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Un mundo lleno de adversidadLa Atalaya 1985 | 15 de septiembre
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maltrato (Mateo 24:14). Pues, ¡los perseguidores hasta han matado a algunos cristianos cuyo único “crimen” había sido el de enseñar que el Reino de Dios es la única esperanza para la humanidad!
Jesús sí dijo: “El que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo” (Marcos 13:13). Sin embargo, ¿podemos nosotros perseverar y no darnos por vencidos? ¿Existe alguna fuente de consuelo hasta en la mayor adversidad? ¿Tenemos ejemplos de los que sí han perseverado?
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Cómo le es posible aguantar la adversidadLa Atalaya 1985 | 15 de septiembre
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Cómo le es posible aguantar la adversidad
“MEDIANTE la perseverancia de parte suya adquirirán sus almas.” Jesucristo dijo estas palabras al pronunciar su profecía concerniente al “tiempo del fin” (Lucas 21:19; Daniel 12:4). En su declaración se destacan los siguientes dos puntos: 1) La perseverancia es esencial para la salvación de nuestra vida, y 2) es posible perseverar.
Pero ¿cómo puede usted perseverar? Para contestar esta pregunta, primero tenemos que saber por qué Jehová permite que el sufrimiento y la persecución sobrevengan a sus siervos.
El sufrimiento y la persecución... ¿a qué se deben?
La persecución y el sufrimiento se deben principalmente al hecho de que Satanás puso en tela de juicio la legitimidad y la justicia de la soberanía de Jehová (Génesis 3:1-19). Jehová ha tomado medidas para hacer frente a este desafío para el bien de su propio nombre y el bien de otros.
Dios también ha permitido que su pueblo sufra debido a ciertos propósitos que pueden resultar muy provechosos para nosotros, si consideramos dicha aflicción desde el punto de vista correcto. Por ejemplo, si perseveramos bajo la prueba sin guardar rencor a causa de nuestras adversidades, probamos que nuestra fe es genuina, que es la clase de fe que agrada a Dios (1 Pedro 1:6, 7; Hebreos 11:6). Pero la aflicción también puede poner en evidencia faltas en la personalidad de uno, como el orgullo, la impaciencia y el amor a la comodidad. Con la ayuda del espíritu de Dios, podemos esforzarnos por vencer tales características y ‘vestirnos más plenamente de la nueva personalidad’. (Colosenses 3:9-14.)
El salmista expresó este punto muy bien para nosotros al decir: “Bueno es para mí el que se me haya afligido, a fin de que aprenda tus disposiciones reglamentarias” (Salmo 119:71). ¡Qué modo más excelente de considerar la aflicción! Sin quejarse ni murmurar. Sin preocuparse egoístamente de alguna pérdida personal que la aflicción haya causado. Más bien, se ve aquí un reconocimiento sabio del hecho de que lo que Jehová permitió que sobreviniera al salmista podía ayudarle a apreciar los reglamentos de Jehová más plenamente. ¿Permitimos que el sufrimiento tenga el mismo efecto en nosotros?
El apóstol Pablo se benefició de la tribulación que experimentó en el distrito de Asia. En primer lugar, dicha adversidad hizo que él dependiera a mayor grado de Jehová. También dio énfasis a la creencia del apóstol en la resurrección, pues él perseveró ante situaciones difíciles confiando plenamente en “el Dios que levanta a los muertos” (2 Corintios 1:8-10). Sí, Pablo disfrutó de ciertos beneficios debido a su perseverancia bajo el sufrimiento.
Lo mismo es cierto en el caso de los cristianos
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