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  • 1914... afectó la vida suya
    La Atalaya 1984 | 1 de mayo
    • 1914... afectó la vida suya

      HACE cerca de 70 años, la mañana del lunes 29 de junio de 1914,los periódicos publicaron un espantoso titular: “HEREDERO DEL TRONO DE AUSTRIA ES ASESINADO”. Tal vez ahora dicha noticia le parezca muy vieja a usted... casi como algo que forma parte de la historia antigua. No obstante, escandalizó a los que vivían en aquel entonces. Además, dio comienzo a una cadena de sucesos que aún le afectan a usted.

      También, dichos sucesos eran prueba de otros acontecimientos de mucha más importancia, que dentro de poco ejercerán un efecto muy profundo en la vida de usted. Veamos cómo todo esto es cierto.

      Aún se sienten los efectos

      Primero, ¿en qué sentido ha afectado su vida hoy, en la década de los años ochenta, aquel asesinato de hace mucho tiempo? Bueno, éste fue el suceso que dio comienzo a la primera guerra mundial. Aquella guerra, junto con el acuerdo de paz que la siguió, forjó el mundo que conocemos hoy.

      Antes de aquella guerra, la escena mundial estaba dominada por imperios, la mayor parte de los cuales habían sido formados por potencias europeas formidables. La guerra culminó en la desintegración de dichos imperios, y por eso hoy día la estabilidad del mundo ya no depende de unos cuantos países poderosos de Europa. Más bien, vemos algo que amenaza la mismísima supervivencia de la humanidad: una incesante contienda por la superioridad entre dos “superpotencias”, la Rusia comunista y la Norteamérica capitalista. Esta situación también tiene sus raíces en la primera guerra mundial.

      Antes de aquella guerra, Rusia era un enorme país atrasado dominado por la Iglesia Ortodoxa Rusa y gobernado por el zar. Norteamérica, aunque era potente, no era considerada de manera alguna como rival de las potencias europeas. La primera guerra mundial cambió todo esto. De acuerdo con el historiador René Albrecht-Carrié, “la [primera] guerra [mundial] marcó el tiempo en que Norteamérica alcanzó la mayoría de edad en la comunidad de los Estados”. Él agrega: “Al final de la guerra, el poderío de los Estados Unidos sobrepasó por mucho en todo respecto al de todos los demás”. La inmensa riqueza de Norteamérica, en comparación con el agotamiento económico de las potencias europeas, culminó en el dominio mundial que ella ejerce actualmente.

      En Rusia se habían oído rumores de rebelión antes de la guerra. Durante la guerra, Rusia tomó posición contra Alemania en el campo de batalla, y por eso los alemanes enviaron al revolucionario ruso Lenin de su destierro en Suiza a su tierra natal, con la esperanza de aumentar los disturbios internos allí. La estrategia produjo los resultados deseados, y Rusia se salió de la guerra. El partido de Lenin, los bolcheviques, tomó las riendas de la revolución rusa, y el resultado directo de aquel suceso es la Rusia que vemos hoy.

      Además de la rivalidad que existe entre las superpotencias, hoy día hay una agitación e inestabilidad sin precedente entre las naciones y dentro de ellas. Esto también es parte de lo que el historiador Charles L. Mee, hijo, llama la “herencia resultante de la terrible mezcla” de la primera guerra mundial y del tratado de paz que la siguió. Como parte de dicha herencia, él enumera “la aparición de Hitler, la Segunda Guerra Mundial, las insurrecciones y revoluciones que plagan a un mundo sin orden político”. En los diarios aún se lee de dicho derramamiento de sangre y sufrimiento. Además, recuerde que la segunda guerra mundial dio ímpetu al desarrollo de las bombas nucleares, que amenazan la mismísima existencia de la vida en la Tierra.

      No obstante, el autor Mee agrega: “A la misma vez, el colapso del orden antiguo fue un preludio necesario del esparcimiento de la autonomía, la liberación de nuevas naciones y clases, la introducción de una nueva libertad e independencia”. Antes de 1914, la mayoría de las naciones eran gobernadas por una privilegiada aristocracia hereditaria. Las estructuras de las clases eran rígidas. La primera guerra mundial aceleró la desintegración de dicho sistema. En las palabras del historiador René Albrecht-Carrié: “La Primera Guerra Mundial fue lo que rompió el dique de la estructura social del siglo diecinueve; ya no podía negársele al hombre común el reconocimiento que él reclamaba”. Hoy es difícil imaginarse el poder que en un tiempo ejercían las clases regentes.

      Sí, el mundo que conocemos hoy empezó a formarse cuando la bala de aquel asesino quitó la vida al heredero del trono de Austria hace 70 años. La vida de usted sería muy diferente si aquella tragedia y la guerra que ella provocó jamás hubieran sucedido. Pero otras cosas estaban sucediendo durante los primeros años del presente siglo. La mayor parte de las personas estaban completamente inconscientes de lo que significaban dichos sucesos. No obstante, éstos tienen un efecto aún más profundo en la vida de usted.

  • Lo que 1914 podría significar para usted
    La Atalaya 1984 | 1 de mayo
    • Lo que 1914 podría significar para usted

      LA PRIMERA guerra mundial fue con mucho el conflicto humano más extenso y más destructivo que había habido hasta aquel tiempo. La segunda guerra mundial —que en realidad solo fue una continuación de la primera— fue mucho peor. En estas dos guerras, murieron atrozmente más de 25.000.000 de soldados... además de los civiles.

      Una tercera guerra mundial en la que se usaran los arsenales nucleares de las superpotencias, si algún día ocurriera, podría significar suicidio en escala internacional. Las autoridades nos aseguran que por lo menos significaría el fin de la civilización tal como la conocemos, y posiblemente la destrucción de la raza humana. Algunos de los de la generación que fue testigo de la muerte del heredero del trono de Austria en 1914 han vivido bastante tiempo como para presenciar esta posible culminación del guerrear humano.

      Pero nuestros tiempos son importantes por otras razones además de las de índole política. La profecía bíblica nos informa de cosas que han estado sucediendo durante los pasados 70 años sin que el ojo humano las viera. Se trata de sucesos que le ofrecen una gran oportunidad a USTED. Consideremos el más importante de ellos.

      Jesús y 1914

      En cierta ocasión en que Jesús estaba a solas con cuatro de sus seguidores, éstos le preguntaron: “¿Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. Jesús no les dio una fecha. Más bien, describió una serie de sucesos y tendencias mundiales que darían a conocer a sus seguidores que había empezado el tiempo de su “presencia” espiritual. Su profecía dice: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro”. Entonces agrega: “Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción”. (Mateo 24:3, 7, 8.)

      ¿Puede usted ver ahora la verdadera razón por la cual las grandes guerras de este siglo son tan importantes? Cumplen la profecía de Jesús. Ninguna otra guerra de la historia iguala a las dos guerras mundiales. Solo una tercera guerra mundial suicida sería mayor, pero Jesús no estaba profetizando respecto a tal suceso, puesto que las guerras de las que él habló eran parte de un “principio de dolores de aflicción”. Los problemas habían de continuar y hasta se intensificarían después que estallaran estas guerras. No cabe duda de que su profecía se ha cumplido en las guerras mundiales que empezaron en 1914.

      Esta conclusión queda confirmada cuando consideramos todos los otros aspectos de la ‘señal de su presencia’ que Jesús dio en Mateo 24 y otras partes de la Biblia. Léalas usted mismo. Se han considerado detalladamente en otros números de la revista La Atalaya, y el cumplimiento de todos estos aspectos en conjunto prueba innegablemente que nuestro siglo ciertamente ha estado experimentando la “presencia” de Jesús. ¿Qué significa esto en términos prácticos?

      La “presencia” de Jesús significa nada menos que el principio de su gobernación como Rey del Reino de Dios. No se trata de algo que podamos ver con los ojos literales, pues el Reino de Dios es celestial, no terrestre (Juan 18:36). Por eso, se necesitaba una “señal” para que supiéramos que esto había acontecido. No obstante, es una verdad de importancia vital que a principios del presente siglo, cuando los imperios del mundo estaban derrumbándose y nuevas potencias se estaban formando, nació la mayor potencia mundial de todas... el Reino de Dios.

      Satanás y 1914

      Pero si la “presencia” de Jesús es invisible, ¿por qué es tan importante? Se debe al efecto que tiene en la humanidad. Otras profecías nos ayudan a comprender esto. Por ejemplo, en el libro de Revelación, el apóstol Juan registra una visión de lo que había de suceder cuando Jesús empezara a gobernar como Rey Mesiánico: “Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron pero éste no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. (Revelación 12:7-9.)

      Así, la primera guerra mundial no fue la única guerra que estalló en 1914. Se llevó a cabo una guerra mayor, aunque los ojos humanos no la vieron. No obstante, los resultados se sintieron aquí en la Tierra: “Oí una voz fuerte en el cielo decir: ‘¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo [...] A causa de esto ¡alégrense, cielos y los que residen en ellos! Ay de la tierra y del mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo’”. (Revelación 12:10, 12.)

      Esto añade una nueva dimensión a los problemas de la humanidad del siglo XX. Satanás y sus demonios están confinados a la vecindad de la Tierra. ¿Es de maravillarse que algunos de los hombres más inicuos de la historia hayan vivido en nuestro tiempo? Las actividades de Satanás continuarán por solo “un corto período de tiempo”. Pero mientras dure dicho período, las cosas no mejorarán. ¡No es de extrañar que Jesús haya dicho que la primera guerra mundial y los sucesos relacionados a ésta serían tan solo el “principio de dolores de aflicción”!

      Pero dicha aflicción no había de durar para siempre. Jesús mostró, de hecho, que duraría solo un corto período. Respecto a los que vivieran en 1914 y vieran el cumplimiento de la ‘señal de su presencia’, él predijo: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas” (Mateo 24:34). Entre las cosas que habían de ocurrir en la vida de esta generación figura el cumplimiento de una profecía que se encuentra en una parte más antigua de la Biblia.

      1914 y el gobierno mundial

      Centenares de años antes del tiempo de Jesús, el profeta hebreo llamado Daniel nos mostró por anticipado la marcha de las potencias mundiales desde su propio día hasta el nuestro. Al final de la profecía señaló a las potencias que habían de regir en nuestro día, diciendo: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.)

      Así, el nacimiento del Reino de Dios en 1914 es un acontecimiento de importancia fundamental en la historia del mundo. Se trata de un gobierno verdaderamente mundial. Dentro de poco, éste se encargará de gobernar la Tierra a diario.

      Sus efectos literalmente harán época. El año 1914 introdujo una era de confusión y violencia. Después de Armagedón, el Reino de Dios introducirá una era de paz y tranquilidad. Al pintar un bello cuadro del mundo unido que existirá dentro de poco bajo el régimen de Jesús, un antiguo profeta dijo: “En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea. Y tendrá súbditos de mar a mar y desde el Río hasta los cabos de la tierra”. (Salmo 72:7, 8.)

      Así, el tumulto internacional que la Tierra ha conocido desde 1914 resulta ser prueba contundente de que vivimos en la “conclusión del sistema de cosas”. Es prueba de la ira que siente Satanás debido a que sabe que su tiempo casi ha expirado. Es una demostración del hecho de que estamos al umbral de un sistema nuevo y mejor.

      1914 y los cristianos

      ¿Por qué no ha traído Jesús todavía dicha paz y unidad a la humanidad? Porque primero tiene que efectuarse una tarea importante. Jesús la predijo al dar la ‘señal de su presencia’. Dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). El fin no vendrá antes de que se haya informado a la humanidad de lo que está sucediendo. ¿Se le está informando al respecto?

      Sí. Desde fines de la primera guerra mundial los testigos de Jehová han predicado celosamente y sin temor acerca del recién nacido Reino de Dios. Hoy en más de 200 países ellos siguen visitando a las personas en sus hogares y explicándoles la verdadera razón de los problemas de este siglo. Les relatan acerca del nuevo sistema que dentro de poco existirá bajo el Reino de Dios, y así comparten con ellas su esperanza. El fin no llegará sin que antes se haya completado esta obra de predicar.

      Además de servir para informar a la humanidad en general acerca del Reino, la predicación ha sido útil en otro sentido: Ha dado a los seres humanos la oportunidad de hacerse súbditos del Reino de Dios. Jehová Dios insta tanto a las naciones como a sus gobernantes: “Sirvan a Jehová con temor y estén gozosos con temblor. Besen al hijo, para que El no se enoje y no perezcan ustedes” (Salmo 2:11, 12). Las naciones en su totalidad no han respondido a esta invitación, pero sí lo han hecho individualmente muchas personas. Esto no las ha convertido en revolucionarios que se oponen a los gobernantes actuales de la Tierra (Romanos 13:1-7). Pero sí ha hecho que quieran aprender las leyes del Reino de Dios y obedecerlas.

      El resultado ha sido un fenómeno notable, que ha cumplido aún otra profecía referente a nuestro tiempo: “Muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas’. [...] Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra”. (Isaías 2:2-4.)

      Hay quienes individualmente están cumpliendo esta profecía ahora. Literalmente millones de personas, de todas las naciones y lenguas, han empezado a vivir conforme a las leyes del Reino de Dios, y están en paz las unas con las otras. Se están resolviendo entre personas conflictos tribales y religiosos que han existido desde hace siglos. Así se está separando un grupo de personas del mundo para formar el núcleo del nuevo sistema mundial que existirá bajo el Reino de Dios. (Revelación 7:9-17.)

      1914 y usted

      ¿Ahora puede usted ver la importancia del año 1914 y el efecto que éste puede tener en usted? En aquel año se dio impulso a sucesos que resultarán en un cambio completo de la escena mundial. La clave de dichos cambios es el Reino de Dios. Una vez que Jesús empezó a gobernar en aquel Reino, las cosas jamás podrían volver a su estado anterior. Satanás fue expulsado del cielo. Se derrumbó un orden mundial, y los hombres no han hallado nada sólido que lo reemplace. Pero el Reino de Dios finalmente “triturará” los sistemas de gobernación humana y dominará en lugar de ellos para siempre.

      Así el año 1914 introdujo un tiempo de gran urgencia, pero también de gran oportunidad. Aún hay tiempo para ‘besar al hijo’ como muestra de que usted se somete a él. Los que lo hagan sobrevivirán al venidero fin de este sistema de cosas y serán parte de una raza humana unida en paz y armonía bajo un solo Rey, Jesucristo.

      Dicho futuro puede ser lo que el año 1914 realmente signifique para usted.

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