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El negocio de los abortos... según lo ve un doctor¡Despertad! 1971 | 8 de febrero
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Pensé en los políticos que hacen legales cosas como los abortos. Sin embargo, ellos solo tienen parte de la culpa, porque realmente solo reflejan la voluntad y deseos de sus electores... el pueblo que representan.
Pensé también en las iglesias de la cristiandad y en sus clérigos. Aunque sin duda otros son responsables en gran parte, me pareció obvio que los clérigos son los más responsables. No es prerrogativa de los médicos ni el deber de los maestros ni obligación de los legisladores enseñar a la gente principios morales, ni inculcar en ella alta estima a la vida. Estos son asuntos de naturaleza religiosa, y por años se ha supuesto que es responsabilidad del clero.
¿Cuántas de las jóvenes a quienes había visto este día estaban allí para abortar debido a que sus clérigos no les habían enseñado que las relaciones sexuales fuera del matrimonio se condenan específicamente en su propia Biblia? ¿Cuántas eran mujeres casadas de buena reputación en su propia iglesia, y sin embargo estaban demostrando una falta completa de aprecio a la vida de sus bebés no nacidos aún?
Los abortos han ocasionado algunos clamores de parte de algunas organizaciones religiosas, pero la fuerza de estas proclamaciones de horror se pierde en las realidades de hoy. ¡La mismísima gente que lleva a cabo los abortos, que aprueba las leyes en cuanto a los abortos, que procrea los hijos ilegítimos que no llegan a nacer, así como las mujeres que abortan, en su mayor parte fueron criados en hogares religiosos, y muchísimos de ellos en la actualidad son miembros respetados de las iglesias de sus comunidades!
Estoy convencido de que las iglesias han fracasado. El clero ha sido delincuente en su papel de maestro, consejero y sostenedor de la moralidad y el amor a la vida. No hay duda en absoluto en mi mente de que las iglesias no han grabado una verdad básica en la mente y corazón de su gente, a saber: ¡La vida es una de nuestras más valiosas posesiones!—Contribuido.
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Gigantescos depósitos de agua del desierto¡Despertad! 1971 | 8 de febrero
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Gigantescos depósitos de agua del desierto
¡UN VERDADERO depósito vivo de agua! Así se le podría llamar al gigantesco cacto saguaro. ¿Por qué? Por la cantidad de agua que puede embeber y almacenar esta planta del desierto. Como se sabe, durante muchos meses no cae lluvia en el desierto. Pero cuando cae, el cacto saguaro embebe suficiente agua para seguir viviendo y llevar fruto y florece por un año o aun más. Y cuando está lleno de agua puede pesar cinco toneladas o más.
El estudio cuidadoso de este depósito de aguacacto nos dice que es idealmente adecuado para su hogar en el desierto. En vez de tener una raíz central larga que no podría sobrevivir en las arenas del desierto, este cacto tiene raíces largas cerca de la superficie, y éstas se extienden en toda dirección desde su tallo principal. Cuando llueve, estas raíces adquieren agua de la arena tan aprisa como cae. También su “piel” o corteza suavemente encerada está acanalada para ensancharse como un acordeón cuando está adquiriendo agua. Además, el interior de esta corteza encerada, impermeable, está lleno de un material esponjoso que absorbe el agua que se adquiere por medio de las raíces.
Ahora bien, ¿qué impide que el cacto saguaro se doble todo y se caiga? El Creador lo ha diseñado con un esqueleto de soportes o celdillas duras semejantes a peldaños de dos centímetros y medio a cinco centímetros de espesor que atraviesan su tronco y ramas. Estos también sirven para ayudar a llevar agua hasta el tejido esponjoso.
¡Mire el tamaño del cacto saguaro! Algunos especímenes han crecido a una altura de quince o más metros, con su tronco principal de sesenta centímetros de diámetro. Y se cree que algunos tienen más de doscientos años de edad.
¿Dónde puede uno ver estos gigantescos depósitos de agua? En el Desierto Sonorense al sudoeste de los Estados Unidos, especialmente en la zona que se conoce como Monumento Nacional de los Saguaros.
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