Escogiendo su propio alimento
CUANDO usted va a la tienda, ¿quién escoge su alimento? ¿Le dice usted tendero que quiere una bolsa de comestibles y le permite usted que le dé lo que él quiera? O ¿tiene usted una lista de lo que quiere en lo referente a artículos de primera necesidad, frutas y legumbres, etc.? Por supuesto que usted mismo escoge sus comestibles, porque usted sabe exactamente lo que necesita en cuanto a féculas, proteínas, vitaminas y minerales y grasas para mantenerse sano.
Ahora bien, Jesús dijo que “el hombre ha de vivir, no sólo de pan, sino de toda declaración que procede de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4, NM) Sí, nosotros necesitamos alimento espiritual. Y dado que tan necesaria es la clase correcta de alimento espiritual para nuestra salud espiritual como la clase correcta de alimento material lo es para nuestra salud corporal, igual de cuidadosos debemos ser en cuanto a ver que consigamos un abastecimiento completo de alimento espiritual como lo somos al conseguir el alimento para nuestros cuerpos. De hecho, deberíamos ser aún más escogedores, dado que la salud física sólo significa libertad de dolor durante los proverbiales setenta años, mientras que la salud espiritual significa vida eterna con felicidad.
Casi toda persona, sin embargo, se dirige a su tendero espiritual, el clérigo, sacerdote, rabino o ministro, y deja que él le escoja lo que él desea sin nunca pensar si está consiguiendo o no un régimen alimenticio espiritual completo. Tal proceder no es prudente. Tal vez no esté usted consiguiendo lo que realmente necesita.
Por ejemplo, ¿se pregunta usted alguna vez por qué un Dios todopoderoso, sabio, justo y amoroso ha permitido tanto sufrimiento e iniquidad? O ¿por qué las oraciones sinceras que usted ha hecho no han sido contestadas, especialmente en tiempo de guerra o enfermedad? ¿Está usted en incertidumbre en cuanto a si debe creer lo que la Palabra de Dios declara concerniente a la creación o aceptar las teorías de casi todos los científicos? ¿Ha deseado usted saber acerca del reino por el cual Jesús nos dijo que oráramos? ¿Cuándo vendrá y cómo? O ¿si ha estado o no ese reino sobre la tierra desde el tiempo de Jesús? Si usted tiene preguntas como éstas en la mente, entonces es patente que usted se encuentra entre los que tienen hambre y sed de justicia; usted se encuentra entre los que están conscientes de su necesidad espiritual; entre los que gimen y se angustian por las abominaciones que usted ve que se cometen en la tierra. (Mat. 5:6, 3, NM; Eze. 9:4) Y también es patente que a pesar de la ayuda de su tendero espiritual, su clérigo, usted no está consiguiendo un abastecimiento bien balanceado de alimento espiritual de la tienda espiritual, la Biblia. Por eso ¿por qué no va usted mismo directamente a la Biblia ya que ella contiene respuestas a todas estas preguntas y muchas más? El propósito de esta revista es ayudarlo a que haga esto.