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  • El lugar del nombre de Dios en la adoración verdadera

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  • El lugar del nombre de Dios en la adoración verdadera
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
w70 1/2 págs. 69-72

El lugar del nombre de Dios en la adoración verdadera

¿Qué significa tomar el nombre de Dios de manera indigna? ¿Cómo podemos usarlo apropiadamente?

CUANDO un testigo de Jehová visitó a una dama judía de edad madura en su hogar de Tel Aviv, Israel, ella exclamó: “Usted debe ser parte de la cristiandad, porque está prohibido a los judíos pronunciar el nombre de Dios.” Los oídos judíos por lo general desconocen totalmente el nombre personal de Dios.

Casi sin excepción los judíos han aceptado el punto de vista que se expresa en su Mishnah, que proclama: “Y éstos son los que no participan en el mundo venidero: aquel que dice que no hay resurrección de entre los muertos . . . y que la Ley no es del cielo . . . También el que pronuncia el Nombre con sus letras apropiadas.—Sanhedrin 10:1, traducción al inglés por Herbert Danby, Prensa de la Universidad de Oxford, 1933.

Pero, ¿por qué se les prohíbe estrictamente a los judíos pronunciar el nombre de Dios? The Texas Catholic Herald del 18 de octubre de 1968 comenta: “Aunque los judíos comúnmente consideraban que ‘Yahweh’ era el nombre personal del Dios de Israel, una clase de temor supersticioso les impedía pronunciarlo, y por eso, cuando aparecía en sus libros sagrados, lo leían ‘Adonaí.’”

INFLUENCIA EN LA CRISTIANDAD

Este temor supersticioso, que impedía que los judíos pronunciaran el Nombre Divino, también ha tenido cierta influencia en la cristiandad. Rara vez, si acaso, oye uno que el nombre de Dios se ensalce en las iglesias de la cristiandad. En realidad, muchos traductores bíblicos de la cristiandad hasta han excluido el Nombre Divino de sus traducciones de la Biblia, sustituyéndolo con los títulos “Señor” y “Dios.”

Sin embargo, una excepción digna de atención es la American Standard Version de 1901, que explica en su prólogo: “El cambio que se propuso primero en el Apéndice [de la English Revised Version] —el que sustituye ‘SEÑOR’ y ‘DIOS’ (impresos con mayúsculas pequeñas) con ‘Jehová’— es un cambio que muchos no recibirán con gusto, debido a la frecuencia y familiaridad de los términos que han sido quitados. Pero los revisadores americanos, después de una cuidadosa consideración, llegaron a la convicción unánime de que una superstición judía, que consideraba que el Nombre Divino era demasiado sagrado para que se expresara, ya no debe dominar las versiones en inglés ni ninguna otra versión del Antiguo Testamento . . . Este nombre personal, con su rico caudal de asociaciones sagradas, se restaura ahora al lugar del texto sagrado al cual tiene derecho indiscutible.”

Así, la American Standard Version rehusó dejar que la superstición judía que consideraba el Nombre Divino demasiado sagrado para ser expresado influyera en ella. Otras traducciones modernas también usan ahora el Nombre Divino en los muchos millares de casos donde aparece en la Santa Biblia.

¿CUÁL ES EL NOMBRE?

En la porción hebrea de las Escrituras el nombre de Dios se deletrea con cuatro letras hebreas, a las cuales se les llama el Tetragrámaton. Estas cuatro letras hebreas son el equivalente de nuestras cuatro letras españolas YHVH (o YHWH o JHVH). Aunque se ha perdido la pronunciación exacta de este Nombre Divino, por muchos siglos la pronunciación española popular ha sido “Jehová,” también escrito “Jehovah.” En consecuencia The Catholic Encyclopedia, tomo 8, edición de 1910, página 329, apunta lo siguiente: “Jehová, el nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento.” Y el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española dice: “Jehová: Nombre de Dios en la lengua hebrea.”

Sin embargo, durante el último siglo los doctos bíblicos han preferido la pronunciación “Yahveh,” o “Yahvé,” concordando generalmente en que ésta se acerca más a la manera en que se pronunciaba el Nombre en el hebreo original. Pero la mayoría de la gente no habla hebreo hoy. Habla otros idiomas. Por lo tanto, cuando hablamos español, por ejemplo, es correcto usar la pronunciación española del Nombre Divino, que es “Jehová,” escrito a veces “Jehovah.” Esta forma conserva fielmente los sonidos de las cuatro letras del Tetragrámaton. En otros idiomas el Nombre Divino se pronuncia de manera diferente, aunque de modo muy semejante en la mayoría de los casos.

SU LUGAR EN LA ADORACIÓN DEL ISRAEL DE LA ANTIGÜEDAD

Entre el pueblo de Dios, el Israel de la antigüedad, el Nombre Divino realmente ocupaba un lugar honroso. La gente pronunciaba el nombre de Dios en su adoración y al leer la Escritura, y en sus conversaciones diarias así como en sus relaciones con otras naciones. En consecuencia se les llegó a conocer por todos lados como el pueblo que adoraba a Jehová.

Esto le agradaba al Dios verdadero. Él expresó su aprobación, describiendo a Israel como “mi pueblo sobre el cual mi nombre ha sido llamado.” (2 Cró. 7:14) No se hacía referencia a los israelitas como el pueblo que adoraba ‘al Señor,’ sino que siempre se les asociaba con el nombre Jehová. En realidad, las Escrituras señalan el contraste entre Israel y “los reinos que no han invocado tu propio nombre.”—Sal. 79:6; Jer. 10:25.

Jehová deseaba que ‘su nombre fuese declarado en toda la tierra.’ (Éxo. 9:16) Sus actos poderosos a favor de su pueblo tuvieron este mismísimo efecto. Por ejemplo, cuando Dios aplastó a los egipcios orgullosos y su poderío militar, las noticias de ello se esparcieron por todas partes. Años después, la mujer Rahab, que vivía en la lejana Jericó, dijo: “Hemos oído cómo Jehová secó las aguas del mar Rojo de delante de ustedes cuando salieron de Egipto . . . Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo.” Note que Rahab no usó simplemente un título tal como ‘Dios,’ sino que también usó el nombre distintivo de Dios.—Jos. 2:10, 11.

La nación de Israel iba a tener un papel prominente en la proclamación del nombre de Dios. Jehová le dijo: “Ustedes son mis testigos . . . y yo soy Dios.” (Isa. 43:12) Sí, iban a servir como testigos de Jehová. Y Dios se propuso que su nombre Jehová siempre ocupara un lugar prominente en la adoración verdadera, diciendo: “Éste es mi nombre hasta tiempo indefinido, y éste es el memorial de mí a generación tras generación.”—Éxo. 3:15.

EVITANDO USAR EL NOMBRE DE DIOS

¿Por qué, pues, desistió más tarde la nación judía de pronunciar este gran nombre Jehová, sustituyéndolo con diversos títulos y expresiones generales? ¿Cuándo se originó esta práctica?

Comenzó al tiempo del destierro de Israel en Babilonia en 607 a. de la E.C. También, la influencia posterior del helenismo inspirado por Babilonia que se hizo sentir durante el tercero y segundo siglos a. de la E.C. contribuyó a esta práctica entre los judíos. El evitar las nombres personales de las deidades ciertamente es una costumbre que está en contraste agudo con las exhortaciones que la Biblia da a los adoradores de Jehová de ‘invocar su nombre,’ ‘amar su nombre’ y ‘pensar en su nombre.’—Isa. 12:4; Sal. 69:36; Mal. 3:16.

El ‘modo de pensar internacional’ y las ‘actitudes progresivas’ especialmente influyeron en la secta religiosa judía de los saduceos, y ellos instaron al uso de títulos generales de aceptación universal. En consecuencia la nación de Israel dejó de usar el gran nombre de su Dios, Jehová.

Note a qué grado se evita el nombre. Fuera de las Escrituras mismas, las letras hebreas a veces se usan como números. Por ejemplo, la quinta letra del alfabeto (he) tiene el valor numérico de 5, la décima letra (yohdh) representa 10, etc. Ahora bien, para escribir el número 15, ¿lo expresa el escritor hebreo como yohdh-he? ¡No, ni siquiera al numerar los capítulos y versículos de la Santa Biblia! Porque esto implicaría el escribir las primeras dos letras del Nombre Divino. Por eso, el número 15 siempre se escribe como tehth-waw ó 9 más 6. ¡Sí, hasta este grado el judío se imagina que tiene que evitar el nombre personal de Dios!

USANDO DE MANERA INDIGNA EL NOMBRE DE DIOS

Se han hecho esfuerzos para justificar la acción de evitar el nombre de Dios diciendo que es demasiado santo para pronunciarlo, y que el evitarlo así garantiza que el nombre de Dios no se tome “en vano,” es decir, “de manera indigna.” (Éxo. 20:7, Val, NM) ¿Es ésta una base válida para no usar el nombre de Dios? ¿Qué significa tomar el nombre de Dios de manera indigna?

Nos proporciona un ejemplo notorio de tomar el nombre de Dios de manera indigna el poderoso Faraón egipcio. Despreciativamente respondió a Moisés y Aarón, que se presentaron ante él en el nombre de Dios: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz . . .? Absolutamente no conozco a Jehová.” Sus palabras y acciones declararon su completa falta de respeto a Jehová Dios y su nombre glorioso.—Éxo. 5:2.

Otro ejemplo es el de Rabsaces, vocero de Senaquerib el monarca asirio. Él tomó el nombre Jehová de manera indigna al restarle importancia a Jehová en presencia de los judíos en un esfuerzo por desmoralizarlos. Dijo: “No escuchen a Ezequías [rey de los judíos], porque los alucina, diciendo: ‘Jehová mismo nos librará.’ ¿Quiénes hay entre todos los dioses de los países que hayan librado su país de mi mano, para que Jehová libre a Jerusalén de mi mano?”—2 Rey. 18:32, 35.

Así, pues, el expresar el nombre de Dios de cualquier manera profana o que disminuya su dignidad, el proferir cualquier blasfemia, maldición o comentarios menospreciadores que envuelvan al nombre de Dios, sería usarlo de manera indigna. El uso blasfemo del nombre de Dios es lo que era un delito que merecía castigo bajo la ley de los israelitas. Dice la Biblia: “El hijo de la mujer israelita empezó a abusar del Nombre y a invocar el mal contra él. . . . De manera que el abusador del nombre de Jehová debe ser muerto sin falta.” (Lev. 24:11-16) El pecado, ‘el tomar el nombre de Dios de manera indigna,’ no era simplemente pronunciar el Nombre, sino abusar de él.

Sin embargo, es posible tomar el nombre de Dios de manera indigna aparte de expresar abuso verbal acerca de él. ¿Cómo?

Esto se puede hacer si una persona que se identifica con el nombre de Jehová participa en actos que deshonran al Dios a quien representa. Así sucede que la nación de Israel tomó el nombre de Dios de manera indigna, participando en actividad que le acarreó gran vituperio a Jehová. Por esta razón Jehová dijo: “Tendré compasión de mi santo nombre, el cual los de la casa de Israel han profanado entre las naciones adonde han ido.” (Eze. 36:21) Por lo tanto el que lleva el gran nombre de Jehová tiene una importante responsabilidad de comportarse de tal modo que no lo deshonre ni le acarree vituperio.

USANDO EL NOMBRE DE DIOS DE MANERA DIGNA

Si “Jehová no dejará sin castigar al que tome su nombre de manera indigna,” de ello se desprende que él bendecirá a los que usen su nombre de manera digna. (Éxo. 20:7) ¿Cómo podemos usar el nombre de Dios de manera digna?

Una manera de hacerlo sería expresando amorosamente el nombre de Jehová en oración personal a Él. ¡Cuánto más estrecha llega a ser la relación cuando un adorador de Jehová hace esto! Los siervos de Dios del pasado han usado así el nombre de Dios. Lea, por ejemplo, la oración de Salomón en la dedicación del templo. (1 Rey. 8:23-25) Considere la petición de Elías durante el desenmascaramiento forzado de los adoradores de Baal en el monte Carmelo. (1 Rey. 18:36, 37) Note la fraseología de la súplica que Ezequías le dirigió a Jehová cuando Jerusalén se enfrentaba a un ataque asirio. (2 Rey. 19:15-19) Preste atención a la petición semejante de Josafat por ayuda divina. (2 Cró. 20:6-12) ¡Cuán plena y frecuentemente expresaron estos siervos de Jehová Su nombre en sus oraciones, oraciones que Dios aceptó y en armonía con las cuales actuó! Así de vital es que usemos el nombre de Dios en nuestras oraciones en la actualidad.

También podemos usar el nombre de Dios de manera digna cuando leemos las Santas Escrituras y el material relacionado en el cual aparece el Nombre Divino. El leer el nombre de Jehová en voz alta en tal contexto no es ‘tomar el nombre de Dios de manera indigna.’ Más bien, deshonra el nombre de Dios el no pronunciarlo.

Como se ha notado, traductores de la Biblia en diversas lenguas han suprimido el santo nombre de Dios de sus versiones a favor de los títulos “Dios” y “Señor.” El que ama el nombre de Dios preferirá leer de una traducción de las Santas Escrituras que fielmente conserve el Nombre Divino en su texto, ya sea como “Jehová” o “Yahvé,” u otro equivalente local de las cuatro letras hebreas originales.

No solo al leer, sino también en conversación con otros, se puede usar de manera digna el nombre de Dios. Entre los compañeros creyentes el uso constante del nombre Jehová es natural y apropiado, pues todos los presentes respetan y aman ese Nombre y todo lo que representa. Sin embargo, además, el testigo cristiano de Jehová toma el nombre de Dios ante el mundo de la humanidad, explicando los propósitos de Jehová según se revelan por medio de su Palabra. El ensalzar el nombre y los propósitos de Dios a oídos de otros realmente es tomar el nombre de Dios de una manera que lo honra en sumo grado.

En contraste con el castigo que se da a los que desprecian el nombre de Dios, se hacen grandiosas declaraciones de seguridad en cuanto a los que le dan al nombre de Jehová el lugar que debe tener en su adoración. Éstos recibirán protección divina a través del Armagedón, la guerra de Dios que librará a la Tierra de todos los blasfemadores y profanadores de Su nombre. Jehová declara: “Porque en mí ha puesto su cariño, yo también le proveeré escape. Lo protegeré porque ha llegado a conocer mi nombre.”—Sal. 91:14.

Por lo tanto, ¡qué estímulo nos da esto para alabar y servir a “Jehová, . . . el Altísimo sobre toda la tierra”! Con las perspectivas de ser introducidos pronto en el nuevo sistema de justicia de Dios, los sobrevivientes en perspectiva del Armagedón hoy pueden afirmar su resolución: “Ciertamente te ensalzaré, oh mi Dios el Rey, y ciertamente bendeciré tu nombre hasta tiempo indefinido, aun para siempre.”—Sal. 83:18; 145:1, 2.

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