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  • ¿Presagio de muerte para las olimpiadas?
    ¡Despertad! 1984 | 8 de agosto
    • Ésta ya es la quinta ocasión consecutiva en que, de una manera o de otra, los juegos olímpicos se han convertido en víctima de la política. Desde 1968 los juegos olímpicos han estado contaminados con insinuaciones políticas. Se han estado usando los juegos cada vez más como medio de expresar protestas y resentimientos políticos. Los terroristas han convertido la arena olímpica en un escenario para su derramamiento de sangre. Las dos superpotencias han demostrado ahora que los juegos olímpicos pueden convertirse en instrumento de su lucha por la supremacía. Y la pregunta lógica es: ¿Qué efecto tendrá todo esto en el futuro de los juegos?

      Efectos de largo plazo

      ¿Sobrevivirán los juegos olímpicos a esta otra mancha en su imagen? Algunos oficiales siguen siendo optimistas. Según se informa, William Simon, presidente del Comité Olímpico de los Estados Unidos, dijo lo siguiente: “El movimiento olímpico es fuerte. A pesar de todos los tumores que tiene, sigue siendo una fuerza positiva para la paz”. Pero el parecer de otras personas es más sombrío. Alberto Salazar, quien sostiene el récord del maratón mundial, dijo: “Me entristece que haya sucedido esto y presiento que será un golpe mortal para las olimpiadas”. La revista Newsweek se aventuró a opinar que “podría presagiar la destrucción final del mismísimo movimiento olímpico moderno”.

      Por supuesto, ahora han surgido serias preguntas acerca del futuro patrocinio de los juegos. ¿Qué ciudad o consorcio de empresas querrá aceptar la obligación financiera de organizar los juegos si éstos se han de sacrificar siempre cual peón en las disputas políticas? ¿Querrán prepararse todavía con tanto empeño los atletas si su participación no se puede garantizar debido a la política internacional? Éstas son solo algunas de las dudas que se están expresando ahora. Pero hay otras preguntas... ¿qué hay del nacionalismo? ¿el uso de drogas? ¿la participación de falsos aficionados? En otras palabras... ¿están decayendo los ideales olímpicos? ¿O están por desaparecer?

  • Los juegos olímpicos... ¿son realmente “para la gloria del deporte”?
    ¡Despertad! 1984 | 8 de agosto
    • Los juegos olímpicos... ¿son realmente “para la gloria del deporte”?

      UN FESTIVAL religioso celebrado en Olimpia, en el sur de Grecia, hace más de 2.760 años fue el precursor de la competición que se celebró en Los Ángeles, California, y que probablemente ha captado el interés de usted. El festival se celebró en honor del dios Zeus, quien supuestamente regía en el monte Olimpo. De allí surgieron los juegos olímpicos, que se celebraron por primera vez en 776 a. de la E.C. Las diferentes ciudades-estados de la Grecia antigua enviaban a sus mejores atletas para competir allí cada cuatro años.

      La tradición continuó hasta 393 E.C., cuando se celebraron los juegos antiguos por última vez. El año siguiente los prohibió el emperador “cristiano” Teodosio, quien prohibió toda práctica pagana (no cristiana) en el Imperio Romano. Entonces, ¿cómo es que existen hoy?

      A fines del siglo XIX Pierre de Coubertin, joven educador francés, quedó impresionado con el uso de los deportes en las escuelas públicas de Inglaterra. Estaba convencido de que una educación equilibrada debía incluir los deportes. Luego, de acuerdo con lo que escribió cierto biógrafo, “llegó a estar obsesionado con [la restauración de] los juegos olímpicos”. Coubertin llevó a cabo una campaña eficaz y en 1896 se restablecieron los juegos olímpicos, apropiadamente, en Atenas, Grecia.

      Entre otras cosas, a Coubertin le parecía que los juegos, que se celebrarían cada cuatro años, servirían para promover la paz mundial. A ese respecto, él estaba lejos de la realidad. Desde 1896 los juegos se han interrumpido dos veces debido a dos guerras mundiales y frecuentemente han surgido complicaciones debido a la política. En 1974 lord Killanin, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, se vio obligado a decir: “Ruego a todo hombre y a toda mujer deportista que no acudan a los juegos olímpicos si desean usar el deporte para fines políticos”.

      En 1976 y 1980 su consejo produjo resultados contrarios a los que él esperaba. Muchas naciones boicotearon los juegos precisamente para hacer resaltar sus agravios políticos. Entonces en 1980, a fines de los juegos olímpicos de Moscú, lord Killanin presentó otro ruego: “Ruego a los deportistas del mundo que se unan en paz antes de que descienda un fuego consumidor [...] Los juegos olímpicos no deben usarse para fines políticos”. El mismísimo hecho de que haya sido necesario presentar dichos ruegos indica el peligro que representa la política para los ideales olímpicos. El que muchas naciones comunistas se hayan retirado de los juegos olímpicos de Los Ángeles da más peso a este punto.

      ¿“Para la gloria del deporte”?

      ¿Se basaban necesariamente en la deportividad y el jugar limpio los juegos olímpicos antiguos? En su reseña del libro The Olympic Games: The First Thousand Years (Los juegos olímpicos: los primeros mil años), el erudito y escritor británico Enoch Powell comentó: “Básicamente eran poco deportivos y se desplegaba poca deportividad. No importaba el juego: todo lo que importaba era la victoria. No había ‘subcampeones’; pero una victoria, aun si se la ganaba recibiendo un castigo por haber hecho una jugada sucia [...] era una victoria al igual que cualquier otra. Eran peligrosos y brutales”. De hecho, el libro declara: “Los competidores oraban para recibir ‘sea la corona [de la victoria], o la muerte’”.

      Ostensiblemente, los juegos olímpicos modernos tienen un motivo más puro. En el Credo Olímpico se declara: “En los juegos olímpicos lo más importante no es ganar, sino participar, al igual que en la

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