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Fíjese metas que tengan propósito¡Despertad! 1974 | 8 de diciembre
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autodisciplina, y al principio quizás haya fracasos. Pero siga esforzándose, aprenda a no ceder demasiado fácilmente a sus inclinaciones o a las influencias de otros, las cuales, aunque bien intencionadas, quizás no siempre sean prudentes. Habiéndose fijado una meta, siga con ella, a menos que con el paso del tiempo descubra que la meta que se fijó fue muy alta o que no fue práctica. En una ocasión el apóstol cristiano Pablo dio un buen consejo en relación con las contribuciones para los compañeros cristianos necesitados: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón.” Si uno se ha fijado una meta que vale la pena, ¡haga tal como lo ha resuelto, persevere en ello!—2 Cor. 9:7.
No deje que se lo lleve la corriente. Sea determinado, fíjese metas prudentes, y lleve una vida más rica y significativa.
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La discordia quebranta a Concordia¡Despertad! 1974 | 8 de diciembre
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La discordia quebranta a Concordia
LAS ondas de la conmoción todavía hacen trepidar al Seminario Concordia en Saint Louis, Misuri. Por varios meses la mayor escuela teológica luterana de los Estados Unidos ha estado tambaleándose bajo los efectos de una impresionante revuelta. A algunas personas esto quizás les llegue como una sorpresa, aun en un tiempo cuando virtualmente todas las organizaciones religiosas principales están experimentando dificultades. ¿Por qué?
Porque el antiguo Concordia, fundado hace unos 135 años parecía muy firme. Está respaldado por el Sínodo de Misuri de la Iglesia Luterana que cuenta con tres millones de miembros, conocido por su posición firme y “conservadora” en cuestiones religiosas. ¿Qué sucedió?
La quebrantadora discordia
En enero de este año John H. Tietjen, cabeza del seminario, fue suspendido por la Comisión de Control de la escuela. La Comisión citó como razones: Mala conducta oficial en el desempeño de sus obligaciones oficiales, incluso insubordinación al presidente del sínodo J. A. O. Preus y la defensa de doctrinas falsas. En reacción al despido, la mayor parte del profesorado instituyó un boicoteo de clases. En cuestión de días cuarenta y tres miembros del profesorado, o sea todos salvo cinco, fueron despedidos por rehusar volver a sus clases.
Después de un mes de la suspensión de Tietjen, más de 450 estudiantes de un total aproximado de 600 votaron en pro de acompañar a los miembros del profesorado despedido en un ‘seminario en el exilio,’ el cual ha llegado a llamarse Seminex. La acción del estudiantado fue voluntaria. Pensaron que el permanecer en Concordia daría a entender que estaban de acuerdo con el despido de los profesores, acción que deploraban como “no cristiana” e “inmoral.”
El nuevo seminario ha funcionado en la cercana Escuela de Divinidad controlada por los jesuitas en la Universidad de Saint Louis así como en el Seminario Teológico Edén, el cual es administrado por la muy liberal Iglesia Unida de Cristo. Su programa ha sido respaldado financieramente por ELIM, Luteranos Evangélicos en Misión, y depende de las contribuciones. A mediados de marzo, aproximadamente un mes después que se reanudaron las clases en las nuevas instalaciones, ELIM informó en su publicación Missouri in Perspective que había recibido donaciones y contribuciones que se acercaban a los 800.000 dólares.
Solo unos pocos estudiantes permanecieron en Concordia. Los cursos de primavera hallaron solo aproximadamente noventa estudiantes y diecinueve profesores regulares y visitantes en la escuela. Y parece que aun muchos de éstos en realidad hubieran preferido unirse al grupo disidente, pero la presión paterna o temores financieros y la inseguridad acerca de sus carreras los impulsaron a quedarse. Varios estudiantes abandonaron del todo sus estudios ministeriales.
Esta discordia ha llegado como un gran cambio. Durante la década de 1960, cuando se consideraba de moda el que los estudiantes de las universidades estuvieran en rebelión en contra del establecimiento, Concordia permaneció inalterada. De hecho, una broma del ambiente académico estadounidense decía que durante ese período la escuela era “un foco de contentamiento.”
Sin embargo, esos días de contentamiento se han ido para siempre. ¿Por qué? ¿Qué ha suscitado el fuego que ha resultado en semejante discordia?
La principal causa de la discordia
Bueno, en la raíz del problema se encuentran las diferencias doctrinales. Cada lado —conservador y moderado— tiene argumentos extensos para respaldar sus opiniones. En breve, ¿qué es lo que dicen?
Los conservadores insisten en considerar que “cada palabra de las Escrituras,” fue directamente inspirada por Dios. Creen que cuando la Biblia dice que un pez grande se tragó a Jonás, eso es lo que en realidad ocurrió. Afirman que aceptan literalmente el relato acerca de la creación, el jardín de Edén y la caída al pecado, que se narra en Génesis, capítulo uno a tres.
Los moderados, sin embargo, dicen que “aceptan sin reservas a la Biblia como la escrita e inspirada Palabra de Dios.” Pero usan lo que ellos llaman ‘el método histórico crítico’ para tratar de interpretar la Biblia. Este sistema dice que el evangelio o las buenas nuevas que Jesús predicó, según lo entienden los moderados, es la norma por la cual hay que evaluar cualquier parte de las Escrituras. Los conservadores algunas veces lo llaman “la reducción al Evangelio.”
Un hecho interesante de notar es que los moderados se esfuerzan en hacer que la diferencia entre su posición y la de los conservadores parezca lo más pequeña posible. ¿Por qué? Porque muchas personas en el Sínodo de Misuri tradicionalmente prefieren la opinión conservadora. Si de algún modo los moderados dieran evidencia pública de no creer en la Biblia, podrían perder un buen sector de la iglesia.
Por lo tanto los moderados frecuentemente son precavidos y cautelosos en sus explicaciones de las Escrituras. Esto se puede ilustrar. Si un conservador le preguntara a un moderado, “¿Cree usted que Jonás realmente vivió y es verdad que un pez grande se lo tragó?” ¿cómo le contestaría el moderado? Bueno, el profesor moderado Richard R. Caemmerer dice: “No creo que no haya pensado en Jonás como un personaje histórico, ni me he sentido tentado a hacer un mito del relato por ser demasiado milagroso. El milagro principal que hallé en él, en mis años de pastor, fue que él pudiera recordar las hermosas palabras con las que le oró a Dios ‘desde el vientre del pez’ (Jon. 2:1ff.).”
El conservador, al oír o leer una respuesta semejante, se pregunta: “¿En qué cree el profesor? ¿Cree en que realmente hubo un Jonás y que un pez grande realmente se lo tragó o no?” La respuesta no está lo suficientemente clara para el conservador.
“¿Y qué hay acerca del relato de la creación en Génesis?” pregunta el conservador. “¿Ha de tomarse literalmente?”
El profesor moderado contesta: “Al igual que Martín Lutero he sido modesto
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