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Llenos de confianza en un mundo asaltado por las dudasLa Atalaya 1980 | 1 de agosto
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Llenos de confianza en un mundo asaltado por las dudas
“Bendito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser.”—La Biblia
‘Un escepticismo fácil y elegante es la actitud que se espera del adulto instruido.’—Filosofía mundana
1, 2. ¿Qué actitud abrigaban ciertos griegos, y qué ha producido la instrucción superior de este mundo?
“¿QUÉ es la verdad?” Esa respuesta que Poncio Pilato dio a Jesucristo es típica de la actitud escéptica de muchas personas. (Juan 18:38) De los antiguos escépticos griegos se ha dicho que “tenían como meta una tranquilidad mental caracterizada por la ausencia de perturbaciones, cosa que habían de lograr por medio de buscar constantemente un equilibrio entre argumentos en oposición, lo cual haría que todo quedara en un estado de incertidumbre y duda.”
2 Más cerca de nuestro día, filósofos como el francés René Descartes, el holandés Spinoza, el escocés David Hume y el filósofo alemán Kant desarrollaron variantes de esa actitud de escepticismo. Por la influencia de estos hombres y de muchos otros, la duda sistemática ha llegado a ser artículo de fe de la instrucción superior. Así, las universidades de todos los países han producido una generación de individuos dados a dudar, para quienes “todo es relativo.”
3. (a) ¿Cuál es uno de los malos efectos del dudar sistemático? (b) ¿Qué mejor actitud nos estimula la Biblia a tener?
3 Hablando de los malos efectos de tal incertidumbre sistemática, una autoridad declara que “en nuestra propia época [una] consecuencia de la actitud relativista y escéptica es muy simplemente una falta de reverencia a la verdad como tal.” La misma obra de consulta sigue diciendo:
Una actitud de reverencia a la verdad no es simplemente el seudocinismo de nuestra propia época que trata de “desenmascararlo todo, por tenerse la creencia de que nadie ni nada puede genuinamente afirmar que posee la verdad. Es la actitud en la cual se combina el confiar gozosamente en que sí se puede hallar la verdad con una humilde sumisión a la verdad cuandoquiera y dondequiera que ésta asoma. Esta plena receptividad respecto a la verdad se exige de los que adoran al Dios de la verdad. . . . Es de esta actitud . . . de la cual testifican tanto el [Antiguo Testamento] como el [Nuevo Testamento].—“New International Dictionary of New Testament Theology,” 1978, tomo 3, páginas 900, 901.
El confiar gozosamente en la verdad
4, 5. (a) ¿Cómo inspiran confianza, y no dudas, las Escrituras? (b) ¿Qué buenos efectos tiene la plena receptividad respecto a las “sanas palabras” de la Biblia?
4 Sí, toda la Biblia inspira en sus lectores, no duda, sino confianza. Las Escrituras Hebreas declaran: “Bendito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser.” (Jer. 17:7) Y en las Escrituras Griegas Cristianas Pablo escribe: “No he perdido ninguna confianza, porque sé en quién es que me he fiado, y no tengo duda alguna de que él puede cuidar todo lo que le he encomendado hasta aquel Día.” ¡Ningún escepticismo en eso!—2 Tim. 1:12, The Jerusalem Bible.
5 Después de haber expresado así su completa confianza en Dios, Pablo añade: “Sigue reteniendo el modelo de sanas palabras que oíste de mí con la fe y amor que están relacionados con Cristo Jesús.” (2 Tim. 1:13) Una plena receptividad respecto a las “sanas palabras” que se hallan en la Biblia aumenta nuestra fe y amor y nos hace confiar gozosamente en la veracidad de todas las preciosas promesas que Jehová nos ha hecho. Esto, a su vez, nos da esperanza, la cual es “ancla del alma, tanto segura como firme.”—Heb. 6:17-19.
6. Para poder declarar las buenas nuevas a otros, ¿qué necesitamos nosotros mismos?
6 Es este gozoso confiar en la verdad lo que hace posible que salgamos y prediquemos las buenas nuevas del reino de Dios como la única esperanza para la humanidad. Uno tiene que estar completamente convencido de la veracidad del mensaje de esperanza para declararlo a otros. Entonces podemos decir a los que nos escuchan: “Las buenas nuevas que predicamos no resultaron estar entre ustedes con habla solamente, sino también con poder y con espíritu santo y fuerte convicción.” “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios.”—1 Tes. 1:5; 2:13.
7, 8. En la congregación cristiana primitiva, ¿quién ayudó a los hermanos a despedir de sí las dudas?
7 En la congregación cristiana primitiva los superintendentes fieles ayudaron a sus compañeros cristianos a despedir de sus pensamientos las dudas y a ser firmes en la fe. Con la ayuda del espíritu santo, el cuerpo gobernante del primer siglo, compuesto de los apóstoles y ancianos de la congregación de Jerusalén, tomaba decisiones, emitía instrucciones y enviaba a hombres fieles a edificar a los hermanos. En el libro bíblico de Hechos leemos: “Ahora bien, según [Pablo, Silas y sus compañeros de viaje] iban viajando por las ciudades entregaban a los de allí para que los observasen los decretos sobre los cuales habían hecho decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén. Por lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día.”—Hech. 16:4, 5; 15:23-29.
8 Al escribir a la congregación de Colosas, Pablo mencionó al fiel cristiano Epafras y lo describió como “siempre esforzándose a favor de ustedes en sus oraciones, para que al fin estén de pie completos y con firme convicción en toda la voluntad de Dios.” (Col. 4:12) Hasta en aquellos días no podía dejarse lugar para el escepticismo y la duda. Aquellos cristianos primitivos necesitaban ‘firmeza en la fe,’ “firme convicción.”
Venciendo las dudas
9. ¿Por qué es particularmente importante hoy la confianza cristiana?
9 ¿Será acaso de menos importancia en nuestro día la confianza cristiana, en medio de un mundo en que, para citar al filósofo británico Bertrand Russell, ‘un escepticismo fácil y elegante es la actitud que se espera del adulto instruido’? No. Si acaso, una convicción firme es hasta más importante, porque, más que en cualquier otro tiempo, “el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia” estimula el desconfiar y dudar. (Efe. 2:2) Por eso, el cristiano que se ve asaltado por dudas debe reconocer el peligro y dar los pasos necesarios para que ‘al fin esté de pie completo y con firme convicción.’
10, 11. (a) Si en nuestra mente empiezan a arraigarse dudas, ¿qué preguntas debemos hacernos? (b) ¿Qué respuesta darían a estas preguntas más de 2.000.000 de personas?
10 Si alguna vez dudas insidiosas se insinuaran en la mente del cristiano, él haría bien en primero pesar la situación y hacerse unas cuantas preguntas significativas:
¿Dónde aprendí que el nombre de Dios es Jehová, lo que ese nombre significa, cuál es el propósito amoroso de Dios para con la humanidad y la razón por la cual él ha permitido que el sufrimiento haya seguido por tanto tiempo en la Tierra.?—Sal. 83:18; Rev. 21:3, 4; 2 Ped. 3:9, 13.
¿Quién me enseñó que Jesucristo no es la segunda parte de una divinidad trinitaria, sino el Hijo unigénito de Jehová, y quién me ayudó a comprender el significado pleno de la redención que libra del pecado por medio del sacrificio de rescate de Cristo?—Juan 3:16; 14:28; 1 Cor. 15:27, 28.
¿Qué religión aclaró en mi mente la cuestión acerca del espíritu santo, que no es una persona, sino la fuerza activa de Jehová, y dónde he hallado un grupo de personas que se esfuerzan sinceramente por producir el fruto del espíritu?—Hech. 2:33; Gál. 5:22, 23; Col. 3:12-14.
¿Qué organización religiosa corrigió mi modo de pensar respecto a la antigua idea pagana de la inmortalidad del alma humana, probándome con la Biblia que el alma es mortal, dando así verdadero significado a la doctrina bíblica de la resurrección y librándome del dogma de un infierno de fuego que tanto deshonra a Dios?—Eze. 18:4; Hech. 24:15; Rom. 6:23.
¿Quién ha estado predicando el reino de Dios como la única esperanza de la humanidad, y quién me ha ayudado a darme cuenta de que estamos viviendo en los “últimos días” y de que debemos mantenernos alerta’ para la venida del Hijo del hombre?—Mar. 13:10, 33-37; Luc. 21:34-36; 2 Ped. 3:3-7.
¿Con quién he hallado verdadero propósito en la vida, “la paz de Dios,” protección de las tentaciones y de los escollos de este mundo, y sabiduría práctica para resolver los problemas de la vida?—Mat. 24:45-47; 1 Tim. 3:15; Fili. 4:6-9.
Finalmente, ¿qué grupo de personas es el de cristianos que verdaderamente tienen ‘amor entre sí’ (Juan 13:34, 35), realmente respetan los principios que se manifiestan en Juan 17:14, 16 e Isaías 2:4, y son perseguidos, no por meterse en la política, sino simplemente ‘por causa del nombre de Jesús,’ es decir, porque son verdaderos cristianos?—Mat. 24:9; Juan 15:18, 19.
11 Para más de 2.000.000 de personas que viven en más de 200 países y grupos insulares, la respuesta cándida a esas preguntas es: los testigos de Jehová, alimentados espiritualmente por la clase del “esclavo fiel y discreto” y su Cuerpo Gobernante.—Compare con Lucas 12:42-44.
Mantenga una actitud positiva
12. ¿Dónde empiezan las dudas?
12 Para evitar contagiarse del espíritu del mundo, un espíritu de sospecha, desconfianza y escepticismo, es preciso que uno vigile sus motivos más recónditos. A los 11 apóstoles fieles y a otros discípulos que experimentaron dificultad en creer que Cristo realmente había sido resucitado, él les dijo: “¿Por qué están perturbados, y por qué se suscitan dudas en su corazón?” (Luc. 24:38) Sí, allí es donde empiezan las dudas... en el corazón.
13, 14. (a) ¿De qué pueden ser señal las dudas? (b) ¿Qué lección podemos aprender del Israel infiel?
13 Por eso, si alguna vez empiezan a molestarnos dudas perturbadoras, debemos comenzar por examinar nuestros motivos. ¿Son genuinas nuestras dudas, o son un pretexto para aflojar el paso? ¿Revelan que nos falta perseverancia? ¿Reflejan falta de fe en que Dios puede perdonar? ¿Ha estado sembrando algún individuo semillas de duda? (1 Juan 1:9; Hech. 20:30) Pablo escribe: “Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo. . . . ‘No endurezcan sus corazones.’”—Heb. 3:12-15.
14 Si mantenemos una actitud positiva y recordamos todo lo que Jehová ha hecho para nosotros por medio de su Hijo Jesucristo y todo lo que hemos aprendido acerca de sus propósitos y promesas por medio del alimento espiritual provisto mediante el “esclavo fiel y discreto,” evitaremos hacernos ingratos como Israel, de quien Jehová dijo: “El buey reconoce a su dueño, y el asno el establo de su amo; pero Israel, mi propio pueblo, no reconoce ni tiene entendimiento.”—Isa. 1:3, Versión Popular.
Estos recobraron la confianza
15. ¿Cómo se ayudó a un anciano a vencer sus dudas?
15 Un anciano del occidente de Francia empezó a dudar que estuviera asociado con la congregación verdadera de Dios porque, según explicó, le parecía que el alimento espiritual que se servía era siempre el mismo. Por eso pidió que se le librara de sus deberes cristianos de anciano. Sin embargo, su familia y los demás ancianos no lo trataron como si fuera un apóstata. Le ayudaron amorosamente por medio de oraciones y conversaciones edificantes. Gradualmente se ayudó a este hermano a reconocer que no puede haber nuevas explicaciones continuamente, tal como no es posible que una madre sirva comidas enteramente diferentes tres veces al día por los 365 días del año. Los mismos ingredientes básicos vuelven a aparecer en diferentes formas, pero un paladar agradecido ayuda a uno a disfrutar del alimento, digerirlo y sacar fuerzas de él. A este hermano también se le ayudó a reflexionar en la escasez de alimento espiritual que hay en otros lugares. Poco a poco recobró la confianza, se profundizó en él el aprecio que le tenía a las cosas buenas que se aprenden de las publicaciones de la Watch Tower, consiguió de nuevo su fortaleza espiritual y experimentó nuevo gozo en el servicio de Jehová. Ahora sirve nuevamente de anciano cristiano en su congregación.
16. ¿Qué hizo que entraran dudas en la mente de un joven Testigo francés, y cómo se le corrigió?
16 Un joven Testigo del sur de Francia, que antes de entrar en la verdad había tenido ideas libertarias, se topó con un libro sobre anarquismo (“la teoría de que todas las formas de gobierno se interponen injustamente en la libertad individual y deben ser reemplazadas por la asociación voluntaria de grupos cooperativos”). Leyó el libro, le pareció interesante, compró más libros de la misma clase y, mientras los leía, empezó a perder la fe y a abrigar dudas. Entonces, de repente, según se le citó, dijo: “Me di cuenta de que estaba dejando que mal alimento espiritual despertara en mí rasgos de mi vieja personalidad, uno de los cuales era un espíritu de rebelión.” Dos artículos de La Atalaya corrigieron los asuntos en su mente: “El camino de la vida... angosto, pero libre,” en el número del 1 de abril de 1978, y “Cómo puede beneficiarle el reino de Dios,” en el número del 15 de junio de 1978. Recobró la confianza, ingresó en la obra de predicar de tiempo completo y ahora sirve en la obra de precursor especial.
La confianza trae felicidad
17, 18. ¿Qué dice Santiago acerca de los que tienen dudas, y qué consejo les da?
17 Estos son solo dos ejemplos de cristianos que se vieron asaltados de dudas, pero que las vencieron y recobraron su felicidad en el servicio de Dios. Si hubiesen cedido a sus dudas, hoy estarían infelices y sin esperanza. La Biblia dice: “El que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra.” (Sant. 1:6) Sí, las dudas nos hacen vulnerables. Santiago añade que el que tiene dudas “es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos”—Sant. 1:8.
18 La confianza firme en Jehová, en su Palabra y en su organización elimina las dudas paralizantes y trae verdadera felicidad. Este es el sendero de la sabiduría verdadera. “Por lo tanto,” dice Santiago, “si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada. Pero que siga pidiendo en fe, no dudando nada.”—Sant. 1:5, 6.
19. ¿Por qué debemos evitar “el espíritu del mundo,” y qué nos ayudará a tener asida “la confianza que tuvimos al principio”?
19 Si adoptamos el “espíritu del mundo,” el dudar llegará a ser parte de nuestro patrón de pensamiento. Pero Pablo escribe: “Ahora bien, nosotros recibimos, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente.” (1 Cor. 2:12) Si tenemos plena consciencia de todas “las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente,” y si reconocemos honradamente que hemos llegado a conocer estas cosas por medio de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, el profundo agradecimiento que le tenemos a Jehová nos moverá a despedir de nosotros las dudas y a “tener fuertemente asida la confianza que tuvimos al principio firme hasta el fin.”—Heb. 3:14.
Otras recompensas de la confianza
20. ¿Cuáles son dos de las recompensas de la confianza?
20 Si ‘tenemos fuertemente asida nuestra confianza’ en Dios, en su Palabra infalible y en su congregación terrestre bajo la dirección de Cristo, segaremos ricas recompensas tanto ahora como en el futuro. Una de éstas, que no se debe subestimar, es la paz o tranquilidad de ánimo. El salmista escribió: “Paz abundante pertenece a los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.” (Sal. 119:165; vea también Colosenses 3:15.) También son sumamente recompensadoras las sanas asociaciones que podemos tener con fieles cristianos que despliegan aprecio por “las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente,” por medio de su espíritu, su Palabra y su congregación visible.—Sal. 1:1-3; 2 Tes. 3:6, 14; Heb. 10:24, 25.
21, 22. (a) ¿Qué otros beneficios trae la confianza? (b) ¿Qué examinaremos en el artículo siguiente?
21 El tener firmemente asida “la confianza que tuvimos al principio” hace posible que seamos celosos en el servicio de Dios, y así causar gozo a Jehová y a nosotros mismos. (Pro. 27:11) El gozo que sentimos es en sí mismo una recompensa (Mat. 25:23), pero además es una protección para nosotros, una “plaza fuerte.” (Neh. 8:10) Tal gozo en el servicio de Jehová nos da una actitud positiva, una que se hace cada vez más brillante a medida que vemos que las profecías van cumpliéndose. Tenemos propósito en la vida. Sabemos en qué dirección vamos. Tenemos una esperanza gloriosa, que se centra en la “ciudad” o reino mesiánico que Abrahán esperaba con anhelo.—Heb. 11:10, 16.
22 Sin embargo, “la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos de tiempo posteriores algunos se apartarán de la fe.” (1 Tim. 4:1) ¿Por qué sucede esto, y por qué no debe perturbarnos indebidamente? Examinaremos esto en el artículo que sigue.
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Permanezcan “sólidos en la fe”La Atalaya 1980 | 1 de agosto
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Permanezcan “sólidos en la fe”
“La expresión inspirada dice definitivamente que en períodos de tiempo posteriores algunos se apartarán de la fe.”—1 Tim. 4:1.
1. ¿Debería escandalizarnos indebidamente el que alguien se apartara de la fe?
CUÁNDO usted ve o se entera de que algún cristiano a quien usted conoce está cediendo a las dudas, enfriándose o tal vez hasta haciéndose rebelde hasta el punto de abandonar a la congregación cristiana y tratar de arrastrar a otros consigo, ¿se escandaliza usted profundamente por eso y se perturba indebidamente? En tal caso, puede servirle de consuelo saber que, por tristes que sean esos sucesos, las Escrituras nos advierten que sucederán.
2, 3. (a) ¿Qué significa la palabra “apostasía,” y quién fue el primer apóstata? (b) ¿Qué les vino a Israel y Judá debido a su derrotero de apostasía?
2 La palabra “apostasía” viene de un término griego que significa “el colocarse fuera de,” “un apartarse, defección,” “rebelión, abandono.” El primero que se apartó de la adoración verdadera de Jehová fue Satanás el Diablo. Él fue, por lo tanto, el primer apóstata. (Juan 8:44) Él hizo que la primera pareja humana apostatara. (Génesis, capítulo 3) Muy temprano en la historia de Israel hubo quienes ‘se apartaron’ o ‘se desviaron’ de la adoración verdadera. Leemos:
“Ni siquiera a sus jueces escuchaban, sino que tenían ayuntamiento inmoral con otros dioses y se inclinaban ante ellos. Rápidamente se desviaron del camino en que habían andado sus antepasados al obedecer los mandamientos de Jehová.”—Jue. 2:17.
3 Más tarde, muchos de los reyes de Israel y también de Judá se hicieron apóstatas y condujeron a las naciones sobre las cuales gobernaban a un derrotero de apostasía. Dios castigó primero al reino norteño de Israel, diciendo: “[A Asiria] contra una nación apóstata [Israel] lo enviaré.” (Isa. 10:6) Y justamente antes de que Jerusalén, la capital de Judá, fuera destruida a manos de los babilonios, Jehová declaró: “De los profetas de Jerusalén ha salido la apostasía a toda la tierra.” (Jer. 23:15) La apostasía o el apartarse de la fe verdadera ciertamente no trajo bendiciones a Israel y Judá.
Apostasía entre los cristianos primitivos
4. ¿Qué advertencia dio Jesús acerca de apóstatas?
4 Muy al principio de su ministerio terrestre, Jesús advirtió a sus seguidores que habría apóstatas. En su Sermón del Monte, dijo:
“Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan. Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. Por sus frutos los reconocerán.”—Mat. 7:13-16.
5. ¿Qué dijo Pablo acerca de apóstatas?
5 Veinticinco años después, Pablo advirtió a los ancianos cristianos de Éfeso: “Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” (Hech. 20:29, 30) En el último de sus escritos inspirados Pablo mencionó a unos cuantos de los apóstatas del primer siglo. Advirtió a Timoteo: “Evita las vanas palabrerías que violan lo que es santo; porque avanzarán a más y más impiedad, y su palabra se esparcirá como gangrena. Himeneo y Fileto son de ese grupo. Estos mismos se han desviado de la verdad, . . . y están subvirtiendo la fe de algunos.” “Alejandro el calderero me hizo muchos males . . . guárdate de él, porque resistió a nuestras palabras a grado excesivo.”—2 Tim. 2:16-18; 4:14, 15.
6. ¿Cuáles son algunos de los rasgos que identifican a los apóstatas típicos?
6 Si analizamos estas advertencias que dieron Jesús y Pablo, surgen los siguientes rasgos que identifican a los apóstatas típicos:
(1) Desviación de la verdad
(2) Habla torcida, vacía
(3) Esfuerzos por subvertir la fe de algunos y arrastrar discípulos tras de sí
(4) Hipocresía (‘lobos en ropa de oveja’)
(5) Reconocibles por sus frutos; ‘avanzan a más y más impiedad’
Estas señales reveladoras habían de servir para ayudar a los cristianos primitivos a identificar rápidamente a los apóstatas y a ‘guardarse de ellos.’
Apostasía “en períodos de tiempo posteriores”
7. ¿Cuándo ocurrió la apostasía en masa, como lo predijo qué texto bíblico?
7 La apostasía que ‘ya estaba obrando’ mientras todavía estaban vivos algunos de los apóstoles de Cristo se hizo prolífica “en períodos de tiempo posteriores,” es decir, después de la muerte de los apóstoles. Las cinco señales reveladoras siguieron haciéndose cada vez más manifiestas desde el segundo siglo en adelante y alcanzaron un punto culminante en el cuarto siglo. Esta apostasía en masa habría de ocurrir antes de la “presencia de nuestro Señor Jesucristo” y del “día de Jehová.”—2 Tes. 2:1-12.
8, 9. (a) ¿Qué advertencia dio Pedro acerca de los últimos días? (b) ¿Serían solo personas que estuvieran fuera de la congregación cristiana estos “burlones” y “gente desafiadora de ley”?
8 Pero otros textos de las Escrituras dicen claramente que aun durante “los últimos días” del presente sistema de cosas ocurrirían casos de apostasía dentro de la verdadera congregación cristiana. El apóstol Pedro escribió:
“En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él?’. . . Ustedes, por lo tanto, amados, teniendo este conocimiento de antemano, guárdense para que no vayan a ser llevados con ellos por el error de gente desafiadora de ley y caigan de su propia constancia.”—2 Ped. 3:3, 4, 17.
9 Pedro no estaba advirtiendo a sus hermanos simplemente contra personas del mundo que fueran “burlones” y “gente desafiadora de ley.” Los cristianos siempre han estado al tanto de que existe peligro desde ese ángulo. Pedro también estaba hablando del peligro de ser “llevados” por algunos dentro de la congregación cristiana que llegarían a ser “burlones” y no tomarían en serio el cumplimiento de las profecías respecto a la “presencia” de Cristo y que adoptarían una actitud desafiadora de ley para con “el esclavo fiel y discreto,” el Cuerpo Gobernante de la congregación cristiana y los ancianos nombrados.
Causas y efectos de la apostasía
10, 11. (a) ¿Cuál es una causa importante de la apostasía? (b) ¿Cuáles son algunos significados paralelos de la palabra griega que se traduce “dudar,” y cómo se erige en juez el apóstata?
10 Entre las varias causas de la apostasía, no hay duda de que una de las principales es una falta de fe que viene como resultado de dudar. (Heb. 3:12) Es de interés el hecho de que The New International Dictionary of New Testament Theology suministra la siguiente información acerca del verbo griego que frecuentemente se traduce “dudar”: “Diakrinō, hacer una distinción, juzgar, . . .; dudar, vacilar. . . . En algunos pasajes del [Nuevo Testamento] el dudar aparece como falta de fe y por lo tanto como pecado (Rom. 14:23). . . . En Rom. 4:20f. el dudar se aproxima a la incredulidad. . . . El dudar por lo tanto es una falta de confianza en el acto de Dios que él todavía no ha ejecutado y que se supone que los hombres esperen. . . . En el NT el que duda peca contra Dios y sus promesas, porque juzga a Dios falsamente.”
11 Así, el que duda hasta el punto de hacerse apóstata se erige en juez. Cree que sabe más de lo que saben sus compañeros cristianos, y más que el “esclavo fiel y discreto,” por medio del cual ha aprendido la mayor parte de lo que sabe acerca de Jehová Dios y sus propósitos, si acaso no todo. Desarrolla un espíritu de independencia y llega a ser “orgulloso de corazón . . . cosa detestable a Jehová.” (Pro. 16:5) Algunos apóstatas hasta creen que saben más que Dios, respecto al orden que él ha fijado para los sucesos en el desenvolvimiento de sus propósitos. Por lo tanto, otras dos causas de la apostasía son la ingratitud y la presunción.—2 Ped. 2:10b-13a.
12. ¿Cuáles son algunos efectos de la rebelión y la apostasía?
12 En cuanto a los efectos de un proceder de apostasía, un resultado inmediato es una pérdida de gozo. El apóstata se endurece en sus caminos de rebeldía. Otro efecto es que deja de adquirir el alimento espiritual que suministra “el esclavo fiel y discreto”... lo cual lo conduce a debilidad espiritual y quebranto de espíritu. Contrastando la felicidad de sus siervos leales con la triste condición de los apóstatas, Jehová declaró proféticamente:
“¡Miren! Mis propios siervos comerán, pero ustedes mismos padecerán hambre. ¡Miren! Mis propios siervos beberán, pero ustedes mismos padecerán sed. ¡Miren! Mis propios siervos se regocijarán, pero ustedes mismos sufrirán vergüenza. ¡Miren! Mis propios siervos clamarán gozosamente a causa de la buena condición de corazón, pero ustedes mismos clamarán a causa del dolor de corazón y aullarán a causa de puro quebranto de espíritu.”—Isa. 65:13, 14.
13. ¿Qué quiere decir ‘menospreciar el señorío,’ y en qué resulta eso? (Jud. 8, 10)
13 Después de haber cedido a obras de la carne como “enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas,” los apóstatas a menudo llegan a ser víctimas de otras obras de la carne tales como “borracheras,” “conducta relajada” y “fornicación.” (Gál. 5:19-21) Pedro nos advierte acerca de los que “menosprecian el señorío” por medio de despreciar el orden teocrático, que “hablan injuriosamente” de aquellos a quienes se les ha encomendado responsabilidad dentro de la congregación cristiana y así ‘abandonan la senda recta.’ Dice que “las condiciones finales han venido a ser peores para ellos que las primeras.”—Lea cuidadosamente 2 Pedro, capítulo 2.
Cómo evitar ‘apartarse de la fe’
14, 15. ¿Cómo podemos evitar la presunción?
14 Hemos visto que una falta de fe como resultado de dudas destructivas es una de las causas fundamentales de la apostasía, y que la palabra que se ha traducido “dudar” también significa “distinguir.” El apóstata se pone a decidir lo que es cierto y lo que es falso, “lo bueno y lo malo” en lo relacionado con el alimento espiritual. Se hace presuntuoso.—Compare con Génesis 2:17; 3:1-7.
15 Por eso, para evitar el apartarse de la fe, el cristiano debe estar en guardia contra la falta de fe, “el pecado que fácilmente nos enreda,” y ‘correr con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros.’ (Heb. 12:1; 3:12, 19) Pablo nos da este consejo: “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe, sigan dando prueba de lo que ustedes mismos son.” (2 Cor. 13:5) Pablo no nos está invitando a tener dudas acerca de “la fe,” sino a interrogarnos nosotros mismos en cuanto a si estamos cumpliendo con la fe o no. El hacer ese honrado examen de conciencia debe llenarnos de modestia y humildad, y así protegernos del espíritu de independencia y de la presunción del apóstata.
16. (a) ¿Qué otro engaño debemos evitar? (b) ¿Qué lección doble podemos aprender de los judíos de Berea?
16 Para evitar apartarnos de la fe, también tenemos que guardarnos de la ingratitud. Debemos sentirnos agradecidos por la abundancia de alimento espiritual que recibimos por medio del “esclavo fiel y discreto.” (Mat. 24:45) Esto no quiere decir que no debemos convencernos de las cosas a medida que seguimos adelante. En cuanto a esto, se puede aprender una lección doble de los judíos de Berea. Ellos de seguro ‘examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así,’ pero también eran de ‘disposición noble’ porque “recibieron la palabra [que les estaban predicando Pablo y Silas] con suma prontitud de ánimo.”—Hech. 17:11.
17, 18. ¿Qué deberíamos poder distinguir, y qué consejo da Pablo sobre esto?
17 El tener agradecimiento y prontitud de ánimo semejantes para aprender nos ayudará a cultivar amor y a adquirir conocimiento exacto, junto con pleno discernimiento. A su vez, estas cualidades cristianas harán posible que distingamos entre las cosas de gran importancia y las de menos importancia. ¿Es verdaderamente importante algún punto que se nos haga difícil entender? ¿Afecta las cosas verdaderamente importantes que hemos aprendido con la ayuda de la clase del “esclavo”? ¿Vale la pena dejar que esto nos haga tropezar y tal vez cause tropiezo a otros? ¿Nos impide producir fruto cristiano, para la gloria y alabanza de Dios?
18 Pablo nos aconseja: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día de Cristo, y estén llenos de fruto justo, que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.”—Fili. 1:9-11.
‘Arrebatando del fuego a los que tienen dudas’
19. (a) ¿Qué otra distinción hay que hacer? (b) ¿Qué otro consejo edificante da Judas?
19 Puesto que se nos ha advertido que “algunos se apartaran de la fe,” debemos estar preparados para ‘luchar tenazmente por la fe que una vez para siempre fue entregada a los santos.’ (1 Tim. 4:1; Jud. 3) Pero hay que hacer una distinción entre los apóstatas perturbadores, de la clase que se menciona en 2 Pedro, capítulo 2, y los cristianos que se debilitan en la fe y tienen dudas por falta de conocimiento exacto. Judas hace esta distinción. Después de advertir acerca de “murmuradores, quejumbrosos,” que “están admirando personalidades” y acerca de “burlones,” que “son los que hacen separaciones,” dice: “Manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira. También, continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego.”—Jud. 16-23.
20. ¿Cómo se debe ayudar a los que tienen dudas, pero qué hay si rehúsan la ayuda y ‘se apartan de la fe’?
20 Sí, a éstos que tienen dudas hay que mostrarles que están en peligro de ser consumidos por las dudas destructivas. Sus hermanos cristianos, y especialmente los ancianos, deben esforzarse por darles ayuda, arrebatándolos, si de modo alguno es posible, del “fuego” que pudiera destruirlos espiritualmente. En cuanto a los que rehúsan esta ayuda paciente y amorosa, y que realmente ‘se apartan de la fe,’ no debemos dejar que eso nos perturbe indebidamente. Junto con el apóstol Juan, diremos: “Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros.”—1 Juan 2:19.
“Sólidos en la fe” hasta el mismo fin
21, 22. (a) ¿Qué estímulo da Pedro como ayuda para que permanezcamos firmes en la fe? (b) ¿Qué tienen que seguir haciendo los israelitas espirituales y la “grande muchedumbre” para ver realizadas sus esperanzas respectivas?
21 Sin lugar a dudas Satanás quisiera ver que todos nos ‘apartáramos de la fe.’ De modo que Pedro nos aconseja:
“Pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo. Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.”—1 Ped. 5:8-10.
Sí, los del Israel espiritual, que han sido llamados para reinar con Cristo en “gloria eterna,” tienen que permanecer fieles en “la hora de prueba,” si quieren estar seguros de que ‘nadie tome su corona.’—2 Tim. 2:10; Rev. 3:10, 11.
22 Los compañeros de éstos, miembros de la “grande muchedumbre,” también se dan cuenta de que tienen que permanecer “sólidos en la fe” si quieren ‘salir de la grande tribulación.’ (Rev. 7:9, 10, 14) Tanto los cristianos que tienen la esperanza celestial como sus compañeros cuya esperanza es vivir para siempre en el paraíso restaurado a la Tierra están resueltos a continuar predicando fielmente “estas buenas nuevas del reino.” (Mat. 24:14) La excelente expansión que se ha realizado en muchas partes del mundo hasta este año 1980 es para ellos prueba de que Jehová está bendiciendo a Su organización y que todavía hay trabajo que hacer. Por lo tanto, hacen caso del consejo de Pablo: “No desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos.”—Gál. 6:8, 9.
23. ¿Qué nos da a todos “fuerte estímulo” para permanecer “sólidos en la fe”?
23 A medida que vemos cumplirse ante nuestros mismísimos ojos las cosas que fueron predichas para los “últimos días,” tenemos confianza firme en que la “grande tribulación” y la alborada del justo nuevo orden de Dios están precisamente a las puertas. Las maravillosas bendiciones que nos esperan en el futuro inmediato, ya sea en el cielo o en el paraíso terrestre, nos suministran “fuerte estímulo” para permanecer “sólidos en la fe” hasta el mismo fin, para así “asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”—Heb. 6:17-19.
[Recuadro en la página 19]
CAUSAS
Falta de fe
Espíritu de independencia
Ingratitud
Presunción
[Recuadro en la página 19]
EFECTOS
Pérdida de gozo
Rebeldía
Falta de nutrición espiritual
Obras de la carne
[Ilustración en la página 21]
“Sálvenlos, arrebatándolos del fuego”
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De seminarista a ‘precursor’La Atalaya 1980 | 1 de agosto
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De seminarista a ‘precursor’
“Vine de una familia muy católica y me enviaron a estudiar para el sacerdocio. En el seminario hicimos ciertos juramentos de castidad, pobreza y humildad, pero noté que éstos no significaban mucho, y que había muchos individuos que eran homosexuales. Cuando un hombre trató de abusar de mí, dejé el seminario. Entonces empecé a vivir una vida muy disoluta. Yo estaba en un país latinoamericano y me hice contrabandista de drogas, bebidas alcohólicas, tabaco y armas. Estuve en prisión varias veces. Finalmente, en Puerto Rico, establecí un negocio y traté de cambiar de vida, pero debido a la borrachera quedé en bancarrota. Finalmente, hallándome en estado muy degenerado, clamé por auxilio a Dios. Le pedí ayuda a un “pentecostal,” pero él simplemente me dijo que fuera a su iglesia y recibiera el espíritu santo.
“Entonces abrí otro negocio y hallé a un hombre que estuvo dispuesto a trabajar conmigo. Le pregunté de qué religión era y dijo que era testigo de Jehová. En seguida le pedí que me ayudara a leer la Biblia. Vino a mi hogar y estudiamos desde las 2 hasta las 5 de la tarde un domingo. Le dije que no me pidiera que asistiera a su iglesia, porque no me interesaban las iglesias. Prometió respetar mis deseos. Aquella tarde empecé a leer el libro que habíamos estudiado, y a las 12 de la noche lo había terminado. El día siguiente, cuando el Testigo vino al trabajo, le pedí que me llevara a su iglesia. Él se sorprendió, por supuesto, pero entonces yo le dije que había leído el libro y quería asistir a una reunión para ver si esto era realmente la verdad. Fui a una reunión que me impresionó mucho. Al regresar a casa le dije a mi esposa que preparara alguna ropa limpia, porque quería ir de nuevo a la reunión, pero vestido como los demás. . . . Ahora mi negocio está bien, he pagado mis deudas, soy un precursor auxiliar que diariamente habla a otros acerca del reino de Dios, y tengo planes de ser precursor regular.”—Contribuido.
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