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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
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  • Comienza la obra misional
  • Se forman congregaciones
  • Hacia las islas más lejanas
  • Superando los obstáculos
  • Acontecimientos recientes
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
w84 15/12 págs. 21-24

Descubrieron la belleza de las islas Truk

EN UN lugar remoto del Pacífico occidental, a unos 4.800 kilómetros (3.000 millas) al sudoeste de Hawai, se hallan las islas tropicales Truk. El centro del grupo de islas es una laguna grande de unos 65 kilómetros (40 millas) de diámetro que está rodeada por un arrecife de coral que sirve de protección. En las plácidas aguas de la laguna están ubicadas las islas principales del archipiélago Truk... Moen, Dublon, Fefan, Uman, Tol y otras, las cuales tienen una población total de 39.000 habitantes. Hay numerosas isletas de atolones dispersas por la laguna y a lo largo del arrecife.

Si usted viaja por avión a las islas Truk, lo primero que le impresionará serán las cristalinas aguas de color azul intenso del Pacífico occidental. En algunas zonas se puede ver hasta una profundidad de 30 metros (100 pies). A medida que uno se acerca a la laguna principal se pueden ver secciones del mar de color verdoso y turquesa. También se pueden ver las espumosas olas que rompen contra la barrera formada por los arrecifes. Dentro de la laguna hay islas que tienen playas de arena blanca y vegetación tropical verde y frondosa. En las islas abundan los árboles del pan, los cocoteros, los plátanos, el taro y un sinnúmero de otras plantas y árboles tropicales, lo cual literalmente permite que muchas personas vivan de la tierra.

Aunque tiene la apariencia de paraíso, la laguna de Truk se ganó el nombre macabro de “el cementerio” durante los días de la II Guerra Mundial. Como resultado de la “Operación Granizo”, un intensivo ataque aéreo que llevaron a cabo el 17 y 18 de febrero de 1944 aviones militares estadounidenses, quedaron sepultados en la laguna unos 50 buques de guerra y varios centenares de aviones japoneses. Actualmente, los cascos de aquellos buques están cubiertos de abundantes formaciones coralíferas de tonos de pintura al pastel, árboles de coral, flora submarina y vegetación marina. Se han convertido en singulares museos submarinos para los buzos, los fotógrafos submarinos y los productores de cine de todas partes del mundo.

Comienza la obra misional

La II Guerra Mundial también dejó sus huellas en los isleños. Los sobrevivientes de la guerra todavía recuerdan vívidamente el terror de los bombardeos, el dolor de perder a sus seres amados, el pavor de las ejecuciones en masa, el trabajo forzado, el hambre y otras penalidades. La generación que se levantó después de la guerra se tuvo que enfrentar a incertidumbres políticas, presiones económicas y a la escasa posibilidad de competir con los jóvenes en países que ofrecían mayores oportunidades.

Así, en 1965, cuando una pareja de misioneros de los testigos de Jehová procedente de los Estados Unidos llegó a la isla de Moen, notaron que los nativos de la isla eran muy receptivos, afectuosos y amigables. Consiguieron alojamiento en la cabaña prefabricada de una pareja de aquella isla. En poco tiempo estaban conduciendo hasta 35 estudios bíblicos en hogares, aunque no tenían conocimiento previo del idioma de las islas Truk. La gente de estas islas todavía comenta en cuanto a lo rápidamente que esta pareja aprendió a predicar en el idioma nativo.

Otra pareja, que se graduó de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, llegó a las islas en diciembre de 1966. Consiguieron alojamiento mediante una familia nativa que vivía al otro extremo de la isla. Con el tiempo, varios miembros de esta familia llegaron a ser testigos de Jehová.

Se forman congregaciones

Durante los años siguientes llegaron más misioneros. Para 1972 había siete Testigos dedicados y bautizados que participaban en el ministerio de casa en casa en la isla de Moen. Así, se formó la primera congregación de las islas Truk. El siguiente paso que se dio fue extender la predicación a la cercana isla de Dublon. Uno de los hermanos que emprendió aquella asignación recuerda el primer viaje que hicieron:

“Era tarde en la noche cuando vimos la costa de la isla. El largo muelle que el ejército japonés había construido antes de la II Guerra Mundial estaba ahora cubierto de matorrales y árboles. De hecho, la isla parecía una densa selva tropical. No se veían carreteras por las cuales pudieran transitar vehículos; solo había senderos que atravesaban el espeso follaje.

”Pasamos dos noches en el muelle abandonado, rodeados de la espesa vegetación que lo cubría y de enjambres de mosquitos y otros insectos. Mientras caminábamos por la isla, nos topamos con gigantescos cráteres formados por el intenso bombardeo que se llevó a cabo durante la II Guerra Mundial. Vimos enormes depósitos metálicos de petróleo que se habían derretido por el intenso calor del petróleo en combustión. Entonces nos dimos cuenta de por qué los residentes de las islas adyacentes decían que, durante la guerra, a menudo el cielo de Dublon quedaba iluminado por la noche. Era debido a estos depósitos de petróleo que ardían”.

Los constantes recordatorios de la devastación que causó la guerra en esta isla ayudaron a los misioneros a apreciar plenamente el privilegio de llevar a la gente humilde un mensaje bíblico de paz y consuelo. La excelente respuesta de estas personas amadoras de la Biblia se reflejó en la primera observancia de la Conmemoración de la muerte de Cristo, en la que hubo 90 personas presentes. En 1974, los nueve testigos bautizados de esta isla llegaron a constituir oficialmente la congregación de Dublon.

Hacia las islas más lejanas

Las otras islas de la laguna de Truk también necesitaban oír el mensaje del Reino. Se han estado usando con regularidad dos embarcaciones para efectuar viajes de testificación a las islas de Tol y Fefan, y se ha hallado mucho interés en ambas islas.

El misionero Glenn Tateishi construyó su propia embarcación de 5 metros (16 pies) de largo. Después de años de experiencia en transportar compañeros misioneros y publicadores, ahora es un navegante y mecánico experto. Se ha familiarizado con los peligrosos arrecifes que están a poca profundidad, las olas y los canales traicioneros de las islas. Pero “cuando el mar está en calma y el viento es cálido —reflexiona Glenn—, uno disfruta de la tranquilidad. Puedo meditar sobre asuntos espirituales, y oro cuando estoy solo, muchas veces en voz alta”.

Cuando grupos de publicadores organizan viajes para testificar en estas islas, lo hacen asunto de todo el día. La actividad de predicar todo el día incluye largas caminatas por senderos polvorientos o enlodados, una refrescante merienda campestre, más horas de caminar bajo el sol tropical, y un agitado viaje en lancha de regreso a casa. Al final del día están exhaustos. Pero sienten la profunda satisfacción de haberlo empleado bien en el servicio de Jehová.

De vez en cuando hay misioneros y publicadores que consiguen viajar en barcos de abastecimiento del gobierno a las islas fuera de la laguna. Una hermana nativa, que aprovechó sus vacaciones para ir de una isla a otra con los misioneros, dice:

“Pudimos abordar el barco Truk Islander. Una vez fuera de la laguna, las olas eran muy grandes. Soplaban fuertes vientos, y llovía. Solo había espacio para unos cuantos pasajeros, y no podíamos estirarnos ni tendernos en la cubierta, sino que teníamos que permanecer sentados. Uno de los empleados del gobierno se compadeció de nosotros y nos ofreció su cabina. Anhelábamos hablar con los habitantes de las islas fuera de la laguna y compartir con ellos las buenas nuevas del Reino”.

En una de las islas las personas eran en su mayoría católicas, y preguntaron si los misioneros habían venido en el nombre del papa. En otra, el jefe de la isla los invitó a predicar a su pueblo, y todos escucharon con interés. La gente de algunas islas era hospitalaria, nos ofrecía alimento, alojamiento y un baño. En otras, la gente estaba prejuiciada, y ni siquiera permitían que los Testigos llegaran a tierra. “El gozo de encontrar personas recién interesadas en la verdad, y el compartir con ellas el mensaje del Reino —dijo una hermana— compensó con creces las inconveniencias que experimentamos.”

Superando los obstáculos

Kyomi Shirai está entre las primeras personas que llegaron a ser testigos de Jehová en las islas Truk. Ella y su esposo abrieron las puertas de su casa a la primera pareja de misioneros. Para aquel entonces, ella era diaconisa de la iglesia protestante, presidenta de la YWCA (Asociación de Jóvenes Cristianas) y miembro del comité que tradujo la Biblia al idioma de las islas. ¿Cómo se interesó en los testigos de Jehová? “Fueron sus enseñanzas, que se basan en la Biblia”, dijo ella. Nunca le habían enseñado que el nombre de Dios es Jehová (Salmo 83:18). “Pensé que el nombre Jehová era otro nombre que se daba a Jesús”, explicó ella.

“Cuando me hice testigo de Jehová —recuerda Kyomi—, mis amistades y parientes se mofaron de mí. Muchos de mis parientes me repudiaron. Pero hallé felicidad y tranquilidad de ánimo en asociación con mis hermanos y hermanas espirituales.” Puesto que para aquel tiempo la Sociedad Watch Tower no había publicado literatura bíblica en el idioma de las islas Truk, ella solía escribir en una libretita textos claves sobre varios temas bíblicos, y usaba los textos al predicar a otras personas. Hasta el día de hoy conserva aquella libreta de 1966.

Una de las parientas a quienes Kyomi ayudó fue su hermana, también ex diaconisa de la iglesia protestante, quien recuerda: “Cuando mi hermana Kyomi me mostró de la Biblia la esperanza de vida eterna en la Tierra, y que las enseñanzas de mi iglesia no eran bíblicas, aquello me abrió los ojos en sentido espiritual”. Ella y otras diaconisas solían visitar a miembros de su iglesia que estaban avanzados en edad, enfermos o de luto. “Procurábamos consolarlos principalmente cantando canciones y llevándoles alimento y otras cosas materiales. Pero nuestra visita le imponía una carga a la familia, pues se sentían obligados a preparar comida para unas 12 visitantes.” Todo eso ha cambiado. “Ahora me siento como una ministra capacitada cuando ayudo a la gente a aprender el mensaje verdaderamente consolador de la Biblia”, dice ella. Hoy día, una de sus hijas y dos de sus nietas participan activamente en la obra de predicar.

Como muchas otras personas de las islas, Amiko vivía antes en constante temor de los espíritus inicuos. Para apaciguarlos, los nativos de las islas Truk participan en muchas prácticas supersticiosas. Atan pedazos de hilo alrededor de las muñecas y los tobillos de los recién nacidos a fin de traerles buena suerte. Un hombre que no pueda conquistar el amor de una joven recurre a la magia, y le obsequia una guirnalda de flores hechizada o le da otros regalos que hagan que ella se enamore de él. Otros isleños dicen que se les ha incapacitado físicamente o han contraído enfermedades incurables debido a maleficios de parte de sus enemigos mediante la magia negra.

Amiko tenía un libro sobre el uso de la “medicina” herbaria que también contenía rituales, cantos y ciertas señales para curar enfermedades. Al aprender la verdad bíblica de que los muertos “no están conscientes de nada en absoluto” y que tales prácticas demoníacas son “detestables a Jehová”, quemó sus libros de artes mágicas, como lo hicieron los cristianos primitivos de Éfeso (Eclesiastés 9:5; Deuteronomio 18:9-12; Hechos 19:19, 20). Muchos otros nativos de las islas también se han librado del temor y de la esclavitud a tales prácticas espiritistas por medio de adquirir conocimiento exacto de la Biblia. En cambio, ellos se sienten muy felices de llevar la verdad bíblica a otras personas para que también puedan librarse de tales prácticas. (Juan 8:32.)

Acontecimientos recientes

En el transcurso de los años, Jehová Dios verdaderamente ha bendecido los esfuerzos de los misioneros. Los hermanos locales se han contagiado con su excelente espíritu. Actualmente hay unos 35 proclamadores del Reino en las congregaciones de Moen y Dublon. Debido a sus esfuerzos continuos, el nombre de Jehová y los testigos de Jehová se han dado a conocer muy bien en estas islas remotas, y se ha dado un excelente testimonio respecto al Reino. La concurrencia de 366 personas a la Conmemoración de la muerte de Cristo en 1983 es una señal clara de que “la mies es mucha” en estas islas. (Mateo 9:37.)

Los hermanos de las islas Truk han recibido la visita de muchos compañeros cristianos de otros lugares. Al igual que otros turistas, los hermanos que visitan las islas disfrutan del paisaje tropical, de las deslumbrantes aguas oceánicas con sus muchos matices de azul y verde, de la silueta de las majestuosas palmeras contra la colorida puesta del Sol, y de los lugares históricos. Pero se sienten más enriquecidos aún al llegar a conocer a los hermanos de estas islas y ver su excelente espíritu misional y el deseo que tienen de testificar a sus parientes. Sí, cuando los visitantes se familiarizan con sus fieles hermanos aislados, sienten que han descubierto la verdadera belleza de las islas Truk.

[Fotografía en la página 22]

El predicar en las islas Truk es una experiencia deleitable

[Fotografía en la página 23]

Se usan embarcaciones para esparcir el mensaje del Reino

[Mapas en la página 21]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

ISLAS TRUK

Tol

Fefan

Moen

Dublon

Uman

[Mapa]

Océano Pacífico

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