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Lo que tu vestir dice acerca de tiLa Atalaya 1973 | 1 de mayo
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SIGUIENDO PAUTAS CORRECTAS
En la Palabra de Dios no hay reglas específicas sobre estas cosas, sino que, más bien, se suministran pautas excelentes. Los jóvenes deberían tratar de obtener un punto de vista equilibrado, y la Biblia los ayudará a hacer eso.
Tus padres tienen el derecho natural de establecer pautas suplementarias. Si la casa en donde vives estuviera pintada de una combinación desenfrenada o fantástica de colores, la gente se preguntaría si el cabeza de la casa (o su esposa) tendría algo de buen juicio. O, si la casa se descuidara y llegara a un estado ruinoso en su apariencia, tendrían poco respeto para el dueño de la casa. Tú representas a tus padres aun más que la casa. Tú llevas su nombre y, tal como lo que tú haces y dices refleja el entrenamiento que te dan y la clase de personas que son, también lo hace tu apariencia. Aun más importante, si tú alegas ser un siervo de Dios también lo representas a él. ¿Cuadra tu apariencia con tu alegación?
Piensa en las palabras de Jesús: “Si saben estas cosas, felices son si las hacen.” (Juan 13:17) ¿Puedes discernir tú mismo el sentido de lo que aconseja la Biblia? O, ¿eres de la clase de personas que siempre esperan que alguien más les diga exactamente lo que deberían hacer? Puedes demostrar que tienes verdadero discernimiento y fuerza de personalidad al poner a funcionar el consejo de la Biblia en tu vida. Entonces tendrás la felicidad de saber que eres agradable a la vista de Dios, de su Hijo, y de todos los que los aman y les sirven.
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¿Estuvo Pedro en Roma alguna vez?La Atalaya 1973 | 1 de mayo
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¿Estuvo Pedro en Roma alguna vez?
SI USTED pertenece a la Iglesia Católica Romana o está familiarizado con sus enseñanzas, sabe que su fundamento depende de que Pedro haya estado en Roma. Dice The Catholic Encyclopedia de 1911: “Esto constituye el fundamento histórico de la pretensión de los obispos de Roma a la Primacía Apostólica de Pedro.”
El hecho de que se atribuya tan grande importancia a que Pedro estuvo en Roma suministra verdadera razón para esperar que tenga el apoyo de la prueba histórica confiable. The Catholic Encyclopedia sustenta que éste es el caso, diciendo: “La residencia y muerte de San Pedro en Roma se establecen indisputablemente como hechos históricos por una serie de testimonios distintos que van del fin del primer siglo al fin del segundo siglo.” De modo similar, la New Catholic Encyclopedia comenta: “Es muy seguro que Pedro pasó sus últimos años en Roma.”
¿ERA BABILONIA ROMA?
El más antiguo testimonio que se señala es el de 1 Pedro 5:13: “La que está en Babilonia, escogida igual que ustedes, les envía sus saludos.” Una nota al pie de la página de la New American Bible, una traducción católica romana moderna en inglés, identifica esta “Babilonia” como sigue: “Roma la cual, como la antigua Babilonia, venció a Jerusalén y destruyó su templo.” Sin embargo, esta misma traducción católica reconoce que, si Pedro escribió la carta, “tiene que ser fechada antes de 64-67 d. de J.C., el período dentro del cual tuvo lugar su ejecución bajo Nerón.” Pero Jerusalén no fue destruida por los romanos sino hasta 70 E.C. De modo que al tiempo que Pedro escribió su carta no existía correspondencia entre Babilonia y Roma.
Por consiguiente, la idea de que Babilonia significa Roma simplemente es una interpretación, pero los hechos no la apoyan. Se puso en tela de juicio aun por doctos católicos romanos de siglos pasados, incluso Pedro de Marca, Juan Bautista Mantuan, Miguel de Ceza, Marsile de Padua, Juan Aventin, Juan Leland, Carlos du Moulin, Luis Ellies Dupin y el famoso Desiderio (Gerhard) Erasmo. El historiador eclesiástico Dupin escribió:
“La Primera Epístola de Pedro se fecha en Babilonia. Muchos de los antiguos han entendido que el nombre significa Roma; pero parece que no hay razón que pudiera prevalecer para que San Pedro cambiara el nombre de Roma al de Babilonia. ¿Cómo podrían entender aquellos a quienes escribió que Babilonia era Roma?”
Además de las referencias que se hacen a “Babilonia la Grande” en el libro de Revelación, solo una ciudad se llama Babilonia en las Santas Escrituras. Esa ciudad es la Babilonia situada en el Éufrates. ¿Pudo haber sido éste el lugar desde el cual escribió Pedro?
Sí. Aunque Babilonia declinó después de su caída a los medos y los persas, continuó existiendo. Había una población judía de importancia considerable en la zona de Babilonia en los primeros siglos de la era común. Dice The International Standard Bible Encyclopedia: “Babilonia siguió siendo un foco de judaísmo oriental por siglos, y de las discusiones en las escuelas rabínicas se elaboraron el Talm[ud] de Jerus[alén] en el 5° sig[lo] de nuestra era, y el Talm[ud] de Babilonia un sig[lo] después.”
Pedro debe haber querido decir exactamente lo que escribió. Esto se hace evidente de una decisión que tomó unos años antes de escribir su primera carta inspirada. En una reunión con Pablo y Bernabé, concordó en continuar dedicando sus esfuerzos a esparcir el evangelio entre los judíos. Leemos: “Reconociendo que a mí [Pablo] se me había confiado el evangelio para los incircuncisos, tal como a Pedro el evangelio para los circuncisos (pues el que trabajó por medio de Pedro como su apóstol entre los judíos había estado trabajando en mí por los gentiles) y reconociendo, también, el favor que se me había otorgado, los que eran las columnas reconocidas: Santiago, Cefas y Juan, nos dieron a Bernabé y a mí el apretón de manos de compañerismo, dando a entender que deberíamos ir a los gentiles como ellos a los judíos.” (Gál. 2:7-9, New American Bible) Por consiguiente, Pedro razonablemente habría trabajado en un centro de judaísmo, como lo era Babilonia, más bien que en Roma, con su predominante población gentil.
Así la alegación de que Pedro estuvo en Roma no tiene base en el propio testimonio de la Biblia. Pero, ¿qué hay de otros escritos antiguos?
TESTIMONIO DE CLEMENTE
Clemente de Roma, del primer siglo E.C., a menudo es presentado como uno que confirma la estancia de Pedro en Roma. Él escribió:
“Coloquemos delante de nuestros ojos a los ilustres apóstoles. Pedro, por envidia injusta, aguantó no una ni dos, sino numerosas labores; y cuando por fin había sufrido martirio, partió al lugar de gloria que le correspondía. Debido a envidia, Pablo también obtuvo el galardón del aguante paciente, después de haber sido puesto en cautiverio siete veces, obligado a huir, y apedreado. Después de predicar tanto en el Este como el Oeste, consiguió la ilustre reputación debido a su fe, habiendo enseñado justicia a todo el mundo, y habiendo llegado al límite extremo del Oeste, y sufrió martirio bajo los prefectos.”
Concerniente a estos comentarios, el docto católico romano Lardner comentó:
“De estos pasajes me parece que puede llegarse a la conclusión con justicia de que Pedro y Pablo fueron mártires en Roma, durante la persecución de Nerón. Porque sufrieron entre los romanos, donde Clemente era obispo, y en cuyo nombre estaba escribiendo a los corintios.”
Pero, ¿es esto realmente lo que dijo Clemente? Es cierto, Clemente menciona tanto a Pedro como a Pablo. Pero en ninguna parte dice que ambos sufrieron muerte como mártires en Roma. Solo se refiere a Pablo como predicando “tanto en el Este como el Oeste,” denotando que Pedro nunca estuvo en el Oeste (sirviendo, más bien, en Oriente, como en Babilonia). Así el testimonio de Clemente realmente arguye contra el que Pedro haya estado en Roma.
EL TESTIMONIO DE IGNACIO
Otra fuente temprana que se cita en apoyo de la residencia de Pedro en Roma es Ignacio, de a fines del primer siglo y principios del segundo siglo E.C. Ignacio dijo a los cristianos en Roma: “Yo no expido, como Pedro y Pablo, mandamientos a ustedes. Ellos eran apóstoles; yo soy hombre condenado.” Al explicar estas palabras, The Catholic Encyclopedia dice: “El significado de este comentario ha de ser que los dos apóstoles laboraron personalmente en Roma, y con autoridad apostólica predicaron el Evangelio allí.”
¿Es sólida la conclusión de The Catholic Encyclopedia? ¿Dijo Ignacio que tanto Pedro como Pablo estaban en Roma? No, él simplemente declaró que, como apóstoles, Pablo y Pedro expedían mandamientos. Ha de recordarse que los mandamientos pueden expedirse por medio de cartas, por medio de mensajeros o hasta verbalmente cuando gente de otros lugares lo visita a uno. No es preciso que la persona que da la orden esté personalmente presente en una ciudad en particular.
EL TESTIMONIO DE IRENEO
Pero quizás algunos digan: Ah, pero ¿no dijo Ireneo definitivamente que Pedro estaba en Roma? Según los escritos existentes de Ireneo (segundo siglo E.C.), sí. Leemos: “Mateo también expidió un Evangelio escrito entre los hebreos en su propio dialecto, mientras que Pedro y Pablo predicaban en Roma, y colocaban los cimientos de la Iglesia.” También hay una referencia a la “universalmente conocida Iglesia que fundaron y organizaron en Roma los dos apóstoles más gloriosos, Pedro y Pablo.” Sin embargo, es posible que Ireneo no haya hecho estas declaraciones. ¿Por qué no? Porque los escritos griegos originales de Ireneo se perdieron. Estas palabras atribuidas a él se traducen de una versión latina deficiente que se halló algunos centenares de años después. Un escriba latino fácilmente pudo haber añadido los puntos acerca de Pedro. El hecho de que hubo falsificaciones similares lo admite Luis Ellies Dupin, historiador eclesiástico católico romano. Él dice:
“Los católicos inventaron historias falsas, milagros falsos, y vidas falsas de los santos para alimentar y conservar la piedad de los fieles.”
La más fuerte evidencia contra las declaraciones que se alega fueron hechas por Ireneo es su desacuerdo con la Biblia. Como es evidente de la carta a los romanos, había cristianos en Roma antes que el apóstol Pablo jamás viniera a esa ciudad. Esto se reconoce en la introducción del libro de Romanos en la New American Bible católica:
“Puesto que ni la tradición cristiana primitiva ni la carta de Pablo a los romanos menciona a un fundador de la comunidad cristiana en Roma, puede llegarse a la conclusión de que la fe cristiana llegó a esa ciudad por medio de miembros de la comunidad judía de Jerusalén que eran conversos cristianos.”
Ni Pedro ni Pablo, al laborar en Roma, fundaron la iglesia cristiana allí. Sin embargo, en el día del Pentecostés de 33 E.C., Pedro habló a “residentes temporales procedentes de Roma, tanto judíos como prosélitos,” que estaban en Jerusalén. (Hech. 2:10) Esta quizás sea la base para las tradiciones que acreditan a Pedro con haber fundado la iglesia en Roma. Pero, como muestran los hechos, no es una base sólida sobre la cual edificar uno su fe.
TESTIMONIO ARQUEOLÓGICO
Así, la aparente evidencia histórica para la estancia de Pedro en Roma, bajo examen cuidadoso, demuestra no tener fundamento verdadero. Esto también aplica a la presunta evidencia arqueológica. Excavaciones sacaron a luz restos de lo que se creía que había sido un pequeño monumento funeral. Los que conectan este monumento con la tumba de Pedro basan su conclusión en la suposición de que él estuvo en Roma. Respecto a los huesos que fueron hallados, la New Catholic Encyclopedia nos dice:
“El examen anatómico y geológico indica que estos huesos son del 1.er siglo; entre ellos están los huesos de un hombre de estructura grande. Pero no hay modo de probar que son los huesos de San Pedro.”
Por consiguiente no hay evidencia sólida, ya sea arqueológica o histórica, para establecer la estancia de Pedro en Roma. La evidencia bíblica muestra lo contrario. ¡Por lo tanto la alegación de la Iglesia Católica Romana en cuanto a la “Primacía Apostólica de Pedro” es falsa!
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Galaad envía más misioneros a la miesLa Atalaya 1973 | 1 de mayo
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Galaad envía más misioneros a la mies
CUANDO Jesús declaró: “La mies, en realidad, es mucha . . . Por lo tanto rueguen al Amo de la mies que envié obreros a su mies,” no pudieron haberse imaginado sus oyentes que más de 1.900 años después la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower estaría haciendo precisamente eso. (Luc. 10:2) Por ejemplo, el lunes 5 de marzo fue otro Día de Graduación de Galaad; esta vez de la clase cincuenta y cuatro. Otros cuarenta y nueve misioneros fueron enviados a ingresar en las filas de los miles que ya están trabajando diligentemente en la “mies” en este “tiempo del fin.”
El programa empezó a la 1:55 de la tarde. Después de un cántico y oración de apertura, varios oradores pronunciaron algunas declaraciones muy animadoras. El instructor Ulysses Glass dijo a los que se graduaban: “Algún día del futuro no muy distante será el último día en que ustedes predicarán a persona alguna en este viejo sistema de cosas. Sin embargo, entre ahora y ese ‘último día’ su fe será probada severamente. Pero, si son fieles cada día en su ministerio, entonces cuando llegue ese ‘último día’ de su predicación, ustedes también ‘serán hallados causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.’”—1 Ped. 1:6, 7.
“Para tener buen éxito es preciso que tengan la actitud correcta,” declaró el registrador de la escuela, Edward Dunlap. Citó las actitudes del apóstol Pablo y del Señor Jesucristo como las correctas que debemos copiar. Edificando sobre estas excelentes ideas, el superintendente de la sucursal estadounidense, Milton Henschel, entonces habló acerca de apreciar lo de verdadero valor, contrastando el valor de las posesiones materiales con el de las riquezas espirituales. Para hacer entender claramente su punto le mostró al auditorio varias monedas... moneda de conchas de las islas de Oceanía, moneda de ocupación impresa por los japoneses durante la II Guerra Mundial y viejos chelines británicos, todos los cuales hoy tienen muy poco valor. Aun el billete de diez dólares de los Estados Unidos que exhibió ha perdido mucho de su valor anterior. Entonces, ¡cuán prudente es el consejo que da el apóstol Pablo en Hebreos 13:5 acerca de estar ‘exentos del amor al dinero’!
El siervo de la fábrica, Max Larson, recordó a los graduandos que su asociación con la familia de Betel realmente había sido parte de su entrenamiento, para ayudarlos a adherirse fielmente a sus asignaciones. ¿Cómo es esto? Bueno, dijo Larson, hay setenta miembros de la familia que han estado trabajando aquí en Betel por más de 28,6 años, la edad media de esta clase. ¡Excelentes ejemplos, éstos, de personas que se adhieren fielmente a sus asignaciones en el ministerio!
El siervo de Betel, George Couch, se refirió al hecho de que esta clase había sido alimentada especialmente bien con un conocimiento de cosas espirituales. Pero ahora el buen éxito que tendrían como misioneros dependería de lo sabiamente que aplicaran este conocimiento al ayudar a otros a aprender el camino que lleva a vida eterna.
Después de la lectura de más de veinte telegramas y saludos especiales enviados a los graduados de diferentes partes del mundo, el vicepresidente F. W. Franz pronunció un discurso dinámico. Al progresar en su discurso hizo unas cuantas preguntas interesantes a los graduados: ‘¿Han pasado los testigos de Jehová su máximo? ¿Es eso lo que creen ustedes como grupo de misioneros? ¿Es ésa la actitud de ánimo que tienen al partir para el campo misional? No, de ninguna manera. Ustedes creen que la cumbre todavía está delante de nosotros, y todos estamos resueltos a llegar hasta la misma cima.’
Parece que todo el programa iba preparando el camino para el discurso que el presidente, N. H. Knorr, pronunció intitulado “Su fe es probada por sus labios,” un discurso
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