BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Alaska... el gigante cambiante habla claro
    ¡Despertad! 1976 | 8 de marzo
    • de Jehová están experimentando un auge de crecimiento espiritual sólido, no solo en cuanto al número de asociados, sino en cuanto a su efectividad al ayudar a la gente a ajustar su modo de vivir a las normas de la Biblia. En todo esto puedo ver que el ayudar a la gente a beneficiarse del modo de vivir cristiano solo acrecentará mi valor en conjunto.

      Ciertamente, se están efectuando tremendos cambios en Alaska, “la gran tierra.” Algunos son nocivos, otros son beneficiosos. Me siento verdaderamente feliz cuando los cambios benefician a la gente de manera genuina. También me siento bien porque ya no oigo a nadie referirse a mí con términos ofensivos... lo que oigo es: “¡Alaska... ciertamente eres un gigante cambiante!” Eso no me ofende en absoluto.

  • Los testigos de Jehová... “conocidos” de nuevo en Grecia
    ¡Despertad! 1976 | 8 de marzo
    • Los testigos de Jehová... “conocidos” de nuevo en Grecia

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Grecia

      JULIO de 1975 será recordado por mucho tiempo por los testigos de Jehová de Grecia. En el día octavo de ese mes, los periódicos principales de Atenas anunciaron: “CASAMIENTOS ENTRE TESTIGOS DE JEHOVÁ DECLARADOS LEGALES.” Miles de familias griegas fueron conmovidas por este giro de los acontecimientos.

      El fallo vino como resultado de una decisión del Tribunal Supremo del Estado el 3 de julio. El decreto establecía:

      “La doctrina religiosa de los testigos de Jehová o milenarios cumple con los requisitos de una ‘religión conocida’ según la Constitución y es por lo tanto una doctrina ‘aprobada’ . . . Así, pues, cualquier matrimonio ejecutado entre adherentes a la citada doctrina y en conformidad con los rituales provistos por ella no es un matrimonio inexistente, y cualquier hijo concebido en cumplimiento de tal matrimonio es legítimo.”

      Pero, ¿por qué fue necesario ese fallo del Tribunal Supremo?

      Durante más de cuatro años antes de esto, el gobierno de Grecia había considerado “inexistentes” los matrimonios de los testigos de Jehová e “ilegítimos” a sus hijos. ¿Por qué? Porque una circular publicada el 13 de noviembre de 1970 por el entonces vicepresidente y ministro del interior, Stylianos Pattacos, declaraba que la “religión de los testigos de Jehová es una religión desconocida.”

      ¿Le extraña esto? Quizás se dé cuenta de que los testigos de Jehová están activos con pleno reconocimiento legal en veintenas de países e islas del mar. De hecho, los Testigos han llevado a cabo una obra de instrucción bíblica en Grecia desde comienzos del siglo veinte. ¿Por qué, después de unas siete décadas, declaró el gobierno de Grecia que los testigos de Jehová eran una religión “desconocida”?

      Incesantes tácticas de presión

      Se debió a la presión constante que ejerció sobre el gobierno un grupo influyente que odiaba el mensaje basado en la Biblia que los testigos de Jehová proclamaban. Una peculiar expresión de este odio empezó en 1927. En ese año, por primera vez, los clérigos de la Iglesia Ortodoxa Griega le preguntaron al entonces fiscal del Tribunal Supremo de Grecia si los matrimonios entre “Estudiantes de la Biblia” (como se les llamaba entonces a los testigos de Jehová) eran legales y debieran estar en los Libros oficiales del Registrador. El fiscal replicó:

      “Uno de los principios más fundamentales de la Ley Pública Moderna con respecto a tolerancia religiosa —derivada de nuestra tradicional virtud griega— es indudablemente la ejecución de . . . cualquier servicio religioso. Por lo tanto, un matrimonio solemnizado de acuerdo con cualquier secta religiosa entre personas de las mismas creencias religiosas, es en principio absolutamente respetarle y en consecuencia admisible de registro en los Libros del Registrador del Estado.”

      Pasaron veinte años y entonces de nuevo los líderes religiosos de Grecia intentaron presionar al gobierno para que retirara el reconocimiento legal que les había dado a los testigos de Jehová. Así es que en 1947 el clero griego puso en tela de juicio la validez de los matrimonios entre Testigos. Pero habían de recibir una nueva desilusión, porque el fiscal del Tribunal Supremo declaró:

      “Visto que la secta de ellos es una secta ‘conocida’ en Grecia, es decir, abierta, que no tiene ninguna doctrina ni ritos de adoración secretos y que no está opuesta a la moralidad común y orden público . . . tienen derecho a la tolerancia religiosa reconocida por la Constitución . . . En consecuencia, un matrimonio entre los milenarios [testigos de Jehová], solemnizado en conformidad con sus creencias, es contraído con validez legal . . . y es registrable en los Libros del Registrador.”

      Sin embargo, el clero griego rehusó aceptar la derrota. Siguieron buscando otra oportunidad para hacer del asunto tema de discusión. Les llegó en 1959. Pero otra vez, un jurista imparcial rehusó ceder a esas tácticas de presión. El Sr. Andrew Tussis, fiscal auxiliar del Tribunal Supremo, publicó una opinión bien documentada en la cual aseguró que los testigos de Jehová eran una religión “conocida” y que sus matrimonios eran legales.

      De “conocidos” a “desconocidos”

      Sin embargo, con el tiempo se deterioró la situación política en Grecia. Repentinamente, en la noche del 21 de abril de 1967, un grupo militar se apropió del control del país. Nombraron como arzobispo a un clérigo favorito llamado Ieronymous.

      Parecía ser una oportunidad perfecta para que el clero hiciera una nueva tentativa contra los testigos de Jehová. Pero, en lugar de dirigirse al fiscal del Tribunal Supremo, esta vez el arzobispado ateniense le pidió a cierto Sr. C. Muratidis, profesor de derecho canónigo en la Universidad de Atenas, que hiciera una declaración formal en cuanto a si los testigos de Jehová eran una religión “conocida.”

      El profesor Muratidis emitió su opinión el 5 de septiembre de 1967. Pasando por alto todas las decisiones previas de los fiscales del Tribunal Supremo, declaró que los testigos de Jehová no eran una religión “conocida” y que sus matrimonios debieran considerarse inexistentes.

      El arzobispo Ieronymous llevó el asunto al vicepresidente Pattacos. De allí el caso no fue al Tribunal Supremo, sino al Consejo Legal del Estado, compuesto de abogados que estaban subordinados a los ministros de gobierno. ¿Cuál fue el resultado?

      Fortalecido con la opinión del profesor Muratidis, este cuerpo declaró, el 13 de noviembre de 1970, que los testigos de Jehová no eran una religión “conocida.” A continuación el ministro del interior envió circulares a las Oficinas de Registradores del país en que ordenó que no se registrara ningún matrimonio de los testigos de Jehová, puesto que “esos matrimonios no tienen ninguna subsistencia.” Además, la circular declaraba que los hijos de los Testigos habían de registrarse con el nombre de familia de la madre, lo que es lo mismo que declararlos ilegítimos.

      Consecuencias espantosas

      ¿Puede usted imaginarse las consecuencias trágicas de esa legislación? De la noche a la mañana a miles de parejas casadas se les consideraba que estaban cohabitando ilegalmente. Las viudas de los testigos de Jehová ya no podían cobrar las pensiones, puesto que la ley insistía ahora en que realmente no habían estado casados. El Instituto de Seguro Social denegó los pagos por los gastos de alumbramiento y de funerales.

      Los agentes del gobierno empezaron a quitar de los Libros de Registradores a las familias de Testigos. Los datos de las esposas fueron quitados de los nombres de los esposos y alistados de nuevo bajo los nombres de sus padres. A los hijos de esas mujeres se les daba entrada como extra-maritales. Algunos funcionarios llevaron el asunto hasta el extremo de arrebatar cualquier porción de terreno que pertenecía a parejas a quienes ya no consideraban casadas y con derecho al terreno.

      Por supuesto, no todos los funcionarios actuaron tan severamente. Algunos hasta reconocieron que la circular de Pattacos era “absurda.” Sin embargo, lamentaban que “desgraciadamente no nos parece que podemos pasarla por alto.” Funcionarios compasivos instaron a los testigos de Jehová a apelar sus causas a los tribunales.

      Muchos Testigos lo hicieron. Hasta recibieron algunos juicios favorables de parte de los tribunales inferiores. Pero cuando presentaban estas decisiones a los registradores, éstos rehusaban obrar de acuerdo con ellas. Obviamente temían las consecuencias de desobedecer al vicepresidente Pattacos. Este era inflexible en su oposición a los testigos de Jehová. A una protesta que se hizo debido a los resultados deplorables de su circular, replicó:

      “(a) El milenarismo no es una religión ‘conocida’ en el sentido constitucional.

      “(b) Los matrimonios que se dicen haber sido ejecutados de acuerdo con esta religión son inexistentes y no han de registrarse en los libros de los registradores. En vista de los hechos precedentes, sírvanse dejar de invocar razones emocionales o filantrópicas en asuntos gobernados por la Lógica y por la Ley.”

      Las horribles consecuencias de esa ‘Lógica y Ley’ resaltan en un caso que tenía que ver con la muerte de un bebé. Cuando el padre, Demetrius Kazanis, trató de conseguir un permiso para enterrarlo, el registrador se lo rehusó. Declaró que no le era posible registrar una “salida” donde no había una “entrada” correspondiente en sus libros. En lo que a ese funcionario se refería, el bebé no había nacido.

      Vergonzosamente, mientras el padre desesperado buscaba la manera de corregir la situación, fue necesario mantener en una refrigeradora al bebé muerto. La noticia se extendió rápidamente a los periodistas. Una revista llevaba los titulares: “¡EN EL NOMBRE DEL FANATISMO EL CADÁVER DE UN BEBÉ ESTÁ EN LA REFRIGERADORA!”—Epikaira, 26 de enero de 1973, pág. 20.

      Al fin, intervino un fiscal público y ordenó que el niño fuera registrado con el nombre de su padre y enterrado. Esto, sin embargo, no rectificó las cosas para la mayoría de los testigos de Jehová en Grecia. Ni los juicios de los tribunales inferiores, que fueron pasados por alto, ni la ayuda suministrada por parte de la prensa pudieron anular la circular del ministro del interior. ¿Qué se podía hacer?

      Un cambio inesperado

      Después de prolongadas discusiones con consejeros legales, se decidió presentar dos casos al Consejo del Estado. Uno fue el de Prokopius A. Delis, cuyo matrimonio había sido registrado legalmente en 1957. Pero, a pesar de esto, el registrador de la comunidad de Vuniatades, de la isla de Corfú, denegó el pedido de Delis de que se registraran allí a su esposa y su hijo.

      El segundo fue el caso de Stamatius Kallinderis, alguacil de la municipalidad de Peristeri-Atenas. Los funcionarios gubernamentales habían suspendido el subsidio mensual para su familia debido a que “el matrimonio entre él y Mary Hormova, pertenecientes ambos a la religión de los testigos de Jehová, que no es una religión ‘conocida’ y ‘aprobada,’ y que se ejecutó de acuerdo con los rituales de la susodicha religión, es inexistente.”

      En vista de la importancia de estos casos, el Tribunal Supremo del Estado decidió oír ambos casos en un solo día, el 22 de abril de 1975. En espera de las vistas, los testigos de Jehová se hacían muchas preguntas. ¿Procedería el Tribunal Supremo del Estado sin parcialidad religiosa? ¿Cómo reaccionaría el clero? ¿Se interpondría el arzobispo Ieronymous?

      Pero unos meses antes de la vista de abril, sucedió algo inesperado. El grupo militar destituyó al gobierno actuante y nombró uno nuevo. A pesar de ser más opresivo que el grupo anterior, este régimen cayó sin gloria solo unas semanas después de tomar el poder. Entonces los militares pidieron que los políticos se hicieran cargo. Asignaron la presidencia al anterior primer ministro Constantino Karamanlis, que había estado autoexiliado en París, Francia, durante diez años. ¿Mejorarían los asuntos para los testigos de Jehová?

      El gobierno de Karamanlis promovió elecciones y un referéndum por medio del cual resultó un régimen democrático. El nuevo Parlamento griego votó por una Constitución liberal. Garantizó la libertad personal al pueblo griego e igualdad de derechos para los ciudadanos, sin tener en cuenta las creencias religiosas. Es interesante que estos acontecimientos ocurrieron justamente antes de la fecha fijada para la vista de los casos de los testigos de Jehová.

      Al nuevo ministro del interior, el Sr. Stefanopulos, se le preguntó acerca de la posibilidad de emitir una nueva circular que reemplazara la anterior emitida por Pattacos. En respuesta, Stefanopulos recomendó seguir adelante con los dos casos. Expresó su esperanza de que la ley “dará una solución correcta,” agregando: “En caso contrario, veremos lo que se puede hacer. Como ustedes comprenden, no se trata meramente de revocar una circular previa, sino de un asunto legal en suspenso ante el Tribunal Supremo de Justicia.”

      “Conocida” legalmente otra vez

      Todo marchó bien en las vistas. El informador del Tribunal, el Sr. M. S. Muzurakis, hizo una excelente presentación de todo el asunto acerca de los testigos de Jehová. Entonces recomendó la anulación de la orden previa de la administración. Paradójicamente, uno de los procuradores del gobierno estuvo de acuerdo, mientras que otro trató débilmente de defender la circular anterior que denegaba el reconocimiento legal a los Testigos. ¿Cuál fue el resultado?

      El 3 de julio de 1975, el presidente del Tribunal Supremo del Estado anunció juicios favorables en ambos casos. Mostrando acuerdo con esto, el ministro del interior emitió una nueva circular a todas las municipalidades y comunidades del país y a los consulados griegos en el extranjero. En ella se ordenaba el registro de los matrimonios entre testigos de Jehová y de cualquier hijo resultante de ellos.

      ¡Qué agradable fue esto para los testigos de Jehová en Grecia! Ya que han sido quitados los serios obstáculos legales, de nuevo pueden concentrar todas sus energías en compartir con su prójimo el más importante de todos los mensajes... las buenas nuevas del reino de Jehová Dios ya establecido.—Mat. 24:14.

      [Ilustración de la página 12]

      El edificio del antiguo palacio real, donde el Tribunal Supremo del Estado dictó un fallo trascendental el 3 de julio de 1975

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir