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Por qué aumentan las esperanzas para una “generación de paz”¡Despertad! 1973 | 22 de abril
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y dio énfasis a la persistencia rusa de seguir adelante con la conferencia como un importante logro en su búsqueda por la paz.
Sin embargo, hay aún un factor más distintivo acerca de estos movimientos de paz, uno de cuyo significado pocos se percatan. ¿Cuál es este muy inadvertido pero significante factor?
Tiene que ver con la religión.
Usted quizás pregunte: “¿Pero qué tiene que ver la religión con todo esto? ¿Dónde ha entrado en el cuadro?” Considere la siguiente evidencia.
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Un sorprendente cambio completo¡Despertad! 1973 | 22 de abril
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Un sorprendente cambio completo
LAS proposiciones que los EE. UU. hicieron a Peking y a Moscú fueron notables de por sí. Pero un cambio aún más asombroso las había precedido. ¿Qué?
Tan solo piense en una década o dos en el pasado. ¿Recuerda usted cómo, por todo el mundo occidental, el comunismo era sistemática y violentamente condenado con regularidad como “el impío, bolchevismo ateo”?
¿Quiénes eran las principales fuentes de estas denunciaciones? Eran las iglesias de la cristiandad, en particular las del Occidente. Sin embargo un sorprendente cambio completo ha tenido lugar. Para apreciar lo grande que ha sido el cambio, considere lo siguiente:
“Guerra fría” religiosa en contra del comunismo
En 1937, el papa Pío XI publicó la encíclica (Divini Redemptoris) en la que dijo: “Puesto que el comunismo es intrínsecamente inicuo cualquiera que quiera salvar al cristianismo y a la civilización de la destrucción debe refrenarse de ayudarlo en la prosecución de proyecto alguno.”—New Catholic Encyclopedia (1967), Tomo IV, pág. 924.
Esto fue, de hecho, una declaración de guerra oficial de parte del Vaticano en contra del comunismo. ¿Qué siguió?
Durante la segunda guerra mundial, la Alemania nazi repentinamente rompió su pacto con Rusia y, el 22 de junio de 1941, atacó a la Unión Soviética. El obispo católico romano de Eichstätt, Alemania, hizo circular una carta pastoral que llamaba a la invasión alemana “una cruzada, una guerra santa . . . por la fe y la iglesia.”—The Catholic Church and Nazi Germany (1964), por Guenter Lewy, págs. 230, 231.
De manera similar, en Italia, el arzobispo Constantini se refirió a la “Rusia bolchevique” como esa “vasta tierra donde parece que Satanás ha hallado sus instrumentos y sus mejores colaboradores,” y oró por la bendición de Dios sobre los soldados italianos y alemanes quienes, “en esta hora decisiva, están defendiendo el ideal de nuestra libertad en contra del barbarismo rojo.”—Pius XII and the Third Reich (1966), Saul Friedländer, pág. 79.
Por supuesto, la invasión alemana fracasó y la guerra terminó con Rusia entre las victoriosas potencias aliadas.
Pero, si es que hubo algún cambio, ahora la oposición de la Iglesia Católica se hizo más dura. Cuando después de la guerra Italia llegó a tener el mayor partido comunista fuera de la Unión Soviética, el Vaticano publicó un nuevo anuncio oficial. En 1949 decretó que, no solo los alistados
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