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Cambios felices en Quebec¡Despertad! 1975 | 22 de junio
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el Canadá un país libre con una constitución democrática? Después de todo, este es el siglo XX.
Un baluarte del catolicismo del siglo XVIII
En la Quebec anterior a 1960, el siglo XX había llegado solo en sentido limitado. Durante más de trescientos años, la provincia había estado prácticamente bajo la total dominación de la Iglesia de Roma.
Quebec fue originalmente establecida en 1608 como la Nueva Francia, parte del imperio colonial francés. Los gobernantes franceses de París no estaban muy interesados en el Canadá, una tierra que Voltaire llamó “unas pocas hectáreas de nieve.” El primer gobernador, Samuel de Champlain, “deseaba solamente católicos romanos en su nuevo mundo. Los que venían con él . . . estaban determinados a esparcir la Iglesia . . . en el proceso la Iglesia llegó a ser el estado. Así quedó hasta hace relativamente poco tiempo,” dijo un estudio sociológico de los problemas de Quebec llamado Canadá 70.
La dominación católica romana fue prominente en la vida de Quebec desde el principio de la colonización europea. Las opresiones del sistema francés del siglo XVIII, una unión de Iglesia y Estado, que lanzó a la gente a la Revolución Francesa de 1789 fueron introducidas en Quebec. Francia se libró de estos anacronismos medievales durante la Revolución de 1789. Quebec no, porque ya no era parte del Imperio Francés; antes de la Revolución Francesa la conquista británica del Canadá en 1759 había transferido la provincia a la corona británica.
Previendo la venidera Revolución Norteamericana, la cual en realidad llegó en 1776, el gobierno británico deseaba una Quebec tranquila. Por lo tanto Gran Bretaña firmó un convenio con la Iglesia Católica, el importe del cual en realidad fue: ‘Ustedes apoyen a Gran Bretaña; nosotros los dejaremos controlar a Quebec.’
El estudio Canadá 70 explica: “Según el punto de vista de muchos historiadores y escritores la Conquista resultó en una alianza impía entre la Iglesia Católica Romana y los Gobernantes Británicos. . . . Antes de llegar a ser Primer Ministro, Pierre Elliot Trudeau escribió: ‘La lealtad fue trocada por la libertad religiosa.’”
El gobierno británico realmente entregó la gobernación de Quebec a la Iglesia Católica y “la Iglesia llegó a ser el Estado.”
El uso de poder de parte de la Iglesia
¿Y qué hizo la Iglesia Católica con su inmenso poder? El estudio Canadá 70 explica: “Hay poca necesidad de documentar el control —político y espiritual— de la Iglesia Católica Romana sobre la población franco-canadiense de Quebec durante la primera mitad de este siglo. El control de la Iglesia fue virtualmente absoluto. . . . Por medio de su clero determinado llegó a las agencias gubernamentales, las instituciones de enseñanza, las cajas fuertes de los negocios, los hogares de la gente. . . .
“Durante todo el siglo diecinueve la Iglesia libró su férrea batalla en todo frente contra cualquier idea liberal o anticlerical que hubiera podido entrar en Quebec.”
Debido a estas peculiaridades de la historia, Quebec no sintió los efectos de la Revolución Francesa, la Revolución Norteamericana y la revolución industrial. La provincia entró en la mitad del siglo XX como un reducto o baluarte de la sociedad agraria del siglo XVIII apartada por causas de idioma de la influencia y la actitud prevalecientes de la América del Norte.
El atraso de Quebec controlado por la Iglesia resultó ser un campo fértil para la explotación de parte de personas sin escrúpulos.
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La Iglesia y el Estado se unen para impedir el progreso¡Despertad! 1975 | 22 de junio
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La Iglesia y el Estado se unen para impedir el progreso
MAURICE DUPLESSIS llegó a ser primer ministro de Quebec en 1936. A excepción de un período (1939-1944), continuó en el cargo hasta su muerte en 1959. El historiador Leslie Roberts lo ha descrito como un “demagogo empedernido que gobernó a su partido Unión Nacional y a toda la provincia de Quebec con voluntad de hierro; agitador de la chusma y dictador; grand seigneur y tirano.”
El Star de Toronto describió el gobierno de Duplessis como “el más abiertamente corrupto que la provincia ha tenido.”
Apoyado por la Iglesia
¿Y dónde se encontraba apoyo para este mal? En “el distrito rural de Quebec . . . donde la Iglesia era todopoderosa. Fue de allí que el primer líder del partido, Maurice Duplessis, sacó todo su poder,” dice Canadá 70.
El sistema de Duplessis dependía de la Iglesia Católica Romana para mantenerse en el poder. La responsabilidad por el daño que su administración le trajo a la provincia y a su gente tiene que recaer sobre el clero de Roma.
¿Qué ventajas sacó el clero de esta alianza? El estudio Canadá 70 explica: “La libertad de reunión y la libertad de palabra les fueron negadas a los testigos de Jehová porque se oponían al evangelio según le Chef (Duplessis), y la Iglesia Católica Romana. Mantuvo el poder por medio de su alianza con la Iglesia, los agricultores, y lo selecto comercial reaccionario de habla inglesa. En todo eso fue ayudado por una prensa dócil.”
El Duplessis odiador de la libertad encajaba perfectamente con los propósitos de la Iglesia Católica. El clero deseaba dedicar la población de Quebec a la Iglesia. Los obispos proclamaron que la nación franco-canadiense tenía una misión mesiánica... “hacer de la provincia de Quebec la nación cristiana que reemplazaría a la Francia vacilante en el papel de hija mayor de la Iglesia.”
Duplessis y la Iglesia cooperaron para suprimir la educación y el progreso que libertaría a les Québecois de la atadura medieval en la que se les mantenía. Esta combinación tuvo bastante buen éxito en impedir el adelanto y en mantener a la gente de Quebec sujeta a la gobernación opresiva de iglesia-estado.
¡Pero no todos se inclinaban ante el sistema! ¡Hubo un vislumbre de libertad que este dictador local no pudo sofocar!
Los testigos de Jehová luchan por la libertad religiosa
El Señor Jesús había dicho de este “tiempo del fin” en que hemos estado viviendo desde 1914: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” (Mat. 24:14) Los testigos cristianos de Jehová aceptan este mandato. Parte de la “tierra habitada” es la provincia de Quebec. Allí empezaron los testigos de Jehová a ensanchar su actividad evangélica misional en 1924.
Las dificultades parecían colosales. Las personas eran bastante amistosas por su cuenta, pero la influencia sacerdotal llevó a la violencia y a los arrestos como parte común de la experiencia misional. Muchos jueces católicos, educados por los sacerdotes, tenían un punto de vista algo miope de los derechos legales de cualquier persona que se atreviera a estar en desacuerdo con la Iglesia. Las luchas legales en los tribunales de Quebec empezaron en 1924 y continuaron hasta 1964.
Los testigos de Jehová estaban tratando de ejercer el derecho legalmente garantizado de libertad de cultos, predicando pacíficamente a la gente el alentador mensaje del reino de Dios bajo Cristo Jesús. Pero en Quebec, el esfuerzo por ejercer estas libertades del día actual tropezó con un sistema controlado por católicos romanos que en realidad jamás había salido de la edad del oscurantismo. Para ellos los testigos de Jehová (o cualquiera no-católico) eran herejes que no tenían derechos.
Fue una confrontación similar a la que encontraron los apóstoles cuando trataron de predicar el mensaje del reino de Dios en desafío al poder romano en los días de Nerón. Los testigos de Jehová se enfrentaron a una Iglesia Católica poderosa, rica y políticamente atrincherada. Desde un punto de vista humano no era una contienda; la Iglesia Católica, aparentemente, tenía todas las ventajas. Los humildes testigos de Jehová carecían de influencias o apoyo de parte de las autoridades terrenales, pero eran extremadamente poderosos en fe y en el espíritu de Jehová.
La actividad de los testigos de Jehová en Quebec anterior a la II Guerra Mundial era limitada y se efectuaba bajo constante persecución de parte de sacerdotes, turbas y fiscales gubernamentales. Pero a mediados de la década de 1940 la lucha por la libertad de predicación allí llegó a definirse. Para ese entonces la Iglesia tenía su instrumento, Duplessis, en el poder. ¿Podría él detener la predicación de los testigos cristianos de Jehová? ¿Podría apartar la Biblia abierta de manos de la población católica de Quebec?
“Guerra sin misericordia”
En 1944 la actividad evangélica de los testigos de Jehová empezó a esparcirse por la provincia de Quebec. El mismo viejo modelo de acusaciones insignificantes se reimplantó, acusaciones de distribuir circulares, vendedores ambulantes o tocadores de timbres eran conducidos en Montreal, Verdún, Lachine y en la ciudad de Quebec.
A los testigos de Jehová no se les desviaba fácilmente de su deber dado por Dios de predicar “estas buenas nuevas del reino.” Se defendían los casos y continuaba la predicación. La lucha se aceleró durante 1945 por una serie de tumultos inspirados por el clero católico. Estos tumultos surgieron principalmente en Chateauguay y Lachine. Esto resultó en que la publicidad de todo el país enfocara su atención en el creciente conflicto religioso en Quebec.
Para fines de 1945 había 400 casos pendientes en los tribunales. Las autoridades esperaban por medio de dilaciones y hostigamiento detener la actividad del pueblo de Jehová e impedir una clara decisión legal que abriera el camino a una apelación.
En el otoño de 1946 había 800 casos tramitándose lentamente en los tribunales. Hubo tantos casos contra los testigos de Jehová que la policía, los jueces y los tribunales no podían manejarlos todos. La situación se estaba poniendo crítica.
El público tenía derecho a saber acerca del reinado de terror de Duplessis. En noviembre de 1946 los testigos de Jehová presentaron un ardiente tratado que denunciaba la persecución que ellos estaban recibiendo de parte de los poderes de iglesia-estado en Quebec.
La distribución de este enjuiciamiento y un tratado siguiente fue un amargo golpe para Duplessis. Amenazas, censuras y pronunciamientos de “guerra sin misericordia contra los testigos de Jehová” fue su reacción. A los 800 casos pendientes se agregaron otras 843 acusaciones en cuatro meses. No obstante, los fiscales acusadores cambiaron ahora de simples acusaciones de reglamentos a serios enjuiciamientos criminales por libelo sedicioso y conspiración. Las autoridades no hicieron ningún esfuerzo por negar los hechos descritos en los tratados. Decían en efecto: ‘Es sedicioso para ustedes hasta decir la verdad acerca de cuán mala es verdaderamente esta situación.’
Se intensifican las presiones
Al continuar cumpliendo con su comisión cristiana, los testigos de Jehová hallaron que las presiones se intensificaban.
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