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  • Yo fui budista
    ¡Despertad! 1971 | 8 de agosto
    • Después de dos años en el sur obtuve empleo en Vientiane. Cuando me establecí allí decidí visitar a la misionera en la dirección que me había dado. Realmente me caía bien. Ella aprovechó la ocasión para invitarme a asistir a las reuniones de los Testigos, pero yo no estaba suficientemente interesada para aceptar. Recuerdo que en ese tiempo traté de leer el libro De paraíso perdido a paraíso recobrado y no pude entenderlo. Además, yo tenía mi religión.

      Un punto de viraje

      Mi amiga misionera se mantuvo en comunicación conmigo, y en toda oportunidad me instaba a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Finalmente accedí y comencé a aprender muchas cosas buenas de la Biblia. Puesto que siempre había tenido en alta estima las cosas sagradas, disfruté del estudio de la Biblia, aunque todavía no veía ninguna distinción clara entre sus enseñanzas y el budismo.

      Llegó un punto de viraje para mí cuando un día la misionera me dio un ejemplar de la revista ¡Despertad! Era un número que trataba de la vida de familia. La enseñanza budista dice poco sobre este tema, y como resultado son muy comunes la poligamia, el divorcio, el matrimonio consensual, el abandono y la prostitución. Pero ahora supe que la Biblia dicta específicamente el deber del padre de sostener a su familia, de enseñar y disciplinar, y de tomar la delantera en la adoración y todos los otros asuntos vitales. (Pro. 29:17; Efe. 6:4; 1 Tim. 5:8) Y aprendí que la posición de la esposa es mostrar respeto a su esposo mientras se ocupa en los quehaceres de la casa para beneficio de su familia.—Tito 2:4, 5.

      El demonismo desenmascarado

      Otra revista que me impresionó en gran manera fue un número de La Atalaya con un artículo sobre cómo resistir el ataque de los espíritus inicuos. Pues, verá, la adoración demoníaca abunda en Laos. Aunque estrictamente no forma parte de la religión budista, millares de personas creen en los demonios y se esfuerzan por apaciguarlos. Por ejemplo, uno puede ver en un rincón del patio de muchos hogares una casita provista para el espíritu a quien se supone que pertenece esa porción de terreno. Podría ser un espíritu bueno o un espíritu malo, pero de todas maneras tiene que ser apaciguado con ofrendas de alimento, flores, incienso, etc. El amo de casa espera obtener la protección del espíritu por medio de esas dádivas.

      Se supone que los demonios son los espíritus de los muertos que regresan a la Tierra. La mayoría de los laosianos les tienen mucho miedo; piensan que pueden causar enfermedades y muerte y otras clases de perjuicio, mientras que para ellos es imposible librarse de su influencia.

      ¡Imagínese qué revelación fue para mí leer en la Biblia que los demonios realmente son ángeles desobedientes, criaturas inicuas, enemigos de Dios y del hombre! (2 Ped. 2:4; Mat. 4:24) Además de eso, aprendí que la única manera de librarse de su influencia maligna era librarse de toda cosa relacionada con ellos: estatuas, cuadros, amuletos, libros de artes mágicas, y confiar en la ayuda de Dios.—Efe. 6:10-18; Hech. 19:19.

      Una vez que el asunto de los demonios estuvo aclarado en mi mente me fue fácil aceptar las explicaciones de algunas de nuestras ceremonias budistas, prescindiendo de lo inesperadas que fueran. Por ejemplo, la ceremonia laosiana favorita —baci (que se pronuncia basí)— está estrechamente relacionada con el demonismo. Se lleva a cabo en ocasiones especiales, como cuando alguien está enfermo, o está por emprender un viaje largo, o cuando ha nacido un niño. Se corta un hilo largo de algodón en pedazos cortos y los que están presentes atan los pedazos alrededor de las muñecas de unos y otros. El resultado es que cada uno tiene muchos de esos hilos alrededor de las muñecas. Siempre se nos había enseñado que éstos traían buena suerte.

      La misionera señaló que estos hilos estaban conectados con la idea de que cada uno de los treinta y dos órganos vitales del cuerpo están habitados por un “alma.”a El propósito de la baci es pedir que regrese cualquiera de estas “almas” que haya partido. Si uno tiene dolor de cabeza, por ejemplo, se debe a que esa “alma” en particular ha vagado a algún lugar, y tiene que pedírsele que regrese para que se efectúe una curación. Y si uno está por emprender un viaje largo es vital que todas sus “almas” estén presentes en esa empresa. Inútil es decir que cuando me di cuenta de la realidad dejé de participar inmediatamente en aquellas ceremonias.

      Agradecida de estar libre de Babilonia

      Otra sorpresa para mí fue aprender que Jehová Dios es Aquel que creó la Tierra. (Isa. 45:11, 12) Desde la niñez se me había enseñado, con compañeros budistas, que todo acaeció por casualidad. En Laos tenemos muchas leyendas acerca del origen de la raza humana, pero ninguna de ellas, según puedo recordar, menciona a un Creador. Ahora empecé a ver lo razonable que es la Palabra escrita de Dios. ¡Ciertamente todo lo que vemos a nuestro alrededor en la vida proclama la existencia de un Creador!—Rom. 1:19, 20.

      Con el tiempo aprendí, por medio del estudio bíblico regular, que hay religión verdadera y religión falsa. Quedé asombrada al averiguar que toda la religión falsa en sus diversas manifestaciones está arraigada en la antigua religión de Babilonia... una religión que confundía a los hombres y deshonraba a Dios, una religión que daba énfasis a los ritos y ceremonias y no impartía a sus devotos educación genuina en la justicia.

      Cuando al fin tuve la oportunidad de asistir a una asamblea grande de los testigos de Jehová vi por mí misma que la enseñanza de la Biblia acerca de tener amor entre ellos mismos de veras se estaba poniendo en práctica. (Juan 13:35) Desde este punto en adelante jamás miré atrás. Sabía que estaba en el sendero correcto.

      Al debido tiempo simbolicé mi dedicación al Creador por bautismo en agua en la asamblea de distrito de Chiengmai, al norte de Tailandia, y desde entonces he estado esforzándome mucho por ayudar a otros a encontrar la religión verdadera. Jehová ha bendecido mis esfuerzos humildes, porque mi hermano joven, que en un tiempo había entrado en un wat budista como monje novicio, ahora ha dedicado su vida a Jehová, y otro miembro de mi familia ha comenzado a estudiar la Biblia.

  • Nuestros pulmones maravillosamente hechos
    ¡Despertad! 1971 | 8 de agosto
    • Nuestros pulmones maravillosamente hechos

      ● El rey David de Israel, famoso músico y poeta, en una ocasión cantó a Jehová: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente.” (Sal. 139:14) Al considerar las maravillas de los pulmones humanos el profesor de fisiología Wallace O. Fenn dio testimonio de la veracidad de esto cuando dijo: “La ingeniería del aparato respiratorio está entre las muchas maravillas que despliega el cuerpo humano. Los pulmones ofrecen una zona de por lo menos la mitad de una cancha de tenis para la difusión del oxígeno y el anhídrido carbónico entre la sangre y el aire. La membrana pulmonar por medio de la cual tiene lugar el intercambio es de tan exquisita delicadeza y delgadez que no ha sido igualada en eficacia por ninguno de los pulmones artificiales diseñados [por el hombre]. El esfuerzo que se requiere para renovar el aire en el pulmón es insignificante, y la energía que se necesita para sustentarlo puede ser suministrada . . . por dos terrones de azúcar o su equivalente por día.

      “El mecanismo respiratorio es una estructura maravillosamente bien adaptada y suministra amplia razón para que cualquier hombre pensador se asombre ante los procesos que han llevado a la realización de todo ello: ‘¡Tan curiosamente somos formados, tan temible y maravillosamente se nos ha hecho!’”

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