-
Aprendiendo a confiar en JehováLa Atalaya 1975 | 15 de mayo
-
-
Por otra parte, quizás usted no sea acomodado materialmente. No obstante, ¿confía usted en Jehová favoreciendo las cosas espirituales cuando toma una decisión, sacrificando, si se hace necesario, mejores expectativas materiales? Esto demuestra confianza verdadera en Jehová.
CONFIANZA EN TIEMPO DE PENALIDADES
Por otra parte, también necesitamos confiar en Jehová cuando nos enfrentamos a verdaderas penalidades o persecuciones. El apóstol Pablo escribió: “Porque no deseamos que estén en ignorancia, hermanos, acerca de la tribulación que nos sucedió en el distrito de Asia, que estuvimos bajo extremada presión más allá de nuestras fuerzas, de modo que nos sentimos muy inseguros aun respecto a nuestra vida. De hecho, sentimos en nosotros mismos que habíamos recibido la sentencia de muerte. Esto fue para que no tuviésemos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en el Dios que levanta a los muertos. De tan grande cosa como la muerte nos libró y nos librará; y nuestra esperanza está puesta en él de que también nos librará nuevamente.”—2 Cor. 1:8-10.
Debemos considerar las adversidades como oportunidades para fortalecer nuestra confianza en Jehová, porque cuando no hay nada más que podemos hacer para nosotros mismos, ¿en quién más podemos confiar? Algunos testigos de Jehová relatan que fue por primera vez cuando estaban participando en la obra de predicación de tiempo cabal que aprendieron plenamente lo que significa confiar en Jehová. A veces no sabían de dónde vendría su siguiente comida. No obstante, cuando ejercían fe y confianza, prosiguiendo en esta obra de “precursor” que habían escogido como vocación de la vida, se les proveía ampliamente lo que necesitaban, y tenían felicidad.—1 Tim. 6:6-8.
En tiempos de angustia o persecución, recurra a Dios en oración. (Heb. 4:16) También, no pase por alto la ayuda que le pueden traer las oraciones de sus hermanos cristianos. El apóstol dijo a sus compañeros cristianos: “Ustedes también pueden coadyuvar con su ruego por nosotros.” (2 Cor. 1:11) Si usted por su proceder está demostrando confianza en Jehová, y si sus hermanos fieles están intercediendo con Dios en oraciones a favor de usted, usted puede tener confianza perfecta de que recibirá toda la ayuda que necesite.—1 Tim. 2:1.
La confianza en Jehová envuelve más que la fe en que él cuidará de nosotros. Incluye mostrar denuedo, el hablar con franqueza de expresión de nuestra parte, el adherirnos a principios bíblicos y dar a saber a otros nuestra posición. Jesús dijo: “Todo aquel, pues, que confiese unión conmigo delante de los hombres, yo también confesaré unión con él delante de mi Padre que está en los cielos.”—Mat. 10:32.
Un hermano que casi todos sus años en la verdad ha estado paralizado ha llegado a conocer la veracidad de esto por experiencia. Le costó mucho esfuerzo y años de entrenamiento aun para andar y poder hacer algo para sí mismo. Trabajó duro en la escuela para aprender periodismo. Tuvo mucho éxito en la difusión por radio y TV, pero siempre fue firme y franco en cuanto a la verdad... desde el principio les explicó a sus patrones que él era testigo de Jehová y no podía violar principios cristianos en la publicidad. Perdió trabajos debido a su franqueza y rechazó trabajos de ejecutivo porque envolvían actividades que habrían requerido que violara su conciencia.
Sin embargo, este hermano y su esposa siempre han tenido todo lo necesario, sin depender de otros. Siempre ha podido conseguir trabajo. Además, Jehová le ha hecho accesibles excelentes oportunidades para testificar a personas con quienes normalmente es difícil ponerse en comunicación, y ha disfrutado de muchas asignaciones de congregación, sirviendo de anciano, y ha participado en actividad de servicio de noticias en las asambleas grandes de los testigos de Jehová.
De modo que, nadie se debe desesperar, prescindiendo de su condición física, estado financiero, antecedentes o circunstancias presentes. De hecho, Dios recibe mucha más gloria cuando es evidente que una cosa no se logró por la propia fuerza o habilidad del individuo, sino por el poder de Dios. Como dice el apóstol: “Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros.”—2 Cor. 4:7.
La confianza leal de usted glorifica a Jehová. A su vez, Su corazón apreciativo responde a usted.—Heb. 6:10; 11:6.
-
-
Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1975 | 15 de mayo
-
-
Preguntas de los lectores
● En casos de adulterio, ¿hay algunas circunstancias en que la parte culpable podría obtener un divorcio y ser considerado por la congregación como libre para contraer segundas nupcias?—Jamaica.
Podría haber circunstancias que dieran lugar a que la congregación, por medio de sus ancianos nombrados, adoptara esa posición. Antes de considerar esas circunstancias, sin embargo, deberíamos repasar primero los principios bíblicos básicos en cuanto al divorcio.
Las palabras de Jesús en Mateo 5:31, 32 y Mat. 19:9 muestran que el que un cónyuge cometa “fornicación” (griego: porneia) constituye la única base para divorcio que es válida a los ojos de Dios. Sus palabras también indican que Dios concede al cónyuge inocente el derecho de terminar el matrimonio, el efectuar una disolución de los vínculos del matrimonio.
Sin embargo, debe notarse que no es simplemente el acto de la fornicación lo que efectúa el desatar esos lazos vinculantes. El cónyuge inocente puede optar por perdonar el acto incorrecto del cónyuge adúltero. En tal caso los vínculos del matrimonio permanecen intactos. Por lo tanto, el factor determinante es, en todos los casos, la decisión del cónyuge inocente ya sea para perdonar o rehusar perdonar al cónyuge adúltero.
¿Qué hay, entonces, si —después que un cónyuge cometa “fornicación”— el cónyuge inocente rehusara después de eso aceptar de vuelta a éste, quizás rehusando vivir en la misma casa o, aunque viva en la misma casa, rehusara tener relaciones sexuales con el culpable, y no obstante no buscara divorciarse legalmente en los tribunales del país? ¿Qué hay si esta situación continuara por un tiempo prolongado, un año o aun años, privando así al cónyuge que hubiese cometido el mal de tener relaciones sexuales honorables por medio de que su cónyuge pagara el débito conyugal?
La Biblia muestra que las personas casadas no deben retener el débito conyugal “a no ser de común acuerdo por un tiempo señalado,” de consiguiente solo temporalmente, ya que de otra manera fácilmente podría entrar la tentación. (1 Cor. 7:2-5) El privar a un cónyuge de tal débito por un tiempo extendido o ilimitado sería un derrotero desamoroso. Si el cónyuge no adúltero hiciera esto constituiría evidencia de que no se había concedido verdadero perdón del acto adúltero. En realidad, el cónyuge no adúltero ha rechazado al ofensor como su cónyuge Y, como se ha visto, la disolución bíblica de un matrimonio gira en torno de la decisión del cónyuge no adúltero de perdonar o no perdonar el que el otro cónyuge haya cometido “fornicación.”
Jehová Dios ciertamente estaría consciente de tal rechazamiento aunque el cónyuge no adúltero no fuera ante los tribunales de “César” para formalizar la disolución del matrimonio. Es bueno recordar que son las leyes del tribunal divino de Jehová las que son de primera importancia. La autoridad de César es relativa y no determina si los lazos del matrimonio se rompen o permanecen intactos a los ojos de Dios. (Compare con Hechos 5:29.) César solo puede decir si concede o no su reconocimiento legal del matrimonio como todavía en vigor. De consiguiente, cuando no existe la base bíblica (“fornicación”), aunque César conceda un divorcio, no es válido a los ojos de Dios al grado de libertar a los divorciados para contraer segundas nupcias.
Al ‘recomendarse a toda conciencia humana,’ el cristiano, por supuesto, correctamente se esfuerza por conseguir tal reconocimiento legal por el Estado en el matrimonio o en el divorcio. (2 Cor. 4:2) Pero ese reconocimiento legal no es el factor vital; la decisión judicial de Dios lo es. Siendo éste el caso, y puesto que la decisión del cónyuge no adúltero de perdonar o no perdonar es el factor crucial en la disolución de un matrimonio, ¿qué puede hacer el cónyuge culpable cuando se enfrenta a una situación en la cual el cónyuge no adúltero no lo ha perdonado y sin embargo no formaliza la disolución del matrimonio ante César? El cónyuge
-