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Fui víctima de quemaduras¡Despertad! 1980 | 8 de agosto
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me lo hiciera. Temprano por la mañana empezaba a manipular mis propias articulaciones. Cuando Darcy llegaba a mí, a eso de la una de la tarde, podía ejecutar los movimientos que ella exigía de mí, de modo que ella pasaba al siguiente paciente. Como resultado de persistir en esta dolorosa fisioterapia, casi he recobrado el uso normal de los dedos, manos y brazos.
El luchar contra la depresión es una parte importante de la rehabilitación. Para mí fue el mayor problema. El tormento doloroso de tratamientos diarios que parecen interminables puede parecer que es más de lo que uno puede soportar. Lo que hace tan difícil la situación es que el progreso es muy lento, pues requiere meses, y para algunos pacientes hasta años.
En muchos casos uno está muy limitado en cuanto a hacer cosas físicas. El mismo dormir se hace difícil, porque a menudo uno despierta al volverse sobre una parte lesionada. Durante los primeros días las enfermeras mismas me daban de comer. Pero entonces idearon una añadidura para las vendas que permitía meter entre ellas un utensilio de modo que yo pudiera alimentarme a mí mismo. Pero muchas veces, para comer, yo simplemente metía la cara en el plato. Ni siquiera podía volver las páginas de un libro para leer.
Otra cosa que contribuye a la depresión es la preocupación de uno en cuanto a las cicatrices... pensar en cómo se verá uno. Yo sé que aquello me preocupaba. Admito que hubo ocasiones en que me sentí muy deprimido, y lloré. Hasta los pacientes más fuertes llegan a sentirse abatidos. Uno de ellos me dijo: “Odio enfrentarme a otro día.”
Pero es importante tener una actitud mental positiva si uno quiere recuperarse. Recuerdo el caso de Judith Byrd. Ella había estado en un accidente en que le habían golpeado la parte trasera del automóvil Pinto en que ella iba y el tanque de gasolina explotó; el año pasado los periódicos informaron que la familia Byrd por fin consiguió compensación, un ajuste en el cual la compañía de alquiler de automóviles y la de fabricación le hicieron un pago compensatorio. Pues bien, después que yo había estado dos semanas en el centro para las víctimas de quemaduras trajeron a Judith con quemaduras sobre aproximadamente el 55 por ciento del cuerpo.
Varios días después, uno de los médicos me dijo: “Todas las pruebas vitales salieron bien. Debería serle posible salir viva, pero no parece que tenga la voluntad.” Ella había sufrido gran desfiguración en la cara, y fue necesario amputarle las manos. Pude hablar un poco con Judith, y mi familia y yo llegamos a conocer a sus parientes. Nos dolió mucho enterarnos de que Judith murió tres meses después. Como dijo un médico eminente, nunca había visto recuperarse a un paciente que estuviera gravemente enfermo si éste perdía la voluntad de vivir.
Se comprende el que los que han sufrido quemaduras graves tiendan a darse por vencidos. Por eso me parece que no se puede exagerar la importancia de animarlos. Sé que realmente me ayudaron mucho las centenares de tarjetas y visitas que recibí de mis hermanos y hermanas cristianos. Puesto que se ha reconocido esta necesidad, el Centro de Quemaduras de Nassau ha empezado una Asociación de Ex Pacientes para Estímulo de los Quemados. Se hacen arreglos para que pacientes que se han recuperado, como yo, visiten el Centro y animen a los que están experimentando el mismo tratamiento doloroso que los visitantes han completado con éxito.
Aceptar injertos o no
Los médicos querían hacerme injertos de piel. Los injertos de piel de cerdo que yo había recibido antes realmente servían más o menos como vendas. Los únicos injertos permanentes son los que se hacen del propio cuerpo de uno... hasta los injertos de otros seres humanos son rechazados con el tiempo.
Noté los problemas que otros pacientes tenían con los injertos tomados de su propia piel. A menudo se sentían desalentados cuando los injertos no se adherían. Además, había el dolor que sufrían cuando se les quitaban tiras de piel de las secciones no quemadas del cuerpo, y el tiempo que tomaba el que estas nuevas heridas sanaran. Yo quería ver si con el tiempo mi cuerpo repararía las heridas todavía descubiertas que tenía en los brazos. Asombrosamente, con el tiempo vi que más y más piel empezó a crecer en las heridas abiertas.
Cuando rehusé aceptar los injertos de piel, los médicos decidieron mudarme a otra parte del hospital. Pedí que me enviaran a casa, donde mi esposa pudiera atenderme. Ella lo hizo de modo sobresaliente, todo eso además de atender a nuestros hijos y cumplir con sus quehaceres domésticos. Por meses seguí sintiendo mucho dolor, pero gradualmente las heridas empezaron a cerrarse.
Unas cuantas semanas después que salí del hospital me midieron los brazos para hacerme ciertas prendas especiales ajustadas de material elástico que se usan sobre las secciones quemadas. Por algún tiempo usé estas mangas elásticas las 24 horas del día, y todavía las uso de noche. Estas ejercen fuerza constante sobre las heridas, y esto ha alisado la piel y eliminado mucha de la fea cicatrización. Ocho meses después del accidente, pude volver a trabajar.
Las quemaduras son un peligro mucho mayor de lo que muchas personas se dan cuenta. En el artículo que sigue usted aprenderá acerca de un modo muy eficaz de tratarlas.
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Qué hacer para las quemaduras¡Despertad! 1980 | 8 de agosto
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Qué hacer para las quemaduras
TAL vez le sorprenda saber que cada día miles de personas experimentan quemaduras. En tan solo los Estados Unidos un promedio diario de aproximadamente 270 personas reciben quemaduras tan graves que tienen que ser hospitalizadas. Si acaso usted o un amigo fuera víctima de una quemadura, hay ciertas cosas que usted puede hacer para minimizar y hasta anular el daño.
Para ilustrar esto: El verano pasado Anna Helak, una señora de 59 años de edad de la ciudad de Nueva York, estaba preparando una cena para invitados. Cuando abrió la puerta del horno, hubo una ráfaga de calor y fuego. Afortunadamente, esto no le causó grave daño, pues la parte superior del brazo derecho fue, evidentemente, la única parte de su cuerpo tocada por el fuego. Puesto que faltaba poco para que llegaran los invitados, ella se envolvió el brazo en una toalla y siguió con las preparaciones para la cena.
Cuando los invitados empezaron a llegar, Anna todavía estaba visiblemente afectada —más o menos en estado de choque— y el brazo empezaba a dolerle. Cuando los invitados le quitaron la toalla la carne se veía roja, y habían empezado a formarse ampollas. Uno de los invitados pidió que le trajeran un cubo lleno de agua helada.
Entonces se le dijo a Anna que metiera el brazo quemado en el cubo. Al hacerlo, ella dio un suspiro de alivio, puesto que el frío calmó casi instantáneamente el dolor. Pero el brazo empezó a dolerle de nuevo cuando, después de unos cuantos minutos, ella lo sacó del cubo. Se le dijo que mantuviera el brazo en el agua y que lo sacara más o menos cada 20 minutos.
No fue sino hasta después de unas tres horas que Anna pudo tener el brazo fuera del agua fría sin que le doliera. El brazo sanó sin cicatrizarse y sin ninguna otra complicación o dolor. ¡Cuán agradecida se sintió Anna de que uno de sus convidados supiera qué hacer para las quemaduras!
Por muchos años la profesión médica casi pasó por alto este tratamiento sencillo con agua fría. Pero en los últimos tiempos la literatura médica ha señalado que el enfriamiento inmediato de las quemaduras es el más provechoso procedimiento aislado que se puede seguir. Durante los años sesenta el Dr. Alex G. Shulman tomó la delantera en el restablecimiento del tratamiento con agua fría. En un artículo publicado en el “Journal of the American Medical Association” él informó acerca de 150 pacientes con quemaduras de todo grado, pero con menos del 20 por ciento de la superficie corporal afectada, que habían sido tratados con éxito.
La sección quemada fue sumergida en una palangana grande de agua fría a la cual se habían añadido cubitos de hielo y hexaclorofeno. Si no era posible sumergir en agua la parte quemada, entonces se le aplicaban toallas mojadas en agua helada. Este médico declaró: “El factor del tiempo desde la lesión hasta el tratamiento es lo que determina el resultado.” Añadió: “Por lo tanto, si es posible, el paciente o un encargado de primeros auxilios debe iniciar inmediatamente este tratamiento.”
¿Qué debe hacerse para las quemaduras? Aplicar el frío a ellas inmediatamente. Es vital obrar rápidamente. Así se puede librar a la víctima de mucho sufrimiento y evitar que queden cicatrices.
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