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  • ¿Qué sabemos de la duración de la vida humana?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • Es verdad que de vez en cuando en periódicos o revistas se hacen pronósticos algo sensacionales de que algunos científicos esperan grandes adelantos. Pero no hay ninguna evidencia sólida de algún progreso hacia una extensión dramática de la duración de la vida humana de tales fuentes. Como lo expresó la revista Scientific American de marzo de 1968:

      “Aunque las causas principales de la muerte en la vejez —enfermedades del corazón, apoplejía y cáncer— se eliminaran, la expectativa de vida media no sería extendida por mucho más de 10 años. Entonces sería aproximadamente de 80 años en vez de la expectativa de unos 70 años que ahora predomina en los países adelantados.”

      ¿Significa eso que no hay verdadera esperanza para vida más larga? ¿qué las generaciones de los hombres y las mujeres seguirán muriendo mientras que las hayas, los robles y las secoyas seguirán viviendo? ¿Hay alguna fuente de información que suministre base para creer algo diferente de eso?

      La hay. Y es una fuente que no solo especifica la causa fundamental del envejecimiento y la muerte, sino que también muestra cómo la vida humana puede sobrepujar y sobrepujará la de cualesquier plantas y animales vivientes de la Tierra. Es la misma fuente que suministra la cifra “proverbial” de la expectativa de vida del hombre a la que se refieren los científicos. Es la Biblia, la cual dice en el Salmo 90:10: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.”

      Usted quizás diga: “Pero eso simplemente confirma lo corta que es la vida del hombre.” Es verdad que ese salmo escrito hace miles de años muestra que el cuadro no ha cambiado mucho en lo que toca a la expectativa de la vida humana. Pero no dice que así siempre ha sucedido, que los hombres nunca tuvieron una expectativa de vida de más de setenta u ochenta años, o que jamás la tendrán. De hecho, es la Biblia el libro que da el registro de nueve hombres que vivieron antes del diluvio global del día de Noé, el cual registro muestra una vida media de 847 años.—Gén. 5:1-31.

      Los científicos en general reconocen su ‘perplejidad’ en cuanto a por qué envejece el hombre. La Biblia lo explica en términos sencillos. Muestra que el hombre envejece y muere debido al pecado y la imperfección heredados que le transmitieron sus primeros padres, Adán y Eva. Por esta razón el apóstol Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

      El Creador del Hombre diseñó al hombre para que su vida dependiera de ciertas cosas. Tenía que inhalar aire, beber agua, comer alimento. Sin éstas, el hombre moriría. Pero no eran solo estas cosas materiales lo que estaba envuelto en esto. La vida del hombre también dependía de su relación correcta con su Creador. El Hijo de Dios citó de las Escrituras Hebreas al decir: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4) El primer hombre tuvo la ley explícita de Dios, pero la violó y así deterioró la relación de la humanidad con Dios. Esta acción incorrecta resultó en imperfección, y la imperfección acarreó con el tiempo la muerte. Cuando la primera pareja empezó a procrear, la ley de la herencia hizo que su prole heredara su naturaleza pecaminosa y la imperfección resultante.—Sal. 51:5.

      Los científicos reconocen que no pueden establecer ‘científicamente’ ningún límite determinado a la posible duración máxima de vida para los humanos. La Biblia muestra que la duración originalmente era ilimitada, que Dios le informó a la primera pareja humana que mientras obedecieran no morirían. (Gén. 2:16, 17) Fue el quebrantar su relación correcta con Dios por medio de la desobediencia lo que acarreó enfermedad, sufrimiento, envejecimiento y muerte a toda la humanidad, incluso a nosotros. Desde aquel tiempo en adelante la humanidad se ha debilitado constantemente y la duración de la vida se ha reducido de un promedio de centenares de años antes del Diluvio a la duración actual.

      La explicación de la Biblia significa que sin pecado el hombre no experimentaría el proceso del envejecimiento, no se debilitaría ni sufriría enfermedad mortífera. Por lo tanto la remoción del pecado y la restauración de las relaciones correctas con Dios resultaría en vida interminable. De hecho, la Biblia ofrece precisamente eso, la “esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración,” como escribió el apóstol Pablo en Tito 1:2. Jesucristo cuando estuvo en la Tierra dijo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) No restringió esa esperanza de vida abundante al cielo, pues enseñó a sus seguidores a orar de este modo a su Padre: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.

      ¿Le parece irreal a usted esta expectativa de vida interminable en la Tierra? Sin embargo dentro de su propio cuerpo usted tiene evidencia de que los humanos fueron hechos para vivir sin sufrir el proceso del envejecimiento y la muerte. Considere ahora esa evidencia y vea cómo esto añade confirmación a lo razonable que es la esperanza que ofrece la Biblia.

  • Diseñado para durar eternamente
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • Diseñado para durar eternamente

      SI EL hombre fue creado para vivir eternamente, esperaríamos hallar evidencia de ese diseño en su cuerpo y en su cerebro. ¿Tiene él el equipo mental y físico que muestre un diseño para vivir, con ayuda de Dios, no solo centenares o miles de años, sino eternamente?

      Para que la vida eterna valiera la pena, para que fuera deseable, el hombre necesitaría un cerebro que pudiera servirle eternamente. Tendría que ser un cerebro que pudiera adquirir cantidades virtualmente ilimitadas de información. Tendría que ser un cerebro que le hiciera posible añadir continuamente al conocimiento anterior de modo que el hombre pudiera progresar constantemente.

      ¿Tiene el hombre esta clase de cerebro? Sí, y es la única criatura terrestre que lo tiene. Entre la creación terrestre su cerebro es singular. The World Book Encyclopedia de 1970 (tomo 2, pág. 459) dice de él: “El cerebro humano está más altamente desarrollado que el cerebro de cualquier animal.”

      De hecho, hay una laguna gigantesca entre el cerebro humano y el de cualquier animal, lo cual muestra que fueron diseñados con propósitos diferentes. Ningún animal tiene la capacidad de añadir continuamente al conocimiento previo. Aunque pueden ser adiestrados a cierto grado, los animales no pueden transmitir este adiestramiento especial a sus hijuelos; cada generación de perros pastores o de perros amaestrados para guiar a personas ciegas tiene que ser adiestrada por el hombre como fueron adiestradas las generaciones

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