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  • ‘Conformes a este mundo’
    La Atalaya 1959 | 1 de abril
    • formado al mundo a tal grado que la gente se sorprende si ella desafía agudamente el comportamiento prevaleciente de la comunidad.”

      Aunque las iglesias se han conformado a este mundo a pesar del mandato inequívoco: “No os conforméis con este siglo,” no hay por qué usted debiera proceder de la misma manera desobediente. La Biblia señala la voluntad de Dios. Aprenda esa voluntad. Modele su vida según ella. Deje que esta revista le ayude a hacerlo.

  • Parte 7—“Hágase tu voluntad en la tierra”
    La Atalaya 1959 | 1 de abril
    • Parte 7—“Hágase tu voluntad en la tierra”

      Es la voluntad de Jehová Dios el Creador la que tiene que hacerse en la tierra. La prueba de ese hecho es lo que aprendimos en el Capítulo 2 del libro “Hágase tu voluntad en la tierra.” El Capítulo 3, en el cual nos hallamos actualmente, se espacía en que es “Necesario un santuario.” Durante los pasados miles de años los hombres han edificado santuarios para la adoración de sus dioses, pero todos éstos han sido profanados o destruídos. Hasta el templo de Jehová Dios en Jerusalén fué destruído hace mucho. ¿No hay un santuario verdadero que tenga santidad permanente? Mientras que los cielos le son como trono a Dios el Creador, la tierra es el estrado de sus pies y debe mantenerse santa. El jardín de Edén en el cual Dios puso al primer hombre y la primera mujer fué en realidad un santuario, un lugar sagrado, santo; era eso especialmente porque Dios lo visitaba y conversaba allí con el hombre. Pero, un hijo espíritu celestial de Dios se rebeló contra Él y dió pasos para introducir el pecado en el jardín de Edén y de esa manera profanar el lugar santo. Él se hizo Satanás el Diablo.

      7. Por medio de mantener el Paraíso como santuario, ¿qué sería posible que hicieran Adán y Eva, y qué mandamiento especial fué posible que ellos quebrantaran, y con qué pena?

      7 Por medio de mantener el Paraíso de Edén como un lugar santo o un santuario les sería posible a Adán y Eva vivir en él con sus hijos para siempre. En este jardín Dios había plantado un árbol especial, que él llamó el “árbol del conocimiento del bien y del mal.” Entre tanto que Dios prohibiera que el hombre comiera de él, el que el hombre comiera de él sería incorrecto, sería desobedecer a su Padre celestial, pecar contra Dios. “Y Jehová Dios también impuso este mandamiento al hombre: ‘De todo árbol del jardín puedes comer hasta que quedes satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento del bien y del mal no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.’” (Gén. 2:9, 16, 17) Allí el Legislador Jehová Dios declaró que la pena por el pecado era, no el tormento eterno y en vida del alma humana, sino muerte positiva, el dejar de vivir o existir. Adán, hecho a la imagen y semejanza de Dios, entendió tanto el mandamiento de su Padre celestial como el castigo que se le daría por quebrantar ese mandamiento. Después que su Padre celestial le dió como esposa a la mujer perfecta, Eva, Adán le dijo a ella acerca del mandamiento de su Padre, porque, como dijo Adán, “esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada ésta.”—Gén. 2:23.

      8. ¿Por qué, cuándo y cómo atacó Satanás el Diablo lo justo de la ley que Dios les dió a ellos?

      8 De este mandamiento Satanás el Diablo se dió cuenta de sobre qué punto podría probar la obediencia de Adán y Eva hacia su Padre celestial y la devoción exclusiva de ellos hacia su Dios. Él era, por supuesto, invisible a Eva, dado que era una criatura espiritual. Pero él hizo manifiesta su presencia y presentó sus sugestiones para hacer el mal y pecar por medio de una bestia del campo, una serpiente. Adán no se encontraba allí en ese momento para que se le preguntara. De modo que por la serpiente, Satanás el Diablo le preguntó a Eva, no como chisme, sino aparentemente en busca de información: “¿Es verdaderamente cierto que Dios dijo que ustedes no han de comer de todo árbol del jardín?” Eva le contestó correctamente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. Pero en cuanto a comer del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No deben comer de él, no, ustedes no deben tocarlo por temor de que mueran.’” A Eva no se le había dejado ignorante de la ley del santuario paradisíaco. Por medio de la serpiente, Satanás el Diablo ahora atacó lo justo de esa ley. “Contestando a esto la serpiente dijo a la mujer: ‘Positivamente ustedes no morirán.’ Porque Dios sabe que en el mismísimo día que ustedes coman de él sus ojos no podrán menos que ser abiertos y ustedes no podrán menos que ser semejantes a Dios, conociendo el bien y el mal.’”—Gén. 3:1-5.

      9. (a) ¿Qué cosa fué la declaración de la serpiente a Eva? (b) Al no reconocer esto, ¿cómo pudo ella razonar de modo que le pareciera correcto quebrantar la ley, y cómo pudo argüir que la serpiente tenía razón?

      9 Esa declaración fué una calumnia; y la calumnia es lo que hace a un diablo. Pero Eva no se dió cuenta de que eso que le dijo la serpiente era una calumnia contra Dios, su Padre celestial. Ella fué “cabalmente engañada.” ¿Qué había de hacer ella ahora? Si el mandato de Dios era injusto, basado sobre falsas proposiciones, ¿sería incorrecto que ella se rebelara contra la injusticia y que se hiciera justicia por sí misma? Además, el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal no era dañino, de hecho era alimento. ¡Qué apariencia tan agradable tenía! Y ¡qué maravilloso sería el tener abiertos los ojos para poder ver las cosas como nunca antes y ser como Dios mismo en cuanto a conocer el bien y el mal por uno mismo! ¿Por qué, entonces, ser teocrática por medio de obedecer por más tiempo esta ley injusta e infundada de su Dios y Padre? Entonces, a la manera y espíritu democráticos, Eva empezó a tomar del fruto del árbol prohibido y a comer de él. ¡Ajá, no cayó muerta con la primera mordida! Así que la serpiente debe haber tenido razón en esto, podía argüir Eva, engañada.

      10. ¿Qué cosa principió Eva de esta manera sobre la tierra, y cómo haría que su esposo muriera con ella si el castigo por quebrantar la ley era realmente eso?

      10 Eva había permitido que la confianza que tenía en su Padre celestial fuera arruinada. Con ella principió algo que es tan extenso hoy día: la desobediencia a los padres. Después de comer su primer pedazo del fruto prohibido quizás Eva se haya sentido democrática debido a esta clase de “acción popular.” Pero no se sintió como Dios, según había prometido la serpiente. Tampoco se le abrieron los ojos moralmente en ese tiempo de modo que viera lo malo de su desobediencia. Además, si era cierto que moriría por obrar contra la ley de Dios, entonces ella haría que su esposo Adán muriera con ella, por medio de persuadirlo a comer con ella. Por eso ofreció el fruto a Adán, la cabeza de nuestra familia.

      11. ¿Entre qué clases de acción tenía que escoger ahora Adán, y por qué fué voluntarioso al pecar?

      11 ¿Qué había de hacer ahora Adán? ¿Sería teocrático por medio de someterse al dominio y soberanía de Dios, o sería democrático y dejaría que la gente o el pueblo de la tierra dominara? ¿Mantendría santo el santuario edénico de Dios y libre del pecado de desobediencia, un lugar donde Jehová fuera adorado como Dios? ¿O permitiría que el deseo que tenía Eva de ser como Dios ejerciera influencia en él? Entonces, ¿renunciaría a su Dios y Creador y con orgullo se establecería a sí mismo como Dios, en lugar de Jehová? Adán decidió agradar a Eva por medio de comer con ella y así aprobar su pecado y también complacerse a sí mismo por medio de mantenerse al lado de ella y participar con ella de las consecuencias de su pecado, el castigo de muerte ya anunciado. Él sabía lo que estaba haciendo: “Porque Adán fué formado primero, luego Eva. Además Adán no fué engañado, sino la mujer fué cabalmente engañada y vino a estar en transgresión.” (1 Tim. 2:13, 14) Contrario al conocimiento dado por Dios, Adán obró en contra de su puesto como jefe de la familia humana. Él pecó voluntariosamente.—Gén. 3:6, 7.

      12, 13. ¿Qué adoración estableció así Adán en el Edén, y cómo se estaba haciendo para con Dios, según el principio de la ley que Dios dió a Israel?

      12 Adán, como el que decidía y llevaba por ello la responsabilidad, había establecido la adoración falsa en el santuario edénico. Era la adoración de uno mismo, la adoración de la persona creada en vez del Creador. Por medio de quebrantar la ley de Dios él en sí mismo se había elevado por encima de la ley teocrática. Se había hecho altivo, haciéndose a sí mismo un dios para decidir lo que era bueno y lo que era malo desde su propio punto de vista. Se hizo detestable, abominable o repugnante. Mucho después el sabio dijo: “Todo el que es orgulloso de corazón es algo detestable a Jehová.” Y Jesucristo dijo: “Dios conoce sus corazones; porque lo que es eminente entre los hombres es cosa repugnante a la vista de Dios.” (Pro. 16:5; Luc. 16:15) En el día del rey Salomón y en el día de Jesús había muchos animales, aves e insectos que la ley de Dios pronunciaba inmundos y que los israelitas no debían comer. El comer estas criaturas hacía a los israelitas inmundos, abominables, asquerosos o repugnantes a Dios el Dador de los Diez Mandamientos y de la ley concerniente a los alimentos limpios. En la ley de su pacto con Israel él mandó:

      13 “No hagan sus almas asquerosas con criatura alguna que enjambra, y no deben profanarse con ellas de modo que realmente se profanen por medio de ellas. Porque yo soy Jehová su Dios, y ustedes deben santificarse y deben mostrar que son santos, porque yo soy santo.” También: “No deben hacer asquerosas sus almas con la bestia y el ave y cosa alguna que vaya arrastrándose sobre el suelo que yo he dividido de ustedes al declararlas inmundas.”—Lev.11:43, 44; 20:25.

      14. Por comer alimento prohibido, ¿cómo hicieron Eva y Adán que fueran sus almas para con Dios, merecían acaso vivir esas almas en Edén, y cómo se sentían ahora en Edén?

      14 Muchas de estas bestias, aves e insectos estaban en el santuario edénico. El árbol del conocimiento del bien y del mal también estaba en el mismo jardín santuario. Ese árbol especial les fué prohibido como alimento a Adán y Eva, así como muchos animales más tarde fueron declarados inmundos para los israelitas en cuanto a comida. Así como en el caso de los israelitas bajo la ley que Dios les dió a ellos, Adán y Eva cometieron una cosa abominable, repugnante, al comer del fruto prohibido. Al comer de él ellos hicieron sus almas asquerosas, abominables, repugnantes a Jehová Dios, el cual es santo y desea que sus criaturas inteligentes sean santas. ¿Merecían vivir para siempre almas asquerosas como las que ahora eran Adán y Eva? ¡No! ¿Podría permitirse que cosas tan abominables y repugnantes como éstas permanecieran en un lugar tan santo como el santuario paradisíaco de Edén? ¡No! Inmediatamente después que Adán aprobó el pecado contra Dios mediante el comer del fruto prohibido, él y su esposa se sintieron incómodos en ese santuario que Dios había santificado por medio de tener compañerismo con ellos allí. Ellos se sintieron desnudos, sintieron que no podían presentarse a él y trataron de esconderse de él.

      15. ¿Como qué se habían establecido ellos ahora, y mediante qué forma de egoísmo, y por qué no había lugar para ellos como tal cosa en Edén?

      15 De esta manera Adán y Eva perdieron su santidad. Por medio de hacerse justicia por sí mismos y obrar contra la justa ley de Dios, ellos de hecho se habían

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