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  • Derechos o deberes... ¿cuáles?
    La Atalaya 1973 | 1 de agosto
    • Derechos o deberes... ¿cuáles?

      “Hijo mío, no olvides mi ley, y observe tu corazón mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos.”—Pro. 3:1, 2.

      1-3. (a) ¿Cuál es la actitud de la gente del mundo hoy día tocante a derechos? (b) ¿Acerca de quiénes está hablando el apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:1-5, y qué les sucederá a todos los que tienen el espíritu de que se habla en Efesios 2:2?

      UNA cuestión de importancia en la mente de la gente del mundo hoy día es el establecer sus derechos. A muchos les parece que es su derecho hacer lo que les parezca sin hacer caso de otros. Como resultado, el mundo, particularmente la parte llamada “cristiana,” ha llegado a la situación que se predijo en la Biblia, que los hombres serían ‘presumidos, altivos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, testarudos.’—2 Tim. 3:1-4.

      2 Este es el espíritu del mundo. Es “el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia.” (Efe. 2:2) Sabemos que nos rodea completamente y está ejerciendo presión sobre todos. No deberíamos pensar que el apóstol Pablo, al describir las condiciones malas mencionadas antes, se refirió al mundo de personas que no creen en Dios. No, él dijo que estos desobedientes estarían “teniendo una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder.” (2 Tim. 3:5) La Biblia dijo que es en la cristiandad donde estas condiciones se producirían, y esto ha resultado cierto. Todas las personas que tienen este espíritu malo morirán con el tiempo.—Rev. 21:8.

      3 Por eso, si alguien sigue este modelo malo queda bajo el disfavor de Dios, sea que pertenezca a una iglesia o no, o aunque se haya retirado de los sistemas religiosos de la cristiandad y haya llegado a ser testigo de Jehová. Todos los que tienen el espíritu independiente, presumido, testarudo o que siquiera están infectados de ese espíritu a un grado leve están en gran peligro.

      4, 5. ¿En qué ha resultado este espíritu tanto de parte de los jóvenes como de parte de los adultos?

      4 Este espíritu se refleja en las noticias que leemos, en particular en cuanto a los jóvenes hoy día. Los motines en las escuelas y los colegios de enseñanza superior son un ejemplo. Estudiantes hasta introducen rifles y otras armas mortíferas en las escuelas. Destruyen la propiedad de la escuela a la que asisten para obtener una educación. Leemos en cuanto a motines de jóvenes llevados a cabo por ninguna razón en absoluto. Entran en una población, desbaratan las tiendas y vuelcan autos de individuos inocentes que van de paso... todo sin motivo.

      5 Estas acciones destructivas brotan de una actitud de autodeterminación, de independencia de todas las leyes y normas. Para justificar sus acciones alegan que están ejerciendo sus “derechos.” Tales personas quieren mostrar que no tienen que rendir cuentas a nadie. El espíritu de independencia rebelde hasta se ha apoderado de adultos maduros. Millares alegan tener el derecho a ingresos garantizados, pero no quieren trabajar. Quieren las cosas deleitables de la vida, pero no quieren producir nada. Entre los que sirven al público, originalmente, se daban gratificaciones o “propinas” por servicios fuera de lo que se requería. Pero ahora se exigen propinas, sin importar la calidad de servicio que se rinda.

      6-8. Describa la diferencia que resultaría en la vida de familia y en otras actividades si se diera atención a los deberes en vez de a los derechos.

      6 Por eso, en la fiebre acerca de derechos, los deberes no se consideran. Pero piense en lo diferente que serían las cosas si cada uno considerara los deberes de la misma manera que considera los derechos. La situación de hoy sería a la inversa. Entonces la persona no tendría por qué preocuparse en cuanto a sus derechos. Esto sería debido a que ella y otros estaban atendiendo sus deberes.

      7 De hecho, el pelear por los derechos realmente divide. La atención a los deberes contribuye a la felicidad y la paz. No es difícil visualizar cuán unida estaría una familia en la cual cada uno pensara en sus deberes: los hijos para con los padres, los padres para con los hijos. Habría confianza y consideración más bien que sospecha y contienda.

      8 En el mundo de los negocios, si los trabajadores se dieran cuenta de que su patrono tiene el derecho de esperar que ellos den el trabajo de un día completo y si el patrono tuviera consideración por el bienestar de los trabajadores, reconociendo su deber de pagar un salario adecuado, ambos estarían en mejores circunstancias. Y los clientes estarían felices, porque estarían obteniendo servicio. Los negocios serían mejores y los empleos más seguros. Pero el mundo no reconoce esto debido al egoísmo, debido al énfasis sobre lo que cada uno puede obtener, sin pensar en otros. Este egoísmo es tan general y tan innato que el mundo no puede ser reformado.

      EL PUNTO DE VISTA DEL CRISTIANO

      9. ¿Qué opinión sostienen los cristianos en cuanto a luchar por los derechos?

      9 Pero, ¿qué opinión sostienen los cristianos en el asunto de los derechos y los deberes? Tienen un derecho dado por Dios así como un deber de adorar a Dios y cumplir con sus mandamientos, aplicando los principios de la Biblia en su vida. (Mat. 4:10) Deben permanecer firmes a favor de este derecho. (Mat. 22:21) No es un derecho personal o creado por el hombre, sino un derecho procedente de Dios de que tienen un deber que desempeñar delante de él. (Mat. 28:18, 19) Cuando persisten en ejercer este derecho, Dios los apoya. Pero la Biblia no pone de relieve los derechos personales. Sí dice mucho acerca de deberes.—Ecl. 12:13; Luc. 17:10.

      10-12. (a) ¿Cuál es la posición del cristiano ante Dios en cuanto a derechos y deberes? (b) ¿Cuál debe ser la actitud del cristiano en cuanto a la práctica de ciertas cosas “modernas”?

      10 ¿Cuál es la posición de los cristianos verdaderos que se han vuelto de seguir el proceder de este mundo y que ejercen fe en el sacrificio de rescate de Cristo? La Biblia les dice: “Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque fueron comprados por precio. Sin falta, glorifiquen a Dios en el cuerpo de ustedes en conjunto.” (1 Cor. 6:19, 20) Por consiguiente, hay escasa base para que estas personas hablen acerca de derechos a Dios, porque él es su dueño por la sangre de su Hijo. Tienen un deber. Ese deber es: “Sin falta, glorifiquen a Dios.” Podemos glorificar a Dios siendo pacíficos, estando contentos, siendo pacientes aun si algún otro pisotea nuestros derechos. Estamos glorificando a Dios cuando cumplimos con nuestros deberes, no exigiendo lo que concebimos que son nuestros derechos personales, y no causando dolor o trastorno a otros al hacer valer tales “derechos.”—Pro. 11:2.

      11 Los cristianos, por lo tanto, no deben pensar que simplemente porque cierta práctica es común en el mundo, pueden insistir en ello como su derecho a pesar de la congregación cristiana y su modo de pensar maduro. ¿Por qué debería un cristiano tratar de introducir en su vida el espíritu del mundo, o las cosas que lo representan, como exagerados modos de vestir, música exagerada y las llamadas prácticas modernas, cuando él forma parte de la congregación? De hecho, ¿por qué debería tratar de introducir estas cosas en la congregación de Dios?

      12 Quizás una persona diga: ‘Eso es ser moderno. Queremos hacer lo que es moderno e ir al mismo paso que el mundo.’ Pero piense en ello... el espíritu de este mundo está deteriorándose aprisa, está desmoronándose; y podemos esperar que las cosas empeoren con el transcurso del tiempo. Cada generación del pasado pensaba que era “moderna” y que estaba adelante de las demás, pero, ¿qué les sucedió a estas generaciones y sus caminos? La Biblia dice: “Hay una generación que es pura a sus propios ojos pero que no ha sido lavada de su propio excremento.”—Pro. 30:12.

      13. En vez de hacernos de disposición independiente, ¿qué deberíamos hacer ahora, y por qué?

      13 ¿Deberíamos causar una conmoción en la congregación, o hacernos de disposición independiente y retraernos aun un poco de cooperar plenamente con la congregación ahora? Más bien, a medida que vemos que se ponen más negras las nubes de la tempestad de la “tribulación grande,” y se enfría más el “clima” de este mundo, deberíamos acercarnos más a la organización cristiana, juntarnos más y más en el calor de amistad del amor. (Pro. 18:1) Deberíamos ser excepcionalmente cuidadosos de nuestra actitud y nuestra posición con Dios. El apóstol Pedro expresa esta necesidad muy fuertemente cuando dice: “Si el justo con dificultad se está salvando, ¿dónde aparecerán el impío y el pecador?”—1 Ped. 4:18.

      14. ¿Por qué es fútil excitarse en cuanto a alguna moda o modelo que sigue este mundo?

      14 Además, posiblemente lo que consideremos tan importante ahora mismo no sea absolutamente nada en el nuevo orden de Dios. Sí, aun a un año a partir de ahora, puede que aquello por lo que peleemos como un derecho (alguna moda, alguna práctica, alguna clase de música) sea completamente anticuado. Entonces nosotros mismos no lo querríamos. Por eso, ¿por qué querríamos introducirlo ahora en la congregación? Las modas y los modelos del mundo pasan rápidamente y se olvidan. Pero la congregación de Dios dura para siempre. La Biblia dice: “La escena de este mundo está cambiando.” (1 Cor. 7:31) Ahora está cambiando de mal en peor, pero será completamente reemplazado. (1 Juan 2:17) Está pasando de moda por completo. ¿Dónde estarán entonces sus estilos “mod”? ¿el pelo hirsuto? ¿la ropa desarreglada? ¿Dónde estarán las cosas en las cuales ahora pudiésemos insistir como nuestro derecho a hacerlas?

      ANALIZANDO NUESTROS MOTIVOS

      15. ¿Por qué nos es provechoso prestar atención al consejo que den individuos de responsabilidad en la congregación?

      15 Jehová ama a todos los que se acercan a él con fe. Él desea servicio y obediencia de corazón. (Rom. 6:17) Por consiguiente el objeto de la congregación cristiana es aclarar cuál es la voluntad de Jehová, y ayudar a todos los miembros de la congregación a entender por qué... ayudar a todos a conocer más plenamente a Jehová. Por lo tanto, nos es muy provechoso prestar atención al consejo que los individuos responsables de la congregación dan sobre los problemas que surgen.—Compare con Éxodo 18:15, 16.

      16-18. ¿Cómo puede una persona analizar su propia actitud y sus propios motivos en relación con hacer algo que parezca ser correcto?

      16 Si usted está preocupado por alguna cuestión que envuelve sus derechos, es bueno analizar exactamente cuál es su modo de pensar y cuáles son sus motivos y cómo se comparan con el modo de pensar de Dios. Para ilustrar mediante ejemplo, seleccionaremos el asunto de un hombre o muchacho que lleva el pelo largo, mal peinado. Quizás a usted le guste ese estilo y lleve su pelo así, y uno de los hermanos ha sugerido que sería apropiado que se cortara el pelo y lo llevara más nítidamente.

      17 Podría preguntarse: ‘¿Uso este estilo porque me parece que mejora mi apariencia, o se debe a la gente con la que me asocio? ¿Son estas personas asociadas en la congregación, o en el mundo exterior? Si otros en la congregación usan ese estilo, ¿son los maduros, los ancianos o siervos ministeriales, los celosos en su ministerio quienes lo hacen?’ Al pensar acerca de esto, tenga presente la exhortación del apóstol: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.”—Heb. 13:7.

      18 Luego pregúntese: ‘¿Con quiénes me clasifica mi estilo a los ojos de la gente en general? ¿Me identificaría como ministro de los testigos de Jehová alguna persona a quien yo visitara?’ ¿Por qué se sentiría usted raro entre asociados exteriores si no llevara el pelo largo? ¿Teme lo que tal vez digan? ¿Le parece que ellos esperan que usted, como testigo de Jehová, se vista como ellos? O, ¿cree usted que lo respetarían a usted más si, como ministro, usted se vistiera como ellos se visten?

      19, 20. ¿Qué ejemplo es prudente seguir si los hermanos en la congregación recomiendan que efectuemos algún cambio en una moda o práctica que estemos siguiendo?

      19 Si los hermanos responsables de la congregación recomiendan que usted cambie su estilo, o si a otros les parece que no cuadra con un ministro, ¿estaría dispuesto a cambiar? Quizás le parezca a usted que ellos están equivocados, o quizás que son anticuados, y que no hay necesidad de cambiar solo porque otros en la congregación están perturbados. Entonces, ¿aceptaría usted el ejemplo que Cristo mismo puso?

      20 De Jesús, el apóstol Pablo dijo: “Porque aun Cristo no se agradó a sí mismo; sino que, así como está escrito: ‘Los oprobios de los que te vituperaban han caído sobre mí.’” (Rom. 15:3) Cristo no exigió sus derechos. Le hubiese sido mucho más conveniente emprender un proceder diferente. Pero, entonces, ¿de qué ayuda hubiese sido para nosotros?—Mat. 26:53, 54; 2 Cor. 5:14, 15.

      21. ¿Cómo muestra el apóstol Pablo que no es cristiano el que un miembro de la congregación insista en alguna práctica que haga tropezar a otros?

      21 ¿Qué hay si alguien le pidiera a usted que dejara de comer carne porque a algunos en la congregación se les hacía tropezar a causa de ello? ¿Qué? ¿Renunciar a un derecho tan fundamental como éste? Sin embargo el apóstol Pablo siguió el ejemplo de Cristo cuando escribió: “Por eso, pues, esforcémonos por alcanzar las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificar los unos a los otros. Deja de estar derribando la obra de Dios simplemente por causa de alimento . . . Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece.” Luego Pablo dice a uno cuya conciencia no fue molestada por el comer carne pero que se abstendría en el interés del bienestar de la congregación: “La fe que tienes, tenla de acuerdo contigo mismo a la vista de Dios.”—Rom. 14:19-22; compare con 1 Corintios 8:12, 13.

      22. Dé otras razones por las cuales deberíamos cambiar una práctica o moda que nuestros hermanos crean que está desprestigiando a las buenas nuevas del Reino.

      22 De modo que es mejor ceder y tener la satisfacción de saber dentro de uno mismo que está agradando a Dios aunque no esté plenamente de acuerdo con las opiniones de otros, aunque le parezca que lo que ahora está haciendo está bien. Después de todo, si uno se viste de algún modo que le agrada a uno, ¿quiénes lo ven más? ¿Quiénes saben cómo realmente se ve lo que uno lleva y pueden comparar su apariencia con la de otros? Uno no se ve a sí mismo, ¿verdad? No, son otros quienes lo ven a uno de todo ángulo. Si a sus hermanos les parece que la apariencia de uno causa impresión incorrecta a la gente, o presenta en falsos colores o desprestigia el mensaje que uno lleva, ¿por qué no cambiar, y ser feliz?

      NO ESTILO, SINO SEPARACIÓN DE PRÁCTICAS MUNDANAS

      23. ¿Cuál era la situación en Israel para el varón que prefería afeitarse bien en vez de dejarse crecer la barba?

      23 Podemos considerar el asunto del estilo, o del vestir, desde otro punto de vista. Supongamos que usted, como hombre, hubiese vivido en tiempos de los israelitas, bajo la Ley, y no le agradara llevar barba. Quizás le gustara la apariencia de los egipcios, bien afeitados. ¿Qué haría usted? ¿Ejercería su derecho personal a afeitarse? No, porque no tendría tal derecho. Tendría que llevar barba, porque la Ley mandaba a todos los varones: “No deben cortar los mechones de sus lados de modo que queden cortos en derredor, y no debes destruir la extremidad de tu barba.”—Lev. 19:27; 21:5.

      24. ¿Cuál era la razón de la ley que requería que los israelitas llevaran barba?

      24 ¿Se dio esta Ley a causa de la moda? No. Fue para impedir que los israelitas imitaran la práctica de algunas de las naciones paganas a su alrededor. Sin embargo, los israelitas habrían de mantener sus barbas recortadas, nítidas, bien ciudadas. Una barba descuidada o afeitada significaba dolor y duelo a causa de alguna calamidad. (2 Sam. 19:24-28; Isa. 7:20) También se cortaba el cabello periódicamente, a menos que una persona estuviese bajo un voto de nazareo. En la profecía de Ezequiel a los sacerdotes se les manda que se recorten el pelo y no lo lleven suelto.—Eze. 44:15, 20.

      25, 26. ¿Cómo nos da la Palabra de Dios su punto de vista en cuanto a la decencia de las modas del vestir?

      25 También, Dios reconoció que una moda del vestir puede clasificar a una persona incorrectamente cuando mandó que “nada del ropaje de un hombre físicamente capacitado debe ser puesto sobre una mujer, ni debe un hombre físicamente capacitado llevar puesto el manto de una mujer; porque cualquiera que haga estas cosas es algo detestable a Jehová tu Dios.” (Deu. 22:5) ¿Por qué? Porque sería un aliciente a la inmoralidad.

      26 Por eso, aunque hay algunas modas del vestir que tienen similitud, como los pantalones para caballeros y damas, no obstante por lo general hay una distinción definitiva en el estilo o la tela. Pero cuando una persona se pone ropa de modo que virtualmente no se le puede distinguir del sexo opuesto, esto es malo a los ojos de Jehová. Lo mismo aplica a la ropa que está tan ajustada o tan escasa que es conducente a la inmoralidad y clasifica al individuo con los que tienen una reputación de prácticas detestables. Si, pues, usted quiere insistir sobre cierto estilo de peinado o de vestir, o alguna práctica, pregúntese: ‘¿Estoy haciéndolo para imitar a mundanos?’

      “LA NATURALEZA MISMA” NOS ENSEÑA

      27, 28. (a) ¿Cómo nos da el apóstol Pablo una buena pauta en cuanto a qué es apropiado para el cristiano, en cuanto a moda? (b) ¿Qué dicen ciertos doctos bíblicos tocante a la palabra “naturaleza”?

      27 En la Biblia no se manifiestan reglas específicas como, por ejemplo, cuán largo debería ser el pelo de uno, o lo largo de una falda. Pero el apóstol inspirado sí manifiesta buenas pautas que hacen posible que el cristiano sincero, dedicado, y la congregación, sepan cuándo es apropiado, adecuado, un estilo o costumbre. Dice: “¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.”—1 Cor. 11:14, 15.

      28 Concerniente a estas palabras del apóstol, el docto bíblico Albert Barnes comentó:

      “La palabra naturaleza . . . evidentemente denota el sentido de propiedad que tienen todos los hombres, y que se expresa en cualquier costumbre imperante o universal. . . . Es el que exige el sentido natural de idoneidad entre los hombres. . . . Por lo tanto la palabra en este lugar no significa la constitución de los sexos, . . . ni el uso y la costumbre sencillos, . . . sino que se refiere a un profundo sentido interno de lo que es apropiado y correcto.”

      Y el docto en griego Dr. A. T. Robertson dice:

      “Aquí significa sentido nativo de decencia (cf. Rom. 2:14) además de simple costumbre, pero un sentido que se apoya en la diferencia objetiva de la constitución de las cosas.”

      29. (a) ¿Por qué no necesita reglas el cristiano en cuanto a qué hacer y qué no hacer? (b) Si, en algún caso, una persona no sabe, ¿qué debe hacer?

      29 Por lo tanto, no se trata de que se le diga a uno exactamente qué hacer y qué no hacer, como por reglas. Si somos cristianos y nuestro corazón ama lo que es correcto, sabemos por naturaleza, en particular por nuestra conciencia entrenada, si una cosa aumenta la gloria de las buenas nuevas que predicamos o detrae de ellas. Sabemos si estamos edificando o derribando la reputación o la imagen de la congregación a los ojos de otros. Pero, si alguien no sabe, entonces debe permitir que lo dirija la buena conciencia de la congregación cristiana. Que acepte el buen consejo y confíe en el buen juicio de los hermanos responsables.—Pro. 12:15.

      30. (a) ¿Qué están obligados a hacer todos los que tienen puestos de responsabilidad en la congregación? (b) ¿Por qué principio podemos guiarnos que nos mantendrá seguros? (c) ¿Por qué debemos interesarnos en deberes más que en derechos?

      30 Los cristianos verdaderos se aman unos a otros, y los que están en puestos de responsabilidad están obligados a hacer únicamente lo que es para el mayor bien de sus hermanos, sea en el ejemplo que ponen, o el consejo que dan. Y las acciones de todos nosotros siempre deben estar guiadas por el principio: ¿Estoy ‘adornando la enseñanza de nuestro Salvador, Dios, en todas las cosas’? Si cuidamos de nuestros deberes, trabajando de toda alma como a Jehová, y no a los hombres, Jehová nos remunerará con bendiciones mucho mayores que cualesquier “derechos” que podamos establecer para nosotros mismos, junto con años de vida y paz.—Tito 2:10; Col. 3:23, 24; Pro. 3:1, 2.

  • Un pueblo libre... pero obediente
    La Atalaya 1973 | 1 de agosto
    • Un pueblo libre... pero obediente

      “Sean como personas libres, y sin embargo teniendo su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios. Honren a hombres de toda clase, ténganle amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios.”—1 Ped. 2:16, 17.

      1. ¿Qué libertad mostró el apóstol Pablo que tenían él y sus condiscípulos?

      “CRISTO nos libertó. Por lo tanto estén firmes, y no se dejen restringir otra vez en un yugo de esclavitud.” Así escribió el apóstol Pablo después de describir la libertad de los hijos de Dios, que también eran hijos de Su organización celestial libre, “la Jerusalén de arriba,” su “madre.” Esta organización “madre,” que tiene la libertad de la relación perfecta con Dios, no obstante, fue representada como la ‘esposa’ de Jehová Dios. Por eso, como tal, su libertad era relativa. Estaba sujeta a la jefatura de su gran Esposo celestial. Y como hijos, Pablo y sus compañeros seguidores de Cristo tenían también una libertad relativa, porque estaban sujetos a su “Padre” y “madre” celestiales. Como hijos, estaban obligados a ser obedientes a ‘la disciplina de su padre y la ley de su madre.’—Gál. 5:1; 4:26; Pro. 1:8.

      2. ¿Por qué son libres los del pueblo de Dios, y sin embargo por qué no es absoluta su libertad?

      2 Hoy los del pueblo de Dios son libres porque ‘conocen la verdad, y la verdad los ha libertado.’ (Juan 8:32) Sin embargo, la libertad que tienen es para lo bueno, no para lo malo. Pueden practicar a grado cabal los frutos del espíritu, pues “contra tales cosas no hay ley.” (Gál. 5:23) Estos frutos son todo lo que se necesita para la felicidad completa; el hacer lo malo solo produce otra vez esclavitud al pecado y la muerte. A fin de seguir practicando lo que es bueno y provechoso, tienen que rendir obediencia a Aquel que los libertó, Jesucristo.

      UNA SUJECIÓN QUE PRODUCE LO BUENO

      3. ¿Qué sujeción, qué requiere obediencia, ha establecido Dios en la congregación cristiana?

      3 También, Dios ha provisto un arreglo en la Tierra al cual ha sujetado a su pueblo. Este es la organización de congregación. En este arreglo ha puesto a ciertos individuos a pastorear y guiar a su “rebaño” de congregación. Hombres son colocados en puestos para ayudar a la congregación a llevar a cabo la obra confiada a ella, a saber, la predicación de las buenas nuevas del Reino. También, estos hombres cuidan del bienestar individual de los miembros de la congregación, ayudándolos a aplicar los principios de la Biblia en su vida. El cristiano también ha de ser obediente a estos hombres, pues el apóstol manda: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que rendirán cuenta; para que lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes.”—Heb. 13:17.

      4. ¿Bajo qué otras leyes de obediencia ha colocado Dios al cristiano, y son éstas un obstáculo para el ministerio cristiano?

      4 Además, a los cristianos se les manda ‘estar en sujeción a las autoridades superiores,’ los gobernantes en este mundo. Han de ser obedientes a las leyes que no están en pugna con las leyes de Dios. (Rom. 13:1; compare con Hechos 4:19; 5:29.) Los esclavos cristianos han de estar sujetos a sus amos, y este principio aplica hoy a los empleados, que deberían desplegar “buena fidelidad a cabalidad.” (Tito 2:9, 10) Los hijos han de obedecer a sus padres. (Efe. 6:1-3) Todos estos mandatos no restringen a los cristianos de hacer lo bueno y llevar a cabo su ministerio cristiano, sino, más bien, por medio de la obediencia a estas leyes glorifican a Dios y promueven los intereses del Reino.

      5. ¿De qué manera están los cristianos en sujeción a todos sus hermanos?

      5 Ahora bien, además de estas diversas autoridades a las cuales tiene que estar sujeto el cristiano, sujeción que obra para su bien y su mayor libertad y mayor felicidad, el apóstol abarca aun más, exhortando: “En cuanto a mostrarse honra los unos a los otros lleven la delantera.” (Rom. 12:10) En cierto sentido, entonces, todos los cristianos están en sujeción a todos sus hermanos, porque tienen que servir los intereses de sus hermanos adelante de sus propios intereses.—Mar. 10:44; 1 Ped. 5:5.

      OBEDIENCIA, UNA MARCA QUE DISTINGUE

      6. ¿Qué marca de manera sobresaliente la diferencia entre el cristiano verdadero y la persona mundana hoy día?

      6 ¿En qué posición coloca esto al cristiano en comparación con los que tienen la actitud del mundo en general? El proceder de él es el de obediencia, mientras que el de ellos es de desobediencia. Este es el punto básico que marca la diferencia. Por eso, ¡con qué seriedad debemos considerar el asunto de la obediencia!

      7. ¿Cómo pudiésemos ser tentados a abrazar alguna “causa” mundana, pero ¿qué debemos tener presente?

      7 Sin embargo, quizás seamos tentados a veces a proceder de otra manera. Vemos alrededor de nosotros desobediencia a toda forma de autoridad. Oímos habla de esa clase. Vemos injusticias, y quizás empecemos a sentir que estas personas desobedientes están justificadas. Quizás empecemos a defender su “causa” y quizás hasta empecemos a pensar que vemos razones para emprender la lucha en la congregación cristiana. Puede ser que jóvenes y otros en el mundo crean tener razones para rebelarse contra las condiciones en el mundo. Es verdad, hay injusticias. Que los mundanos hagan lo que les parezca. Pero ni los jóvenes entre nosotros ni ninguno del pueblo de Dios debe estar peleando las batallas del mundo. Y ellos ciertamente no tienen razón alguna para rebelarse o ser desobedientes en lo más mínimo al arreglo de Dios.

      8. ¿Qué diría usted en cuanto a desobedecer las palabras de Moisés, en vista de la escena en el monte Sinaí?

      8 Considere ahora la posición del pueblo de Dios, según se describe en las Escrituras. Pablo compara la situación de Israel bajo Moisés con la de la congregación cristiana, diciendo: “Porque ustedes no se han acercado a lo que puede palparse y que se ha puesto a arder con fuego, y a una nube oscura y a densa oscuridad y a una borrasca, y al fuerte sonido de trompeta y a la voz de palabras; respecto de la cual voz el pueblo al oírla imploró que no se le añadiese palabra alguna. Porque no les era soportable el mandato: ‘Y si una bestia toca la montaña, tiene que ser apedreada.’ También, tan horrenda era la exhibición que Moisés dijo: ‘Estoy aterrado y temblando.’” (Heb. 12:18-21) Aun así, algunos pensaron que estaban justificados al mostrar desobediencia a Moisés. ¿Se habría unido usted a los hombres y mujeres que hicieron eso si hubiera estado presente en esa aterradora exhibición en el monte Sinaí?

      9, 10. ¿Por qué es mucho más serio que el cristiano sea desobediente?

      9 Pablo entonces describe una escena más imponente: “Mas ustedes se han acercado a un monte Sion y a una ciudad del Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a las vidas espirituales de justos que han sido hechos perfectos, y a Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura, que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.”—Heb. 12:22-24.

      10 Luego Pablo exhorta: “Vean que ustedes no se excusen de oír al que está hablando. Porque si no escaparon los que se excusaron de oír al que estaba dando advertencia divina sobre la tierra, con mucha más razón no escaparemos nosotros si nos apartamos del que habla desde los cielos.” “Continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual rindamos a Dios de manera acepta servicio sagrado, con temor piadoso y reverencia.”—Heb. 12:25, 28.

      ¿CÓMO ACEPTA USTED CONSEJO?

      11, 12. ¿De qué maneras pudiéramos mostrar desatención o falta de respeto por el consejo que nos diera un hermano responsable, pero al hacerlo por qué estaríamos obrando contra nuestros mejores intereses?

      11 ¿Creemos que esto realmente es cierto, que los cristianos están en una posición tan imponente? Entonces, ¿con qué actitud debemos escuchar la exhortación espiritual que constantemente recibimos? Y, ¿cómo debemos responder si surgiera una situación en la cual alguien en autoridad, un hermano, ofrece consejo? ¿Debemos considerarlo como insulto o afrenta, pensando, ‘¿Qué derecho tiene para hablarme así?’ o, ‘Tengo derecho de hacerlo (o no hacerlo); él no tiene autoridad para forzarme’?

      12 ¿Por qué sería incorrecta semejante actitud? Y, ¿por qué sería igualmente incorrecto aparentar escuchar solo porque sabemos que deberíamos respetar al que nos está hablando, y hasta concordar verbalmente, pero realmente dejar que el consejo ‘nos entre por un oído y nos salga por el otro’? Porque, aunque hay algunas cosas que la congregación no puede ordenar, son cosas para el bienestar de la entera congregación, incluso usted, pues su bienestar está envuelto en la congregación, si usted quiere que se le añadan años de vida y paz.

      13. ¿Qué está diciendo, de hecho, el que desatiende el consejo dado, y qué instrucción bíblica debería considerar seriamente?

      13 Realmente, ¿qué estaría haciendo una persona si exhibiera la actitud descrita anteriormente? Estaría diciendo, de hecho, que Dios no está dirigiendo a su congregación, que Él no nos está enseñando el camino correcto por medio de su organización. Eso es mostrar falta de fe. ¿Realmente quiere decir eso alguno de nosotros? Debería considerar seriamente las palabras del apóstol en Hebreos 3:16-19; 4:11-13; 12:1.

      NO TODAS LAS LIBERTADES SON DERECHOS

      14. (a) ¿Qué principio hará posible que sepamos cuáles cosas podemos estar físicamente libres para hacer, y sin embargo no tener el derecho de hacerlas? (b) Si pasamos por alto el consejo de la congregación tocante a asociaciones, ¿con qué vamos a topar?

      14 Consideremos una situación en la cual la congregación no puede ordenarnos hacer o no hacer algo. Tenemos libertad para hacer ciertas cosas, en el sentido de que no hay probabilidad de que alguien nos detenga. Tenemos libertad física, por ejemplo, para asociarnos con cualquiera que deseemos, pero no tenemos derecho como cristianos para tener asociación con el mundo. Las malas asociaciones no son provechosas para uno mismo ni para los hermanos de uno en la congregación; tampoco edifican. Por supuesto, la congregación no puede hacer cumplir en un individuo las consecuencias de violar el principio de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles,” pero, no obstante, segará los resultados perjudiciales, porque Dios puede y hará cumplir todas sus leyes. “De Dios uno no se puede mofar.”—1 Cor. 15:33; Gál. 6:7.

      15. Si seguimos los estilos “extravagantes,” ¿con quiénes nos estamos asociando?

      15 Si queremos seguir o imitar las manías del mundo, con modas “extravagantes” y sus maneras de hacer las cosas, podemos hacerlo, pero ¿edifica esto? ¿Con quiénes nos estamos asociando? Principalmente con el mundo de la diversión. Quizás nos parezca que ellos forman la mayoría y que su voz representa la mayoría porque son los que vemos en la TV y en las películas. Pero, ¿quiénes están entre los primeros en propagar la corrupción? Otra vez, el mundo de la diversión. En el escenario y en la pantalla presentan desnudez, coito, perversión y tratan de hacer películas cada vez más alarmantes y estremecedoras, horripilantes y repugnantes. En la publicidad de cierta película se decía que a cada patrocinador se le suministraría una “bolsa para emergencia” en caso de que tuviese que vomitar durante la película.

      16. Si un individuo empieza a imitar a la muchedumbre mundana, ¿qué pregunta pudiera hacerse acerca de él?

      16 Ahora bien, si un individuo empieza a imitar a la muchedumbre de la diversión, o a los que aman las cosas que representan, ¿hasta qué grado va a ir? ¿Se quitará la ropa cuando ellos se la quiten? ¿Hará lo que se invitó a que hicieran los patrocinadores de un teatro de Nueva York, a saber, subir al escenario y participar en la acción? Pocos querrán hacer eso. Pero si una persona copia parcialmente el ejemplo que ponen estas personas, ¿dónde se detendrá? Y el cristiano que introduce en su vida el más mínimo vestigio de la actitud de ellas la contamina. Por lo tanto no tiene derecho de introducir esas cosas en la congregación, sino, más bien, tiene el DEBER de impedir que entren.

      17. ¿Cómo puede uno saber si cierta práctica es buena o no?

      17 El apóstol nos dice lo que determina si deberíamos seguir cierta práctica o no. Dice: “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” Cada uno puede analizar sus acciones. Si éstas verdaderamente ayudan a otros espiritualmente, está haciendo bien.—1 Cor. 10:24.

      AYUDANDO A LA CONGREGACIÓN EN SU LUCHA

      18. ¿Cuál es una cuestión muy seria en este tiempo, y cómo estamos relacionados con esa cuestión?

      18 En este tiempo, cuando todo rasgo e institución del sistema de cosas de este mundo está contaminado, corrompido y desmoronándose, la cuestión es: ¿También será saturada y corrompida la congregación de Dios? ¿Permanecerá limpia como la única organización en el mundo que glorifica el nombre de Dios y sus principios justos? Esta es una cuestión muy seria. Está relacionada directamente con la gran cuestión de la soberanía de Dios. No piense ni por un instante que el Diablo no está presentando la más enconada guerra posible contra la congregación. Y no crea que usted no está en la lucha, pues él está peleando para contaminarlo a USTED, el cristiano individual.—Rev. 12:17.

      19. ¿Qué medios ha provisto Jehová para mantener limpia la congregación, y qué requiere esto de nuestra parte?

      19 La congregación de Dios subsistirá, como predijo la Biblia. (2 Tim. 2:19) Dios ha colocado a hombres en puestos de responsabilidad para encargarse de que se mantenga limpia, y que los miembros individuales de la congregación sean protegidos por la ayuda de estos hombres espirituales. Por lo tanto, cuando estos hombres den consejo, obren para censurar a un miembro pecador, o hasta expulsen a un individuo rebelde de la congregación, todos nosotros debemos cooperar. Debemos regocijarnos de que Dios ha establecido un arreglo tan protector.

      20. ¿Cómo puede ayudarnos el consejo en Colosenses 3:2 a cooperar plenamente con la congregación?

      20 Podemos cooperar con la congregación ‘manteniendo nuestra mente fija en las cosas de arriba, no en las cosas sobre la tierra.’ “Las cosas sobre la tierra” son cosas que a menudo nos atraen. Quizás al principio nos sea difícil ver la diferencia entre la libertad que se nos permite tener para hacer estas cosas y el derecho para hacerlas. Pero si estudiamos, meditamos y nos concentramos en “las cosas de arriba,” las cosas de Dios, podemos ver claramente cuál debería ser nuestra actitud.—Col. 3:2.

      21. ¿Cómo podemos mostrar lealtad a la congregación cuando un hermano es corregido o censurado por los que están en puestos de responsabilidad?

      21 Entonces, también podemos mostrar lealtad a la congregación de Dios apoyando su lucha por mantenerse limpia y ayudar por consejo o disciplina a los que se descarrían. En vez de hacer que un hermano crea que la corrección que se le administró fue incorrecta, podemos hablar bondadosamente con él, mostrándole dónde fue imprudente su proceder, censurándolo, ayudándole a ver cómo puede enderezar su senda y ser mucho más feliz. Podemos ayudar a los ancianos de la congregación en sus esfuerzos por ‘reajustarlo.’ (Gál. 6:1) Evitaremos hacer que esta persona se sienta justificada. Si hablamos contra la acción correctiva, estamos obrando contra sus intereses. Como dicen las Escrituras, estamos ‘odiando a nuestro hermano en nuestro corazón.’—Lev. 19:17.

      PELIGRO DE DEJARSE PONER BAJO AUTORIDAD INCORRECTA

      22, 23. Explique las palabras del apóstol en 1 Corintios 6:12, 13.

      22 Hay otra manera de considerar la cuestión del alcance de nuestra libertad como cristianos y dónde entra la obediencia a Dios para circunscribirla. Considere las palabras del apóstol: “Todas las cosas me son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas. Todas las cosas me son lícitas; pero yo no me dejaré poner bajo autoridad por cosa alguna.” El apóstol menciona como ejemplo el comer alimento. Nada podría estar más claramente establecido como correcto. Pero Pablo indica que si el comer ciertos alimentos presenta un problema con otros en la congregación, el cristiano debe estar dispuesto a ceder. Ante los intereses del Reino y en comparación con los intereses de sus hermanos, no equivale a nada. Pablo dice: “Los alimentos para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto a aquél como a éstos Dios los reducirá a la nada.”—1 Cor. 6:12, 13; 10:23.

      23 El alimento es algo que se destruye cuando se come. No dura. También, la persona dada a simplemente satisfacer su apetito o deseo carnal será destruida por Dios al debido tiempo. Por eso, realmente, ¿qué está haciendo el cristiano que insiste en cierto modo a pesar del parecer de la congregación o a pesar del consejo bíblico para hacer lo contrario? Su actitud, su determinación o insistencia en hacer las determinadas cosas que egoístamente quiere hacer, lo está poniendo bajo sujeción a autoridad incorrecta. Está obrando desobedientemente para con Dios. Por lo tanto, ¿a quién está rindiendo obediencia y servicio? Al adversario de Dios. Realmente está esclavizado a un proceder que no es bueno, y su actitud lo llevará a verdaderas dificultades en su vida si continúa así.

      24. ¿A quiénes aplican las palabras de Pablo acerca de los tiempos críticos en los “últimos días,” y por qué debe esto preocuparnos seriamente?

      24 Es por eso que Pablo escribió a Timoteo, un superintendente en Éfeso, advirtiendo que “en los últimos días” los hombres llegarían a ser “testarudos,” “amadores de sí mismos,” “presumidos,” “no dispuestos a ningún acuerdo.” Tales cosas, Pablo advirtió a Timoteo, se manifestarían en una escala grande entre los que dicen ser cristianos en la cristiandad. Pero no debería permitirse que estas condiciones se introdujeran furtivamente en la verdadera congregación cristiana misma. Por eso, si una persona en la congregación es testaruda, está en una posición peor que los testarudos del mundo, pues el apóstol Pedro dice que ‘el juicio comienza con la casa de Dios.’ Esa persona es más responsable a Dios que la que está fuera de la congregación. Está en una posición muy peligrosa.—2 Tim. 3:1-5; 1 Ped. 4:17.

      CUÍDESE DE ESTAR A FAVOR DE UN “CAMBIO”

      25. ¿Por qué no deben unirse los cristianos a los que tratan de cambiar el mundo con el deseo de mejorarlo?

      25 Existe un peligro para todos, especialmente para las personas más jóvenes, porque hay una agitación en todas partes por un “cambio.” Sin duda muchas personas que buscan cambios son personas honradas, que ven la corrupción y la injusticia y quieren algo mejor, sin embargo no saben lo que esto debería ser. Pero los que están informados acerca del reino de Dios y que se asocian con la congregación de Dios saben acerca de su estructura teocrática; saben que está en armonía con los principios de la Palabra de Dios. Estas personas deben comprender que el mundo está cabalmente saturado de egoísmo que se opone diametralmente a los principios justos, y no se le puede cambiar de modo que sea mejor. No hay razón para intentarlo. Y también deberían saber que no deben tratar de cambiar la congregación de Dios de acuerdo con sus propios conceptos privados, o de acuerdo con los conceptos de los que promueven cambios en el mundo. El proceder así sería introducir el espíritu del mundo en la congregación, la cual tiene que permanecer apartada de este mundo.

      26. ¿De qué manera advierten las Escrituras del peligro al que se enfrentan los que quieren introducir cambios en la congregación de acuerdo con sus propias ideas o las del mundo?

      26 ¿Cuál es el resultado del derrotero peligroso de exigir un cambio, pensando que la congregación de Dios es “arcaica,” o por lo menos que no se está amoldando lo suficientemente a los caminos e ideas modernos? Quizás esta actitud se manifieste en un esfuerzo por establecer ciertos “derechos” personales en la congregación. Note lo que el sabio le dice a su hijo, en el libro de Proverbios: “Hijo mío, teme a Jehová y al rey. Con los que están a favor de un cambio, no te entremetas. Porque su desastre se levantará tan repentinamente que ¿quién se da cuenta de la extinción de los que están a favor de un cambio?”—Pro. 24:21, 22.

      27. ¿Cuál será el resultado para los que ejercen la libertad que Dios les da y que al mismo tiempo reconocen el requisito de la obediencia completa?

      27 Jehová ama a los que le son obedientes. Ama a la persona que lee su Palabra, que medita en ella, y aplica su buen consejo directamente a sí misma, sin importar lo directo que le venga el consejo. ¡Qué libertad concede Jehová a los que le son obedientes! Cambiará la apariencia de esta Tierra borrando de ella a los que la contaminan. Con el tiempo a toda la humanidad se le introducirá en “la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” La relación de un padre amoroso y sus hijos obedientes será restaurada. ¡Por medio de su incomparable amor a sus hijos obedientes Jehová podrá derramar inagotables riquezas espirituales y materiales sobre ellos por toda la eternidad!—Rom. 8:21; Rev. 11:18.

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