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La WátchtowerLa Atalaya 1951 | 15 de noviembre
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La Wátchtower
“HAY un edificio grande en el número 117 de la calle Adams en Brooklyn que fué visitado por el editor de Islaah la semana pasada. Él nos dió los siguientes detalles acerca de él:
“Este edificio pertenece a los testigos de Jehová y es donde se imprimen las revistas ¡Despertad! y Atalaya. Tiene nueve pisos, de modo que está bien equipado para preparar y publicar esas dos revistas así como también otros libros que los directores del movimiento piensan que deben hacerse para que los hombres puedan saber que lo que ellos creen es la verdad inspirada por Dios en la Biblia.
“No estando en posición de discutir las miras religiosas, sino sólo para describir lo que hemos visto, damos los siguientes datos. En cada piso hay varios trabajadores y los instrumentos y herramientas necesarios para llevar a cabo diferentes clases de trabajo. No sólo vimos la maquinaria más moderna en operación, sino que observamos a esos jóvenes trabajando ahí en completo orden, con gozo por lo que estaban haciendo. Sí, su amor por su trabajo y su devoción profunda por hacerlo bien y perfeccionarlo fueron las cosas que nos impresionaron más que las grandes maquinarias que contempla uno con admiración y asombro.
“Después de esto visitamos otro edificio llamado ‘Betel’, situado en Columbia Heights 124, Brooklyn. Esta es la casa de los trabajadores que vimos en el edificio ‘Wátchtower’. Le preguntamos a uno de ellos acerca del salario que reciben, y él dijo que $12 al mes para cada uno, con su cuarto y comida. Después de cenar dimos una lección elemental en árabe a algunos estudiantes que irán a países árabes para servir y dar testimonio acerca de Jehová, a quien han consagrado su educación, conocimiento y esfuerzos—hasta su vida.
“Lo que sorprende al visitante en los dos edificios es el espíritu de satisfacción y contento, o sea la convicción que predomina en todos ellos. Ahí ve usted a doctores, enfermeras, abogados, ingenieros, constructores, cocineros, traductores de diversos idiomas, y a toda clase de trabajadores obrando ordenadamente y en armonía como hijos felices obedeciendo las instrucciones de sus padres—nada les preocupa salvo el hacer el trabajo que se les asigna, cada uno dentro de su capacidad y con honradez y sinceridad.
“Aunque estos trabajadores trabajan en ‘La Wátchtower’ y viven en ‘Betel’ (que significa ‘casa de Dios’), no obstante no hay ninguna superintendencia sobre ellos, ningún líder, ningún ‘hombre elevado’ a quien ensalzar u honrar, porque todos creen que Dios es el mejor vigilante y superintendente sobre ellos, y ellos ‘mediante sus hechos’ son sus mejores testigos.”—Del Islaah, del 5 de marzo de 1951, y escrito por el sacerdote católico romano que edita este periódico en árabe tres veces por semana en la ciudad de Nueva York.
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Respetabilidad y decaimiento religiososLa Atalaya 1951 | 15 de noviembre
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Respetabilidad y decaimiento religiosos
● “El poder de la Sociedad cristiana no puede ser determinado por el número de sus miembros cuyos nombres se hallan incluidos en la lista de ‘personajes importantes’.” Esa fué la idea dada a entender recientemente por Elton Trueblood, profesor de filosofía y religión en el colegio Earlham de Richmond, Indiana. Escribió en el Presbyterian Life: “En muchas localidades la iniciativa se ha mudado de los lugares identificados por sus bancos de iglesia acojinados, costosos órganos y cantadores profesionales a las pobres iglesitas que sencillamente parecen tiendas del comercio. Pequeñas pero vigorosas bandas de testigos de Jehová se reunen en sus locales modestos que ellos llaman Salones del Reino. . . . Pero el no tener un ambiente impresionante no parece impedirlos de manera alguna.” Refiriéndose a los cristianos primitivos, continuó: “Pero ellos fueron quienes salieron victoriosos, mientras que casi toda la gente respetable de ese tiempo ya se ha echado al olvido. . . . De una vez debemos enfrentarnos al hecho de que, en lo que toca a nuestra religión siendo representada exclusivamente o aun principalmente por la concurrencia de personas bien vestidas de la clase media elevada en una iglesia impresionante por una hora los domingos por la mañana, ya estamos en decaimiento.”
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