Imperio Romano. Por consiguiente, cuando las legiones romanas bajo el general Tito destruyeron a Jerusalén y su templo y devastaron la tierra de Judea y así destruyeron la nación del Israel natural y circunciso, ya no era necesario que Jehová Dios hiciera que naciera de nuevo aquella nación rechazada, ni en aquel tiempo ni hoy día. Al tiempo de la destrucción de la nación judía en el año 70 E.C. Jehová Dios ya había tenido en existencia por treinta y siete años a su “nación santa” del Israel espiritual.

      16. ¿En quién, entonces, están cumpliéndose hoy las profecías de la Biblia, resultando en qué para la “nación cuyo Dios es Jehová”?

      16 Es en este Israel espiritual y por medio de él que las profecías de la Biblia han venido teniendo su cumplimiento hasta el día de hoy. Hasta la actualidad han sobrevivido judíos naturales, carnales, de la destruida nación de Israel, y por lo tanto ¿no hay más razón para que hayan sobrevivido hasta hoy miembros del verdadero y espiritual “Israel de Dios”? Para la alabanza y gloria de Jehová Dios y debido a su protección y preservación, un resto de este espiritual “Israel de Dios” sí existe hoy, y está experimentando la inefable felicidad de la “nación cuyo Dios es Jehová.”—Sal. 33:12; Gál. 6:16.

  • El renacimiento de la nación feliz
    La Atalaya 1969 | 15 de mayo
    • El renacimiento de la nación feliz

      1. ¿Quiénes se resienten por el hecho de que Dios tenga una “nación,” y qué esfuerzos se han hecho para destruir esa nación de Dios?

      SATANÁS el Diablo y su organización mundana se resienten por el hecho de que Dios tenga una “nación” en la Tierra que se llame por su nombre y que adore a Jehová como Dios. Según se dijo proféticamente en el Salmo 83:4, los enemigos de la nación cuyo Dios es Jehová han dicho a sus compañeros conspiradores: “Vengan y raigámoslos para que no sean nación, para que el nombre de Israel no sea recordado más.” La historia de la Biblia y la historia seglar registran que los enemigos, entre ellos aun miembros prominentes del Israel natural, trataron de raer al Israel espiritual en el primer siglo de la existencia de éste. A pesar de la fiera persecución y los esfuerzos por exterminarlos, el pueblo del Israel espiritual sobrevivió y permaneció como nación supremamente feliz porque el Dios a quien ellos adoraban y servían era Jehová.

      2. ¿Cómo nos infunde confianza en el poder y habilidad de Jehová para salvar a su pueblo en cualquier tiempo lo que sucedió en 537 a. de la E.C.?

      2 Todos los enemigos en los cielos y en la Tierra simplemente no pueden raer a la nación de Jehová. ¡Cuando pueda parecer que los enemigos han logrado hacerlo, el Dios Todopoderoso Jehová hasta puede resucitar una nación, si es necesario! ¿Pensó el mundo del sexto siglo antes de nuestra era común que tal cosa era imposible? ¿Habían oído cosa semejante antes? ¿Habían visto cosa semejante antes? ¡No! Y, no obstante, en el año 537 a. de la E.C. vieron la resurrección, el renacimiento, de la única nación en aquel tiempo cuyo Dios era Jehová, precisamente como se había predicho en Isaías 66:7, 8. Este Dios podía repetir el milagro, y en efecto lo ha hecho. Con el permiso de él, en el primer siglo de nuestra era común, los enemigos, judíos y gentiles, le dieron muerte al Cabeza y Rey de la “nación santa” del Israel espiritual, pero al tercer día (16 de Nisán de 33 E.C.) el Dios de esta nación lo levantó de entre los muertos y después de eso lo ensalzó y le dio poder en los cielos. Al día quincuagésimo de haber resucitado al Rey, Jehová Dios le dio una nación recién nacida, el Israel espiritual, “el Israel de Dios,” haciendo esto al engendrar con su espíritu santo a los fieles discípulos de Jesucristo en la Tierra en Jerusalén. ¡Los enemigos fueron frustrados!

      3. (a) ¿A quién se refirió Jesús cuando habló de una “nación” en Mateo 21:43, 45, y qué frutos ha producido esa nación? (b) ¿Cómo se han sentido las naciones en cuanto a esta “nación”?

      3 Esta es la nación a la cual Jesucristo se refirió cuando dijo a los fariseos y los principales sacerdotes de Jerusalén: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43, 45) Desde el día del Pentecostés del año 33 E.C. esta “nación” favorecida ha producido los debidos frutos, proclamando el reino de Dios, no con David como su rey, sino con el descendiente real de David como su rey, a saber, Jesucristo, ahora ensalzado a la diestra de Jehová Dios. (Hech. 2:36; 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23, 30, 31) El producir estos frutos del reino de Dios es lo que hace a esta “nación santa” del Israel espiritual objeto de odio por parte de todas las naciones y pueblos gentiles, aun las naciones de la cristiandad. (Mat. 10:22; 24:9) ¡No es de extrañar, entonces, el que estos odiadores del reino de Dios traten de destruir a la nación que produce sus frutos!

      4, 5. (a) ¿Quién le dio los golpes mortales a la nación de Dios en 607 a. de la E.C., y quién en este siglo veinte? (b) ¿Cómo dieron reconocimiento a su existencia como nación bajo Jehová las declaraciones de la revista oficial del resto dedicado de cristianos engendrados por espíritu?

      4 En el año 607 a. de la E.C., cuando fue destruida Jerusalén y desolada la tierra de Judá, fue la antigua Babilonia la que dio el golpe mortal en manifestación de su odio para con la nación cuyo Dios era Jehová. Pero en este siglo veinte de nuestra era común, durante la angustia de la I Guerra Mundial, fue Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, junto con sus amantes políticos, quienes le dieron el golpe aparentemente mortal a la nación actual cuyo Dios es Jehová. Aquí, en nuestro mismo mundo moderno, estaba un resto de cristianos dedicados, bautizados y engendrados por espíritu, que estaban estudiando diligentemente la Santa Biblia y reconocían su existencia como nación espiritual. En el segundo número (el de agosto de 1879) de su revista oficial el resto confesó a Jehová como su Dios, diciendo en la página 4: “‘Zion’s Watch Tower’ tiene, según creemos, a JEHOVA como su apoyador, y mientras éste sea el caso nunca mendigará ni hará petición a los hombres por apoyo.” Dando reconocimiento a su existencia como nación, su revista oficial del 15 de agosto de 1893 dijo a sus lectores:

      5 “‘Vosotros, . . . sois una raza escogida, un sacerdocio real, nación santa, pueblo de posesión exclusiva; a fin de que manifestéis las excelencias de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa.’—1 Ped. 2:9. . . . Verdaderamente somos tal pueblo, tal nación, bajo Cristo Jesús nuestro Rey, y nuestros intereses son verdaderamente uno solo: son los intereses de la verdad respecto al establecimiento del reino de Cristo en toda la Tierra. Nuestro plan de acción nacional es positivo, y contempla la completa sujeción de toda otra potencia; pero su objeto, desemejante del de todas las otras potencias codiciosas, es . . . el establecimiento de la paz y felicidad universales. Todo ciudadano leal de esta nación está profundamente interesado. . . .”—Páginas 250, 251, bajo el título “Pueblo de posesión exclusiva.”

      6. ¿Qué posición de esta nación espiritual mostró que de toda alma estaba de parte del reino de Dios?

      6 Fiel a su existencia como nación espiritual por ser el Israel espiritual, este resto dedicado se guardó de ser parte de este mundo, así como hicieron Jesucristo y sus doce apóstoles. (Juan 15:19; 17:14-16; Sant. 1:27) Por esta razón rehusaron participar con las naciones en la I Guerra Mundial, se negaron a portar armas carnales y declararon su neutralidad. Por medio de la revista oficial y otras publicaciones de la Sociedad Watch Tower Bible & Tract habían señalado al año 1914 como el año designado en la Biblia para la terminación de los “tiempos de los gentiles,” y el tiempo en que el reino de Cristo habría de entrar en pleno poder; y el estallido de la I Guerra Mundial ese mismo año confirmó su convicción bíblica. Predicaban que después de eso todas las naciones de este mundo se encontrarían con su Armagedón en la “guerra del gran día del Dios Todopoderoso” y serían completamente destruidas. Por lo tanto el reino de Cristo era la única esperanza de la humanidad.

      7. ¿Qué persecución le ocasionó Babilonia la Grande a esta nación santa, y cómo consideró ella el asunto?

      7 Por haber adoptado este proceder durante la I Guerra Mundial (1914-1918) el pequeño resto de la “nación santa” del Israel espiritual llegó a ser, tal como Jesús había predicho en su profecía acerca de la conclusión de este sistema de cosas, ‘objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre.’ (Mat. 24:3-9) Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, agitó a sus amantes políticos para que procedieran contra los del resto de la nación cuyo Dios es Jehová. Además, se hizo un llamamiento al espíritu de patriotismo nacionalista para enardecer a las masas y a los tribunales de justicia del país. El resultado fue una violenta persecución. De consiguiente, en varias naciones se emplearon distintas formas de supresión gubernamental contra el resto, aun hasta el grado de proscribir a estos Estudiantes Internacionales de la Biblia y de proscribir toda, o parte, de la literatura de la Sociedad Watch Tower que usaban en el estudio de la Palabra escrita de Jehová. ¡Por fin, Babilonia la Grande creyó que había triunfado para siempre sobre esta “nación cuyo Dios es Jehová” cuando, cerca del fin culminante de la guerra mundial en 1918, vio al mismísimo presidente, al secretario-tesorero, y a otros dos miembros del Comité de Redactores y a otros tres prominentes representantes de la Sociedad Watch Tower Bible & Tract encerrados en una penitenciaría federal sentenciados a encarcelamiento por veinte años!

      NACE “UNA NACIÓN DE UNA VEZ”

      8. (a) A la vez que creía que se le había dado un golpe mortal a esta nación, ¿qué había olvidado Babilonia la Grande? (b) ¿Qué renacimiento dramático aconteció en 1919, y qué sucedió después de eso?

      8 Desde el punto de vista de Babilonia la Grande y sus amantes políticos, se le había dado un golpe mortal a la “nación cuyo Dios es Jehová.” Pero se les olvidó o pasaron por alto lo que este Dios había hecho allá en el año 537 a. de la E.C. No consideraron o creyeron que este mismo Dios podía hacerlo de nuevo, en cumplimiento final y completo de Isaías 66:7, 8. ¡Pero lo hizo! ¡El mismísimo año siguiente, el primer año de posguerra de 1919, Babilonia la Grande y sus amantes políticos vieron el renacimiento de la “nación cuyo Dios es Jehová” de “una vez,” junto con la producción de su “tierra” de existencia y actividad religiosas como “en un solo día”! De pronto aquellos dinámicos representantes prominentes de la Sociedad Watch Tower fueron puestos en libertad del encarcelamiento, para jamás volver allí bajo cargos falsos. Se reconstruyó la organización internacional, se celebró en Cedar Point, Ohio, la primera asamblea internacional de la posguerra y se publicó una nueva revista como complemento de la Watch Tower, que todavía se publicaba. Dramáticamente, como si se hubiese levantado de entre los muertos, el perseguido resto de la “nación cuyo Dios es Jehová” impávidamente entró con paso firme en el escenario de acción mundial.

      9. (a) ¿Quién sintió felicidad ahora que esta nación había renacido? (b) ¿Quién sintió infelicidad y experimentó una gran caída?

      9 Una vez más, por el poder revivificador del espíritu de Dios que se había derramado sobre ellos, el resto estaba en la escena animadamente produciendo y llevando los frutos del reino de Dios, Reino acerca del cual desde aquel tiempo en adelante ellos proclamaron que había empezado a ejercer poder en los cielos al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914. ¡Oh cuán feliz podía estar la “nación cuyo Dios es Jehová,” no solo el resto de ésta que todavía estaba en la carne sobre la Tierra, sino también su Rey Jesucristo y los otros miembros resucitados de la “nación santa” en los cielos! (Sal. 33:12) ¡Pero qué infelicidad tenía motivo para sentir Babilonia la Grande, incluso la cristiandad, ante esta fuerte prueba de que ella había caído de su posición de poder contra la “nación” de Jehová y se hallaba ahora bajo Su juicio adverso que dentro de poco será ejecutado en destrucción completa! A semejanza de su prototipo de la antigüedad que cayó ante Ciro el Grande en 539 a. de la E.C., así tiene que haber caído Babilonia la Grande o si no el resto de la “nación cuyo Dios es Jehová” no pudiera haber salido libre en el año 1919. (Rev. 14:8) ¡Cuán feliz podía sentirse la nación renacida por esta caída de la Gran Babilonia!

      10. ¿Qué gran felicidad les espera a los 144.000 miembros de esa nación renacida, tanto ahora como en el futuro?

      10 Después de aquel renacimiento de la “nación” y su liberación de Babilonia la Grande en 1919, el número de miembros del resto aumentó, y esto resultó en mucha felicidad para la nación. Su Dios Jehová ha predestinado que el número cabal de sus ciudadanos tiene que ser 144.000 miembros con el Rey Jesucristo en los cielos. (Rev. 7:4-8; 14:1-3) Esa nación del Israel espiritual en verdad se sentirá feliz cuando su resto que todavía está en la Tierra termine su carrera fielmente y sea unido a los otros miembros de la nación en los cielos y entonces el número completo de los 144.000 reinen en gloria con su Rey Jesucristo para la vindicación de la soberanía universal de su Dios y para la bendición eterna de todas las familias de la Tierra, vivas y muertas. Pero aun ahora mientras todavía está en la Tierra en este “tiempo del fin” de las naciones gentiles angustiadas, el resto de la “nación cuyo Dios es Jehová” tiene razones singulares para sentirse feliz. Amorosamente se esfuerza por compartir esta felicidad con otros.

      LA FELICIDAD VA EXTENDIÉNDOSE

      11. ¿Quiénes se asocian ahora con esa nación, y qué han llegado a ser?

      11 Cada vez más personas de entre la humanidad angustiada están dando pasos para participar en esta felicidad, la única felicidad verdadera que hay hoy sobre la Tierra. Especialmente desde el año 1935 la “grande muchedumbre,” predicha en Revelación 7:9-17, ha dejado de ser parte de este mundo y se ha asociado con la nación del Israel espiritual. (Zac. 8:20-23) Han llegado a ser como “residentes forasteros” que moran dentro de las “puertas” del Israel espiritual y gozan de los beneficios de residir así con ellos. (Éxo. 20:10) Puesto que se predijo que esta “grande muchedumbre” no sería de cierto número predestinado, su número ha seguido aumentando constantemente, año tras año, hasta ahora. En unión con la nación del Israel espiritual han llegado a ser como “un solo rebaño” bajo “un solo pastor,” Jesucristo el Rey.—Juan 10:16.

      12. Debido a su gran felicidad, ¿quién puede decirse que verdaderamente es el Dios tanto de la nación espiritual como de la “grande muchedumbre,” y cómo adoran ellos a su Dios?

      12 ¡Qué felicidad continúan experimentando

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