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  • ¿Cómo ves las posesiones materiales?
    La Atalaya 1973 | 1 de agosto
    • compañeros como “pobres mas enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada y sin embargo poseyendo todas las cosas.” (2 Cor. 6:10; compare con Filipenses 3:7, 8.) Solo tienes que leer el relato de los Hechos de Apóstoles para apreciar qué vida abundante e interesante tuvieron. Como Jesús dijo, verdaderamente hay “más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Tú descubrirás que así son las cosas si lo pruebas por ti mismo.

      MUESTRA FORTALEZA Y SABIDURÍA

      Por eso, entonces, ¿por qué permitir que los sistemas comerciales presentes con su publicidad de alta potencia ejerzan presión en ti para que edifiques tu vida en torno de las posesiones materiales? ¿Por qué enriquecerlos y al fin empobrecerte tú mismo en lo que tiene que ver con las cosas que verdaderamente valen la pena en la vida? ¿Por qué no mostrar verdadera fuerza para resistir el influjo del materialismo y mostrar determinación para obtener lo más posible de la vida buscando cosas de mayor valor que las posesiones materiales?

      Esto es especialmente vital ahora. Las profecías bíblicas muestran que el sistema actual, con todo su comercialismo, está acercándose a su fin. El atribuir demasiada importancia a las cosas materiales sería una trampa para nosotros, desviando nuestra atención de la urgencia de nuestros tiempos. Podríamos hallarnos hundidos en este sistema y ser arrollados con él cuando Dios lo elimine e introduzca Su nuevo orden. Como advirtió Jesús: “Mantengan abiertos los ojos y guárdense de toda suerte de codicia, porque aun cuando uno tenga en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.”—Luc. 12:15; considera la ilustración que dio en los Luc. 12 versículos 16-21.

      Esto no quiere decir que no debemos tener posesiones en absoluto. Pero no queremos que éstas dominen nuestra vida. Y debemos poder distinguir entre las posesiones que realmente contribuyen a la felicidad genuina y las que realmente podrían impedir el que logremos esa meta.

      En cuanto a cualesquier posesiones que tengas, entonces, haz tu meta el usarlas para el bien de otros y especialmente para ‘honrar a Jehová con tus cosas valiosas.’ (Pro. 3:9) Pues “las cosas valiosas no serán de ningún provecho en el día del furor, pero la justicia misma librará de la muerte.”—Pro. 11:4.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1973 | 1 de agosto
    • Preguntas de los lectores

      ● Revelación 14:3 dice: “Están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo aprender esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.” Si los ancianos mencionados aquí, y en Revelación 4:4, representan al entero grupo de 144.000 reyes-sacerdotes celestiales, ¿cómo es posible que los 144.000 canten enfrente de estos ancianos?—Ecuador.

      La clave para entender el libro de Revelación se suministra en sus palabras de apertura: “Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco. Y envió a su ángel y por medio de él la presentó en señales a su esclavo Juan.” (Rev. 1:1) Manifiestamente, algo que sería imposible en la realidad puede representarse por medio de señales o símbolos. Por ejemplo, aunque un hombre no podría cantar enfrente de sí mismo, podría pararse enfrente de su propio retrato y cantar. De modo que realmente no hay nada contradictorio en cuanto al hecho de que los 144.000 son representados como estando de pie ante algo mediante lo cual ellos mismos son representados o simbolizados.

      Los mismos antecedentes de aquel que vio la visión, el apóstol Juan, nos ayudan a determinar en qué sentido los “veinticuatro ancianos” mencionados en Revelación 4:4 son una señal o símbolo. Siendo judío, Juan sabía que los “hombres de más edad de Israel” representaban a toda la nación y hablaban por ella. (Éxo. 3:16, 18; 19:7) Ahora bien, la entera congregación de cristianos ungidos forma la “nación santa” del Israel espiritual, y los “hombres de más edad” o “ancianos” cristianos pueden simbolizar o representar a esa entera “nación.” (1 Ped. 2:9) De acuerdo con ello, los “veinticuatro ancianos” sentados en tronos representarían a todo el grupo de 144.000 individuos. El número veinticuatro le habría recordado a Juan las veinticuatro divisiones sacerdotales que arregló el rey David para servir en el templo de Jerusalén. (1 Cró. 24:4) Esto corresponde bien con el hecho de que la “nación santa” de 144.000 individuos habrá de funcionar como un “sacerdocio real.”

      Note también que aquí se le dio a Juan una visión de acontecimientos futuros, “cosas que tienen que efectuarse.” (Rev. 4:1) Por consiguiente, la visión de los “veinticuatro ancianos” fue una vista previa profética del arreglo que Jehová Dios establecería en el cielo. Cuando el apóstol Juan vio la visión, ni un solo miembro del cuerpo de 144.000 individuos estaba en el cielo. Los de ese grupo que se habían dormido en la muerte esperaban la resurrección. (1 Cor. 15:20-23, 51, 52) Sin embargo, el hecho de que se vio a los “veinticuatro ancianos” en la visión garantizó que aquellos para quienes habían sido reservados los puestos de ancianía los llenarían.

      ● ¿Qué significa 2 Corintios 6:7 cuando se refiere a “las armas de justicia a diestra y a siniestra”?—EE. UU.

      Segunda a los Corintios 6:7 es parte de una consideración acerca de cómo el apóstol Pablo y sus colaboradores se recomendaban como ministros de Dios. Una de las maneras en que lo hacían era “por medio de las armas de justicia a diestra y a siniestra.” Puede que esto aluda al hecho de que antiguamente se usaba la mano derecha para esgrimir la espada y la izquierda para asir el escudo. En cualquier caso, atacados de todos lados, Pablo y sus asociados estaban plenamente armados para hacer guerra espiritual.

      Esta guerra espiritual se describe en 2 Corintios 10:3-5: “Aunque andamos en la carne, no guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios.” Para que la congregación cristiana en Corinto no fuera desviada de la devoción fiel a Cristo, Pablo hizo esta guerra espiritual contra maestros falsos y “apóstoles superfinos.”—2 Cor. 10:8-10; 11:12-14; 12:11.

      En cuanto a la carne, Pablo y sus colaboradores eran hombres imperfectos, con inclinaciones pecaminosas. Pero no recurrían a las armas de la carne caída... astucia, engaño o trampería. (2 Cor. 11:3, 13; 12:16) No confiaban en habilidad, sabiduría y poder humanos. Al evitar extravagancia de habla o exhibición de sabiduría humana y su poder para persuadir, podían ayudar a otros a edificar la fe por medio del espíritu y poder de Dios. (1 Cor. 2:2-5) La principal arma para derrumbar razonamientos incorrectos era la “palabra” o ‘mensaje’ de Dios.—Heb. 4:12; Tito 1:9.

      El intenso amor y el intenso interés en otros los impelía a hacer guerra espiritual. Sus motivaciones de ninguna manera eran carnales. No buscaban honra, riquezas ni influencia. Como Pablo dijo a los corintios: “Si nosotros les hemos sembrado cosas espirituales a ustedes, ¿es gran cosa que seguemos de ustedes cosas para la carne? Si otros hombres participan de esta autoridad sobre ustedes, ¿no con mucha más razón nosotros? Sin embargo, no hemos hecho uso de esta autoridad, sino que soportamos todas las cosas, a fin de no poner estorbo alguno a las buenas nuevas acerca del Cristo.” (1 Cor. 9:11, 12) “A nadie hemos hecho injusticia, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos explotado.”—2 Cor. 7:2.

      Así se puede ver que las “armas” que Pablo usó fueron medios justos o rectos para dar adelanto a la causa de la adoración verdadera contra todo ataque.

      ● Sin transigir uno en su posición como cristiano, ¿puede una persona prestar un ‘juramento de lealtad’?—EE. UU.

      El que un cristiano pueda prestar a conciencia cierto juramento o no depende principalmente del propósito, contenido o naturaleza del juramento.

      Allá en el primer siglo E.C., Jesucristo corrigió a los judíos por hacer juramentos livianos, indefinidos y sin discriminación. Juraban por el cielo, por la Tierra, por Jerusalén y hasta por sus propias cabezas. Pero Jesús los censuró, diciendo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que está en exceso de esto proviene del inicuo.” (Mat. 5:33-37) No debe ser necesario que el adorador de Dios respalde toda declaración con un juramento a fin de hacerla más creíble.

      Sin embargo, bajo ciertas circunstancias la ley mosaica requería juramentos. (Éxo. 22:10, 11; Núm. 5:21, 22; Deu. 21:1-9) Y Jesús mismo no se opuso a que lo pusiera bajo juramento el sumo sacerdote judío. (Mat. 26:63, 64) De modo que la declaración de Jesús acerca de jurar no se puede usar como base para condenar todos los juramentos. Pero, ¿qué clase de juramentos puede prestar el cristiano sin dañar su conciencia?

      Esto lo tendrá que determinar él mismo al comparar el juramento envuelto con los principios bíblicos. Jesucristo declaró: “Paguen de

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