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  • “El reino de nuestro Señor y de su Cristo” asume el poder
    La Atalaya 1978 | 1 de agosto
    • 6. ¿Cómo demostraron las naciones de la cristiandad que no son súbditos del Príncipe de Paz?

      6 ¿No fueron ellas las que destrozaron por guerra global la paz mundial en los años 1914-1918? Veinte o más participantes de las 28 naciones e imperios que finalmente se vieron envueltos en la guerra afirmaban que eran naciones e imperios cristianos. ¿Qué cuestión trataban de resolver cuando se envolvieron en la guerra? Era la cuestión de dominación mundial. No, no dominación mundial para Jesucristo, sino dominación mundial para el que hubiera de ganar el conflicto global. Pero la I Guerra Mundial no resolvió la cuestión de manera final. Veintiún años después empezaron a pelearla en escala mayor. Y ahora, más de 32 años después del fin de la II Guerra Mundial, la cuestión de dominación mundial no está resuelta para satisfacción de las naciones mundanas. La situación política se va desenvolviendo hacia una tercera ocasión de violento recurrir a las armas por todo el globo terráqueo.

      7. ¿Qué anuncio que les han hecho los testigos cristianos de Jehová han puesto a un lado las naciones mundanas que ponen su propia soberanía en primer lugar?

      7 Hasta ahora las naciones que han puesto su soberanía nacional en primer lugar han echado a un lado lo que los testigos cristianos de Jehová les han estado proclamando a pesar de afrontar cruel persecución. ¿Proclamando qué? Esto: que a principios del otoño de 1914, aquel año de violencia bélica, el permiso que tenían las naciones para ejercer gobernación mundial sin la intervención del reino de Dios caducó. O, para usar el lenguaje de la profecía de Jesucristo, “los tiempos de los gentiles,” “los tiempos señalados de las naciones,” caducaron. Entonces llegó el tiempo fijado por el Soberano del universo, Jehová Dios, para el establecimiento por él del “reino de nuestro Señor y de su Cristo.” Él hizo que naciera el reino de su Cristo, no en Jerusalén allá en el Oriente Medio, sino arriba en el cielo a su propia diestra. (Luc. 21:24, Versión Reina-Valera Revisada; Versión Moderna; Traducción del Nuevo Mundo) Porque esto aconteció en el cielo, fue invisible para nosotros. Pero las evidencias de ello están ante nuestros ojos en las cosas que Jesucristo predijo como “señal” visible para nosotros.—Mat., caps. 24 y 25; Mar. 13:3-37; Luc. 21:5-36.

      ENTRA “EL REINO DE NUESTRO SEÑOR Y DE SU CRISTO”

      8. ¿Desde cuándo se podía leer aquella “señal,” la cual indicó el tiempo para que se hiciera qué anuncio?

      8 ¿Cuántos de nosotros hemos notado esa “señal” y leído el significado de ella a medida que se ha desenvuelto ante nuestros ojos desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914? Esto indica que aquel año fue el debido tiempo para que en el cielo se oyeran voces fuertes que proclamaran: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él gobernará como rey para siempre jamás.”—Rev. 11:15.

      9. ¿Qué comparación se puede hacer entre ese “reino” y el que se menciona en Colosenses 1:13? y ¿de quién se dice que gobierna como rey en él?

      9 Escuchemos esa proclamación de nuevo y notemos lo que dice. No dice: ‘Y ellos gobernarán como reyes para siempre jamás,’ sino: “y él gobernará como rey para siempre jamás.” Entonces, ¿quién es Ése del cual se dice que gobierna como rey para siempre jamás? Tiene que ser el personaje principal del cual se habla en la proclamación, aquel que tiene un Cristo o Ungido. Tiene que ser aquel a quien se llama “nuestro Señor.” Aquel a quien se llama en el cielo “nuestro Señor” es el Principal, y “su Cristo” es el secundario, el subsidiario. Por eso, al gobierno se le llama “el reino de nuestro Señor y de su Cristo,” y es algo de mayores proporciones y más extensas dimensiones que el “reino del Hijo de su amor,” del cual se habla en Colosenses 1:13, un reino que el apóstol Pablo mencionó unos 35 años antes de que Juan escribiera la Revelación. De modo que cuando se asume el “reino del mundo” es Jehová Dios quien en realidad empieza a reinar. Él es “el Señor de la tierra.”—Rev. 11:4; Zac. 14:3-9.

      10. Por eso, para el “Rey de la eternidad” esto marca el comienzo de ¿qué?

      10 El hecho de que la aplicación ya dada es la aplicación correcta de la expresión “nuestro Señor” está apoyado por lo que los 24 ancianos dijeron mientras adoraban delante del trono divino: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey.” (Rev. 11:16, 17) De modo que esto marca el comienzo de un espacio de tiempo especial en la gobernación universal de Dios, el “Rey de la eternidad.”—1 Tim. 1:17; Rev. 15:3.

      11. ¿Qué clase de papel desempeña el hijo varón simbólico que nace de la “mujer” de Dios, pero quién, fundamentalmente, ejerce la dignidad real?

      11 La dignidad de rey de Jehová Dios es lo que se exalta hasta en lo que se dice con relación al nacimiento de prole por medio de la “mujer” celestial de Dios. A la prole se le representa como un hijo varón, “que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro.” Indudablemente eso significa que el hijo varón simbólico va a hacer pedazos a todas las naciones políticas de la Tierra como cuando se destrozan vasijas de barro. De modo que tiene que cumplir un papel gubernamental. Pero, fundamentalmente, ¿quién ejerce el poder real? Esto se nos dice claramente en las palabras: “Y su hijo fue arrebatado a Dios y a su trono.”—Rev. 12:1-5.

      12. ¿Quién entroniza al hijo varón simbólico, y por consiguiente, después de eso, de quién se dice que es quien tiene el reino, y a quién se da autoridad?

      12 Dios es Quien entroniza a este hijo varón simbólico. Dios es la Fuente de toda gobernación legítima y propia. Al hijo simbólico se le da una posición subsidiaria con relación a la posición de rey de Dios. Cuando se habla de esta agencia gubernamental de Dios, se le menciona como algo completamente nuevo, tan fresco como un bebé recién nacido, no como algo que ya hubiera estado en existencia desde el Pentecostés de 33 E.C. Por consiguiente, cuando estalla guerra en el cielo después del nacimiento de este hijo varón simbólico y finalmente se gana la victoria de modo que se echa a Satanás y sus demonios, en el cielo se oye una voz fuerte que dice: “Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino [¿de quién?] de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos.” (Rev. 12:7-10) Así, de nuevo se dice que el reino es el de nuestro Dios. Él es Quien realmente reina, y su Cristo o Ungido, Jesús, obtiene “autoridad” para gobernar de manera secundaria bajo el Señor Dios.

      13. Al terminar los Tiempos de los Gentiles en 1914, ¿qué estaba en cuestión respecto a Jehová, y cómo se había expresado esto mucho antes con relación a nuestra Tierra?

      13 Hay una sólida razón bíblica por la cual los asuntos se declaran de esta manera, con énfasis en la dignidad real de Jehová Dios. Es Su soberanía universal lo que está en cuestión cuando se asume el “reino del mundo” al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914. Dos mil quinientos veinte años antes de eso Jehová había tenido en la Tierra un reino que lo representaba en medio de las naciones gentiles. Ése fue el reino de la casa real de David en Jerusalén. De David y sus sucesores reales se decía que se sentaban sobre “el trono de Jehová” en la ciudad capital de la nación. (1 Cró. 29:23) Poco antes de su muerte, David hizo una contribución generosa para la construcción de un templo a Jehová, y en aquel tiempo dijo: “Tuyo es el reino, oh Jehová, El que también te alzas como cabeza sobre todo.” (1 Cró. 29:11) Así, el reino de la casa real de David era una expresión de la soberanía universal de Jehová Dios con relación a la Tierra.

      14. A pesar del pacto eterno de Dios con David para un reino, ¿qué interrupción ocurrió en la ocupación del trono por los descendientes de David?

      14 En armonía con el pacto que Dios hizo con el rey David para una gobernación eterna, la casa real de David continuó ocupando “el trono de Jehová” en Jerusalén hasta el verano de 607 a. de la E.C. En aquel trágico tiempo los ejércitos de Babilonia capturaron a Jerusalén y la destruyeron, y el rey Sedequías fue deportado a Babilonia como exiliado. Entonces vino la desolación completa de la tierra de Judá, a mediados del séptimo mes lunar, Tisri, de aquel año. Aunque los sobrevivientes judíos exiliados fueron restaurados a Jerusalén y la tierra de Judá 70 años después, “el trono de Jehová” no fue restablecido en Jerusalén, de modo que fuera ocupado por un descendiente de David que tuviera el derecho real a la corona y el cetro. ¿Por qué no?

      15. ¿Cómo se representó en un sueño del rey Nabucodonosor la interrupción de la soberanía de Jehová con relación a nuestra Tierra?

      15 Esto se debió a que ahora, desde la desolación de la tierra de Judá en el año 607 a. de la E.C., los Tiempos de los Gentiles habían comenzado y se extenderían por 2.520 años, o hasta 1914 E.C. La soberanía de Jehová respecto a esta Tierra era como el árbol alto que se vio en el sueño de Nabucodonosor. Aquel árbol fue cortado, y solo se dejó el tronco basal o tocón con las raíces en el suelo. Se determinó que “siete tiempos” pasaran sobre el tocón del árbol antes de que de él pudiera brotar un retoño que creciera. Por esa razón se fijaron ataduras de hierro y cobre alrededor del tocón del árbol, y éstas habían de permanecer allí hasta que terminaran los “siete tiempos.” (Dan. cap. cuatro) En fidelidad a este cuadro, al fin de los “siete tiempos” de dominación gentil no impedida sobre la Tierra la soberanía universal de Jehová se expresaría de nuevo con relación a nuestra Tierra.

      16, 17. (a) En aquel tiempo marcado, ¿qué reino había de llegar a ser posesión de Jehová, y qué proclamación, apropiadamente, se haría? (b) En la destrucción de Babilonia la Grande, ¿qué se ha de anunciar en confirmación de la gobernación de Jehová?

      16 En aquel tiempo marcado en el horario de acontecimientos de Dios la ocasión exigiría que ‘el reino del mundo llegara a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo.’ (Rev. 11:15) Eso sería razón válida para tremendo gozo de parte de todos los que estuvieran en el cielo y en la Tierra que hubieran orado pidiendo que Dios una vez más hiciera sentir su plena soberanía con relación a nuestra Tierra, donde los poderes gentiles habían ejercido la dominación mundial por tanto tiempo. Entonces, y no cuando se derramó el espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C., sería el debido tiempo para hacer la proclamación de Salmo 97:1, 9: “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! Esté gozosa la tierra. Regocíjense las muchas islas. Porque tú, oh Jehová, eres el Altísimo sobre toda la tierra; estás muy alto en tu ascenso sobre todos los demás dioses.” (También, Salmo 99:1.) Más tarde, la destrucción de Babilonia la Grande (el imperio mundial de la religión falsa) confirmaría la dignidad real de Jehová. Con un aleluya resonará el clamor:

      17 “Alaben a Jah, porque Jehová nuestro Dios, el Todopoderoso, ha empezado a gobernar como rey.”—Rev. 19:6.

      18. ¿Quién, entonces, asume su poder de gobernar como rey, y qué dádiva o regalo le hace a su Hijo?

      18 Estas proclamaciones ponen en claro relieve el hecho de que es el Señor Soberano Jehová quien asume el reinar de nuevo con relación a nuestra Tierra al fin de los “siete tiempos” de dominación gentil. Es Él quien toma para sí su gran poder y asume “el reino del mundo.” (Rev. 11:15-17) Entonces da a su Hijo, Jesucristo, una participación en “el reino del mundo.” Así “su Cristo” participa en algo que nunca antes había tenido, como dádiva o regalo del Señor Soberano Jehová. Éste es precisamente el regalo que Él prometió hacer. Esto fue para el tiempo en que estaba por derribar y arruinar el reino de la línea real de David en Jerusalén. Al último descendiente del rey David en funciones reales, él dijo en aquel tiempo: “Remueve el turbante, y quita la corona. Esto no será lo mismo. . . . Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a ésta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él.”—Eze. 21:25-27.

      19. Según la propia profecía de Jesús en Lucas 21:24, ¿por qué no se le podía dar a él aquello para lo cual había ganado el “derecho legal” aun en el Pentecostés de 33 E.C.?

      19 Jesucristo resultó ser “aquel que tiene el derecho legal,” por su fidelidad en la carne hasta la muerte. Es el Heredero Permanente de David. Pero la cosa a la cual tiene el “derecho legal” no le fue dada en 33 E.C., después que él ascendió al cielo. Cuarenta y cuatro días antes de su ascenso, él dio su profecía que está registrada en Lucas 21:5-36. En ésta predijo la destrucción que le vendría a la Jerusalén que existía entonces, una destrucción que sí vino a manos de las legiones romanas en 70 E.C., y, respecto a ella, él dijo: “Caerán [los judíos] a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:24) Por eso en 33 E.C. no se le podía dar aquello para lo cual había ganado el “derecho legal,” ni siquiera en el Pentecostés de aquel año.

      20. Según Ezequiel 21:25-27, ¿para qué ganó Jesús el “derecho legal,” y qué única cosa podía legarle David a Jesús como Heredero Permanente de él?

      20 Aquello para lo cual Jesucristo había ganado el “derecho legal” era el reino davídico, un reino terrestre, cuyos “turbante” y “corona” habían llevado David y sus sucesores reales. (Eze. 21:25-27) Como persona humana perfecta, Jesús nació en la familia real de David, lo cual, naturalmente, lo puso en vías de heredar el reino davídico. (Rom. 1:3, 4; Luc. 1:32, 33) Puesto que David era un rey terrestre, no podía legar a Jesucristo nada que fuera más de lo que él mismo había tenido, un reino terrestre. El ángel Gabriel le dijo a la madre terrestre de Jesús, la virgen judía María, que Dios le daría a él “el trono de David su Padre.” ¿Le fue dado a Jesús ese reino en 33 E.C., cuando ascendió de regreso al cielo y se sentó a la diestra de Dios? El reino de David había sido derribado en 607 a. de la E.C. y continuaría fuera de funciones por los “siete tiempos” de la dominación mundial gentil, o por 2.520 años desde 607 a. de la E.C.—Hech. 1:6.

      21. Por eso, antes de que Jesús pudiera ejercer su derecho al reino de David, ¿qué tenía que esperar que Dios hiciera?

      21 Por eso, antes de que el glorificado Jesucristo pudiera ejercer los derechos del reino terrestre de David, tenía que esperar a la diestra de Dios hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C. (Heb. 10:12, 13) Tenía que esperar hasta que Jehová Dios tomara para sí su “gran poder” como Soberano Universal y pusiera fin a los Tiempos de los Gentiles y asumiera “el reino del mundo.” Entonces Dios podía invitar a Jesús, como Heredero Permanente del rey David, a participar con Él en el “reino del mundo,” un reino sobre toda la humanidad en la Tierra.—Rev. 11:15.

      22. Así, ¿cuándo fue producido el nuevo reino, y cómo se representó esto en las profecías bíblicas?

      22 Así, en 1914, no en 33 E.C., la “piedra” simbólica que se vio en el sueño del rey Nabucodonosor fue cortada de la gran montaña que representaba la soberanía universal de Jehová. (Dan. 2:34, 35, 44, 45) Fue en ese tiempo también que Jehová Dios plantó sus “pies” sobre la simbólica “montaña de los olivos” y ésta se partió por en medio para formar dos montañas, una hacia el norte y la otra hacia el sur. (Zac. 14:4, 9) Esto corresponde con el nacimiento del hijo varón por medio de la “mujer” celestial de Dios, según se representa en Revelación 12:1-5. De esta manera se produjo un nuevo “reino,” una nueva expresión de la soberanía de Dios con relación a nuestra Tierra. Dios entonces puso a su Rey Designado en el trono para que ejerciera su “derecho legal.” Las simbólicas ataduras de cobre y hierro fueron removidas de alrededor del “tronco con las raíces” de la soberanía interrumpida de Dios con relación a nuestra Tierra. Ahora los prescritos “siete tiempos” habían pasado sobre el tronco con las raíces.—Dan. 4:23, 26.

  • Ahora es el debido tiempo de recibir al Soberano Universal
    La Atalaya 1978 | 1 de agosto
    • Ahora es el debido tiempo de recibir al Soberano Universal

      1, 2. Según se representa en el capítulo siete de Daniel, ¿delante de quién se trae al glorificado “Hijo del hombre” y qué se le da?

      EL SOBERANO UNIVERSAL es el “Anciano de Días,” Jehová. A él vino el glorificado “Hijo del hombre,” Jesucristo, en 1914 E.C., para obtener una participación en el “reino del mundo.”

      2 El profeta Daniel predijo esto, al decir: “¡Pues vea! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.”—Dan. 7:13, 14.

      3. Según Daniel 7:27, ¿a quiénes también se introduce en aquel reino indefinidamente duradero?

      3 En ese reino hay más tarde en este “tiempo del fin” 144.000 discípulos de Cristo engendrados por espíritu. Tal como lo predijo Daniel 7:27: “El reino y la gobernación y la grandeza de los reinos bajo todos los cielos fueron dados al pueblo que son los santos del Supremo. Su reino es un reino indefinidamente duradero, y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos.”—Dan. 12:4; Rev. 14:1-3; 20:4, 6.

      4. ¿De qué gobierno celestial son súbditos los de la “grande muchedumbre” de hoy?

      4 Debido a que el Anciano de Días toma a Jesús su Hijo Ungido en asociación consigo en “el reino del mundo” éste llega a ser “el reino de nuestro Señor y de su Cristo.” (Rev. 11:15) Así, todos los que componen el mundo de la humanidad llegan a ser súbditos humanos terrestres del Soberano Universal Jehová y de su Cristo. Entre estos súbditos terrestres está ahora la “grande muchedumbre” de personas que se nos presenta en la visión de Revelación 7:9-17. Esta visión se entendió por primera vez en 1935 E.C.

      5. Según Revelación 3:21, 63 años después del Pentecostés de 33 E.C. Jesús estuvo animando a sus discípulos engendrados por espíritu a esperar ¿qué?

      5 Hoy la “grande muchedumbre” entiende bien que “el reino de nuestro Señor y de su Cristo” tiene que ver con dos personas principales, a saber, el Señor Jehová y su Hijo, Cristo Jesús; también, que este gobierno particular del cual son súbditos no principió en el Pentecostés de 33 E.C., sino en 1914 E.C. Por consiguiente, la “grande muchedumbre” observa que, 63 años después del Pentecostés, Cristo Jesús todavía estaba estimulando a sus discípulos engendrados por espíritu a esperar aquel reino, cuando dijo: “Al que venza yo le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.” (Rev. 3:21) Todavía tenían que heredar aquel reino celestial venidero como “herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo.” (Rom. 8:17) Jesucristo es el principal Heredero de Dios, y sus discípulos son herederos menores.—Heb. 1:1, 2.

      6. Según 2 Ped. 1:10, 11, ¿estaban ya en aquel reino los discípulos engendrados por espíritu, o tenían que entrar en él todavía?

      6 De modo que el Reino del cual esos discípulos engendrados por espíritu que están en la Tierra eran “coherederos con Cristo” no es algo en lo cual hayan estado desde el derramamiento del espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C. Por esa razón el apóstol Pedro, al escribir su segunda carta alrededor del 64 E.C., o 30 años después del Pentecostés, dio a sus compañeros cristianos esta advertencia: “Si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca. De hecho, así se les suministrará ricamente a ustedes la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”—2 Ped. 1:10, 11.

      7. ¿Por medio de qué se les suministra a ellos esa entrada en el reino, y, por eso, qué relación temporánea con Jesucristo pasa?

      7 Al debido tiempo de Dios a los 144.000 coherederos con Cristo se les suministra ricamente esa entrada en el reino celestial por medio de la “primera resurrección.” Entonces ya no serán los súbditos engendrados por espíritu en la Tierra bajo ‘el hijo del amor de Dios.’ Esa relación temporánea con el glorificado Jesucristo habrá pasado para siempre. Ellos serán los reyes celestiales inmortales, incorruptibles, que estarán con él. (2 Tim. 2:11, 12; Rev. 20:4, 6) Esto significa que el estado temporáneo de súbditos que les aplicó desde el Pentecostés de 33 E.C. y mientras todavía estaban en la carne en la Tierra habrá pasado para siempre. (Col. 1:13) Por haber vivido vidas limpias y fieles en la Tierra, heredan “el reino de Cristo y de Dios.”—Efe. 5:5.

      8. ¿Empezó en 1914 el reino de mil años de Cristo? ¿Qué indica respecto a esto la “señal” predicha?

      8 El reinado de mil años de Jesucristo con sus 144.000 coherederos no empezó en 1914 al inaugurarse el “reino del mundo . . . el reino de nuestro Señor y de su Cristo.” Lo que sí empezó allí para Jesucristo fue su “presencia” real oficial, o parusía, acerca de la cual sus apóstoles le habían preguntado, según Mateo 24:3. Su “presencia” en el poder del Reino no empezó cuando Dios lo usó para derramar espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C. (2 Tes. 2:2) Solo desde que terminaron los Tiempos de los Gentiles en 1914 se ha hecho visible la “señal” predicha que prueba que el Hijo de Dios está presente invisiblemente en poder del Reino, en el “reino del mundo.”

      9. Por presentarse la “señal,” los discípulos sabrían que estaba cerca ¿qué? y ¿por qué habían de abandonar cualquier sentimiento de desaliento?

      9 A este reino se le asigna destruir al inicuo sistema de cosas actual. En la profecía de Jesús que declara las cosas que componen la portentosa “señal,” él se refirió al Reino cuando estaba por llevar a cabo esta obra de destrucción, al decir a sus apóstoles: “Así también ustedes, cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios.” (Luc. 21:31) Este reino, al llevar a cabo su trabajo asignado, librará de seguir siendo oprimidos por las naciones gentiles a los fieles discípulos de Cristo que todavía están en la Tierra. Esto explica por qué Jesús dijo a sus discípulos: “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.”—Luc. 21:28.

      10. ¿Cuándo acontece la “liberación” del resto engendrado por espíritu, y qué abarca esa liberación?

      10 El resto de discípulos de Cristo engendrados por espíritu que todavía está en la Tierra vio el comienzo de “estas cosas” allá en 1914 E.C. A ellos se les libra del inicuo sistema de cosas actual cuando la “piedra” real que fue cortada de la montaña de la soberanía de Dios da contra la “imagen” de gobernación política mundana de la Tierra y la destruye en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón. (Dan. 2:44, 45; Rev. 16:14, 16) Su “liberación” incluye también el que más tarde se les saque de la escena terrestre y se les introduzca en “el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” por medio de la “primera resurrección” de entre los muertos. (2 Ped. 1:11; Rev. 20:4, 6) Esto los capacitará para gobernar como reyes con Jesucristo durante el milenio cuando Satanás el Diablo y sus demonios están atados y encerrados en el abismo, y ya no pueden dominar invisiblemente los asuntos de la humanidad.—Rev. 20:1-3.

      11. ¿Quiénes más disfrutarán entonces de liberación, pero por no hacer caso de qué “decreto” no participarán en esa liberación las naciones gentiles?

      11 La liberación también está cercana para la “grande muchedumbre” de personas de cualidades de oveja que ahora están declarándose a favor del “reino de nuestro Señor y de su Cristo” junto con el resto engendrado por espíritu. Pero las naciones gentiles han pasado por alto el “decreto” del Reino acerca del cual se les ha dado notificación, como se da en Salmo 2:1-9: “¿Por qué han estado en tumulto [desde 1914 E.C.] las naciones y los grupos nacionales mismos han seguido hablando entre dientes una cosa vacía? Los reyes de la tierra toman su posición y los funcionarios encumbrados mismos se han reunido en masa como uno solo contra Jehová y contra su ungido [su Cristo], . . . Déjeseme hacer referencia al decreto de Jehová; él me ha dicho [a Cristo]: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre. Pídeme, para que yo dé naciones por herencia tuya y los cabos de la tierra por posesión tuya propia. Las quebrarás con cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos.’”—Rev. 7:9, 10; 11:15.

      LA NEUTRALIDAD ASOCIADA CON LA PREDICACIÓN DEL REINO

      12. A pesar del fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914, ¿qué posición adoptan los testigos de Jehová con relación a la política mundana?

      12 Desde 1914, el “reino de nuestro Señor y de su Cristo” ha tenido el derecho de intervenir con relación a las naciones gentiles. ¿Quiere decir esto que los testigos cristianos de Jehová tienen ahora derecho a entremeterse en la política mundana? ¿Pueden ponerse de un lado o de otro, como hacen los católicos y protestantes, favoreciendo a un partido político u otro, hasta conspirar contra el gobierno político establecido o agitar alguna revolución? ¡De ninguna manera! Sin transigir ellos han copiado el ejemplo del Cordero, Jesucristo, de ‘no ser parte del mundo.’ Se apegan estrictamente al reino cuyo nacimiento fue producido en el cielo en 1914. (Juan 17:14, 16; Rev. 12:1-12) A pesar de la fiera persecución que se ha lanzado contra ellos debido a su neutralidad cristiana para con los conflictos mundanos, ellos llevan a cabo la palabra profética de su Caudillo celestial, Jesucristo, cuando éste dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14; Mar. 13:10.

      13. Por eso, ¿por qué no tuvieron lugar simultáneamente el fin de los Tiempos de los Gentiles y el comienzo del reino milenario de Cristo?

      13 Este testimonio del Reino tiene que efectuarse antes de que este sistema de cosas termine y el reinado de mil años de Cristo comience. Por eso, el nacimiento del reino de Dios en los cielos en 1914 no quiso decir el principio del reinado milenario de Cristo. Según las profecías bíblicas, mucho tiene que acontecer antes de que este sistema de cosas termine, abriéndose camino así para el reinado de mil años de Cristo con sus 144.000 discípulos engendrados por espíritu.—Rev. 20:4, 6.

      14. ¿Qué está resuelto a lograr Satanás con relación a las naciones antes de que se le encierre en el abismo, y por qué?

      14 Satanás el Diablo está resuelto a arrastrar a la destrucción a todas las naciones antes de que él y sus ángeles demoníacos sean arrojados en el abismo por 1.000 años, y así evitar que los que las componen lleguen a ser súbditos de Cristo durante Su reinado milenario. Con este fin, está conduciendo a todas las naciones mundanas al campo de batalla de Har-Magedón, para que peleen allí contra Jehová Dios y su Cristo. (Rev. 6:13-16) Así Satanás el Diablo será responsable del “ay” eterno o calamidad eterna que azota a las naciones gentiles allí. (Rev. 12:12; 19:11-21) ¿Cómo podemos escapar de sufrir esa calamitosa destrucción con esas naciones?

      15. Por negarse a marchar con las naciones gentiles bajo Satanás, ¿qué experiencia han tenido los testigos de Jehová, y por qué?

      15 Tenemos que negarnos a marchar como aliados con las naciones gentiles en la marcha de éstas en pelea contra Jehová Dios el Todopoderoso en Har-Magedón. Esta negativa por parte de los testigos cristianos de Jehová les ha traído gran penalidad. Especialmente desde que Satanás el Diablo y sus ángeles demoníacos fueron echados del cielo, el resto de los coherederos

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