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Aprendieron la verdad acerca de los testigos de JehováLa Atalaya 1970 | 15 de abril
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había asistido a escuelas católicas incluso durante su enseñanza superior. Cuando un Testigo me hizo una visita como había prometido, ella salió corriendo de la casa. Después de irse él, ella regresó con la actitud de aquí no se permite ninguna otra religión. Se me hizo necesario ir en auto a la casa de un vecino para estudiar la Biblia, y lo que aprendía se lo decía a mi esposa. Ella se lo decía al sacerdote y él, a su vez, se reía y se mofaba de los testigos de Jehová. ‘El fin del mundo,’ decía riendo... ‘¡han estado predicando eso por siglos! ¡Quizás algún día tengan razón!’
“Este último comentario hizo que mi esposa se pusiera a pensar y la impelió a instarle a que le suministrara prueba de que los Testigos estaban equivocados. Él prometió hacer esto, y le dio algunos libros sobre filosofía. Puesto que nuestro estudio tuvo que mudarse a mi casa, le pedí a mi esposa que invitara al sacerdote. Ella concordó. Él nunca vino, pero ella escuchó lo que considerábamos mientras aguardábamos al sacerdote y le pareció bastante interesante. No obstante, ella estaba determinada a ver al sacerdote defender su fe y finalmente tuvo que hacer arreglos para una reunión en la casa de él.
“Durante nuestra discusión, en vano trató él de probar la Trinidad, más bien, los versículos bíblicos probaban lo contrario. Cuando le pregunté acerca de Juan 17:20-22, contestó con la cara roja: ‘No estoy preparado para contestar eso.’
“‘Toda su vida ha sido sacerdote [cuarenta años],’ dije, ‘y usted no está preparado. Nosotros hemos estudiado con los testigos de Jehová solo tres meses, y estamos preparados.’
“Entonces vino la verdadera sorpresa. Mi esposa se dirigió al sacerdote y le dijo: ‘He terminado con su iglesia.’ Decidió esto sabiendo que sus parientes se le opondrían severamente.” Sí, ella llegó a comprender quiénes enseñaban la verdad de la Biblia.
Otro incidente en el cual un clérigo sin saberlo ayudó a alguien a aprender la verdad acerca de los testigos de Jehová sucedió en España. Un señor comenzó a estudiar la Biblia con los Testigos, pero su esposa se opuso firmemente porque los consideraba “protestantes.” Usó todo medio para impedir que su esposo estudiara con ellos. Hizo que sus parientes católicos trataran de disuadirlo y amenazó con llamar a la policía cuando el Testigo viniera para el estudio. Esto no detuvo a su esposo, pues hizo arreglos para estudiar con el Testigo en otro lugar. Progresó rápidamente.
Ahora la esposa amenazó con dejarlo y llevarse los hijos con ella, y lo hizo. Pero después de dos semanas regresó. Después de esto los parientes del señor vinieron a visitarlo. Ellos también estaban estudiando la Biblia con los Testigos y asistiendo a sus reuniones en la población donde vivían. Llegado el domingo todos quisieron ir a la reunión de la localidad, y persuadieron a la esposa a venir y aprender la verdad acerca de los Testigos. Ella concordó en ir con ellos.
Sin saberlo ellos, fue ese día que el sacerdote local llegó a enterarse de dónde tenían sus reuniones los Testigos, e informó a la policía para que los detuviera. La policía vino y los arrestó a todos, incluso a la esposa que había mostrado oposición. Ella se esforzó mucho por convencerlos de que no era testigo de Jehová, y de que, de hecho, estaba muy opuesta a ellos. La policía pensó que estaba inventando un cuento para evitar que la arrestaran.
La encarcelaron con los demás Testigos, y, según resultaron las cosas, esto fue exactamente lo que la hizo comprender que los testigos de Jehová son cristianos verdaderos y que el sacerdote había obrado de manera muy anticristiana. Inmediatamente después de ser puesta en libertad de la prisión con los demás Testigos, les pidió que estudiaran la Biblia con ella, e hizo arreglos para asistir a todas sus reuniones. Progresó rápidamente y pronto estuvo dedicando muchas horas al mes a enseñar a otros las verdades de la Biblia.
Sí, cuando las personas de corazón sincero y honrado aprenden la verdad acerca de los testigos de Jehová ese conocimiento afecta su vida. Quieren participar en la obra que hoy están efectuando los Testigos. Muchas personas que anteriormente se oponían a los siervos de Dios ahora están dentro de sus filas regocijándose con la esperanza de adorar al único Dios verdadero para siempre en una Tierra paradisíaca donde solo la religión verdadera existirá.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1970 | 15 de abril
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Preguntas de los lectores
● Jehová permitió la poligamia entre los judíos, pero no entre los cristianos. ¿Ha cambiado la moralidad de Dios?—J. P., EE. UU.
No, la moralidad de Dios no ha cambiado. Siempre ha sido perfecta, y aún lo es. Moisés, conociendo los arreglos maritales que Dios permitía entonces, se sintió impelido a decir acerca de Jehová: “Justo y recto es él.” (Deu. 32:4) Aunque Dios permitió temporalmente una relación matrimonial que ahora no permite, su justicia es tan manifiesta hoy como lo fue en los días de Moisés.
Frecuentemente cuando las personas oyen o leen que se toleraba la poligamia en el Israel de la antigüedad o entre los patriarcas hebreos se forman nociones de que Dios hacía la vista gorda ante prácticas sexuales relajadas. Se imaginan que Jehová pasaba por alto voluntariamente o estimulaba la promiscuidad. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! Pues, uno de los Diez Mandamientos prohibía que un hombre tuviera relaciones sexuales con la esposa de otro nombre. Y so pena de muerte Dios prohibió el incesto, la bestialidad y la sodomía.—Éxo. 20:14; Lev. 18:6-23.
Tenemos que tener presente que Dios no instituyó la poligamia. El primero que se menciona en la Biblia con dos esposas fue Lamec, descendiente jactancioso de Caín. (Gén. 4:19-24) Nadie que practicaba la poligamia sobrevivió al Diluvio, pues Noé y cada uno de sus hijos tuvieron una sola esposa cada uno. Más tarde, cuando Dios trató con los patriarcas posdiluvianos aún no había dado leyes extensas sobre el comportamiento humano, incluso el matrimonio. En algunos casos un hombre tomaba una esposa secundaria para producir prole debido a que su esposa era estéril, como Abrahán lo hizo a instancias de su esposa Sara. (Gén. 16:1, 2) No obstante, es digno de notarse que muchas veces en la Biblia en los casos en que estaba envuelta la poligamia había infelicidad o dificultades, como sucedió en los casos de Sara y Agar, Ana y Penina, así como en el de las esposas de Salomón.—Gén. 21:9; 1 Sam. 1:1-6; 1 Rey. 11:1-6.
Por consiguiente, con los antecedentes de una sociedad patriarcal, cuando Jehová aceptó a los israelitas como su pueblo nacional la poligamia ya existía a cierto grado, aunque parece que la monogamia fue mucho más común durante toda la historia de Israel. Reconociendo matrimonios polígamos que ya existían, Dios dio leyes muy estrictas para regular y controlar las cosas. Muy contrario a la acusación de que Dios tuvo en menos a la mujer y el matrimonio, él promulgó legislación altamente moral para proteger los derechos y privilegios de la esposa original así como de cualquier esposa secundaria y sus hijos. (Deu. 21:15-17) En consecuencia, aunque Jehová no prohibió la poligamia, definidamente instó al amor y al respeto en el matrimonio, y prohibió la inmoralidad sexual. Su norma moral fue justa, perfecta.
Jesús recalcó un punto significativo sobre el matrimonio en Mateo 19:8, 9. En cuanto al hecho de que el divorcio se permitiera bajo la ley que Dios dio por medio de Moisés, Cristo dijo: “Moisés, en vista de la dureza del corazón de ustedes, les hizo la concesión de que se divorciaran de sus esposas, pero tal no ha sido el caso desde el principio. Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” Evidentemente, tal como sucede en el caso del divorcio, Dios hizo la concesión de tolerar la poligamia; no obstante, la sometió a estricta disposición reglamentaria.
Esto pudiera compararse al hecho de que Dios permite las “autoridades superiores,” los gobiernos mundanos. Jehová no los instituyó en el principio. Pero existen y todavía no es el tiempo de Dios para removerlos. De modo que
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