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Los pobres levantados y consoladosLa Atalaya 1951 | 1 de julio
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parábola de Jesús nos informa que tenía provisiones espirituales ricas, “Moisés y los Profetas.” Moisés representó la Ley y los primeros cinco libros de la Biblia que él escribió, entre tanto que los Profetas incluyeron los escritos de los primeros profetas y los posteriores; y junto con éstos tenían los Salmos o la colección de libros bíblicos encabezada por los Salmos. Todos juntos, éstos formaban las Escrituras hebreas, y fué de éstas que Jesús citó seguidamente para probar que era el Mesías o Cristo, la Simiente prometida de Abrahán. “Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas él les interpretó cosas tocantes a él mismo en todas las Escrituras.” Él dijo: “Todas las cosas escritas en la Ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos acerca de mí tienen que cumplirse.”—Luc. 24:27, 44, NM.
13. ¿Sobre quiénes, pues, tenían ellos la ventaja? ¿Cómo se dió testimonio acerca de esto?
13 Por consiguiente, teniendo posesión de este tesoro dado por Dios los israelitas circuncidados tenían una ventaja sobre todas las naciones gentiles. Pablo pregunta: “¿Cuál, pues, es la superioridad del judío, o cuál el provecho de la circuncisión? Muchísimo de todas maneras. Primeramente, porque se les confiaron las declaraciones sagradas de Dios.” (Rom. 3:1, 2, NM) Estando de pie delante del Sanedrín judío sobre el cual presidía el sumo sacerdote, el mártir cristiano Esteban les dijo: “Este es el Moisés que . . . vino a estar entre la congregación en el desierto con el ángel que le habló en el monte Sinaí y con nuestros antepasados, y él recibió declaraciones vivas y sagradas para dárselas a ustedes.” (Hech. 7:37, 38, NM) El apóstol Pablo habló de ellos como “mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas, a quienes pertenecen la adopción como hijos y la gloria y los pactos y la promulgación de la Ley y el servicio sagrado y las promesas; a quienes pertenecen los antepasados y de quienes brotó Cristo según la carne”. (Rom. 9:3-5, NM) Jehová Dios realmente colocó un banquete exclusivo delante de su pueblo escogido, y por esto el salmista dijo: “Él ha manifestado su palabra a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a juicios, ellas no los conocen. ¡Aleluya [Alabanza a Jehová, AN]!” —Sal. 147:19, 20.
14. ¿Quiénes en Israel banquetearon especialmente? ¿Estaban ellos en el seno de Abrahán?
14 Este privilegio de banquetear fué verdad especialmente con respecto a los guías religiosos en Israel, la clase del “hombre rico” de aquel entonces. Ellos tenían la “llave de conocimiento” pues, y era su privilegio enseñar a la gente común. Pero aunque ellos banqueteaban a la mesa del hombre rico, recostándose en magnificencia y pretendiendo ser la simiente prometida de Abrahán, ellos no se recostaron en el “seno de Abrahán” ni recibieron su favor principal. Jesús manifestó la razón cuando dijo a sus opositores religiosos: “¡Ay de ustedes que están versados en la Ley, por cuanto han quitado la llave de conocimiento; ustedes mismos no entraron, y estorbaron a los que iban entrando!” (Luc. 11:52, NM) El “hombre rico” ciertamente representaba a un grupo egoísta de religiosos que existió en aquel entonces y también ahora. Aunque se les ha provisto una mesa tan suntuosa de alimento espiritual, ellos dejan que muy poco caiga o sea tirado de su mesa para el goce de la gente pobre.
EL POBRE MENDIGO LÁZARO
15. ¿Quién fué colocado a la puerta del hombre rico, y por qué?
15 Jesús ahora cambia la escena de adentro del palacio del hombre rico al lugar fuera de su puerta, con las palabras: “Pero acostumbraban colocar en su puerta a cierto mendigo llamado Lázaro, lleno de úlceras y deseando ser saciado con las cosas que caían de la mesa del hombre rico. Sí, además, los perros venían y le lamían las úlceras.” (Luc. 16:20, 21, NM) El mendigo Lázaro tenía el derecho de estar en la puerta del hombre rico, porque la ley de Dios instruía específicamente a las personas acomodadas que fueran liberales para con los pobres. Si los de la clase del “hombre rico” se hubiesen portado altruístamente de acuerdo con la ley de Dios, amando a sus prójimos como a sí mismos, no hubiese habido pobres en la tierra. Pero ya que realmente había pobres en la tierra debido a la organización mundial egoísta, el hombre rico estaba bajo mandamiento por la Ley y también bajo amonestación por los Profetas de considerar a los pobres y darles algún alivio.—Deu. 15:4, 7, 9, 11; Sal. 41:1, 2.
16. ¿Se designa a una persona literal con el nombre Lázaro? ¿Qué significa el nombre?
16 Así como el hombre rico representó una clase de personas, del mismo modo el mendigo u hombre pobre representó una clase que existió en el día de Jesús y también ahora. Si podemos discernir la clase en el día de Jesús podremos identificar la clase que es su contraparte ahora. Desde 1881 hasta el fin de 1939 se enseñó que el hombre rico representó la nación judía en su entereza y que el mendigo representó a los gentiles o a todas las naciones aparte de Israel.a Pero Jesús le da al mendigo el nombre de Lázaro, que es un nombre judío indicando que era judío, y no gentil. Es la forma griega del nombre “Eleazar”, que significa “Dios es ayudador”. Los hechos demuestran que esta clase del “mendigo” empezó con los judíos, pero fué engrandecida para incluir a los gentiles, de modo que ahora es casi toda gentil. Lázaro era de la misma comunidad judía que el hombre rico. No había ninguna pared de división entre ellos debido a raza o extracción natural. La diferencia entre ellos se debía a la superioridad y privilegios que el clero religioso se había asumido egoístamente.
17. ¿A quiénes representa Lázaro, y por qué como un mendigo?
17 El mendigo Lázaro por lo tanto representa a la gente pobre, de los judíos de aquel entonces y de la cristiandad ahora. El clero y los guías religiosos les niegan el alimento espiritual apropiado y los privilegios y atención, a los cuales tienen derecho de acuerdo con la voluntad y mandamientos de Dios. En el día de Jesús la clase del “hombre rico” incluía a los fariseos, y éstos trataban a la gente común con sumo desprecio. La historia nos dice que la llamaban am ha-arets o gente de la tierra como estando debajo de sus pies e indigna de consideración. ¿Digna de una resurrección a la vida eterna? ¡No gente como ésa! Se creía que los que llegaban a ser discípulos de los rabinos o maestros judíos estaban en una posición mucho mejor para esto. Cuando pagaban bien a los rabinos, compraban la opinión favorable de dichos maestros. ¡Qué apropiadamente nos dice el relato de Lucas que los fariseos estaban escuchando la parábola de Jesús y que eran amantes del dinero y que se mofaron de Jesús de Nazaret, el pueblo insignificante de donde se creía que nada bueno podía venir! Ellos “confiaban en sí mismos de que eran justos y . . . consideraban a los demás como nada”.—Juan 1:46; Luc. 18:9-11, NM.
18, 19. ¿Por qué se representó como cubierto de úlceras y acompañado de perros?
18 Estos guías religiosos, vestidos con lino de su propia justicia, miraban a la pobre gente ignorante con desprecio y como si estuviese enferma espiritualmente, como Lázaro cubierto de úlceras. Consideraban a los pobres de la misma manera que los tres amigos de Job que eran justos a sus propios ojos lo consideraban a él después que el Diablo, Satanás, le hubo atacado con diviesos desde su cabeza hasta sus pies para dar la apariencia de que la mano de Dios estaba en contra de Job. Desdeñosamente los principales sacerdotes y los fariseos dijeron acerca de la gente que creía en Jesús: “Esta muchedumbre que no conoce la ley es gente maldita.”—Job 2:1-13; Juan 7:49, NM.
19 De manera que ellos clasificaron a esta gente como estando bajo la maldición de Dios y digna de asociarse íntimamente sólo con los perros, los cuales podían comer la carne de animales destrozada por las fieras y delante de quienes no se debía echar ninguna cosa santa. No les importaba que éstos vagaran por la ciudad como perros que de noche se alimentan de carroña, aullando cuando no hallan qué comer. Los gentiles incircuncisos fueron clasificados como perros, y éstos bien podían lamer las úlceras de los pobres para así darles algún alivio consolador. (Éxo. 22:31; Mat. 7:6; 15:26,27; Sal. 59:6, 14, 15; Mar. 7:27, 28) Abandonados espiritualmente por los guías encumbrados que los consideraban con desdén, ellos naturalmente llegarían a estar ulcerosos y enfermos espiritualmente. Fué a estos abandonados y enfermos que Jesús vino para ministrar la Palabra curativa de Dios. Cuando los fariseos se quejaron a sus discípulos, “¿Por qué es que su maestro come con los recaudadores de impuestos y pecadores?” Jesús dijo: “Personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí. Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa, ‘Yo quiero misericordia, y no sacrificio.’ Por consiguiente, yo vine a llamar, no a personas justas, sino a pecadoras.”—Mat. 9:11-13, NM; Mar. 2:16, 17.
20. ¿Quiénes colocaban al mendigo en la puerta del hombre rico, y por qué allí?
20 El mendigo Lázaro fué colocado a la puerta del hombre rico, porque quería saciarse de las cosas que caían de la mesa del hombre rico. Cualquier cosa que se tirara de esa mesa suntuosa no se echaría de menos por el hombre rico. Podía entregarse al mendigo sin tocar trompetas para llamar la atención del público a su caridad para con los pobres. Algunos de la comunidad colocaban a Lázaro delante de su puerta. Igual que Lázaro, ellos creían que los clérigos religiosos eran los únicos de quienes podía venir el alimento espiritual de Dios, y por eso dirigían a la clase representada por Lázaro, o sea a las pobres personas ignorantes, a que confiaran en los guías y maestros religiosos para todas sus provisiones espirituales.
21. ¿Con qué deseaba ser alimentada la clase de Lázaro, pero qué fué lo que recibió?
21 Los de la clase representada por Lázaro tienen hambre y sed de justicia, están conscientes de su necesidad espiritual y desean el alimento espiritual que los pondrá en un estado saludable de corazón y mente y que les dará fuerzas para poder servir a Dios correctamente. Estos desean recibir algo más que las filosofías vacías e inútiles de los hombres; pero eso es lo que reciben de la clase del “hombre rico”. Esta les da los preceptos de los hombres y las tradiciones de los ancianos religiosos que traspasan los mandamientos de Dios e invalidan su Palabra. Buscando la comodidad para sí mismos, ellos atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de la humanidad. No deseando entrar ellos mismos al reino de los cielos por medio de Jesucristo, tratan de impedirle la entrada a la clase representada por Lázaro. Por consiguiente solamente han dejado caer migajas de alimento espiritual verdadero para dar salud y fuerzas a la clase Lázaro. Esta ha recibido muy poco consuelo de la Palabra de Dios y sus arreglos, entre tanto que la clase del “hombre rico” que es justa a sus propios ojos ha aplicado todas las bendiciones principales a sí misma. (Col. 2:8; Mat. 15:1-9; 23:4, 13, NM) ¡No es extraño pues que Jesús haya corregido públicamente a la clase religiosa del “hombre rico” llamándolos “hipócritas, insensatos, guías ciegos, serpientes, descendientes de víboras”! ¡Qué bueno que él se dedicó a la causa de los pobres para levantarlos y consolarlos!
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Mendigo y hombre rico experimentan un cambioLa Atalaya 1951 | 1 de julio
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Mendigo y hombre rico experimentan un cambio
1. En su sermón ¿qué cambios indicó Jesús para los pobres y los ricos?
EN SU sermón del monte Jesús dijo: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, puesto que el reino de los cielos pertenece a ellos. Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que serán saciados.” En contraste con estas palabras que pronuncian felices a tales personas él dijo: “Pero ay de ustedes ricos, porque están recibiendo cabalmente su consolación. Ay de ustedes que ahora están saciados, porque sufrirán hambre. Ay, ustedes, que se rien ahora, porque se lamentaran y llorarán.” (Mat. 5:3, 6 y Luc. 6:24, 25, NM) Jesús ilustró estos cambios para con los pobres y ricos en su parábola del mendigo Lázaro y el hombre rico. Representó estos cambios como viniendo debido a la muerte.
2. Con la muerte ¿qué les sucedió a Lázaro y al hombre rico? ¿Qué indicó la nueva posición de Lázaro?
2 Jesús dijo: “Ahora en el curso del tiempo el mendigo murió y fué llevado por los ángeles a la posición del seno de Abrahán. También murió el hombre rico y fué enterrado. Y en Hades él levantó sus ojos, existiendo en tormentos, y vió de lejos a Abrahán y a Lázaro en la posición del seno con él.” (Luc. 16:22, 23, NM) La Traducción del Nuevo Mundo, en su nota al pie de la página, dice acerca de esta “posición del seno” que la persona ocupando esta posición está “como cuando se reclina delante de otro sobre el mismo canapé en una comida”. Denota una posición de favor con Abrahán. La muerte puso fin a la condición mendicante en cuanto a Lázaro y lo colocó en un lugar favorecido. Ahora la pregunta es, ¿Cuándo murió, y en qué sentido? Hay hechos que dan la respuesta.
3, 4. ¿Cuándo y como resultado de qué cosa murió la clase de Lázaro?
3 La clase de Lázaro murió cuando se empezó a hablar de las nuevas del Reino a los pobres que fueron despreciados y abandonados por el clero religioso. Ellos eran pecadores que necesitaban arrepentimiento, las rameras, los publicanos, los samaritanos circuncisos, y por fin los gentiles incircuncisos; y éstos aceptaron las nuevas y llegaron a ser seguidores del Mesías, Cristo el Rey. Esto principió en los días de Juan el Bautista, porque él vino predicando en el desierto: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado. Yo, por una parte, los bautizo con agua debido a su arrepentimiento; pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, cuyas sandalias no, soy digno de quitarle. Aquél los bautizara con espíritu santo y con fuego.” (Mat. 3:1, 2, 11, NM) Como seis meses después que principió Juan, Jesús fué bautizado por él y fué un ungido con el espíritu de Dios para ser el Cristo. Después de cuarenta días de tentación en el desierto él regresó a Juan y empezó a juntar a sus discípulos. Fué particularmente después que arrestaron a Juan el año siguiente que Jesús se retiró a Galilea y empezó a predicar igual que él: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” En camino a Galilea él hasta predicó a los despreciados samaritanos—Mat. 4:17, NM; Juan 4:1-42.
4 Cuando estaba en la sinagoga del pueblo de su residencia Nazaret, él leyó a la congregación su comisión para predicar del profeta Isaías: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió
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