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  • Por qué las personas de corazón sincero y honrado quieren servir a Jehová
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1973
w73 1/7 págs. 387-388

Por qué las personas de corazón sincero y honrado quieren servir a Jehová

CADA año decenas de millares de personas voluntariamente emprenden el servicio del Dios de la Biblia, Jehová. A menudo esto significa cambiar su entero modo de vivir. Sin embargo lo hacen gustosamente. ¿Por qué?

Es porque comprenden y aprecian el hecho de que Jehová es el Soberano Supremo y Creador del universo. Esta razón vital ha movido a hombres reverentes en todos los períodos de la historia humana a querer servirle.

Uno de estos hombres, un inspirado escritor de cánticos que vivió antes de la era cristiana, expresó sus sentimientos de esta manera: “Jehová es un gran Dios y un gran Rey sobre todos los demás dioses, aquel en cuya mano están las más recónditas profundidades de la tierra y a quien pertenecen las cumbres de las montañas; a quien pertenece el mar, que él mismo hizo, y cuyas propias manos formaron la tierra seca misma. Oh vengan, adoremos e inclinémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.”—Sal. 95:3-6.

Siglos después, el apóstol cristiano Juan, en visión, oyó a veinticuatro ancianos declarar: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.” (Rev. 4:11) Ciertamente si alguien en todo el universo merece nuestra adoración y servicio, es Jehová Dios.

Otra razón poderosa por la cual las personas de corazón sincero y honrado quieren servir a Jehová es la manera misericordiosa, compasiva y amorosa en la que ha tratado con la humanidad imperfecta, pecaminosa.

El primer hombre, Adán, al escoger desobedecer la ley de Dios se vendió él mismo y vendió a todos sus descendientes a la esclavitud al pecado y la muerte. La Biblia dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

Ningún humano, por medio de sus propios esfuerzos, podría obtener liberación de esta esclavitud. “Ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él; (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido) para que todavía viva para siempre y no vea el hoyo.”—Sal. 49:7-9.

Jehová Dios pudo haberle dado la espalda a la prole de Adán, porque él no necesita nada de nadie. Pero en su ilimitado amor a la humanidad, Jehová proveyó el rescate necesario a gran costo para sí mismo. Transfirió la vida de su más querido Hijo celestial al vientre de la virgen judía María para que éste pudiera nacer como hombre perfecto y pudiera sacrificar su vida a favor de la humanidad pecaminosa, moribunda. (Luc. 1:26-37; Juan 1:14) Concerniente a esta expresión superlativa del amor de Dios, el apóstol Pablo escribió: “De hecho, Cristo, siendo nosotros todavía débiles, murió por los impíos al tiempo señalado. Porque apenas morirá alguien por un justo; en realidad, por el bueno, quizás, alguien aun se atreva a morir. Mas Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.”—Rom. 5:6-8.

El modo en que Jehová Dios ha ejercido su soberanía también ha atraído a los corazones de los hombres y mujeres de corazón sincero y honrado. Él no obliga a la gente a servirle, sino que quiere que lo hagan voluntariamente a causa de su profundo amor a él y su aprecio a la rectitud de sus mandamientos.—Deu. 30:11-16; 1 Juan 5:2.

No debería ser difícil que las personas de corazón sincero y honrado discernieran que la obediencia a la ley de Dios sirve los intereses óptimos del hombre. Esta obediencia no es gravosa sino refrescante. (1 Juan 5:3) Esto se debe a que el amor, el interesarse altruistamente en otros y preocuparse por ellos, es la base para la ley divina que gobierna todas las relaciones humanas. Respecto a la ley mosaica el apóstol Pablo escribió: “El código de la ley: ‘No debes cometer adulterio, No debes asesinar, No debes hurtar, No debes codiciar,’ y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.”—Rom. 13:9, 10.

¿No mejorarían las relaciones humanas si la gente en todas partes y a todo tiempo trataran de hacer lo amoroso a favor de sus semejantes? ¿No pondría fin esto a las injusticias y la opresión? ¿No contribuiría esto a la felicidad, contentamiento y seguridad en la vida? ¡Indudablemente!

Por consiguiente, las personas sinceras deberían poder ver que los que se adhieren a los mandamientos de la Biblia están disfrutando del modo de vivir óptimo ahora. Este mismísimo factor está impeliendo a muchos hoy a que se pongan a servir a Jehová Dios como testigos dedicados de él. Un señor observó: “El punto principal que me atrajo fue la unidad internacional que poseían los testigos de Jehová entre todas las razas y el averiguar que esto era posible solo por adherencia estricta a los principios bíblicos.” Otro comentó: “Fui movido por la amigabilidad y calor de amistad entre los testigos de Jehová. Reconocí que debería haber paz, unidad y amor entre los que conocían la verdad.” Todavía otro dijo: “El amor que vi en las familias de los testigos de Jehová me ayudó a discernir que éstos eran cristianos verdaderos.”

Verdaderamente las personas de corazón sincero y honrado tienen muchas buenas razones para servir a Jehová. La posición de Él como Creador y Soberano Supremo lo hace completamente merecedor de este servicio. Su manera de gobernar siempre ha reflejado amor y definitivamente ha resultado en el mayor provecho de todas sus criaturas inteligentes. Aunque no carece de nada, Jehová Dios ha tomado la iniciativa en mostrar amor haciendo accesible a la humanidad pecaminosa la oportunidad de ser libertada de la esclavitud al pecado y la muerte y disfrutar para siempre de las bendiciones de su gobierno justo.

¿Lo que Jehová Dios es y ha hecho lo anima a usted a querer servirle con un corazón completo? Si éste es el caso, sin duda quiere asociarse con otros que tienen el mismo deseo. Por lo tanto lo animamos a que vaya al Salón del Reino de los Testigos de Jehová más cercano a su casa esta semana, si es posible, y vea usted mismo si los asistentes dan evidencia del amor y unidad que usted esperaría hallar entre las personas que, aunque imperfectas, están sirviendo al Dios verdadero.

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