La mejor selección... vida en una Tierra paradisíaca
El escoger la vida actual puede ser una mala selección en vista de los tiempos de zozobra en que vivimos. Sin embargo, muchos se aferran a esta vida. Aunque está llena de problemas, es mejor que no tener nada, mejor que ser echado en el olvido. Sin embargo, ahora se puede escoger un paraíso libre de zozobras en la Tierra.
MARAVILLOSO TRABAJO
Si a usted le gustaría cultivar la Tierra, transformarla en campos que produjeran alimento o en parques que fueran fuentes de belleza, hacer que los desiertos florecieran, ver praderas y bosques donde antes hubiera habido espinas y abrojos, proteger algunas áreas de las selvas y montañas para que sirvieran de moradas naturales para la vida silvestre y para que fueran alabadoras silenciosas del Creador... si para usted sería un deleite el participar en este trabajo de embellecimiento, entonces a usted le gustaría la Tierra paradisíaca. Ver el bien por tal trabajo “es el don de Dios.”—Ecl. 3:13.
PAZ CON LOS ANIMALES
Si para usted sería un placer ejercer dominio sobre los animales, no con armas ni látigos ni barras, sino con amor y confianza mutua; si usted anhela el tiempo en que el oso y el becerro hayan de yacer juntos, en que el leopardo y el cabrito hayan de alimentarse juntos, en que el león haya de comer paja como el toro, y si usted quisiera ver el día en que todos estos animales hayan de seguir dócilmente a un niñito que los conduzca, entonces a usted le gustaría la Tierra paradisíaca. La promesa de Dios es: “No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña.”—Isa. 11:9.
SALUD Y VIDA
Si su esperanza sincera es ver el día en que el cojo salte como el ciervo, escuchar que la lengua del mudo entone canciones, ver abrirse los ojos del ciego, observar que se destapan los oídos del sordo, presenciar que el lamento y el llanto desaparecen y dan paso a las sonrisas, y ver que las lágrimas y el clamor ceden ante la risa, así como ver que el dolor y la muerte dan paso a la salud y a la vida eterna, entonces usted no permitirá que nada le impida seguir en el curso que lleva a estar en la bendita Tierra paradisíaca donde esas condiciones existirán para siempre. Esta, también, es la promesa de Dios: “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:4.
NO HABRÁ MÁS GUERRA
Si su corazón anhela el tiempo en que las espadas sean convertidas en rejas de arado y las lanzas en podaderas, en que no haya escuelas militares, ni entrenamiento para guerrear, ni fabricación de bombas, ni fomentadores de guerra, entonces usted dará gracias a Dios por el nuevo sistema de cosas en el cual sucederá todo esto. Jehová da seguridad de ello al decir: “Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.”—Sal. 46:9.
FIN DE LA OPRESIÓN
Si usted desea ver el día en que se desvanezca la gobernación política opresiva y no haya más codicia comercial, en que los hombres edifiquen casas y habiten en ellas y moren en paz, en que la Tierra se llene de risa gozosa y vibre con el estimulante canto de los pájaros, en que el aire limpio se llene de la fragancia de las flores, entonces le emocionará vivir en la Tierra paradisíaca. La promesa de Dios a su pueblo es: “La obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”—Isa. 65:22.
NO DEMASIADO BUENO PARA SER CIERTO
¿Responde algún lector con escepticismo, o se burla abiertamente? ¿Es cosa demasiado buena para ser verdad, esta Tierra paradisíaca? ¿Es eso lo que está pensando el lector? Se puede comprender por qué, ya que todo lo que hemos experimentado ha sido esta presente existencia llena de zozobra. “El salario que el pecado paga es muerte,” y la humanidad ha estado pecando y recibiendo el salario por ello. (Rom. 6:23) Sin embargo, la Palabra de Dios promete: “el mundo va pasando,” pero “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.
PROMESAS CONFIABLES
Estas promesas de una Tierra paradisíaca vienen de Jehová Dios, “que no puede mentir.” (Tito 1:2) A la nación de Israel se le recordó esto: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado.” (Jos. 23:14) Hasta un opositor de Jehová se vio obligado a decir: “Dios no es un hombre para que diga mentiras. . . . ¿Lo ha dicho él mismo y acaso no lo hará?”—Núm. 23:19.
Vida en una Tierra paradisíaca... ése era el propósito original de Dios para esta Tierra y el hombre sobre ella. Esta es la vida que el lector puede escoger ahora. A Jehová no le parece que esto sea demasiado bueno para ser cierto. Por eso, a ningún lector le debería parecer que lo sea. Jehová piensa que el sistema de cosas actual es demasiado malo para seguir existiendo, y usted de seguro concuerda con esto. Aun ahora él está dejando que las personas escojan o vida eterna en un paraíso o muerte eterna con este mundo.
¿Cómo está la gente dando a conocer lo que escoge? ¿Cómo podría hacerlo usted? Considere el artículo siguiente.