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  • El punto de vista de la Iglesia sobre lo sexual y el matrimonio
    ¡Despertad! 1985 | 8 de noviembre
    • El punto de vista de la Iglesia sobre lo sexual y el matrimonio

      LAS relaciones sexuales y el matrimonio ciertamente son temas de interés mundial. Quizás no haya ningún otro asunto sobre el cual las personas más comúnmente busquen consejo y guía. La Biblia tiene mucho que decir respecto a las relaciones sexuales, probablemente más de lo que la mayoría de la gente reconoce. También tiene mucho que decir al respecto la religión principal del mundo occidental: la Iglesia Católica Romana.

      Por lo que ella ha enseñado respecto a las relaciones sexuales, la Iglesia Católica ha influido grandemente en la vida de millones de sus adherentes. En particular, ha influido en la vida de los sacerdotes y las monjas. ¿Ha tenido un efecto sano y provechoso la enseñanza de la iglesia, o un efecto malo? ¿Qué encontramos al comparar el punto de vista de la Iglesia Católica sobre las relaciones sexuales con lo que enseña la Biblia? Estos asuntos se examinan en esta serie de artículos.

      La actitud de la Iglesia Católica Romana para con las relaciones sexuales y el matrimonio se indica en A Catholic Dictionary, que declara: “Los principios que han inducido a la Iglesia a imponer el celibato al clero son [...] el que, al ser llamados al altar, puedan adoptar una vida de continencia [abstinencia de las relaciones sexuales], que es más santa que la del matrimonio”.

      Si, de acuerdo con la doctrina católica, el abstenerse de las relaciones sexuales es ‘más santo’, ¿qué ha de decirse respecto al matrimonio? Esta es una pregunta que por mucho tiempo ha interesado a los historiadores. Por eso, Paul Johnson, en su obra A History of Christianity, pregunta: “Si, por lo tanto, el celibato fuera superior, y el matrimonio inferior, aunque lícito, ¿no da esto a entender que las relaciones sexuales serían intrínsecamente malas y que aun en el contexto del matrimonio serían una forma de pecado con licencia?”.

      La insistencia del papa Juan Pablo II en que se aumente la devoción a “la Virgen María” no ha hecho nada para aliviar la impresión de que el matrimonio sea algo impuro, si de hecho no es un pecado. El dogma de la perpetua virginidad de María perpetúa la idea de que las relaciones sexuales son inmundas. El dogma da a entender que el acto marital, aun después del nacimiento de Jesús, habría manchado la reputación de María como mujer santa.

      No es de maravillarse que “el misterio del pecado original” y “la perpetua virginidad de María” figuren entre los grandes problemas que preocupan a los católicos sinceros. “Podrían haber añadido la infalibilidad del papa, que se pone en tela de juicio extensamente”, observa el autor católico Jacques Duquesne.

      Sin duda, el decreto papal que ha contribuido más que ningún otro a socavar la fe de los católicos en la infalibilidad del papa es la encíclica Humanae Vitae. Este documento, que fue emitido por Paulo VI en 1968, reafirma la doctrina católica oficial que prohíbe el uso de medios artificiales para el control de la natalidad. La Encyclopædia Britannica declara que “esta encíclica provocó reacciones adversas [entre los católicos], que podrían describirse como los ataques más violentos contra la autoridad de la enseñanza papal en tiempos modernos. De igual manera, su posición firme [la de Paulo VI] en cuanto a mantener el celibato para los sacerdotes [...] suscitó mucha crítica severa”.

      Es obvio que el parecer de la Iglesia Católica Romana sobre el matrimonio y el celibato sacerdotal ha causado problemas para los católicos. ¿Por qué se ha creado la iglesia estos problemas? ¿Qué la indujo a imponer el celibato a los sacerdotes y a las monjas, y a insistir en la perpetua virginidad de María?

  • El celibato... ¿a qué se debe su imposición?
    ¡Despertad! 1985 | 8 de noviembre
    • El celibato... ¿a qué se debe su imposición?

      EL CELIBATO, como requisito para el sacerdocio, se está volviendo cada vez menos popular entre los católicos. Cuando el papa Juan Pablo II visitó recientemente a Suiza, una encuesta reveló que solo 38 por 100 de los católicos de ese país estaban a favor del celibato obligatorio para los sacerdotes. En los Estados Unidos, una encuesta Gallup de 1983 reveló que 58 por 100 de los católicos romanos estaban a favor de que se permitiera a los sacerdotes casarse.

      Sin embargo, el papa Juan Pablo II ha reafirmado la ley del celibato clerical, como lo hizo Paulo VI en su famosa encíclica Sacerdotalis Caelibatus (Celibato sacerdotal), publicada en 1967. ¿Por qué sigue el Vaticano imponiendo esta ley poco popular, aunque el hacerlo parezca estar en contra de sus propios intereses? ¿Fue el celibato sacerdotal un requisito que establecieron Cristo y los apóstoles?

      ¿De dónde provino?

      En el preámbulo de esa encíclica de 1967, el papa Paulo VI admitió que “el Nuevo Testamento, donde se preserva la enseñanza de Cristo y los Apóstoles [...] no exige que los ministros sagrados sean célibes”. De igual manera, The Catholic Encyclopedia declara: “Estos pasajes [1 Timoteo 3:2, 12; Tito 1:6] parecen derrumbar cualquier afirmación de que al clero se le haya obligado a vivir en celibato desde el principio. [...] Esta libertad de elegir parece haber existido durante todo lo que podríamos llamar [...] el primer período de la legislación de la Iglesia, [es decir] hasta aproximadamente el tiempo de Constantino y el Concilio de Nicea”.

      Entonces, si el celibato obligatorio para los sacerdotes no se originó ni de Cristo ni de los apóstoles, ¿de dónde provino?

      “En los tiempos paganos de la antigüedad se había considerado el celibato como algo honorable”, indica la Cyclopædia de M’Clintock y Strong. Otras obras de consulta indican que tales “tiempos paganos de la antigüedad” se remontan a los antiguos Babilonia y Egipto. The New Encyclopædia Britannica declara: “Al surgir las grandes civilizaciones de la antigüedad, apareció el celibato en varios contextos”. Por ejemplo, estaba relacionado con la adoración de Isis, la diosa egipcia de la fertilidad, tal como lo indica la Britannica: “El abstenerse de las relaciones sexuales era un requisito absoluto para los que celebraban los santos misterios de ella”.

      Además, Alexander Hislop, en su libro The Two Babylons, indica: “Todo erudito sabe que cuando la adoración de Cibeles, diosa babilónica, se introdujo en la Roma pagana, se introdujo en su forma primitiva, con su clero célibe”.

      ¿Por qué, en imitación de las antiguas religiones paganas, adoptó la Iglesia Católica el requisito de que el clero fuera célibe?

      Por qué se adoptó

      En primer lugar, un sacerdocio célibe da poder a las autoridades eclesiásticas. Esto se debe a que al no haber herederos a las funciones sacerdotales, se puede reemplazar a los sacerdotes únicamente por designación de la jerarquía. Hasta The Catholic Encyclopedia admite que se ha acusado a Roma de usar el celibato como instrumento “para garantizar la sujeción del clero a la autoridad central de la Sede Romana”.

      Pero hay aun otros factores. El recuadro de la página siguiente, que resume la “Historia del celibato clerical”, muestra que el celibato obligatorio llegó a ser ley canónica solo en el siglo XII E.C. El papa que hizo mucho en cuanto a preparar el camino para que se adoptara esta ley fue Gregorio VII (1073-1085). Es interesante que se haya dicho que “nadie vio con mayor claridad que él la enorme influencia adicional que tendría un cuerpo clerical estrictamente célibe”.

      Sin embargo, además de reforzar el sistema jerárquico de la Iglesia Católica, la ley del celibato sacerdotal también confería al sacerdocio autoridad e influencia sobre la gente común. Georges Duby, uno de los principales historiadores de Francia, dijo recientemente respecto a los monjes y sacerdotes medievales que, debido al celibato, “estaban jerárquicamente por encima de los demás; tenían el derecho de dominar al resto de la sociedad”.

      Los efectos

      Respecto a los efectos de negar a los sacerdotes la oportunidad de casarse, The Catholic Encyclopedia dice: “No deseamos negar ni excusar el bajísimo nivel de moralidad en que, durante diferentes períodos de la historia del mundo y en diferentes países autodenominados cristianos, se ha sumido de vez en cuando el sacerdocio católico”. Aun hoy, en muchos países, la inmoralidad de los sacerdotes ha resultado en que el sacerdocio pierda crédito a la vista de personas honradas.

      La ley del celibato sacerdotal, tomada de cultos paganos, también ha contribuido a desacreditar el matrimonio, arreglo honorable instituido por Dios mismo. (Mateo 19:4-6; Génesis 2:21-24; Hebreos 13:4.) Así dice The New Encyclopædia Britannica: “Esta idea de pureza religiosa ha aumentado la tendencia a quitarle valor al matrimonio y envilecer las relaciones sexuales y ha llevado a que se exija que los sacerdotes y monjes observen el celibato, lo cual ha causado una lucha que ha durado por siglos dentro de la iglesia”.

      El celibato sacerdotal se adoptó con doble motivo, lo cual tal vez explique por qué continúa en vigor. Sin embargo, en realidad no ha sido de beneficio ni al católico común ni al clero. Hasta la iglesia misma ha sufrido, pues en general se cree que la actual escasez de sacerdotes se debe grandemente a esta ley no bíblica.

      Otro aspecto del punto de vista de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y las relaciones sexuales sale a luz cuando examinamos el dogma de la perpetua virginidad de María.

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