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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1960
w60 1/10 págs. 585-590

Bautismo conforme a la voluntad divina

“La paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevados a salvo a través del agua. Lo que corresponde con esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo.”—1 Ped. 3:20, 21.

1. ¿Qué llamada está haciendo Jehová antes del Armagedón, y con qué respuesta?

SIN duda vivimos en tiempos trascendentales. Un mundo entero, el presente sistema de cosas, está precipitándose enloquecida y ciegamente hacia su destrucción en la guerra universal del Armagedón, cuando la cuestión que ha estado en disputa por siglos sobre la supremacía y soberanía universal de Jehová será zanjada definitivamente. Pero de ese viejo mundo condenado el Todopoderoso Dios está llamando a personas de buena voluntad de todas las naciones, tribus y lenguas para que vengan y encuentren refugio en el justo nuevo mundo que él está creando. Cada año millares sobre millares de personas, de los cuatro cabos de la tierra, responden a la llamada y se ponen de parte de Jehová y de su reino. Con el tiempo aprenden que es su privilegio y obligación bautizarse, conforme a la voluntad divina.

2, 3. ¿De qué significado es el bautismo en conexión con el propósito de Jehová de salvar gente?

2 ¿Qué, entonces, tiene que ver el bautismo con las posibilidades de salvarse del viejo mundo moribundo y entrar en el nuevo mundo sin fin, que el Dios vivo está haciendo? El apóstol Pedro se refirió a la profecía de Isaías en cuanto a los nuevos cielos y una nueva tierra, la cual dice: “‘Pues aquí estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra, y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. . . .No harán daño ni causarán ninguna ruina en todo mi santo monte,’ ha dicho Jehová.” (Isa. 65:17-25) Por eso Pedro escribió: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” Luego sigue y dice: “Consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación”; y en otro lugar, como se citó antes, él habla de cómo la paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, y menciona que ocho almas fueron llevadas a salvo a través del agua. Entonces arguye: “Lo que corresponde con esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, (no el que se quite la inmundicia de la carne, sino la petición hecha a Dios para una buena conciencia,) por medio de la resurrección de Jesucristo.”—2 Ped. 3:12, 13, 15; 1 Ped. 3:20, 21.

3 Tenemos la propia palabra del Maestro en prueba de que esto tiene aplicación ahora mismo, porque él dijo que como fueron los días de Noé, así deberían ser los días del Hijo del hombre. (Mat. 24:37) En ese tiempo Jehová inundó hasta destruirlo al sistema de cosas que existía entonces pero salvó a ocho personas, que habían hecho caso a su amonestación. En otras palabras, el bautismo de todo el mundo en agua trajo muerte a la mayoría y salvación únicamente a unos cuantos. Por eso ahora, cuando el presente orden de cosas será disuelto, los hombres impíos serán destruídos pero los que han oído y obedecido el mensaje amonestador que proviene de Jehová serán salvados. A eso se refiere el apóstol Pedro cuando habla del bautismo que salva.

4, 5. ¿Qué se requirió de los que fueron salvados en el día de Noé? ¿Cuáles son los requisitos correspondientes para la salvación en nuestro día?

4 Él no quiso decir, sin embargo, que el acto literal de ser sumergido en las aguas de un río o lago es el medio de salvación, sino la condición de estar dedicado exclusivamente a Dios, de lo cual el bautismo en agua es un símbolo. ¿Cómo es eso? Bueno, los que estuvieron con Noé en el arca y fueron bautizados a él, cuando el arca estuvo rodeada de las aguas agitadas que cayeron desde las ventanas del cielo, primero habían tenido que cifrar la fe en el mensaje amonestador de Jehová, que les llegó por medio de Noé; luego habían tenido que trabajar con él en el arca y demostrar con eso su creencia en la palabra de Dios y su anuencia a obedecerlo. Y tuvieron que continuar en esa condición hasta el mismísimo día en que Jehová mismo cerró la puerta tras Noé y los que en realidad habían entrado en el arca con él.—Gén. 7:13-16.

5 ¿Qué, en nuestro día, entonces, es lo que corresponde al arca en la cual Dios salvó a Noé? Es el arreglo para preservación que Jehová Dios edifica por medio de su Hijo, el glorificado Cristo Jesús, es decir, “el nuevo sistema de cosas.” Aquí en la tierra ese nuevo sistema de cosas está representado actualmente por los testigos de Jehová, que han entrado en él y están organizados como una sociedad del nuevo mundo para dar testimonio del nombre y propósitos de Jehová, de su Rey y reino, y para vivir conforme a la voluntad divina, mostrando así a la gente de buena voluntad el camino a la salvación.

6. ¿Es el bautismo un asunto optativo para los que quieren hacer la voluntad divina?

6 Todos los que vienen a esta sociedad del nuevo mundo con el fin de aprender el camino a la vida y que se dan a sí mismos a Jehová Dios en dedicación deben bautizarse de acuerdo con el mandamiento de Jesús de Mateo 28:19, 20: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la consumación del sistema de cosas.” Así que el bautismo en agua no se deja como asunto optativo para los que quieren hacer la voluntad divina, mientras Jehová todavía está haciendo discípulos de gente de todas las naciones, sino que es un requisito con el cual tienen que cumplir; y un número que constantemente crece de personas dedicadas ahora se somete a dicho bautismo cada año. Un ejemplo notable de esto se dio en aquel día memorable durante la Asamblea internacional “Voluntad divina” de los testigos de Jehová, en la ciudad de Nueva York en el verano de 1958, cuando 7,136 personas se bautizaron por inmersión en agua.

¿QUIÉNES PUEDEN BAUTIZARSE?

7, 8. ¿De qué es símbolo el bautismo, como se ilustró en el caso de Jesús?

7 Ahora, en cuanto a quiénes deben bautizarse y de qué manera, a fin de estar en consonancia con la voluntad divina, Pedro dijo que el bautismo es lo que salva, no un limpiamiento de la inmundicia de la carne, sino más bien “la petición hecha a Dios para una buena conciencia.” Por lo tanto el bautismo de infantes se elimina inmediatamente, porque un infante no puede hacer tal petición a Dios. El bautismo es, en realidad, un símbolo, un acto de confesión, de lo que ya ha tenido lugar en el corazón del bautizado: que se ha dedicado a Jehová Dios, para vivir de allí en adelante conforme a la voluntad divina. Esto es lo que el propio bautismo de Jesús significó. Él es el gran Modelo al cual han de seguir todos los que quieren servir a Jehová Dios.

8 Mateo nos dice que Juan el Bautista estaba bautizando a judíos que se habían arrepentido de sus pecados contra el pacto de la Ley, que Jehová había hecho con esa nación. Un día Jesús vino a Juan para que lo bautizara. Pero Juan titubeó en hacerlo, porque sabía que Jesús no había quebrantado el pacto. Entonces Jesús dijo que debería hacerse, a fin de “efectuar todo lo que es correcto.” (Mat. 3:15) Y el apóstol Pablo escribe, en Hebreos 10:9, que en ese tiempo Jesús cumplió las palabras del salmo: “¡Mira! yo he venido para hacer tu voluntad,” oh Dios. (Sal. 40:7, 8) Jesús ahora se había dedicado a hacer el trabajo especial que la voluntad divina prescribía para él, y que estaba escrito “en el rollo del libro,” es decir, en las Escrituras Hebreas, que contenían “las declaraciones formales sagradas de Dios.” (Rom. 3:1, 2) Y por eso, cuando Juan zambulló a Jesús completamente bajo el agua del río Jordán, eso fue un acto simbólico que testificó que Jesús ahora estaba muerto en cuanto a su manera de vivir en la tierra hasta entonces.

9. ¿Cómo tiene que ejecutarse el acto del bautismo a fin de constituir el símbolo apropiado?

9 Jesús estableció el modelo en cuanto al porqué el bautismo tiene que ejecutarse de ese modo, mediante sumersión completa, a fin de ser un cuadro, un símbolo. El bautizado, al ser zambullido y quedar fuera de la vista, es “enterrado” en el agua. Que así era la manera en que Juan bautizaba se muestra, aparte del hecho de que la palabra griega traducida “bautizar” significa “zambullir, sumergir,” por la declaración que se encuentra en la narración del apóstol Juan: “Juan [es decir, el Bautista] también estaba bautizando en Enón cerca de Salim, porque allí había una gran cantidad de agua.” (Juan 3:23) Pero el bautista no deja a la persona sumergida allí para que muera en el agua. No, el bautista la levanta de nuevo, como símbolo del hecho de que ahora habrá de andar en un nuevo camino o modo de vivir, dedicada enteramente a Jehová Dios, cuya voluntad divina tiene que ser su guía de allí en adelante. Los que se están bautizando testifican mediante ello que se han separado del viejo mundo, en el cual nacieron como hijos imperfectos de Adán, y el cual mundo está gobernado por Satanás, el gran opositor de Dios y de su reino; y han venido a buscar refugio en el arreglo que Jehová ha hecho para los hombres y las mujeres que creen, y el cual corresponde al arca literal del día de Noé.

10-12. (a) ¿Qué significa que el bautismo se haga “en el nombre del Padre”? (b) ¿En el nombre “del Hijo”? (c) ¿En el nombre “del espíritu santo”?

10 Cuando Jesús mandó a sus seguidores que hicieran discípulos de personas de todas las naciones, él dijo, como se citó antes, que estos discípulos deberían bautizarse “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo.” El acto del bautismo, entonces, tiene que ser una confesión del hecho de que el bautizado ha llegado a conocer que Jehová Dios es el Supremo, el Creador todopoderoso y el Dador de vida, el Dios justo y sapientísimo y el Proveedor amoroso de la salvación del pecado y de sus resultados calamitosos. También tiene que haber discernido el gran punto en cuestión que eclipsa todo lo demás en el mundo y que pronto habrá de zanjarse para siempre, para alabanza eterna de Jehová, a saber, el punto en cuestión de la dominación universal: ¿Habrá de gobernar el universo Jehová Dios, o habrá de gobernarlo el Diablo? Conectado con eso se encuentra este punto en cuestión menor: ¿Pueden los hombres en la tierra servir a Jehová con integridad cuando se les somete a pruebas y persecuciones? Teniendo este conocimiento, el que va a bautizarse conforme a la voluntad divina se ha dedicado a Jehová, y está dispuesto a hacer Su voluntad a cualquier costo.—Job 1:9-11; Jud. 25.

11 Hoy, también, el bautizado confiesa adicionalmente que ha discernido que a su Hijo primogénito, amado, Jesucristo, Jehová ha dado el nombre que está por encima de todo otro nombre, de modo que no hay salvación en ningún otro. Jesucristo es el Rey escogido de Jehová y ahora ha venido en la gloria de su Reino y como el Juez justo, y todos los que desean vivir tienen que ‘besar al Hijo,’ es decir, aclamarlo como Rey y obedecer sus órdenes, y al debido tiempo él llegará a ser su Padre Eterno.—Hech. 4:12; Mat. 25:31; Sal. 2:12; Isa. 9:6, Val.

12 El que el bautismo también se hace en el nombre del espíritu santo significa que el bautizado está dando testimonio del hecho de que él ha llegado a conocer que el espíritu santo es la fuerza activa del Dios vivo, que él envía por medio de su Hijo, Cristo Jesús, y que opera para con el pueblo de Jehová, esclareciendo y dirigiendo a su organización teocrática en la tierra hoy día como lo hizo en los días de los apóstoles; y que el bautizado se ha entregado en sumisión a esta fuerza santa.—Hech. 1:8; 20:28; Joel 2:28, 29.

13. ¿Qué hizo Jesús después de haber recibido el espíritu santo en seguida del bautismo?

13 Fue este espíritu santo o fuerza esclarecedora y que da poder procedente de Dios lo que vino sobre Jesús cuando se levantó del agua del Jordán; y ahora observe lo que él hizo después de eso. Después de haber estado en el desierto durante cuarenta días y de haber sido tentado por el Diablo, se puso a proclamar: “El reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.” (Mar. 1:15) El Diablo había ofrecido a Jesús todos los reinos de este mundo, pero Jesús rehusó tener cosa alguna que ver con él, porque “es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solamente que tienes que rendir servicio sagrado.” (Luc. 4:6-8) Fue el reino de Jehová lo que él deseaba, y por él iba a trabajar, dar testimonio y sufrir persecución, sí, estaba dispuesto hasta a entregar su vida por él. Y ¿por qué fue muerto? Fue a causa de su lealtad absoluta al reino de Jehová, que es el instrumento para vindicar el santo nombre de su Padre y traer salvación a las criaturas obedientes, por medio de la sangre redentora de Jesús.—Juan 18:33-37; 19:12-16.

14. ¿Qué debe preguntarse el que contempla bautizarse?

14 En vista de este fiel ejemplo el que esté contemplando bautizarse debe preguntarse: ¿Estoy anuente a hacer como Cristo, publicar el reino del cielo y permanecer leal a él? ¿Puedo verme como parte de esa muchedumbre feliz que Juan describió en Apocalipsis que está de pie delante del trono y que clama gozosamente: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”? Se describe a los que la forman como teniendo palmas en las manos; así como cuando Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén, sentado en un pollino, la muchedumbre que se reunió en aquel entonces tomó palmas y fue a recibirlo y gritó: “¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová, el rey de Israel!” En la grande muchedumbre de adoradores que ahora lo “recibe” y lo aclama públicamente es donde deben hallarse todos los que se dedican ahora a Jehová Dios.—Rev. 7:9, 10; Juan 12:12-15.

15. (a) El bautismo señala el principio de ¿qué? (b) ¿Qué tiene que hacer el bautizado a fin de vivir para siempre? ¿Qué consejo dio Pablo en conexión con esto?

15 El bautismo o inmersión realmente señala el anuncio público de algo nuevo. Aquí está ahora una persona que ha dedicado su vida a Jehová Dios. Ella, mediante el bautismo, por decirlo así, sella el contrato hecho en oración que la obliga con Jehová, a obedecer su voluntad divina y a apoyar su causa digna. Se entiende que será lo que Santiago 1:25 llama “un hacedor de la obra” y ha de ser “feliz al hacerla.” La salvación no se le asegura a usted una vez que haya dado el paso del bautismo, sino más bien es preciso que usted, como dice Pablo, siga “obrando su propia salvación con temor y temblor.” (Fili. 2:12) Cuando uno se ha dado a Jehová para ser su esclavo no debe abandonar el servicio de Jehová—significa su vida, y ¡es para vida! A fin de vivir para siempre uno tiene que ser para siempre esclavo obediente de Jehová. A fin de ser eso, es necesario asociarse ahora con su sociedad del nuevo mundo, que está bajo el mando y dirección del Noé Mayor, Cristo Jesús. Esto requiere que uno estudie la Palabra de Dios tanto privadamente como en las reuniones que se arreglan con este propósito, y éstas lo mantienen a uno espiritualmente apto para participar en extender las buenas nuevas del reino gobernante. El apóstol Pablo dio buen consejo en cuanto a esto cuando escribió a los hebreos (10:23-25): “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.” El día al que se refirió él de veras se ha acercado mucho ya. Jamás debe olvidarse esto.

16. (a) ¿Qué debe tener cuidado de evitar el bautizado? (b) ¿El que se proceda de qué manera bajo persecución recibe la aprobación de Jehová?

16 El que se somete al bautismo debe recordar también que no puede permitir que las riquezas materiales lo atraigan y lo hagan abandonar el derrotero apropiado de devoción exclusiva a Jehová, ni siquiera para obtener alguna ventaja económica temporaria a causa de usar los métodos del viejo mundo egoísta. El peligro de dejarse entrampar de modo que las cosas materiales le sean de más importancia a uno que los principios elevados del vivir del nuevo mundo es algo contra lo cual hay que vigilar siempre. Tampoco debe permitirse que la mala reputación ni las amenazas de persecución, debido a participar en la obra de dar testimonio, le impidan a uno seguir el derrotero correcto. ‘Piense en Jesús,’ aconseja el apóstol, ‘que ha aguantado tal habla contraria de pecadores.’ Piense en el apóstol Juan, que sirvió a Jehová fielmente aun en su vejez, aunque quiso decir destierro y tener que hacer trabajo forzado como preso en la isla de Patmos; y en cómo Pablo mismo siguió fielmente en medio de grande y continua persecución. (Heb. 12:2, 3; Rev. 1:9; 2 Cor. 11:23-27) Piense en los testigos de Jehová en Alemania en el día de Hitler y ahora detrás de la Cortina de Hierro y en otras partes bajo diferentes dictaduras, cómo los sufrimientos y las privaciones únicamente los han incitado a mayor celo y cómo Jehová ha bendecido maravillosamente sus esfuerzos.

17. ¿Qué advertencia especial dio Jesús para nuestro día?

17 Uno jamás debe llegar a estar tan confiado en sí mismo que piense que está inmune a ser tentado a abandonar el servicio de Jehová por una razón u otra. Debe recordar que el Rey, Jesucristo, él mismo advirtió, en Mateo 24:12, 13: “Debido al aumento de todo lo que es contrario a ley el amor de la mayor parte se enfriará. Pero el que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo.” Hay que acordarse también de las cosas aparentemente pequeñas en conexión con la obra de Jehová; por ejemplo, apegarse a los acuerdos de uno en el programa de entrenamiento que se lleva a cabo en las congregaciones de los testigos de Jehová, no dejar de informar los resultados del servicio, etc.

18. ¿Debe uno pensar en la verdad sólo cuando concurre a las reuniones?

18 En Apocalipsis Rev. 12:9, 17 leemos que “el gran dragón, la serpiente original, aquel que es llamado Diablo y Satanás,” que ahora está limitado a la proximidad de la tierra, está airado y libra guerra contra los que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar el testimonio de Jesús.” Por esta razón se hace todavía más necesario estar en constante vigilancia, ponerse la armadura completa que proviene de Dios y aprender a usar la espada del espíritu, que es la Palabra de Dios, tanto para defenderse uno mismo como para poder tomar la ofensiva contra el enemigo. (Efe. 6:11-18) El tomar la ofensiva es, en realidad, la mejor defensa. En la guerra espiritual, en la cual se ocupan los siervos de Jehová, esto significa salir y hablar a otras personas en cuanto a nuestro grande y maravilloso Dios y mostrarles el camino a la vida. El cristiano no debe pensar en la verdad sólo cuando está en las reuniones, sino que debe tenerla en su corazón. El salmista escribió: “¡Cómo amo tu ley, sí! Durante todo el día es mi interés.” (Sal. 119:97) Y no sólo de día fue eso así, sino también de noche: “Oh Dios, tú eres mi Dios, sigo buscándote. . . .Cuando te he recordado sobre mi cama, durante las vigilias de la noche medito en ti en semialta voz.” (Sal. 63:1, 6) Cuando uno tiene el corazón lleno de la verdad, no es difícil hablar a otros acerca de ella; y eso es lo que uno debe hacer, porque “con la boca se hace declaración pública para salvación,” dice Pablo en Romanos 10:10. Y Pedro dice que los cristianos siempre deben estar “listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza” que tienen ellos.—1 Ped. 3:15; Luc. 6:45.

19. ¿Cuál debe ser el móvil para la dedicación y el bautismo, y cómo se manifiesta esa fuerza impelente en nuestro día?

19 Si impelido por amor uno hace una dedicación y obedece el mandamiento de bautizarse, entonces el guardar los otros mandamientos de Dios, tales como aquel en cuanto a la declaración pública de la fe de uno y en cuanto a asistir a las reuniones, será fácil, porque son frutos de amor también. El ejercer amor en asociación con compañeros cristianos resulta en que se les tenga mayor aprecio a los requisitos de Dios. El proverbio dice: “Con hierro, el hierro mismo se aguza. Así un hombre aguza el semblante de otro.” (Pro. 27:17) El abstenerse del servicio activo después del bautismo, igual a retraerse del bautismo mismo, deja a la persona justamente fuera de ese círculo interior de intimidad con Dios. En Hechos 2:46, 47 leemos que “día tras día [los apóstoles y los otros cristianos primitivos] estaban en constante asistencia al templo de común acuerdo, . . . alabando a Dios y siendo aceptados por toda la gente.” Hoy toda la grande muchedumbre de las “otras ovejas” que se han asociado con el resto de los coherederos de Cristo se ha bautizado de común acuerdo y de común acuerdo ahora está participando en predicar las buenas nuevas del Reino.

20. (a) ¿Qué cántico están cantando ahora los cristianos contra Satanás? (b) ¿Quiénes se salvarán cuando Gog efectúe su ataque final?

20 Al proceder así estos guerreros espirituales cristianos también estarán cantando el cántico vituperador en burla de Satanás, el gobernante opresor del viejo mundo, diciéndole a la gente que su tiempo está limitado, hasta que el gran Vindicador de Jehová, el Rey de los reyes y Señor de los señores, lo envíe a él y a todas sus hordas de demonios inicuos al abismo. Sin embargo, antes de que eso suceda Satanás, el Gog de la profecía de Ezequiel, efectuará su ataque final, total y desesperado contra el pueblo de Jehová, de lo cual habla el profeta en los capítulos 38 y 39, y en ese entonces se salvarán únicamente los que han ‘confesado su creencia en Cristo, el Rey, delante de los hombres.’—Isa. 14:3-20; Luc. 12:8, 9.

21. ¿Por qué es correcto que el que está contemplando bautizarse se escudriñe a sí mismo, y qué debe buscar entonces?

21 Ahora, en cuanto a lo apropiado que es bautizarse, hay que recordar que Jehová escudriña el corazón y prueba la mente de los que él acepta para el bautismo. Proverbios 21:2 dice: “Jehová está avaluando los corazones.” Permanecemos de pie o caemos delante de él y somos responsables a él. Por eso es apropiado que cada uno que esté contemplando bautizarse se escudriñe a la luz de la Palabra de Dios para ver si hay algo que realmente impida el que se bautice. Se tratará más acerca de esto en el siguiente artículo.

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