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El origen del cristianismo y los rollos del Mar MuertoLa Atalaya 1960 | 15 de marzo
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por “hacer inferencias dudosas basadas en pasajes obscuros.” Más que eso, repetidamente han hecho declaraciones contradictorias, todo lo cual revela su propia falta de objetividad y que ellos están aun más emocionalmente envueltos en probar que la Biblia es errónea que lo que están los amadores de ella en probar que la Biblia tiene razón. De interés en este respecto es la declaración típica de un erudito judío: “Niego la relación especial que se afirma que hay entre los Rollos del mar Muerto y el cristianismo no porque ofenda a teología alguna, sino porque las afirmaciones constituyen un ultraje a la erudición sobria y prudente.”
Aunque casi todo erudito serio rechaza el punto de vista extremado de que la comunidad del Rollo del mar Muerto explica el origen del cristianismo, se sienten obligados a encontrar toda clase de vestigios de esenismo en el ministerio y en las enseñanzas de Juan el Bautista y de Jesucristo. Pero si es cierto eso, ¿cómo podemos explicar el silencio absoluto en las Escrituras respecto a la secta de los Rollos del mar Muerto? Se hace mención de los fariseos, los saduceos, los herodianos y los celotes pero jamás de los esenios ni de su monasterio de Qumrán. ¿Por qué?
Si Jesús se hubiese encontrado con ellos, sin duda los habría censurado en términos aun más fuertes que aquellos con los cuales censuró a los fariseos, por cuanto ellos aventajaban a los fariseos en lo de colar mosquitos y tragarse camellos. Si alguna criatura se caía en un hoyo en el sábado el fariseo podía sacarla, pero no el esenio. Una enfermera esenia ni siquiera podía llevar un bebé en el sábado. Más aún, el esenio se atrevía a comer pescado sólo si éste había sido destripado vivo para que se escurriese la sangre.—Mat. 23:23, 24; Luc. 14:3-6.
Juan el Bautista no copió de los esenios el bautismo. Él mismo nos dice que fue Dios quien lo autorizó a bautizar. (Juan 1:33) Jesús trajo un mensaje nuevo, comparado en la Biblia a vino nuevo, enteramente distinto al “vino añejo” del sectarismo judío, fuere éste esénico o farisaico. Jesús sabía que sería infructífero tratar de poner este “vino nuevo” en los viejos odres secos de organizaciones y métodos sectarios. Él recibió este “vino” de su Padre tal como lo confesó: “Muy ciertamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa de su propia iniciativa, sino sólo lo que ve hacer a su Padre.” Nosotros aceptamos su testimonio como verídico. Por eso podemos tener la plena seguridad de que a pesar de todas las teorías de los hombres, el cristianismo se originó de Dios y no debe nada en absoluto a los Rollos del mar Muerto ni a su secta.—Luc. 5:37-39; Juan 5:19.
En fuerte contraste con los rollos que contienen la filosofía de los esenios, los manuscritos de la Biblia que se han hallado en tan gran abundancia cerca del mar Muerto contienen la Palabra de Dios y constan una confirmación asombrosa del hecho de que dicha palabra no ha cambiado, porque “la palabra hablada por Jehová dura para siempre.”—1 Ped. 1:25.
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Hambre religiosaLa Atalaya 1960 | 15 de marzo
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Hambre religiosa
Después de analizar a centenares de personas el psicoanalista Donald Slesinger comentó: “El hambre religiosa es tan fuerte y universal como la de la unión sexual. . . . El adorar a Dios es necesidad del hombre, no de Dios.”—Cosmopolitan, diciembre de 1958.
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