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Abriendo generosamente la mano a los necesitadosLa Atalaya 1976 | 15 de septiembre
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y alojamiento y una pequeña ayuda en efectivo para sufragar gastos incidentales.
Todas estas corporaciones, sucursales e imprentas y su personal sirven bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, un cuerpo que representa a todos los adoradores ungidos por espíritu de Jehová Dios en la Tierra. Así los esfuerzos dedicados de todo el pueblo de Jehová se enlazan para efectuar eficazmente la obra que Dios ha decretado que tiene que efectuarse antes de que venga el fin de este viejo sistema de cosas. (Mar. 13:10) Así, más de 2.000.000 de testigos de Jehová están organizados para el servicio de enseñar y predicar en toda la Tierra. A todos les alegra participar en el servicio de testificar en sus propias localidades. A las personas a quienes no pueden llegar personalmente en otras regiones y países las alcanzan de manera unida, a saber, por medio de los servicios de la organización mundial. Envían sus pequeñas contribuciones a la oficina sucursal del país donde residen, tal como los que viven en los Estados Unidos de América envían sus dones para la promoción de la obra del Reino a Watch Tower Society, 124 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201.
Por consiguiente, son sumamente aplicables en nuestro tiempo las palabras que dijo el propio Hijo de Dios en su sermón del monte: “Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.” (Mat. 5:6) El Dios dadivoso impele por su espíritu a sus adoradores que están en la Tierra a seguir su dirección y llevar socorro espiritual a las multitudes necesitadas, mientras que al mismo tiempo no pasa por alto las necesidades materiales de las personas meritorias. Y estos adoradores leales del Dios de quien proviene todo don perfecto aprecian cabalmente los instrumentos corporativos por medio de los cuales pueden participar en extender en unión su ayuda y entregar sus contribuciones y dones a personas hambrientas y sedientas en lugares distantes.
¡Verdaderamente nosotros los adoradores de un Dios como Éste tenemos un privilegio magnífico! Podemos imitar su generosidad y demostrar que somos sus hijos e hijas. ¡Grande es nuestro gozo cuando se puede aplicar a nosotros la descripción inspirada de la persona generosa: “Es bueno el hombre que es benévolo y está prestando. . . . Ha distribuido ampliamente; ha dado a los pobres. Su justicia subsiste para siempre”!—Sal. 112:5, 9.
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Ponderando las noticiasLa Atalaya 1976 | 15 de septiembre
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Ponderando las noticias
¿Quiénes tienen la culpa?
● La publicación católica romana “Commonweal” dice en su número del 2 de enero de 1976: “Hoy, al fin del Año Santo, un año después de terminado el sínodo de obispos sobre evangelización, y diez años después de terminado el Segundo Concilio del Vaticano, la palabra de Dios no se predica más clara y eficazmente de lo que se predicaba hace un año. Parece que los predicadores están hablándose a sí mismos. Los oyentes, de los que se supone que tienen hambre de la palabra, ya no les prestan atención.”
Esta revista católica dice además: “La evidencia está en los escrutinios y las encuestas sociológicas, y ante nuestros ojos en los confesionarios y bancas vacíos. Cada vez más miembros del pueblo de Dios, sacudiéndose el polvo de los talones, se han ido de la iglesia . . . mientras que los que al cabo son responsables de predicar la palabra, los obispos, de nuevo se han ocupado en una trifulca política infructuosa, un juego de poder eclesiástico en el cual malgastan imprudentemente la poca autoridad moral que retienen.”
Hace mucho tiempo la Palabra de Dios predijo la bancarrota moral que ahora vemos en las religiones de la cristiandad. La Biblia también hace notar lo siguiente: “Porque en verdad, si la trompeta da un toque de llamada indistinto, ¿quién se preparará para el combate? Así mismo ustedes también, a menos que por la lengua profieran habla fácil de entender, ¿cómo se sabrá lo que se está hablando? En efecto, estarán hablando al aire.” (1 Cor. 14:8, 9) Los clérigos no han enseñado las verdades claras de Dios. Han impedido que sus rebaños aprendan la voluntad y propósito de Dios. Como resultado de esto, no han sido bendecidos por Dios, y las consecuencias se manifiestan a la vista de todos.
En el nombre de Dios
● Escribiendo desde La Haya, el periodista C. L. Sulzberger hace notar lo siguiente: “Es una verdad triste que probablemente la mitad o más de las guerras que se pelean ahora por todo el mundo son conflictos francamente religiosos o tienen que ver con disputas religiosas. Y, puesto que casi todos los credos formalmente organizados son monoteístas, esto significa que en este mismísimo instante hay hombres matando a otros hombres en el nombre del mismo Dios, aunque lo llamen de diversas maneras.”
Entre otros conflictos, el Sr. Sulzberger cita los que rabian entre facciones religiosas en el Líbano y la contienda que envuelve a católicos y protestantes en Irlanda Septentrional. Quizás los hombres envueltos en guerra de ese tipo crean que están peleando en el nombre de Dios. Pero ¿está realmente Dios con uno u otro de los lados de estos conflictos?
La respuesta tiene que ser No. Así es hasta en los casos en que el cristianismo es la fe que afirman tener tanto los de un lado como los del otro en un conflicto. Jesucristo dijo de sus seguidores verdaderos: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) El amor no se despliega peleando, mutilando y matándose unos a otros. Además, los que verdaderamente obran en el nombre de Dios han batido “sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas.”—Isa. 2:4.
Búsqueda de paz
● Aunque expresa esperanza de que haya un futuro mejor, el “South China Morning Post” dijo, editorialmente, el 31 de diciembre de 1975: “La condición del mundo al terminarse 1975 se refleja de modo sombrío en la condición de la Organización de las Naciones Unidas al fin de la sesión anual de la Asamblea General. El ambiente de encono, cólera, frustración y confrontación que caracterizó los diversos debates amenaza de modo siniestro con burlarse cínicamente del fervoroso deseo de un Feliz Año Nuevo en 1976.”
Poniendo de relieve un factor significativo que obstruye la paz mundial, el editorial dijo: “Por más de un cuarto de siglo desde la desastrosa II Guerra Mundial, la búsqueda de paz mundial ha continuado sin interrupción pero solo con éxito limitado principalmente porque hay estadistas arrogantes y dogmáticos para quienes el poder es más importante que la paz.”
Jamás puede esperarse paz y tranquilidad únicamente por los esfuerzos de personas humanas imperfectas, prescindiendo de sus motivos. “No cifren su confianza en nobles,” dice la Biblia, “ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.”—Sal. 146:3, 4.
Toda esperanza de un futuro verdaderamente mejor depende de Jehová Dios, a quien el salmista bíblico oró de este modo: “Danos ayuda, sí, de la angustia, puesto que la salvación por el hombre terrestre es inútil.” (Sal. 60:11) La paz y tranquilidad permanente vendrá a la Tierra solo por medio del reino de Dios bajo la gobernación de Jesucristo, el “Príncipe de Paz.”—Isa. 9:6, 7.
Protección para el pontífice
● Los guardas suizos del Vaticano han agregado ahora gas lacrimógeno a su arsenal, según un informe reciente de la Prensa Asociada. Se dijo que esa fuerza de noventa hombres quiere alguna arma protectora “menos perjudicial” que sus metralletas y rifles con bayoneta, o la combinación de lanza con hacha de combate con la que hacen guardia. Pero ¿por qué debería tener la Ciudad del Vaticano tales guardas armados en primer lugar? “Su principal función es proteger la persona del pontífice,” dice la “New Catholic Encyclopedia.” Sin embargo, ¿qué hay de aquel a quien este pontífice como el “vicario de Cristo” afirma representar? Jesucristo le dijo al gobernador romano Pilato: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que yo no fuese entregado a los judíos”... para ser ejecutado. Por esta razón, la “gente” de Cristo no necesitó un arsenal. Pero evidentemente el papa opina que su “gente” sí. Parece que ni su fe, valor ni “reino” casan con los de Cristo.—Juan 18:36, “Biblia de Jerusalén” católica.
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