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¿Disfruta usted de su trabajo?¡Despertad! 1984 | 8 de enero
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¿Disfruta usted de su trabajo?
Parece que está aumentando la cantidad de personas descontentas con su trabajo. ¿Es usted una de ellas? ¿Puede su trabajo llegar a ser más grato? Si así es, ¿cómo lo beneficiaría eso a usted?
HAY quienes dicen que su trabajo es un sueño. Otras personas dirían rápidamente que es una pesadilla. Al parecer, no es pequeña la cantidad de personas que componen el segundo grupo.
Un estudio de fecha reciente, preparado para el ministro de Salud, Educación y Bienestar de los Estados Unidos, declara que hay “cifras significativas de trabajadores estadounidenses que están descontentos con la clase de vida laboral que tienen”. Entre ellos hay “trabajadores de todos los niveles profesionales”.
Entre los alemanes occidentales, que desde hace mucho tienen fama de ser industriosos, el trabajo ya ha sido desplazado de su perenne posición número uno. Ha sido postergado hasta el cuarto lugar... tras la familia, el ocio y la amistad, en ese orden.
En muchas partes del mundo hay una disminución en la satisfacción que se deriva del trabajo, y varias cosas han contribuido a esa tendencia. ¿Puede hacerse algo para contrarrestarla? Veremos. Pero primero, consideremos una definición importante.
¿Qué es el trabajo?
A menudo se piensa en el “trabajo” como “ocupación asalariada”. No obstante, esa definición limita seriamente el asunto del que estamos hablando. Por ejemplo, eso querría decir que el ama de casa que cuida de su hogar y sus hijos no trabaja, mientras que si aceptara algún pago por cuidar la casa y los hijos de otra persona, estaría trabajando.
Una mejor definición de “trabajo” pudiera ser la que se empleó en el estudio estadounidense susodicho. Según ese estudio, el “trabajo” es “una actividad que produce algo de valor para otras personas”.
¿Cuán importante es la satisfacción que se deriva del trabajo?
“Si no hay oportunidad de trabajar —sigue diciendo el estudio susodicho—, o si el tipo de trabajo es desagradable (o algo peor), es probable que haya graves repercusiones en otras partes del sistema social.” Entre esas repercusiones pueden estar la debilitación de la salud física y mental o la desintegración de las relaciones de familia. Algunos trabajadores descontentos se hacen apáticos; otros, hasta antisociales en su comportamiento. Tales factores pueden llevar al beber en exceso, la toxicomanía, la agresividad y la delincuencia.
Es obvio, pues, que hay mucho que podemos ganar si tratamos de contrarrestar la falta de satisfacción en el trabajo, al menos en nuestra propia vida. El difunto Albert Camus, escritor francés que ganó el premio Nobel de literatura en 1957, dijo una vez: “Sin trabajo, toda la vida se echa a perder. Pero cuando el trabajo es monótono, la vida se sofoca y muere”.
¿Quién desea que su vida se sofoque y muera? Por eso, ¿es posible dar vida a nuestro trabajo para hacerlo más interesante y provechoso? ¿Cuán satisfaciente es precisamente su trabajo? Para que se examine, considere las preguntas del recuadro de abajo.
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¿Puede usted hacer más placentero su trabajo?¡Despertad! 1984 | 8 de enero
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¿Puede usted hacer más placentero su trabajo?
“A VECES la presión es casi insoportable; si no me tomara un traguito de vez en cuando, no podría continuar trabajando”, dijo un empleado. “Las malas condiciones de trabajo y el equipo viejo son una constante causa de irritación”, dijo otro. Otros dicen:
“Estoy harto de trabajar con personas que no dejan de quejarse; para colmo, algunas de ellas tienen un modo de pensar y de hablar asqueroso”.
“Solo soy un ama de casa. Mi trabajo es muy aburrido. Me siento muy poco satisfecha”.
“El problema principal es la discriminación racial. Son pocas las oportunidades para obtener un ascenso, y en períodos de poca actividad, somos los primeros a quienes despiden”.
¿Suenan familiares algunas de estas quejas de trabajadores descontentos? En muchos casos, son tan pocas las medidas que se pueden tomar para cambiar las causas del descontento laboral que uno acaba por sentirse frustrado. Pero hay un cambio que siempre es posible efectuar... un cambio de actitud personal.
La importancia de la actitud
No es sensato clasificar los diferentes tipos de trabajo como superiores o inferiores, nobles o innobles, prestigiosos o sin prestigio. Todo trabajo es igualmente honorable y noble, a no ser que se trate de un trabajo que tenga algo censurable desde el punto de vista moral. Sin embargo, el hecho es que la mayoría de las personas no consideran el trabajo así. ¿Por qué no?
Frecuentemente se juzga el valor de los diferentes tipos de trabajo según su importancia relativa en una escala monetaria. Pero ¿es el trabajo del artista de cine o de teatro, quien quizás gane cientos de miles de dólares, realmente más importante que el trabajo del basurero, quien contribuye directamente a la sanidad pública? ¿Es la atención amorosa de una madre, quien no recibe “ningún salario”, menos importante que la atención que la maestra asalariada suministra al hijo de ésta? El estudio que se hizo en los Estados Unidos sobre el tema Work in America (El trabajo en los Estados Unidos) llega a la conclusión de que nadie “vale cien veces más que otra persona solo porque se le pague cien veces más”.
Tampoco es prudente evaluar lo satisfaciente que sea cierto trabajo basándose en el prestigio que éste parezca ofrecer. Lo que importa es lo que se logre. Por ejemplo: El arquitecto que haya perdido su habilidad para diseñar con facilidad tiene menos razón inmediata para sentirse satisfecho, a pesar del prestigio que posiblemente tenga, que el conserje que logre mantener su edificio inmaculado. El trabajo debería considerarse desde el punto de vista de lo que logra a favor de otras personas, no solo a la luz de lo que nos proporciona en términos de salario o prestigio. El que aprendamos a reconocer esto hará que nos sintamos más contentos con nuestro trabajo, en armonía con el principio bíblico de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir”. (Hechos 20:35.)
Cómo disfrutar más del trabajo
Esfuércese por hacer trabajo de buena calidad. Los buenos hábitos de trabajo incluyen el tener metas en cuanto al desempeño de la labor y entonces esforzarse por lograrlas. Pero tenga cuidado: Las metas deben ser prácticas y alcanzables. De lo contrario, el no poder realizarlas resulta en desánimo y mayor descontento. Resuélvase a hacer su trabajo lo mejor que pueda, pero no espere perfección.
Los jóvenes pueden colocar un fundamento para poder hacer trabajo de buena calidad por medio de adquirir una buena educación. Esto no significa el ir a la universidad. Más bien, el que dominen las artes de la lectura, el estudio y el aprendizaje los capacitará para desarrollar nuevas habilidades en el futuro y mejorar las que ya hayan adquirido. Recuerde que mientras mejor sea la calidad de nuestro trabajo, mayores serán los beneficios para nosotros y los demás. Por eso esté al corriente de las nuevas tendencias en su campo de trabajo y adóptelas si es posible y cuando sea realizable.
Sea concienzudo. El trabajo bien hecho y completado a tiempo promueve el sentimiento satisfaciente de logro y es motivo para sentir orgullo sin pretensiones. También es una bendición para los demás. Por otra parte, el trabajo efectuado de manera negligente puede costarnos nuestro amor propio, mientras que puede atacar a los nervios de otras personas o posiblemente tener un efecto aun más perjudicial. Por ejemplo, ¡piense en el daño que pudieran causar los mecánicos, los médicos o las enfermeras si son descuidados en su trabajo!
Evite hacerse esclavo de la rutina: Con el tiempo, cada cual desarrolla cierta manera de hacer las cosas. Para evitar que dicho patrón se convierta en una rutina aburrida, algunos han hallado que es provechoso cambiar su patrón de trabajo de vez en cuando. Quizás se pueda cambiar el orden en el que se desempeñan ciertas tareas. Después de todo, no hay ninguna ley que diga que el lunes tenga que ser el día para lavar la ropa, ¿verdad? ¿O tienen que hacerse siempre en el mismo orden algunas de las faenas de la fábrica?
Por supuesto, no todos pueden alterar grandemente su manera de trabajar; pero muchos oficinistas han hallado que el simplemente cambiar la posición del escritorio les ha dado la sensación de estar iniciando su labor desde una nueva perspectiva y también ha contribuido algo novedoso a su trabajo. ¿Habrán descubierto esto mismo aquellas amas de casa que tienen la reputación de estar mudando constantemente los muebles de un lugar a otro?
Manténgase en buena condición física. Esto es imprescindible para disfrutar del trabajo. Duerma lo suficiente de noche. Dedique los fines de semana a actividades que no resulten en que su trabajo sea de calidad inferior el lunes debido a que usted no tiene ganas de trabajar. El estar siempre cansado puede hacer de usted un empleado que esté mirando constantemente el reloj o un trabajador que esté siempre impaciente porque llegue el fin de semana. ¡Puede que hasta se sienta simplemente como un prisionero que está cumpliendo una condena en la prisión!
Contribuya a que haya un ambiente alegre. Mantenga el lugar donde usted trabaja, así como los lavamanos y los retretes, tan limpios y nítidos como pueda. Quizás se le permita colocar una planta en algún lugar o un cuadro de buen gusto en la pared para alegrar un poco el ambiente. Tal vez su esfuerzo por tratar de mejorar el ambiente influya en otros y dé a la gerencia el incentivo para hacer otros cambios deseables.
Sea agradable y amistoso. Sin duda usted no querrá participar con sus compañeros de trabajo en prácticas poco honradas o de índole inmoral; pero aun así, puede seguir este consejo de las Escrituras: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18). No permita que las diferencias de opinión o los choques de personalidad interrumpan el progreso del trabajo. Evite las confrontaciones. Sobre todo, no se deje contagiar del descontento de otros. Mantenga una actitud positiva. ¿Por qué debería usted sentirse desdichado solo porque otros tal vez se sientan así?
Mantenga su mente alerta. Los trabajos supuestamente monótonos por lo general son aquellos que requieren poco, o ningún, esfuerzo mental. Si su trabajo es de esta clase, puede que le sea un verdadero desafío mantener activa su mente. Trate de meditar en asuntos que haya aprendido anteriormente. Claro, esto no quiere decir que se debe soñar despierto en el trabajo o crear situaciones peligrosas debido a estar pensando en otros asuntos mientras se efectúa una labor que requiera concentración. Pero, al desempeñar alguna labor que no ocupe su mente por completo, mantenga ésta alerta dándole algo que hacer.
¡Persevere! No permita que los problemas que surjan en el trabajo le roben su contentamiento. Resuélvalos, o aprenda a vivir con ellos. Aplique el principio bíblico: “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien”. (Romanos 12:21.)
Sea equilibrado. El duro trabajo es bueno; pero el tener demasiado de algo bueno no hace que esto automáticamente sea mejor. A las personas que consideran el trabajo como lo más importante (aun más importante que los amigos y la familia) se les llama en países de habla inglesa workaholics —combinación de los términos en inglés work (trabajo) y alcoholics (alcohólicos), como si se dijera “trabajólico”—; pudiéramos llamarlos maníacos del trabajo o “trabajómanos”. A dichas personas les falta el equilibrio. Aunque el apegarse a un horario extremadamente cargado tal vez las haga felices a ellas, rara vez hace felices a los que tienen que vivir y trabajar con ellas.
Un “trabajómano” no debería engañarse creyendo que lo que lo impulsa es el puro amor al trabajo. La causa fundamental de su conducta muy bien pudiera ser un sentimiento de inseguridad, un espíritu ambicioso o hasta la codicia. Puede que se trate de un vano “esforzarse tras el viento” que pudiera resultar en graves problemas personales y hasta en una muerte prematura. La Biblia aconseja que se haga “duro trabajo”, pero los “trabajómanos” pasan por alto que ésta también dice que “mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento”. Solo se puede disfrutar plenamente del trabajo si se mantiene el equilibrio apropiado entre éste y otras actividades. (Eclesiastés 4:6; Efesios 4:28.)
Usted puede hacer más placentero su trabajo por medio de poner en práctica algunas de las sugerencias que se acaban de mencionar. Pero, aparte de lo que ya se ha dicho, ¿sabía usted que el trabajo puede prolongarle la vida?
[Ilustración en la página 5]
Para derivar satisfacción del trabajo, es importante que logre algo
[Ilustración en la página 6]
El trabajo concienzudo resulta en felicidad
[Ilustración en la página 7]
Un ambiente alegre contribuye al trabajo placentero
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¡Prolongue su vida mediante el trabajo!¡Despertad! 1984 | 8 de enero
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¡Prolongue su vida mediante el trabajo!
EL TRABAJO, especialmente cuando es placentero, puede prolongar la vida. Esta afirmación tiene respaldo científico. Por ejemplo, cierto estudio que se realizó entre personas de edad avanzada, el cual duró 15 años, mostró que lo que más contribuye a la longevidad es la satisfacción que se deriva del trabajo. La felicidad ocupó el segundo lugar.
Hace algunos años, la antropóloga Sula Benet llevó a cabo un estudio sobre los abjasios, pueblo de la Unión Soviética. El estudio reveló que la cantidad de abjasios que vivían 90 años de edad o más era 25 veces mayor en comparación con la de otros ciudadanos soviéticos. ¿Cómo explicó ella sus hallazgos? Escribió: “Tanto la medicina soviética como los abjasios concuerdan en que los hábitos de trabajo de éstos tienen mucho que ver con su longevidad”.
La gente que sigue trabajando durante toda su vida tiene mayor probabilidad de vivir por más tiempo. A la larga, los que se jubilan y dedican mucho tiempo a viajar y a pasatiempos no hallan que esto sea totalmente satisfaciente. ¿Por qué? Porque dichas actividades no son trabajo que produzca “algo de valor para otras personas”. Solo al hacer cosas por otras personas —hasta el grado que lo permitan nuestra salud y circunstancias— podemos seguir experimentando satisfacción.
La capacidad del trabajo en lo relacionado con prolongar la vida es, por supuesto, limitada. Tarde o temprano, prescindiendo de lo satisfaciente que pudiera haber sido nuestro trabajo, nos llega la hora de la muerte. ¡Pero hay otra clase de trabajo cuya realización encierra la promesa de vida que ha de prolongarse por una eternidad! ¿Es eso realmente posible? ¿Qué clase de trabajo pudiera ser ése?
El trabajo más placentero y remunerador
La Palabra de Dios, la Biblia, dice en 1 Juan 2:17: “El mundo va pasando [...], pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Sí, es el hacer la voluntad de Dios lo que puede prolongar la vida por toda una eternidad. Hoy el hacer dicha voluntad incluiría el seguir el consejo que el apóstol Pablo dio a Timoteo: “Trabaja en propagar la buena noticia y desempeña bien tu servicio”. (2 Timoteo 4:5, Nueva Biblia Española [católica].)
Una parte muy significativa de la “buena noticia” hoy día es ésta: el Reino de Dios, por el cual los cristianos llevan mucho tiempo orando, ya ha sido establecido en los cielos. Actualmente está reuniendo aquí en la Tierra a sus súbditos y preparándolos para que sobrevivan al fin del sistema inicuo de cosas de Satanás. (Mateo 6:10; Daniel 2:44.)
¿Pudiera haber algo más placentero y remunerador que dedicar tiempo a hablar a otras personas acerca de esta maravillosa esperanza? Millares de testigos de Jehová contestarían: No. Por eso se esfuerzan por hacer de ello su ‘trabajo’, la actividad más importante de su vida.
El efectuar esta obra los ha beneficiado grandemente. En primer lugar, el gozo y la satisfacción que derivan de ello los ayuda a contrarrestar los rasgos desagradables de otros tipos de trabajo que tengan que realizar. Eso ayuda a los testigos de Jehová a mantener un espíritu feliz, prescindiendo de cuáles sean las condiciones de su trabajo seglar.
Las buenas nuevas también encierran la promesa de vida en el nuevo sistema de Dios, donde todo tipo de trabajo será placentero. Esperan participar en el cumplimiento de estas palabras proféticas: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal. No será para nada que se afanarán, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los escogidos de Jehová, y sus descendientes con ellos”. (Isaías 65:21-23.)
¿Le preocupa a usted el que el hombre esté contaminando el ambiente? Entonces, no hay duda de que disfrutaría de ayudar a convertir la Tierra en un Paraíso global. ¿Le preocupa el que estén en peligro de extinción ciertas especies de animales, o el que el hombre maltrate a los animales? Entonces es muy probable que disfrutaría de ayudar a cuidar de manera amorosa a estas criaturas inferiores. ¿Le preocupa el futuro de los niños de hoy día? Entonces disfrutaría mucho de criarlos bajo condiciones justas.
El hacer un trabajo tan deleitable en el nuevo sistema de cosas de Jehová Dios de ninguna manera pudiera llamarse una pesadilla. Y si usted da pasos positivos ahora a fin de participar en esa grandiosa obra, de seguro hallará que es mucho más que solo una ilusión.
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