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  • Produciendo al Agente Principal de la Gobernación Divina
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • 3:13-51; 18:14-16) De modo que el bautismo de Jesús no representó una dedicación de sí mismo a Dios, sino la presentación de sí mismo para hacer la voluntad de Dios aun al grado del sacrificio.

      26. (a) ¿Cómo manifestó Dios su aceptación de la presentación que Jesús hizo de sí mismo? (b) ¿A qué grado llevó a cabo Jesús en la carne aquella “voluntad” divina?

      26 Jehová Dios manifestó que aceptó esta presentación de su Hijo Jesús puesto que derramó su espíritu santo sobre el Jesús bautizado y dejó que se oyera Su voz desde el cielo, diciendo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:16, 17) Después de eso Juan el Bautista anunció al Jesús ungido como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:28-36; Hech. 10:37, 38) Jesús llevó a cabo la voluntad de Dios hasta el mismísimo fin de sus días en la carne en la Tierra. Durante la última noche que estuvo en la Tierra en su cuerpo humano natural oró a Dios y dijo: “Padre mío, si no es posible que ésta pase sin que la beba, efectúese tu voluntad.” (Mat. 26:39-44) La siguiente tarde, alrededor de las quince horas, mientras Jesús colgaba del madero de tormento, como nos dice Juan 19:30: “Jesús dijo: ‘¡Se ha realizado!’ e, inclinando la cabeza, entregó su espíritu.” Así, en armonía con la voluntad de Dios, se ofreció el cuerpo de Jesús una vez para siempre.

      27. (a) ¿Qué clase de resurrección tuvo Jesucristo, y por qué? (b) ¿Cómo llegó a estar entonces en posesión de toda la humanidad, con qué cosa reservada para los muertos?

      27 En armonía con esta ofrenda de sacrificio de su cuerpo humano perfecto, Jesucristo fue levantado de entre los muertos al tercer día, no en un cuerpo de carne y sangre, sino en un cuerpo espíritu. (1 Ped. 3:18; 1 Cor. 15:42-45) Al cuadragésimo día de su resurrección, Jesús ascendió al cielo y presentó allí a Dios el valor o mérito de su sacrificio humano a favor de toda la humanidad. Él había dicho en la Tierra que había venido “para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) El apóstol Pablo habla de Jesús como habiendo “sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre.” Pablo también habla de “un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” (Heb. 2:9; 1 Tim. 2:5, 6) Así Jesucristo, por presentar a Dios el valor vital de su sacrificio humano, rescató a todos los de la humanidad, los compró, aun sin que ellos le pidieran que lo hiciera. Por este motivo, habrá, bajo su reino celestial, una “resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15) Jesucristo es dueño de todos ellos.

      28. (a) Así el resucitado Jesucristo llegó a ser ¿qué tocante a la salvación de la humanidad? (b) ¿De qué mayor cosa sirve él también de Agente Principal?

      28 De esta manera, en armonía con la “voluntad” divina, Jesucristo el Hijo de Dios llegó a ser el Agente Principal de la salvación para toda la humanidad. Esto es lo que hemos de entender de Hebreos 2:9, 10, que dice: “Contemplamos a Jesús, que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre. Porque le fue propio a aquel por cuya causa todas las cosas son y por quien todas las cosas son, al traer a la gloria a muchos hijos, hacer al Agente Principal de su salvación perfecto por medio de sufrimientos.” Y en Hebreos 5:9, 10: “Y después de haber sido hecho perfecto vino a ser responsable por la salvación eterna de todos los que le obedecen, porque ha sido llamado específicamente por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec.” Éste demostró ser digno de servir como el Agente Principal de la Gobernación Divina.

  • Siguiendo al Agente Principal de la Gobernación Divina
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • Siguiendo al Agente Principal de la Gobernación Divina

      1. (a) ¿Por qué no contaba para los judíos circuncisos naturales la decisión que tomaron sus antepasados en el monte Sinaí ahora que se trataba del nuevo pacto? (b) ¿A quién tenían que imitar aquellos judíos, y de qué manera?

      PARA los judíos circuncisos naturales las cosas no fueron iguales después que Jesucristo ascendió a la presencia celestial de Jehová Dios y le ofreció el precioso mérito de su sacrificio humano. Debido a esto el viejo pacto mosaico fue cancelado, y un nuevo pacto fue validado con la sangre del Hijo de Dios, el Mediador de este pacto. La oportunidad de ser introducidos en este nuevo pacto fue ofrecida primero a los judíos naturales. Sus antepasados de quince siglos antes le habían declarado al mediador Moisés: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” Pero esto no contaba para sus descendientes por lo que respecta al nuevo pacto. Para este último pacto hubo un nuevo Mediador mayor que Moisés, a saber, Jesucristo. Para ser introducidos en el nuevo pacto tenían que responder a este mejor y mayor Mediador: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes.” Imitando al Agente Principal de la Gobernación Divina, Jesucristo el Mediador, estos judíos naturales tenían que presentarse a Jehová, para hacer su voluntad según les fuera transmitida por medio de este Mediador nuevo y mayor.

      2. Según lo que les dijo Pedro a los judíos en el Pentecostés de 33 E.C., ¿qué le había hecho Dios a Jesús que cambió la situación para los judíos naturales?

      2 Verdaderamente una situación nueva había surgido para los judíos naturales y ellos individualmente tenían que ajustarse a ella. El apóstol cristiano Pedro les señaló esto el día de fiesta del Pentecostés de 33 E.C., después que Jehová Dios por medio de Jesucristo derramó el espíritu santo sobre los fieles seguidores del Agente Principal de la Gobernación Divina. Después de explicar lo que había acontecido milagrosamente y por qué, Pedro dijo a aquellos miles de judíos congregados: “De hecho David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies.”’ Por lo tanto sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero.”—Hech. 2:34-36.

      3. (a) ¿Cómo, según lo ilustraron sus antepasados en el monte Sinaí, mostrarían aquellos judíos que eran dignos de ser introducidos en el nuevo pacto? (b) Después de hacer lo que Pedro y los otros apóstoles les dijeron que hicieran, ¿qué manifestaría que esos judíos habían sido introducidos en el nuevo pacto?

      3 ¿Cómo fue que ahora, bajo el nuevo conjunto de circunstancias, aquellos judíos que escucharon declararon: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo,” y así mostraron que eran dignos de ser introducidos en el nuevo pacto? Fue por aceptar a Jesús, que anteriormente había sido fijado en un madero, como su Señor y como el Cristo o Mesías de Jehová y como su Mediador que había sido predicho y prefigurado por el profeta Moisés. No les podía venir salvación de ninguna otra manera. Miles de aquellos judíos se sintieron heridos en el corazón por lo que oyeron a Pedro decir. Por eso, cuando les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?” Pedro los dirigió al Agente Principal de vida de Dios, diciendo: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para cuantos llame a sí Jehová nuestro Dios. . . . Sálvense de esta generación perversa.” (Hech. 2:37-40) Si después que se bautizaban en el agua recibían el don gratuito del espíritu santo de Dios por medio de Cristo, eso significaba que eran introducidos en el nuevo pacto.

      4. ¿Qué, pues, simbolizaba el bautismo en agua de aquellos judíos?

      4 Pues bien, ¿qué simbolizaba el bautismo de ellos en agua? Puesto que su bautismo había de ser “en el nombre de Jesucristo” y puesto que era precedido por su arrepentimiento para con Jehová Dios, simbolizaba la presentación de ellos a Dios para hacer su voluntad. El hacer la voluntad de él incluía el aceptar a Jesucristo como el “Señor” de ellos dado por Dios y como el “Cristo” o Mesías de ellos dado por Dios.

      5, 6. (a) El que recibieran perdón de pecados vendría por medio ¿de quién? y ¿qué pecados eran los que ahora tenían que ser perdonados? (b) Según Hebreos 9:14, ¿en qué resultaría para ellos el perdón de sus pecados?

      5 Sin aceptar a Jesucristo como “Señor y también Cristo” no podían adquirir “perdón de sus pecados.” Estos pecados que Dios ahora perdonaba por medio de Jesucristo no eran los pecados que habían cometido contra el pacto de la Ley Mosaica. Aquel pacto con el Israel natural ahora había pasado, había sido cancelado, y el nuevo pacto prometido había sido mediado ahora por el mejor Mediador, Jesucristo. Por consiguiente los pecados por los cuales tenían que arrepentirse para con Dios eran principalmente su pecado contra Dios por haber participado en haber fijado en el madero a su Hijo Jesucristo junto con sus pecados en general. El que de Dios y por medio de Cristo recibieran perdón de pecados resultaría en que obtuvieran una buena conciencia. Sobre esto leemos:

      6 “¿Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”—Heb. 9:14.

      7. Según los términos del nuevo pacto, ¿qué se prometió respecto a los pecados, y por medio de quién fueron introducidos en ese pacto aquellos judíos bautizados?

      7 Este perdón de pecados que resulta en una buena conciencia para con Dios era lo que Él había prometido en los términos del nuevo pacto. Cuando Jehová predijo el nuevo pacto por medio del profeta Jeremías, Jehová cerró esta profecía diciendo: “Porque perdonaré su error, y no me acordaré más de su pecado.” (Jer. 31:31-34) Siglos más tarde, cuando el apóstol Pablo escribió a los hebreos que habían llegado a ser cristianos, y que eran descendientes naturales de Abrahán, el “amigo de Jehová,” citó de la profecía de Jeremías y pasó a decir: “‘Porque seré misericordioso en cuanto a sus hechos injustos, y de ningún modo recordaré más sus pecados.’ Al decir él ‘un nuevo pacto’ ha hecho anticuado al anterior. Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a desvanecerse.” (Heb. 8:12, 13) De eso se desprende lógicamente, por lo tanto, que los tres mil judíos que se arrepintieron y se bautizaron en el nombre de Jesucristo y recibieron el don gratuito del espíritu santo fueron introducidos en el nuevo pacto por medio del ‘mejor mediador,’ Jesucristo.—Hech. 2:41.

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