“Regocijo del tiempo de la siega” en las Filipinas
LAS playas bañadas de sol, los calurosos mares tropicales, las montañas cubiertas de selva, las fértiles llanuras... sí, ¡éstas son las Filipinas! Aquí está un país compuesto de miles de islas, algunas asombrosamente bellas, dispersadas en los mares cerca de las costas del sudeste de Asia. Pero las Filipinas no son solo paisajes; son también un pueblo... de 47.000.000 de personas.
La forma de vida de estas personas varía grandemente... desde la de la primitiva, pero contenta, tribu de los tasaday en los bosques tropicales del sur hasta la de los modernos magnates de los negocios de la ciudad cosmopolita de Manila. Pero, en su mayoría, los filipinos son un pueblo agrícola. Muchos viven en hogares distintivos construidos sobre soportes y dependen de la producción agrícola como medio de vida. Para tales personas, la siega es un tiempo de mucho trabajo y alegría. Es un deleite para ellas traer desde los campos el fruto de su duro trabajo. Y en una tierra fértil como ésta, con el riego apropiado, la gozosa cosecha puede venir tres veces al año.—Isa. 9:3.
Sin embargo, en los pasados 50 años se ha recogido otra cosecha en las Filipinas. Esta ha sido una abundante cosecha, o recogimiento, de personas que han escogido seguir la adoración verdadera de Jehová Dios y han puesto su confianza en Su reino.
SEMBRANDO LA VERDAD
Las primeras semillas de la verdad que produjeron esta cosecha llegaron a las Filipinas como cuando el viento transporta las semillas. Charles Taze Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, comenzó la predicación de la religión verdadera aquí cuando visitó a Manila, la ciudad capital, en 1912. Al principio de los años veinte, un tal H. Tinney, del Canadá, trabajó aquí de misionero por un año. Cuando partió, dejó funcionando un grupo que estudiaba la Biblia. Norteamericanos en el servicio militar, o sus esposas, diseminaron más semillas de la verdad durante los años siguientes, y un estadounidense de descendencia portuguesa, Joseph Dos Santos, vino a predicar en Manila en el curso de un viaje que efectuaba alrededor del mundo.
Como resultado de la germinación de las diferentes semillas, en 1934 se estableció en Manila una oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower. La segunda guerra mundial desgarró severamente al país, pero no hizo que disminuyera la actividad de la siega espiritual. A pesar de persecución tanto por parte de los invasores japoneses como de los combatientes filipinos locales que resistían a éstos, la cantidad de proclamadores de las “buenas nuevas” aumentó de 373 en 1941 a más de 2.000 en 1945. En la actualidad hay más de 60.000 proclamadores del Reino diseminando las “buenas nuevas” entre los filipinos.
MIEMBROS DE TRIBUS ABRAZAN LA VERDAD
Esta obra ya ha llegado hasta las partes más remotas de las islas. Para llegar a las comunidades más aisladas de esas regiones, los testigos de Jehová a menudo tienen que caminar por muchos días, subiendo y bajando constantemente por las montañas. Pero sus esfuerzos han producido fruto, pues hasta miembros de las tribus más primitivas se cuentan ahora entre los adoradores de Jehová. En la parte norte de Luzón, ciertas tribus tienen la costumbre de tatuar a las jóvenes cuando llegan a la edad de casarse. Por eso, ahora no es raro encontrar en esa zona a mujeres que son testigos de Jehová, pero cuyos brazos llenos de tatuajes demuestran que fueron criadas según otros puntos de vista.
Un joven de la tribu de los subanos, de las regiones fértiles del sur de las Filipinas, tuvo que vencer un gran obstáculo cuando abrazó el cristianismo verdadero. A la tierna edad de nueve años él tuvo la triste experiencia de ver secuestradas a sus dos hermanas por rebeldes que se las llevaron a las montañas. Él juró vengarse y se alistó en el ejército tan pronto como tuvo la edad para hacerlo. Los padres del joven, quienes para entonces estaban estudiando la Biblia con los testigos de Jehová, trataron de disuadirlo diciéndole que solo el reino de Dios podría corregir las injusticias del mundo. Pero la sed de venganza de él era demasiado fuerte y rehusó abandonar su plan. Pronto se encontró en combate, y se enfrentó a una banda de rebeldes igual a la que había secuestrado a sus hermanas años antes. ¡Al fin, la oportunidad que le permitiría vengarse! Pero, para sorpresa suya, no pudo disparar contra los rebeldes. Las cosas que sus padres le habían dicho acerca del cristianismo puro estaban firmemente arraigadas en su corazón, y, por eso, intencionalmente, disparó al aire. Tan pronto como le fue posible, renunció del servicio militar y comenzó a participar en la obra de ‘publicar la paz’ a sus vecinos.—Isa. 52:7.
Otro joven, el hijo de un datu, o jefe tribual, también llegó a ser Testigo. Cuando tenía nueve años de edad él había huido de su cruel padrastro (que tenía 10 esposas) y finalmente fue arrestado por un oficial de la policía de las Filipinas. Mientras estaba en la escuela, el joven pudo estudiar magia con alguien que había aprendido aquel arte en la India. Se hizo un experto en la práctica de las artes mágicas. Más tarde entró en el ejército, donde se hizo más famoso todavía como mago. Después de la segunda guerra mundial se casó con una muchacha católica y se envolvió en aquella religión, mientras aún llevaba a cabo sus prácticas mágicas. Finalmente estudió con los testigos de Jehová. Después de leer que Dios condena toda práctica sobrenatural, abandonó las artes mágicas para participar en la adoración limpia e incontaminada de Jehová.—Deu. 18:10-12.
ENTRE LOS REBELDES
Como sucede en muchos países de la actualidad, en las Filipinas también hay rebeldes activistas. Además, en las regiones aisladas los asaltantes le dificultan la vida a la gente. Por lo general el gobierno tiene estas actividades bajo control. Sin embargo, en las selvas y zonas remotas hay muchos lugares donde esconderse, de modo que es difícil eliminar por completo a los asaltantes.
Algunas religiones se han ganado mala reputación por dar apoyo activo a los movimientos rebeldes en el nombre de la “justicia social.” Los testigos de Jehová, sin embargo, han mantenido una posición de neutralidad y esto ha resultado en un excelente testimonio. (Juan 15:19) Algunos rebeldes hasta han dejado de pelear y han puesto su confianza en el reino de Jehová, la única solución para los difíciles problemas sociales de la humanidad.
Una joven de Mindanao, la segunda isla entre las mayores del archipiélago de las Filipinas, fue criada como católica. Entró en un seminario como “aspirante,” pero pronto quedó desilusionada y se hizo maestra. Finalmente, fue a Manila para estudiar y obtener un título académico. Después que oyó a un capellán jesuita decir, incorrectamente, que los apóstoles y los cristianos primitivos habían sido los primeros en practicar el comunismo, ella se vio muy envuelta en las organizaciones comunistas y participó en manifestaciones estudiantiles, marchando a menudo lado a lado con monjas y sacerdotes.
De regreso a su hogar, ella comenzó a enseñar a sus estudiantes sus nuevas ideas. Esto la puso en conflicto con sus superiores y le resultó en una corta sentencia de cárcel. Después que fue puesta en libertad, se le obligó a renunciar a su puesto de maestra. Por eso, se fue a las montañas para vivir con un grupo de rebeldes por siete meses. Fue traicionada y capturada, y puesto que se le detuvo por 10 meses, este tiempo le permitió examinar más detenidamente la Iglesia Católica Romana. Su conclusión: ésta es una religión apóstata.
Finalmente, esta joven obtuvo el tratado ¿Ha traicionado la religión a Dios y al hombre? publicado por los testigos de Jehová. Le pareció que el mensaje era la verdad, especialmente en vista de todas sus experiencias. Por lo tanto, se puso en comunicación con los Testigos, hizo muchas preguntas, y recibió respuestas satisfacientes. Finalmente, en 1974 ella abandonó sus convicciones comunistas y se bautizó como testigo de Jehová. Más tarde tuvo la oportunidad de predicar a algunos de sus anteriores “camaradas”... para asombro de ellos.
En otro caso, un joven de Mindanao fue criado en una familia protestante. Cuando se desilusionó con su religión, se unió a un grupo de guerrilleros que afirmaban estar a prueba de balas si recitaban ciertas oraciones en latín. Con el tiempo, el gobierno hizo un trato con el jefe de éstos y se usó a estos guerrilleros para pelear contra ciertos rebeldes. Por lo tanto, el joven se alejó y se unió a un grupo de asaltantes “regulares.” Estos no tenían convicciones políticas, y se ganaban la vida despojando de sus posesiones a gente inocente. Su especialidad consistía en emboscar y asaltar a pasajeros de autobuses.
En una ocasión este joven fue al hogar de su padre con una gran suma de dinero. Pero su padre rehusó aceptar el dinero y comenzó a predicarle. Sí; el padre era ahora testigo de Jehová. Él dio a su hijo el libro La verdad que lleva a vida eterna, y el joven se lo llevó al escondite de la banda. Aunque el jefe mostró mucho interés, no estuvo dispuesto a dejar el dinero que obtenía tan fácilmente del bandolerismo. Sin embargo, el joven se dio cuenta de que aquí, por fin, estaba la verdad. Dejó de esconderse, recibió una amnistía del gobierno y se bautizó en 1973. Poco después se hizo predicador de tiempo completo, o “precursor.”
ESCAPANDO DEL CONTROL DE LOS DEMONIOS
A las Filipinas se les conoce bastante bien como hogar de llamados curadores por fe. Estos afirman que ejecutan operaciones quirúrgicas sin anestesia ni instrumentos. El paciente no siente ningún dolor a medida que el “curador” supuestamente mete en el cuerpo del enfermo la mano sin guante (sin cortar la piel) y le opera los órganos internos. De Europa y los Estados Unidos vienen personas para que se les “opere” de esta manera.
Una joven del norte de Luzón tenía una tía que afirmaba poseer tales poderes y que podía poner inyecciones en el cuerpo sencillamente usando los dedos. La joven quedó impresionada y tuvo grandes deseos de poseer aquellos mismos poderes, puesto que le parecía que eso haría que ella fuera como los apóstoles primitivos. Oró fervientemente, pero no recibió ningún poder.
Por pensar que quizás le faltaba fe, buscó la ayuda de un testigo de Jehová. El Testigo le dio el libro La verdad que lleva a vida eterna. Puesto que no pudo entenderlo, la joven habló a otro Testigo, quien estudió la Biblia con ella. Ella vio que su conocimiento de la Biblia aumentaba. Sin embargo, por lo grande que era su deseo de tener el don de curación, seguía asociándose con su tía. También, le oraba a Jehová que le diera este don.
Una noche se le aclaró todo el asunto. Mientras su tía llevaba a cabo una sesión de curación, la joven salió para orar a Jehová. Entonces, desde el interior de la casa vino una voz que decía que afuera había una fuerza poderosa que estaba impidiendo las curaciones. La joven se dio cuenta de que su tía sencillamente estaba llamando a los espíritus para que la ayudaran, y que Jehová era mucho más fuerte que ellos. Por eso, rompió por completo sus relaciones con los “curadores por fe” y comenzó a servir a Jehová, no con el don de curación, sino esparciendo conocimiento acerca del poder mucho más valioso que tiene la palabra de Dios para efectuar curación espiritual.—Pro. 4:20-22.
Otra mujer de Mindanao estaba bajo gran influencia de los demonios. Le parecía que mientras dormía de noche podía abandonar su cuerpo y volar por el aire como una bruja. Tenía la impresión de que en estos “viajes” se asociaba con otras brujas y hasta comía carne humana.
Estos sueños le causaban consternación, pero no podía hacer nada para evitarlos. Hasta pensó en suicidarse. En una ocasión, una adventista le recomendó que leyera la Biblia. Sin embargo, puesto que no entendía lo que leía, ni siquiera esto le ayudó. Finalmente, habló con un testigo de Jehová. El Testigo le explicó que Jehová es más fuerte que cualquier demonio. Se comenzó un estudio gratuito de la Biblia con ella en su hogar y se le enseñó a orar a Jehová por ayuda. ¡Qué maravilloso alivio! Los ataques de los demonios cesaron.
En una ocasión, esta mujer decidió poner a prueba a Jehová. Esa noche abandonó el acostumbrado estudio de la Biblia, y no oró antes de acostarse. Efectivamente, los vívidos y repugnantes sueños volvieron. Ella oró a Jehová que la perdonara por haberlo puesto a una prueba de tipo incorrecto. Desde entonces, no ha tenido duda alguna en cuanto al poder de Jehová Dios para librarla del acosamiento de los demonios.
¡LA COSECHA TODAVÍA CONTINÚA!
Sí, con la rica bendición de Jehová, ha sido mucha la cosecha espiritual que se ha efectuado en esta república tropical durante el pasado medio siglo. En algunos lugares una gran proporción de los habitantes son ahora testigos de Jehová.
El pueblo de Jehová aquí está resuelto a usar todo el tiempo que Dios permita hasta la “grande tribulación” para ayudar a otras personas a disfrutar del maravilloso privilegio de servir a su Creador. Ciertamente los siervos de Jehová continúan ‘regocijándose durante el tiempo de la siega’ en las Filipinas.—Isa. 9:3; Mat. 24:21.
“Has hecho populosa la nación; para ella has hecho grande el regocijo. Se han regocijado delante de ti como con el regocijo del tiempo de la siega, como los que se regocijan al repartir el despojo.”—Isa. 9:3.