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¡Despertad! 1980
g80 22/9 pág. 20

“Es la ley” en un mundo confuso

En Gales, un hombre se libró de pagar multas por más de 60 infracciones de estacionamiento, que alcanzaban la suma de casi 900 dólares, debido a que tenía el automóvil registrado a nombre de su hijo Jonathan, de seis años de edad. El Código del Tránsito dice que sólo el dueño a cuyo nombre está registrado el vehículo es responsable por las violaciones de estacionamiento, y también da por supuesto que ningún niño menor de 10 años puede ser culpable de ofensa alguna. ¡Sin lugar el caso!

Un asaltante de bancos de Florida, E.U.A., entabló demanda contra los policías que lo arrestaron, para que le devolvieran el botín. Un error técnico al registrar el caso contra el asaltante resultó en que el juez desechara el caso en vez de celebrarle nuevo juicio al asaltante, puesto que éste ya estaba en la cárcel por otros delitos. El ladrón, al leer el libro de texto que usan los estudiantes de derecho, se enteró de que no se le podía quitar el dinero a una persona “inocente” y entabló la demanda para que se lo devolvieran. Mientras tanto, el banco había recibido de vuelta el botín. Un juez ordenó a los policías que respondieran a la demanda. “Técnicamente, de acuerdo con el Negociado Federal de Investigaciones,” dice el informe de Prensa Asociada, “los dos policías tendrían que pagar el dinero de su propio bolsillo.”

Una corte italiana decretó que un automovilista que hirió a una ramera en un accidente automovilístico tiene que pagarle 4.800 dólares. La mujer, de 48 años de edad, perdió 70 días de “trabajo” y, según los médicos, su “capacidad profesional” había sido reducida en un 15 por ciento.

El Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Sexto Circuito anuló recientemente la condena de nueve personas acusadas de “timo.” Los acusados apelaron alegando que la ley tenía el propósito de impedir la entrada de timadores en los negocios legítimos. Ellos dijeron que “simplemente” cometían ofensas de timo sin relación con negocios legítimos, y por lo tanto no les aplicaba esta ley. ¡La corte concordó!

Un magistrado del Tribunal Supremo de Nueva York dictó fallo contra una compañía de seguros y sostuvo que ésta tenía que pagar por la operación de un hombre que quería cambiar de sexo. El juez decretó esto a pesar de que el médico había entregado a la corte una declaración jurada en la cual explicaba que “cuando se opera a este tipo de paciente no se ha curado su ‘enfermedad,’ sino más bien se ha cumplido con su petición de que se le altere el cuerpo conforme a sus deseos. El problema de funcionamiento está en el cerebro.” El juez sostuvo que el doctor carecía de pericia en asuntos de cambio de sexo.

De manera similar, en los Estados Unidos un juez de distrito de Iowa concedió el pago de 3.600 dólares en gastos médicos y perjuicios por el programa gubernamental de ayuda médica con relación a otra operación para un cambio de sexo. Funcionarios del programa gubernamental habían alegado que tales operaciones se clasificaban como cirugía cosmética y que el programa de ellos no cubría tales operaciones. Es de interés notar que el prestigioso hospital universitario de Johns Hopkins, Baltimore, recientemente dejó de efectuar operaciones de cambio de sexo debido a que estudios con relación a las personas que se habían hecho la operación mostraron que a los llamados “transsexuales” les iba igual o hasta mejor sin la operación.

Un nuevo código criminal de Nueva Jersey exige que las autoridades notifiquen al ladrón de lo que la víctima alega que le han robado, y concede al ladrón 10 días para recusar dicho reclamo. Pertenencias que la víctima podría necesitar inmediatamente, tales como automóviles, credenciales, llaves, carteras y otros artículos robados, que anteriormente se devolvían de inmediato, ahora se guardan al menos por 10 días, y quizás por mucho más tiempo, si el sospechoso recusa los reclamos de la víctima.

Esos ejemplos de lo caprichosa que suele ser la ley parecen corroborar declaraciones como la del Boston Globe: “La sociedad en general ha adoptado el proceso judicial como su propia norma moral y ha sacrificado el sentido común y la responsabilidad personal. Lo que es legal no es necesariamente bueno.” Por supuesto, es necesario que haya ley que rija, pero, como sucede con todos los esfuerzos del hombre, el elemento humano siempre parece encontrar una manera de tergiversarla.

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