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¡Un cataclismo azota al Perú!¡Despertad! 1970 | 22 de septiembre
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cosas. Pues Jesucristo dijo en particular que “terremotos en un lugar tras otro” marcarían “la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 24:3, 7.
Desde alrededor del mundo ha venido socorro para ayudar a las víctimas del terremoto a recobrarse de este desastre. Los testigos de Jehová de la ciudad de Nueva York donaron más de 10 toneladas de ropa, la clasificaron para distribución fácil, la empacaron en más de mil cajas, y la enviaron al Perú temprano en junio. Esos esfuerzos han ayudado a los peruanos a recobrarse del peor desastre natural del hemisferio occidental en la historia registrada.
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“Amada Señora de Luxemburgo”¡Despertad! 1970 | 22 de septiembre
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“Amada Señora de Luxemburgo”
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Luxemburgo
SU CARA es ovalada, y una abundante cabellera cae sobre sus hombros. Tiene sartas de perlas y otros collares costosos. Sus mantos sobrepujan en esplendor los de reyes y reinas. Prendas de vestir bordadas con hilo de oro y plata y ornamentadas con diamantes y piedras preciosas, llenan su guardarropa. No uno, sino dos cetros están a su disposición, y una selección de cuatro pares de coronas de oro están disponibles para adornarla a ella y adornar al niño que lleva.
¿Quién es ella? Es una costosa figurilla de aproximadamente noventa y cuatro centímetros de alto y lleva el título de “Amada Señora de Luxemburgo.”
Está formada de madera de lima y tiene un corazón de oro literal. Su pie derecho descansa sobre una luna con el rostro de un turco, para conmemorar, se dice, la victoria de las flotas papal, española y veneciana sobre la flota turca en la batalla de Lepanto en 1571 E.C. Lleva, también, una llave de oro.
Aun en esta segunda parte del siglo veinte, se ofrecen homenaje y adoración a esta santa patrona de la Ciudad y Estado de Luxemburgo. Las peregrinaciones y procesiones en su honor son numerosas. La gente se inclina ante ella y le ora. Multitudes creen que les ha traído consuelo y curación milagrosa de sus dolencias. Para muchos, ella es más que un simple ídolo... es la “reina del cielo.”
Relatos supersticiosos acerca del poder y eficacia de esta figurilla han pasado de boca en boca, ganando mucho, en el proceso, de la imaginación vívida de los transmisores. Los jesuitas lograron reconocimiento de parte de las autoridades eclesiásticas oficiales para la figurilla. En 1677 ésta fue declarada santa patrona y guardiana de todo el país, y el año siguiente la Santa Sede confirmó esta selección.
La capilla que se construyó en honor de la imagen llegó a ser un centro de peregrinaciones. Se dice que una funcionaria de Luxemburgo se curó aquí de un mal artrítico paralizador que la había postrado en cama durante doce años y le había robado la facultad del habla. Se informa que devotos de la “Amada Señora” de Luxemburgo han recibido visiones. La llamaron “Madre de Dios” y “consoladora de los afligidos.”
Considerado desde el punto ventajoso de nuestro tiempo, parece que la promoción de la “Amada Señora” de Luxemburgo fue, de hecho, otra faceta de la contrarreforma. Como tal, tuvo buen éxito. Envueltos en la adoración de una imagen para la cual se alegaban poderes milagrosos, la mayoría del populacho fue mantenida estrechamente adherida a la Iglesia Católica Romana a través del período de la llamada Reforma Protestante, cuando sacerdotes como Lutero denunciaron las enseñanzas de la Iglesia y se rebelaron.
Enfrentándose hoy a la realidad
¿Qué hay de la actualidad? ¿Pueden continuar los ciudadanos de Luxemburgo apropiadamente sus procesiones y profesiones de adoración a esta figurilla costosa? ¿Hay razones para que hagan un nuevo examen de su posición con relación a esta imagen? Ciertamente hay varios hechos indisputables que deben considerarse... realidades relacionadas directamente con este asunto y que envuelven la cuestión de la adoración verdadera.
Considere, por ejemplo, estas palabras que forman parte de la Encíclica Bíblica de 1943 del papa Pío XII: “Inspirados por el Divino Espíritu escribieron los escritores sagrados los libros que Dios, en su amor paternal hacia el género humano, quiso dar a éste ‘para enseñar, para argüir, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté pertrechado para toda buena obra.’ Nada, pues, de admirar si la Santa Iglesia ha guardado con suma solicitud un tal tesoro, venídole del cielo y que tiene ella por fuente preciosísima y norma divina de la doctrina de fe y costumbres.”
Si usted es miembro de la Iglesia Católica Romana, ¿toma usted en serio las palabras de esta Encíclica? Si las Santas Escrituras son la norma para las enseñanzas religiosas y morales (fe y costumbres), entonces ningún católico honrado puede sin riesgo eludir el examinarlas para ver si la fiesta de la santa patrona de Luxemburgo con sus procesiones está de acuerdo con la voluntad divina.
Dirigiéndose a Éxodo, capítulo 20, versículos 4 y 5, en su propia Biblia (Versión Torres Amat católica) cada católico hallará estas palabras explícitas de Dios: “No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra. No las adorarás ni rendirás culto. Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos.”
Ciertamente la “Santa Señora” de Luxemburgo es una imagen de escultura, y se le adora y sirve con pompa y fervor como si fuera un ser divino. ¿Cómo puede alguien, sea sacerdote u obispo, gobernante o súbdito, tener el derecho de hacer caso omiso del mandato claro de Dios y violarlo? ¿Puede esperar quedar inmune?
Pero hay otras cosas que se deben considerar. En Jeremías, capítulo 10, versículos 3 al 5, en la Versión Torres Amat de la Biblia se pueden hallar estas palabras: “Porque las leyes de los pueblos vanas son . . .; visto que un escultor corta con la segur un árbol del bosque, y lo labra con su mano; lo adorna con plata y oro; lo acopla y afianza con clavos, a golpe de martillo, para que no se desuna. Esta estatua ha salido recta e inmoble, como el tronco de una palmera [aquí la Aschaffenburger-Bibel católica dice: “son como un espantapájaros en un campo de pepinos”]; pero no habla; y la toman y la llevan donde quieren; porque ella de por sí no puede moverse. No temáis, pues, tales cosas o ídolos, pues que no pueden hacer ni mal ni bien.”
En el caso de esta figurilla, el escultor cortó un limero y labró de él la “Señora de Luxemburgo,” que no puede hablar, ni puede hacer ni mal ni bien. Es verdad que a unos antepasados supersticiosos se les hizo creer que esta imagen sin vida podía ejecutar milagros. Pero, ¿qué hay de la gente educada, ilustrada, de la actualidad?
Las enseñanzas del Hijo de Dios, Jesucristo, son muy claras en este respecto. Por ejemplo, note estas palabras que dijo su apóstol Pablo: “Siendo, pues, nosotros del linaje de Dios, no debemos imaginar que el ser divino sea semejante al oro, a la plata, o al mármol, de cuya materia ha hecho las figuras el arte e industria humana.” (Los Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, versículo 29, Torres Amat) Y el apóstol de Jesús, Juan, dio esta advertencia clara: “Hijitos míos, guardaos de los ídolos.”—1 Juan 5:21, Torres Amat.
Ninguna “reina del cielo”
¿Qué hay de los títulos “Reina del Cielo” y “Madre de Dios” que se le han aplicado a esta figurilla?
Es interesante notar que ‘reina del cielo’ se menciona en las Santas Escrituras en Jeremías 7:18. Allí la Biblia muestra que la “reina del cielo” era una diosa falsa, y el Dios Todopoderoso se encolerizó cuando su pueblo se dirigió a esa adoración falsa. El relato bíblico dice: “Los hijos recogen la leña, encienden el fuego los padres, y las mujeres amasan la pasta con manteca, para hacer tortas, . . . a la . . . reina del cielo, y ofrecer libaciones a los dioses ajenos, y provocarme a ira.” ¿No debería temer el provocar a Dios a ira hoy la gente que afirma ser cristiana con semejante idolatría pagana?
El título “Madre de Dios,” también, por largo tiempo ha estado conectado con la adoración pagana. Ni una sola vez se menciona en la Biblia. Contrario a lo que a muchos se les ha enseñado a creer, Jesucristo no dio ningún mandato a sus seguidores de que deberían adorar o dirigir sus oraciones a María, su madre terrestre. En vez de eso, Jesús claramente dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene al Padre, sino por mí. . . . Y cuanto pidiereis al Padre en mi nombre [no en el nombre de su madre], yo lo haré, a fin de que el Padre sea glorificado en el Hijo.” (Juan 14:6, 13, Torres Amat) Y el apóstol Pablo no habla de ninguna ‘medianera,’ sino que declara: “Uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo.”—1 Tim. 2:5, Torres Amat.
¿Qué hará usted?
Es verdad que quizás otros continúen rindiendo homenaje a una imagen sin vida. Pero cuando uno considera lo que el Dios Todopoderoso dice en su Palabra la Biblia, ¿no es obvio que el hacer eso le desagrada a Dios? ¿Qué hará usted?
Sería prudente obrar en armonía con estas expresiones muy al caso de la Palabra de Dios: “Los ídolos de las naciones [no judías] no son más que plata y oro, obra de las manos de los hombres. Boca tienen, mas no hablarán; tienen ojos pero jamás verán. Orejas tienen, y nada oirán; narices, y no olerán. Tienen manos, y no palparán; pies, mas no andarán; ni articularán una voz con su garganta. Semejantes sean a estos ídolos los que los hacen, y cuantos ponen en ellos su confianza.”—Sal. 113:12-16 Sal. 115:4-8, Torres Amat.
Ciertamente usted no quiere llegar a estar sin vida como una imagen tallada que no puede hablar, ver, oír ni andar. Usted no desea acabar en compañía de esas imágenes esculpidas. Pronto Dios terminará con todas ellas y con todos los que las honran. Su Palabra dice muy francamente: “¡Cuán insignificante, entonces, es la habilidad del hombre, cuán lamentable es la mano de obra del escultor; después de todo su trabajo, solo un facsímil sin vida! Imaginaciones acariciadas, figuras fantásticas, cuando llegue el tiempo para rendir cuentas, no se oirá más de ellas.”—Jer. 10:14, 15, traducción del monseñor Knox católica.
Ha llegado el tiempo para que todos los que quieran la aprobación, bendición y protección genuina de Dios presten atención al mensaje de esperanza y paz que se encuentra en las Santas Escrituras. Ese mensaje lo extienden gratuitamente los testigos de Jehová a todos en Luxemburgo y en toda otra nación.
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