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  • El reino montañoso de Lesotho oye las “buenas nuevas”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
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  • LAS “BUENAS NUEVAS” LLEGAN A LESOTHO
  • LA REGIÓN MONTAÑOSA
  • COSTUMBRES
  • LA NEUTRALIDAD DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
  • OPOSICIÓN
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
w81 1/3 págs. 8-11

El reino montañoso de Lesotho oye las “buenas nuevas”

SI USTED cruzara en automóvil la República Sudafricana para llegar a Lesotho, lo primero que vería de este país sería una cadena de picachos semejante a un serrucho gigantesco. Con la excepción de una estrecha faja de tierra baja a lo largo de su frontera occidental, Lesotho es completamente montañoso. Yace oculto en el corazón de las montañas Drakensberg, las cuales constituyen el espinazo del África austral.

Con un área de solo 30.355 kilómetros cuadrados, Lesotho es uno de los países más pequeños de África, y tiene una población de aproximadamente 1.100.000 habitantes. Los que gobiernan el país son el primer ministro, el parlamento organizado al estilo Occidental y el rey, Moshoeshoe II (que se pronuncia Moshueishuey). Por eso, a Lesotho se le llama el “Reino Montañoso.”

Lesotho es, probablemente, el país más frío de África. Los inviernos en las montañas son crudos, y a menudo los picachos y los caminos están cubiertos de nieve. ¿Se le habría ocurrido a usted alguna vez esquiar en nieve africana?

En los años veinte del siglo pasado, esta zona estaba controlada por una tribu pequeña bajo el jefe Moshoeshoe I. Para ese tiempo, un belicoso jefe zulú llamado Chaka estaba en el este destrozando cuanto encontraba a su paso, y partes de tribus derrotadas obtuvieron el refugio en el dominio de Moshoeshoe. Finalmente, este lugar llegó a ser Lesotho. A los habitantes se les conoce como “basutos,” y se habla el idioma “sesotho.”

Lesotho es un enclave rodeado principalmente por la República Sudafricana, pero también está rodeado parcialmente por el nuevo estado de Transkei. Por el oeste se encuentra la entrada principal al país, al cual se puede llegar cruzando un puente estrecho sobre el río Caledon. Se recibe el saludo de un letrero que dice: Kena ka khotso (Entre en paz). A distancia de poco más de un kilómetro se entra en Maseru, la pequeña capital de Lesotho, que parece dormitar.

Maseru (cuya población es de 17.000 habitantes) es una mezcla de complejidad occidental y el modo de vivir africano. Edificios modernos se ‘codean’ con pequeñas chozas de barro; manadas de ganado detienen el tránsito en las calles; y las ovejas a veces entran en los jardines y se comen las flores.

LAS “BUENAS NUEVAS” LLEGAN A LESOTHO

Fue a principios de los años cuarenta de nuestro siglo cuando las “buenas nuevas” llegaron a Lesotho. Dos basutos que habían trabajado en la República Sudafricana y habían recibido allí las “buenas nuevas” regresaron a Lesotho en 1942 y comenzaron a diseminar el mensaje del Reino con gran celo. Para 1951 había cinco congregaciones pequeñas y unos 63 testigos de Jehová activos, entre los cuales había 10 proclamadores de las “buenas nuevas” que dedicaban todo su tiempo a su obra.

En Maseru misma existe actualmente una congregación grande de 125 publicadores de las “buenas nuevas” y hay un excelente Salón del Reino. También hay dos parejas de misioneros que esparcen las “buenas nuevas” a los basutos y a la población políglota de forasteros. Muchos de estos forasteros están participando en programas de ayuda que están bajo la dirección de las Naciones Unidas y otras organizaciones. Por eso, los misioneros tienen que tener literatura en muchos idiomas cuando trabajan en Maseru.

En una ocasión, una china que hablaba muy poco inglés se alegró de que una pareja de misioneros la visitara. Mostró a los misioneros el último número de La Atalaya en chino y les dijo en el poco inglés que sabía: “Revista, me gusta mucho.” Estaba recibiendo la revista por correo, pues una misionera de Taiwan le había obsequiado una subscripción. Se comenzó un estudio de la Biblia con ella.

La predicación que se efectúa entre el pueblo basuto difiere bastante de la predicación que se efectúa entre los forasteros. Los hogares mismos son muy diferentes. Usualmente los hogares de los basutos son chozas hechas de ramitas entretejidas y lodo, con techo de paja. A menudo se da forma a la parte exterior de las paredes en hermosos y complicados patrones. Los pisos se embadurnan de estiércol de vaca que, a propósito, se asienta firmemente y queda parejo y no hiede.

Por lo general los basutos son amistosos y hospitalarios. Suele suceder que los occidentales sean abruptos y apresurados en su manera de ser, mientras que a los basutos les parece que tal comportamiento es indecoroso, o, de hecho, grosero. Cuando un Testigo visita los hogares, por lo general lo invitan a pasar y sentarse, pues es de mala educación el permitir que los visitantes hablen mientras están de pie. Primeramente, el visitante tiene que intercambiar saludos y comenzar una conversación cortés con el amo de casa. Toma tiempo el que cada uno averigüe acerca de la salud del otro, de dónde viene, cuántos hijos tiene, y así sucesivamente. Solo después de haber pasado por todo esto puede el proclamador del Reino comenzar a hablar acerca de las “buenas nuevas.” A menudo la familia entera se reúne para escuchar.

Sí, la vida en Lesotho es placenteramente lenta... nadie jamás tiene prisa. Si usted se encuentra con alguien en la calle, aunque no lo conozca, es la costumbre detenerse e intercambiar saludos y comenzar una conversación cortés. Pero para los misioneros el fijar una cita con ellos puede significar una prueba para la paciencia... ¡pues nadie está a tiempo jamás!

LA REGIÓN MONTAÑOSA

La planicie occidental, donde se encuentran Maseru y otros pueblecitos, es estrecha. Al oriente están las montañas... escabrosas y por lo general áridas. Mucho de este hermoso país es accesible solo por caminos estrechos. La vía férrea que viene de la República Sudafricana termina en Maseru y por lo tanto tiene solo poco más de un kilómetro de largo. Hay unos cuantos caminos en las montañas. La mayoría de éstos son de arena, y en algunos lugares los desfiladeros son muy empinados. Es esencial tener un vehículo con tracción en las cuatro ruedas. A uno de estos desfiladeros se le ha llamado apropiadamente Molimo Nthuse, o sea: ¡desfiladero “Dios me ayude”!

Como resultado de esto, Lesotho es uno de los países más “caballosos” del mundo, y el fuerte y confiable potro basuto es una raza muy conocida en el África austral. En las tierras altas es común ver algún potro galopando lentamente por el camino, y, a horcajadas sobre éste, a un habitante de la localidad vestido con su manta de colores y el típico sombrero de paja. Los asnos también desempeñan un papel importante en la transportación en Lesotho. A veces están tan cargados de leña, muebles o de otras cargas que el abnegado burrito casi desaparece.

¿Cómo, entonces, llegaron las “buenas nuevas” hasta estas aldeas localizadas en estas montañas tan remotas y casi inaccesibles?

Sucedió como resultado de la mala situación económica de Lesotho, la cual obliga a la mayoría de los hombres a buscar trabajo por uno o dos años en la República Sudafricana, principalmente en las minas de oro. Mientras trabajan en las minas, algunos aceptan el mensaje bíblico de los testigos de Jehová y luego lo pasan a sus familiares y amigos al regresar a casa.

Pero el mensaje del Reino ha llegado a zonas montañosas remotas de otras maneras. Un Testigo obtuvo empleo como constructor de carreteras en la carretera que conduce a Mantsonyane, en el interior de la región montañosa. Este celoso Testigo hablaba sobre las “buenas nuevas” a toda persona. Comenzó estudios bíblicos con algunos de sus compañeros de trabajo y organizó un grupo de estudio mientras vivían en tiendas a la orilla de la carretera. También predicó a las personas de las aldeas. Al ver que respondían favorablemente, este hermano obtuvo un empleo en Mantsonyane, lo cual resultó en que se formara allí un grupo de proclamadores activos de las “buenas nuevas.”

Los superintendentes viajantes africanos también han efectuado una obra excelente en cuanto a esparcir las “buenas nuevas” por las montañas. Para llegar a la pequeña aldea de Hatebesi, donde solo hay dos proclamadores del Reino, un superintendente caminó por 22 horas. Una noche, mientras se encaminaba a este lugar, se le dio abrigo y algo de comer en cierta aldea. Pronto la chocita se llenó de personas de la localidad que deseaban escuchar el mensaje. Al día siguiente los aldeanos de la localidad le prestaron dos asnos para ayudarle a completar el viaje. Cuando llegó a Hatebesi, se efectuaron reuniones todas las noches, con buenos resultados, y finalmente hubo un discurso público al cual asistieron 62 personas.

En su siguiente visita, el superintendente viajante utilizó un caballo para llevar su proyector de diapositivas operado por pilas, sus mantas y otro equipo. Durante su corta estadía, muchas personas vinieron a hacerle preguntas bíblicas y a pedir estudios de la Biblia. A la presentación de las diapositivas asistieron 86 personas... casi toda la aldea.

El llegar a territorios aislados y esparcidos en las regiones montañosas requiere mucho trabajo y sacrificio. Las personas cuyo corazón está impulsado por el amor a Dios y al prójimo tienen que caminar largas distancias para llevar las “buenas nuevas” a otros. Suele suceder que las madres no dejen a sus infantes en casa, sino que los lleven consigo a la espalda al estilo africano. A veces, padres amorosos cargan a los nenes también al darse cuenta de que la madre está cansada. El tan solo ver esto ayuda a las personas del territorio a darse cuenta de la consideración amorosa que muestran los padres cristianos a sus familias.

Los Testigos de Quthing, cerca de la frontera sudoeste de Lesotho, lograron formar una nueva congregación de manera insólita. Los esfuerzos de ellos por llegar a un lugar aislado en las montañas fueron recompensados cuando un miembro de cierta iglesia aceptó literatura y luego un estudio de la Biblia. Con el tiempo, el hombre interesado en la verdad comenzó a pasar las “buenas nuevas” a sus compañeros que eran miembros de la iglesia, y un día la congregación entera estuvo presente para escuchar lo que estaba enseñando el Testigo que conducía el estudio. Finalmente, muchos de ellos aceptaron el mensaje y llegaron a ser siervos dedicados de Jehová. Actualmente, allí hay una congregación que tiene un Salón del Reino con capacidad para 300 personas.

COSTUMBRES

Al igual que todos los países africanos, Lesotho tiene muchas costumbres tradicionales relacionadas con la brujería y la adoración de antepasados. Algunas de estas costumbres ciertamente son extrañas. Por ejemplo, a una Testigo se le acusó de no haberse echado una manta sobre los hombros al regresar del hospital después de su primer alumbramiento. Un jefe de la localidad dijo que el dejar de hacer esto podía traer granizo o una tormenta que destruyera sus cosechas.

Luego se vio al esposo de esta Testigo tendiendo pañales al sol para que se secaran. El jefe de la aldea le dijo que los quitara del cordel. ¿Por qué? Porque, según él, el tender pañales entre las 11 de la mañana y las tres y media de la tarde podía causar mal tiempo.

LA NEUTRALIDAD DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Hace unos años hubo un violento levantamiento político en Lesotho. El gobierno sofocó este levantamiento y luego envió hombres a las aldeas para castigar a los apoyadores de la oposición. A medida que las fuerzas del gobierno se acercaron a cierta aldea, una pareja de mayor edad, que sabía que sus propiedades y aun sus vidas estaban en peligro, huyó a las montañas con sus dos hijos crecidos... que eran muy conocidos como apoyadores de la oposición. Pero la hija, una testigo de Jehová, se quedó allí con su bebé.

Las fuerzas del gobierno venían ya por los corrales y comenzaron a registrar las chozas. Sin embargo, cuando llegaron a la choza donde estaba la Testigo y su nene, reconocieron a la Testigo. Porque sabían que ella era testigo de Jehová y por lo tanto neutral en cuanto a asuntos políticos, se fueron sin molestar a ella ni su hogar. Este es solo un ejemplo de muchos en los cuales la posición de neutralidad de los testigos de Jehová les ha servido como verdadero medio de protección.—Juan 15:19.

OPOSICIÓN

Además de la tradicional adoración de antepasados y la brujería, que son tradicionales, hay muchas sectas e iglesias de la cristiandad activas en Lesotho. Entre éstas, la más prominente es la Iglesia Católica Romana. Puesto que en las escuelas católicas se da mucha atención a las oraciones y ceremonias religiosas, a menudo los hijos de los testigos de Jehová se encaran a dificultades. En algunos lugares una cantidad considerable de estos niños han sido expulsados de la escuela por rehusar tomar parte en la adoración falsa.

Sin embargo, en Lesotho existe libertad de cultos. Hace un tiempo, en un lugar pequeño cerca de Mohale’s Hoek, el jefe de la localidad expulsó de aquella área a un precursor especial (trabajador de tiempo completo) y ordenó a un grupito de proclamadores del Reino que dejaran de reunirse y de predicar. Pero el asunto fue llevado al administrador del distrito. Este dijo al jefe que se abstuviera de presentar estorbos a los testigos de Jehová, cuya obra y adoración tenían reconocimiento legal en el país.

No todos los sacerdotes se oponen a las “buenas nuevas.” Un superintendente viajante informa que mientras trabajaba de casa en casa en cierta aldea llegó al hogar de un sacerdote que estaba asociado con la Iglesia de Inglaterra. A medida que el superintendente se acercó, de la casa se oyó una voz que dijo: “Por favor, no me pase por alto. Entre.” Esto resultó en una larga y deleitable consideración de las “buenas nuevas” y la colocación de literatura bíblica. El sacerdote admitió que dos mujeres que habían desplegado mal comportamiento mientras estuvieron en su iglesia hicieron mejoras notables después de haber dejado su iglesia y haberse hecho testigos de Jehová. La actitud amigable del sacerdote abrió el camino para que muchas personas de aquel sector escucharan el mensaje del Reino.

A pesar de la oposición, la falta de buenas carreteras y transportes, las supersticiones de la localidad y muchas otras desventajas, la obra de la predicación del Reino está floreciendo en este reino montañoso. En 1942 había solo dos Testigos basutos diseminando las “buenas nuevas” en Lesotho. Actualmente hay más de 600 publicadores. Y en 1980, en la conmemoración de la muerte de Cristo, hubo una asistencia de 2.690 personas. ¿No profetizó Isaías que “el pequeño mismo llegará a ser mil”? (Isa. 60:22)—Contribuido.

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